sábado, 26 de febrero de 2022

Cuando Franz Liszt tocó el piano en Córdoba

      En los años 40 del siglo XIX la "Lisztomanía" inundaba toda Europa. Entre 1840 y 1847 el célebre compositor y virtuoso del piano Franz Liszt recorrió prácticamente gran parte del continente dando recitales que, al igual que sucedería siglos más tarde con artistas como The Beatles o Michael Jackson, provocaban en el público una especie de histeria colectiva y en los que algunas mujeres se peleaban por sus pañuelos de seda o sus guantes de terciopelo. Y dentro de este periplo europeo, el que para algunos es considerado el mejor pianista de todos los tiempos recaló en Córdoba.

Imagen 1. Retrato de Franz Liszt en 1843.
     El domingo 8 de diciembre de 1844 varias personalidades cordobesas salían desde el Palacio de los Guzmanes, sede actual del Archivo Municipal, para recibir al célebre músico. La composición de la comitiva se encuentra minuciosamente detallada en el periódico El Liceo de Córdoba del día 12 del mismo mes:
     «Los Sres. Valdelomar y Falguera en briosos caballos Cordobeses y vestidos al uso del pais, marchaban á la cabeza de la comitiva representando á la seccion de Literatura, despues iva una bonita carretela tirada por dos caballos blancos y en ella ivan los Sres. Pérez de Guzman Presidente de la seccion dramática; Soriano Fuertes Director de la sección de música, Maraver socio de mérito y Srio. de la seccion de Literatura, Ciabatti y Boissello célebre fabricante de pianos del Rey de los Franceses; despues marchaba otra elegante carretela del Sr. D. Domingo Perez de Guzman tirada por seis briosos caballos blancos y en ella iva el Sr. Presidente del Liceo D. Marcial de la Torre, el Secretario general D. Manuel S. Belmonte, y el Secretario del Sr. Liszt Sr. Belloni, reservando el primer puesto del carruage para que lo ocupase el eminente Liszt; y cerrando la comitiva varios socios montados en lucidos caballos.»

     La visita de Liszt a Córdoba, encuadrada dentro de su gira hispanoportuguesa, fue posible gracias a la iniciativa del Liceo Artístico y Literario. El anuncio de la misma aparecía el 28 de noviembre de 1844 en el suplemento del periódico El Liceo de Córdoba, donde se hacían eco de una carta del día 20 en la que el director de La Iberia Musical y Literaria, Joaquín Espín y Guillén, comunicaba a Mariano Soriano Fuertes, director del Liceo de Córdoba, la próxima venida a nuestra ciudad del genial compositor. Para el evento se abrió una suscripción general a veinte reales cada acción de dos billetes, y las localidades se irían adjudicando por orden de recepción.

Imagen 2. Al fondo el edificio del actual Círculo de la Amistad,
en el lugar que antes ocupó el Liceo de Córdoba.
     Una vez que Liszt se bajó del carruaje en el había viajado desde Madrid y tras los saludos protocolarios, todos se dirigieron a la Fonda Rizzi donde agasajaron al célebre músico con un banquete y un sinfín de brindis por parte de los presentes. Después de almorzar, Franz Liszt acudió con parte de los comensales a visitar la Mezquita-Catedral, tras lo cual se retiró a descansar al Palacio de los Guzmanes hasta la hora de la cena, a la que Liszt había invitado a los comensales que habían compartido el almuerzo con él. La velada se alargó hasta la una y media de la madrugada y en ella el pianista tocó para que «bailaran las Señoritas».

     A la mañana siguiente el presidente del Liceo de Córdoba, D. Marcial de la Torre, acompañó a Franz Liszt a que visitara de nuevo la Mezquita así como otros rincones de Córdoba. De nuevo volvieron a la Fonda Rizzi y esta vez fue Liszt quien obsequió con un almuerzo a los socios del Liceo. De nuevo más brindis amenizaron la jornada, de nuevo la fiesta se trasladó al Palacio de los Guzmanes y de nuevo la celebración duró hasta la una de la madrugada, tras volver el músico a deleitar a los presentes con su habilidad a las teclas.

     El tercer día de la estancia de Franz Liszt en Córdoba se destinó a la visita de las Ermitas y algunas casa de campo de nuestra sierra, entre las que se encontraba la del Duque de Almodóvar y en la que se sirvió una comida regada con champán y vino de Montilla a los visitantes, que para la ocasión vestían el traje andaluz, incluidos Liszt, Ciabatti y Boissello. La jornada terminó con una función en el Teatro Principal de la Cuesta de San Benito, actual Ambrosio de Morales.

Imagen 3. Salón del Liceo de Córdoba.
     Y llegó el día en que habría de celebrarse el tan ansiado recital de música, el 11 de diciembre, y para las seis de la tarde la mayor parte de las localidades estaban ya ocupadas. En el escenario preparado en el Salón del Liceo esperaban tres pianos ingleses, dos de ellos destinados a ser tocados por Franz Liszt y propiedad de los señores Noguer y López, y un tercero del señor Belmonte para acompañar las piezas de canto. La recaudación final ascendió a 3.620 reales y el repertorio que se ofreció fue el siguiente:

Primera parte

1º. Himno al célebre artista Liszt, composición del señor Soriano Fuertes, ejecutado por las señoritas y caballeros de la sección de música.
2º. Cavatina de la ópera Iginia D´Asti del maestro Lamadrid, por la señorita Montes.
3º. Dúo de tiple y bajo en la ópera Lucia, por la señorita Milla de Noguer y el señor Ciabatti.
4º. Sinfonía de Guillermo Tell, por el célebre pianista Franz Liszt.
5º. Composición poética, por el señor Valdelomar.
6º. Aria del Brabo del maestro Mercadante, por el señor Ciabatti, acompañada por el Sr. Liszt.
7º. Canción española, por el Sr. Soriano Fuertes.
8º. Andante de la Lucía, por el Sr. Liszt.

Segunda parte

1º. Coro de señoras en la ópera española del maestro Espín y Guillén titulada Padilla o el asedio de Medina, ejecutado dicho coro por las señoritas socias y alumnos de la sección de música.
2º. Dúo de tenor y bajo del Belisario, por los señores Soriano Fuertes y Ciabatti, acompañados al piano por el señor Liszt.
3º. Fantasía sobre motivos de La Sonámbula, por el señor Liszt.
4º. Composiciones poéticas, por los señores Maraver y Pabon.
5º. Aria final de tiple en la ópera de Lucía, por la señora Milla de Noguer.
6º. Galop cromático, por el señor Liszt.

     Quince minutos después de terminado el recital, que Franz Liszt concluyó con un popurrí que dejó sentados a los asombrados asistentes, el salón del Liceo aún no se había vaciado de público. 
     No se sabe con exactitud cuantos días más permaneció Liszt en Córdoba, aunque no debieron de ser muchos ya que para el día 19 estaba programado su primer concierto en el Teatro de Sevilla. Franz Liszt abandonó nuestra ciudad habiendo sido nombrado socio de honor del Liceo y con el ruego de que a su paso por la ciudad de Marsella eligiera un piano para ser adquirido por la institución cordobesa, lo que se llevó a cabo en 1845.


Rafael Expósito Ruiz.


DOCUMENTACION:
El liceo de Córdoba : periódico de literatura, música y modas: Año 1º Número 7 - 1844 noviembre 28, Año 1º Número 8 - 1844 diciembre 4 y Año 1º Número 9 - 1844 diciembre 12.
- El avisador cordobés : periódico de avisos, comercio, artes y literatura: Número 42 - 1844 diciembre 22
- Franz Liszt en Córdoba, María Teresa García Moreno. BRAC n.º 112, 1987.
- Franz Liszt en Córdoba, Juan Miguel Moreno Calderón. Musicalia Digital, 07-01-2007.

IMÁGENES
- Imagen 1: WIKIPEDIA.
- Imágenes 2 y 3: ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.

miércoles, 16 de febrero de 2022

La calleja de San Francisco

     Dice la historia que el 29 de junio de 1236, día de San Pedro y San Pablo, el príncipe Abul-I-Casan entregó las llaves de una Córdoba abandonada a su suerte por el emir Ibn Hud y agotada por el asedio de las tropas del rey castellano Fernando III. Para conmemorar dicha fecha el rey fundó dos conventos, el de san Pablo que cedió a la Orden de los Dominicos y el de San Pedro el Real para los Franciscanos. Tras las desamortizaciones del siglo XIX, una parte del claustro de este último fue derribada y se estableció allí una fábrica de tejidos. En la actualidad aún siguen en pie la iglesia del convento, bajo la advocación de San Francisco y San Eulogio y reformada en el siglo XVIII, y la parte del claustro que se salvó y que fue rehabilitada y urbanizada en los años 80 del siglo pasado por el ayuntamiento, pasando a convertirse en una plaza pública. Al convento le precedía una plaza o espacio libre, el que todos conocemos como el Compás de San Francisco. El conjunto de Compás, Iglesia y Claustro forma uno de los innumerables rincones interesantes con los que cuenta nuestra ciudad.


IMAGEN 1. Iglesia de San Francisco y San Eulogio.



     Hay sin embargo otro elemento en este conjunto que seguramente pasa desapercibido para la mayoría de las personas que visitan la zona y que, como en mi caso hasta ahora, es probablemente desconocido por muchos cordobeses: la calleja de San Francisco. Teodomiro Ramírez de Arellano la cita brevemente en su obra Paseos por Córdoba de la siguiente manera:

     «Las dos puertas de este templo [San Francisco] tienen delante dos patios y entre ellos un callejón pegado al muro y cerrado por verja en ambos estremos, sirviendo únicamente para el desagüe de la caida de las canales».

     Estas líneas sacadas de la obra Paseos por Córdoba fueron publicadas en 1875 y parece que después la calleja quedó en el olvido. El desconocimiento de su existencia o quizás el hecho de que no fuera considerada como tal debe ser la causa de que no apareciera en ninguno de los planos conocidos de nuestra ciudad del siglo XIX ni en otros posteriores, y ni tan siquiera en la actualidad aparece reflejada en su totalidad en los planos de la Gerencia Municipal de Urbanismo o del Catastro, en los que únicamente se puede apreciar el tramo final de la misma.

     El caso es que la calleja, aunque siempre estuvo allí, volvió a aparecer a mediados del siglo XX. Un documento custodiado en el Archivo Municipal de Córdoba, bajo el nombre de "Expediente referente al presupuesto formulado por el Sr. Arquitecto Mpal. para arreglo calleja descubierta en Patios San Francisco", así lo atestigua. Dicho presupuesto, presentado el 26 de agosto de 1951 por Víctor Escribano Ucelay y aprobado el 5 de octubre, contemplaba la reparación de recalzos de muros y emparchados, reparación de enlucidos y limpieza y blanqueo a la cal, por un importe de 3.000 pesetas.


IMAGEN 2. La calleja descubierta en 1951.



     En octubre del mismo año el arquitecto tuvo la feliz idea de tomar una instantánea de la calleja, la cual está custodiada en el Archivo Municipal de Córdoba desde la cesión en 2018 por parte de sus descendientes de su fondo fotográfico. En el reverso de la fotografía puede leerse "calleja descubierta por mi". Hasta entonces la entrada a la citada calleja había estado oculta tras una celosía en la fachada principal de la iglesia de San Francisco.


IMAGEN 3. Fachada de la iglesia y vista ampliada de la celosía.



     La calleja corre en línea recta paralela al muro sur de la iglesia y, tras girar a la derecha y después a la izquierda, finaliza en un estrecho patio que tiene salida a la calle San Francisco. Tras su rehabilitación, el hueco que cubría la celosía fue agrandado hasta el suelo y cerrado con una cancela, al igual que el otro extremo de la calleja.


IMAGEN 4. Trazado de la calleja y patio al que desemboca.


    
IMAGEN 5. Entrada a la calleja desde el Compás e interior de la misma.


     
IMAGEN 6. Salida de la calleja al patio y acceso al mismo desde la calle San Francisco.




         En la actualidad, al igual que en tiempos de Ramírez de Arellano, la calleja no es transitable y su acceso permanece cerrado, del mismo modo que ocurre con otras como la calleja de los Arquillos o una parte de la del Marqués del Villar, aunque siempre habrá tiempo de solicitar el permiso al organismo adecuado para poder visitarla.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Paseos por Córdoba de Teodomiro Ramírez de Arellano.
- Archivo Municipal de Córdoba.

IMÁGENES
- Imágenes 1, 5 y 6: Fotografías realizadas por el autor.
- Imágenes 2 y 3: Fotografías pertenecientes al Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 4: Google Maps.