domingo, 24 de septiembre de 2023

BUSCANDO LA SALIDA DEL CAÑO DE VENCEGUERRA

      Como bien dice Paco Muñoz en su blog notas cordobesas, «hablar del Caño de Venceguerra, VenciGuerra, Vicente Guerra o como de diferente manera se le ha llamado a lo largo de la historia, es una verdadera complicación. En primer lugar porque no hay mucho donde mirar, luego porque es un terreno resbaladizo, y no sólo porque es una cloaca, importante además desde que Córdoba era romana. Y fundamentalmente porque el terreno de las aguas de Córdoba y sobre todo subterráneas, tiene eruditos notables, que respeto y admiro.» (1). Por esa misma razón, y porque nada nuevo podría yo aportar a la cuestión sobre cuál sería su trazado, me he limitado a buscar su salida al río y a documentarla fotográficamente. El acceso a ésta es más incómodo que difícil y únicamente hay que tener cuidado de no molestar a la colonia felina que lo custodia.


Bajando hacia el embarcadero.

Nos adentramos en la jungla.

Primera señal de que puede que no estemos solos.

El campamento está vacío, no hay felinos en la costa.

Llegamos a la salida del Caño de Venceguerra.

Primer plano de la salida.

Sillares de piedra y humedad, entorno predilecto para las higueras.

El caño trae agua.

Salida hacia el río.

Un último vistazo a los restos del antiguo medidor.

Punto en el que, unos metros más abajo, se encuentra el caño.



(1) Texto extraído del blog notas cordobesas de Paco Muñoz (EL CAÑO DE VENCEGUERRA).


Más información en notas cordobesas:




Rafael Expósito Ruiz.



IMÁGENES
- Fotografías tomadas por el autor.

jueves, 21 de septiembre de 2023

EL HORNO DEL CRISTO

     Siempre me he preguntado qué hizo Jesús con la carpintería cuando su padre murió, si la traspasó o si continuó con el negocio familiar. El libro no lo aclara, aunque existe una calle en Córdoba que podría indicar que seguramente se deshiciera de ella y se mudara a nuestra ciudad para dedicarse al oficio de panadero.


IMAGEN 1. Entrada a la calle Horno del Cristo desde la plaza de Jerónimo Páez.



     Divagaciones jocosas aparte, es cierto que hay una calle en Córdoba que lleva el curioso nombre de Horno del Cristo. Pertenece al barrio de la Catedral y une la plaza de Jerónimo Páez con la calle Rey Heredia. Teodomiro Ramírez de Arellano, en su obra Paseos por Córdoba, da una breve descripción sin extenderse demasiado en ella, aunque sí lo suficiente como para aclararnos el origen de su nombre:

     «Entramos por la calle del Horno del Cristo, que nada de particular ofrece y debe su nombre a un Santo Cristo que hasta 1841 estuvo en la fachada y después en el interior del horno que vemos en aquel sitio, y es uno de los más antiguos de Córdoba.»


     Esta descripción, aunque escueta, es suficiente para conocer el porqué del nombre de la calle, la existencia del horno, que es lo que interesa para esta entrada, y el hecho de que en 1877, año en que se escribió esa parte de los Paseos por Córdoba, el citado horno ya se encontraba entre los más antiguos de la ciudad. Con respecto a esto último, la primera mención que sobre él he encontrado en la prensa de la época es de 1857, a raíz de un anuncio en el que se señala al horno como el sitio en el que entregar, a cambio de una gratificación, dos yeguas extraviadas, una perteneciente a Diego Roldán y otra de la condesa viuda de Hornachuelos.


IMAGEN 2. Las calles Horno del Cristo y Bataneros.



     Anteriormente la calle se había denominado únicamente del Cristo, por esa talla o imagen a que hace referencia Ramírez de Arellano, y así lo podemos comprobar en el plano de 1811 del barón Karvinski. Entiendo que, después de que dicho cristo abandonara la fachada para pasar al interior del horno, el nombre de la calle fue cambiado por el que lleva en la actualidad. Ramírez de Arellano no nos ofrece la ubicación exacta de este antiguo horno pero la conocemos gracias, como no, a la prensa de la época. En el número del 19 de enero de 1896 del Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos podemos leer lo siguiente:

     «En la calle de Bataneros 1, casa conocida por el horno del Cristo, se venden dos bestias, cántaros de cobre, haldas, un cernedor y otros artefactos pertenecientes á panadería: para tratar, Leones 14.»


IMAGEN 3. El n.º 1 de la calle Bataneros en 1884, sombreado.




     La extensión del horno era bastante considerable, o al menos la parcela que correspondía al número 1 de la calle Bataneros, pues sus fachadas daban la cara no solo a ésta sino también a la propia Horno del Cristo y a la de Mascarones, la actual Julio Romero de Torres, como se puede comprobar en el plano de 1884 de Dionisio Casañal, en la versión que reproduce la escala 1:500.

     Según el anuncio de prensa, parece ser que el horno había dejado de funcionar para esa fecha, o que se traspasaba el negocio, y el propietario estaba liquidando el mobiliario, cosa que no le costó demasiado tiempo conseguir, puesto que menos de dos semanas más tarde ya se había instalado allí la panadería de José García Corvera, que hasta entonces se encontraba ubicada en el número 1 de la calle Alfaros, y que continuaría vendiendo en la nueva ubicación «pan de las clases finas y de harina del pais, á los precios corrientes, como también tortas, bollos y perrunas, con la economía y aseo que tiene acreditados». El negocio no duró demasiado y cerró en una fecha indeterminada entre 1896 y 1901, año este último en que José María Cubero volvió a abrir al público el Horno del Cristo, concretamente el 4 de julio.


IMAGEN 4. Antiguo lateral del n.º 1 de la calle Bataneros, dividido ya en dos casas.



     Tampoco este último propietario aguantó demasiado con el negocio y en 1904 pasó a manos del industrial José Diéguez Fernández. Las clásicas tortas que se preparaban para la Semana Santa y los bollos especiales de manteca para las fiestas navideñas eran el reclamo del horno. En 1912 se dejó de prestar el servicio de reparto a domicilio que hasta ahora se venía ofreciendo a los clientes, aunque a cambio se abrieron tres despachos de pan, en el número 92 de Cardenal González, en Costanillas 49 y en Deanes sin número.


IMAGEN 5. Anuncio en prensa.
     En 1915 sería Luis Roldán Rodríguez quien continuaría con la fabricación de pan y las famosas tortas de aceite. Durante los siguientes años el empresario fue introduciendo mejoras en el horno, como la amasadora "Eberhardt" que aparecía en sus anuncios en prensa en 1924. Luis Roldán falleció el 7 de agosto de 1935 y el negocio pasó a manos de su viuda, Gloria Ramírez Linares. En abril de 1957 se solicitó la inclusión del horno en el Censo de Inspección Industrial, gracias a lo cual podemos comprobar la maquinaria con que contaban en esas fechas:
 
- Un horno de solero giratorio, de leña, accionado a mano, de cuatro metros de diámetro.
- Una refinadora Positiva accionada por electromotor C W284B de 3 C.V.
- Una amasadora Arrieta accionada por electromotor Siemens de 3 C.V.
- Una báscula de 30 kg. en barra.
- Una báscula Arisó de 5 kg.
- Palas, tablas y demás utensilios de trabajo.
- Dos carrillos de mano para el reparto.

     

     En los años 60 y 70 llegarían cambios significativos para el horno. En 1963 se iniciaron las gestiones para traspasar su propiedad por parte de Gloria Ramírez a la recién creada Cooperativa Obrero Panadera "Horno del Cristo", presidida por su hijo Antonio Roldán Ramírez. En los años siguientes el negocio parecía ir viento en popa, lo que parece desprenderse de las solicitudes presentadas desde la cooperativa para la apertura de despachos de pan en las calles Portugal n.º 24, Felipe II n.º 14, Pintor Torrado números 4 y 6, y Pasaje Aguilar de la Frontera números 20 y 23. A esto habría que sumar otra solicitud, de 1969, para establecer una panadería en el número 4 de la calle Pelagio, número 19 en la actualidad.


IMAGEN 6. Emplazamiento de la
nueva panadería.
     En 1972 Antonio Roldán decidió trasladar el horno al nuevo local de la calle Pelagio, mientras que el del número 1 de Bataneros quedaba como confitería-pastelería. Tan sólo 16 después, en 1988, la vinculación del horno con el lugar que había ocupado durante más de un siglo llegaba definitivamente a su fin: el 6 de junio se solicitaba el corte del suministro eléctrico y el 4 de julio el negocio causaba baja en el Registro Industrial. Mientras tanto, Antonio continuó con su labor en el nuevo local, el mismo en el que actualmente podemos encontrar la Panadería-Pastelería Rio Grande bajo la dirección de su hija Victoria, a la que quiero agradecer desde aquí la amabilidad con la que contestó a mis preguntas durante la breve conversación que mantuvimos.
     El horno desapareció de la calle a la que dio nombre, el cristo lo había hecho bastante tiempo atrás, pero la familia Roldán, la última que se hizo cargo del mismo, continua con el empeño de dar a los cordobeses el mejor pan, los mejores dulces y, como no, sus famosas empanadas.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Conversación con Victoria Roldán, propietaria de la Panadería-Pastelería Rio Grande.
- Expediente n.º 637/63. Traspaso y ampliación de panadería. Cooperativa Obrera Panadera Horno del Cristo. Córdoba. SIGNATURA: 8069. ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÓRDOBA.
- Expediente n.º 243/72. Instalación de confitería pastelería. Cooperativa Obrero-Panadera Horno del Cristo. Córdoba. SIGNATURA: 8002. ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÓRDOBA.
- Expediente de Industrias MINP nº 282. Titular: Antonio Roldan Ramirez (Cooperativa Obrero Panadera "Horno del Cristo". Emplazamiento: San Pelagio, s/n. Destino: Instalacion de Panaderia.
SF/C 03179-011. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
- Expediente de Industrias MINP nº 336. Titular: Antonio Roldan Ramirez (Cooperativa Obrero Panadera Horno del Cristo). Emplazamiento: Pelagio, s/n. Destino: Instalacion de un tanque de fuel oil.
SF/C 03182-003. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
- Paseos por Córdoba, de Teodomiro Ramírez de Arellano.

IMÁGENES:
- Imágenes 1 y 4: Fotografías de Ladis. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
- Imagen 2: Montaje a partir de tres fotografías tomadas por el autor.
- Imagen 3: Sección del plano de Casañal de 1884.
- Imagen 5: Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Imagen 6: Plano extraído del Expediente de Industrias MINP n.º 336. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.

martes, 12 de septiembre de 2023

MISTERIOSO ASESINATO EN EL TREN

     La tarde-noche del 9 de marzo de 1891, una señora elegantemente vestida abandonaba el hotel Europa en Sevilla para dirigirse a la estación de ferrocarriles. Allí debía tomar el tren mixto de la compañía M.Z.A. que salía a las 20:50 con dirección a Córdoba para, desde allí, continuar hasta Madrid. La acompañaba un caballero de buen porte el cual, una vez en la estación, estuvo preguntando por varios trabajadores de la compañía al revisor Ignacio Bonazas para después pedirle que, en la medida de sus posibilidades, estuviera pendiente de la señora durante el trayecto. Permaneció con ella en el vagón A-82, un reservado para no fumadores, hasta que llegó la hora de la salida del tren.


IMAGEN 1. Pasajeros subiendo al tren.



     La señora en cuestión era madame Henrion (1), una afamada modista parisina de 37 años que viajaba con asiduidad a nuestro país para satisfacer los encargos que las damas de la alta sociedad española le hacían. Para estos menesteres había salido de París el 22 de febrero, con destino a Madrid, Sevilla y vuelta a Madrid, donde había acordado encontrarse con su marido, el empresario Jacobo Perrean (2), la noche del martes 10 de marzo. El caballero que la había acompañado era, probablemente, un trabajador del hotel o bien un traductor de los que solían acompañar a los visitantes extranjeros. Ignacio Bonazas, el revisor, hizo algunas visitas a la señora a lo largo del recorrido, una de ellas en la estación de la localidad de Tocina, a 37 kilómetros de la capital sevillana. La encontró recostada en su asiento y le preguntó que si necesitaba algo pero ella, en un perfecto español, le respondió que todo estaba bien, tras agradecerle su interés. El señor Bonazas regresó a uno de los coches del tren para guarecerse de la tromba de agua que les venía acompañando desde que iniciaron el viaje.

     El tren llegó a Córdoba sin incidencias sobre las 01:45 de la madrugada y, como tan sólo quince minutos después debía continuar su marcha hasta Madrid, el revisor decidió pasar de nuevo por el reservado que ocupaba la modista. Lo acompañaba el contramaestre de alumbrado Jacinto López Cava, quien con un farol suplía la falta de iluminación de los vagones. Éste saludó con un "buenas noches" al entrar al vagón, al que únicamente contestó el señor Castillo, un agente comercial de la compañía que acababa de ocupar el reservado. Como la cortinilla que cubría el farol no dejaba ver con claridad decidió descorrerla y entonces vio a madame Henrion sentada, con la cabeza apoyada en un almohadón y con el vestido y la manta que cubría sus piernas bañados en sangre.


IMAGEN 2. Estación Central de Córdoba en 1868.



     Inmediatamente avisaron al Jefe de Servicio, quien decidió detener el tren hasta que llegaran las autoridades judiciales. A las 04:37 acudieron el juez del Juzgado de la Izquierda, el escribano, el médico de la compañía de ferrocarriles y el director de la Casa de Socorro. En un examen preliminar se observaron una herida en el cuello, que había seccionado la vena yugular de la víctima, un corte en los dedos anular y medio de la mano derecha y otra herida en la parte posterior del brazo izquierdo. Tras tomar declaración al revisor y a los ocupantes de los vagones contiguos, el juez decidió trasladar el cadáver al andén, donde se procedió a revisar sus pertenencias. En el interior de su maleta se encontraron un muestrario de telas, tarjetas de visita de una casa barcelonesa dedicada a la venta de plumas para sombreros y varias cartas dirigidas a madame Henrion. Un bolsito de mano que apareció a sus pies, cubierto también de sangre, contenía diez billetes de 50 pesetas cada uno, tres de 100, cuatro monedas de oro de 20 francos, un recibo por valor de 500 francos y calderilla en monedas francesas y españolas.

     El tren continuó su marcha hasta Madrid a las 6:35, a excepción del coche en el que había ocurrido el asesinato. El cadáver permaneció en el andén hasta las 9 de la mañana, momento en que fue trasladado al cementerio de Nuestra Señora de La Salud para practicarle la autopsia. Ésta se realizó a las 10:30 y en ella aparecieron nuevas heridas. A las que ya habían sido vistas en un primer reconocimiento había que añadir otra, con entrada por el pecho izquierdo y que le había roto una costilla antes de salir por la espalda, además de otra nueva en el cuello. Los facultativos dictaminaron que habían sido producidas por dos tipos diferentes de arma blanca.


IMAGEN 3. Curiosa y tétrica postal.



     Jacobo Perrean, el marido de la víctima, viajó a Córdoba en cuanto tuvo conocimiento del suceso, y acudió el día 13 a reconocer el cadáver al cementerio y después al juzgado, donde se le tomó declaración. Allí contó que su esposa, según le había confirmado por carta, llevaba consigo 12.500 pesetas y una cartera de viaje con alhajas de gran valor. Nada de esto apareció en el vagón del tren, por lo que se suponía que el móvil del crimen habría sido el robo, aun cuando el autor o los autores se habían dejado el bolsito de mano, una pulsera de plata y una cadenita de oro rota que posiblemente llevara en el cuello, bien por las prisas o porque no los vieran.

     Mientras tanto, el mismo día 10, ya se había producido la primera detención de un sospechoso. Se trataba de Antonio Castro Fernández, que se subió al tren en la estación de Lora del Río con destino a Córdoba y que, sin razón aparente, se había bajado antes de llegar, en la de Palma del Río. Trasladado a la cárcel de Córdoba, se da la curiosa circunstancia de que fue recluido en el calabozo contiguo al del criminal Cintabelde, al que apenas le quedaban tres meses de vida antes de ser ajusticiado. Le siguieron dos detenciones más, una en Porcuna a un individuo al que habían encontrado lavando sus ropas en el río, entre dicha localidad y la de Castro del Río, y que al parecer era hasta hace poco tiempo camarero del hotel en el que se había hospedado madame Henrion. La otra fue en Málaga, a un sujeto que presentaba heridas en la frente y las manos y que se pensaba que se las podía haber producido al saltar del tren en marcha.


IMAGEN 4. Otra vista de la Estación de Córdoba.



     Un mes más tarde, tras haber puesto en libertad a los tres detenidos por no haber pruebas sobre su implicación en el crimen, se detuvo en Badajoz a Gabriel González Mejía. Tres días después hubo que ponerlo en libertad tras comprobarse su coartada. Al parecer un preso de la cárcel de Granada, Pablo Becerra, lo había acusado falsamente por venganza, ya que su mujer estaba viviendo "maritalmente" con Gabriel. Finalmente, tras tres meses de diligencias y gestiones, en junio se dio por concluido el sumario, que acabo constando de 875 folios y que fue remitido a la Audiencia. Finalmente, el caso desapareció de las páginas de la prensa al igual que los posibles autores del crimen, que nunca fueron encontrados.


Rafael Expósito Ruiz.


(1) Henrion es el apellido que se le adjudica a la modista en la prensa de todo el país en los primeros días. Más tarde se afirmará que su verdadero apellido es Herrison, aunque en los periódicos continuará apareciendo con el primero que se le atribuyó. Independientemente de cuál de los dos sea el verdadero, el hecho de que no coincida con el de su marido se debe a que estaban casados en segundas nupcias y ella decidió mantener el de su primer esposo, que era bajo el que era conocida en su oficio.
(2) El apellido del marido es todavía más confuso, ya que aparece en los distintos medios de hasta cuatro formas diferentes: Perrean, Perreau, Perraud y Pierreau.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica

IMÁGENES
- Imagen 1: Pasajeros subiendo a los vagones de un tren. Anónimo andaluz, c. 1900. Museo Universidad de Navarra.
- Imagen 2: Estación de Córdoba. José Spreafico, 1868.
- Imagen 3: Tarjeta postal con una vista de una viajera en el interior de un coche de viajeros. Fototipia Hauser y Menet, Madrid, ca. 1902. museodelferrocarril.org.
- Imagen 4: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

EL OJO PERDIDO DEL PUENTE ROMANO

      Hace ya bastante tiempo que circula por la red una fotografía en la que se afirma que aparece el ojo perdido del Puente Romano. En la imagen se muestra el aspecto de la zona del Paseo de la Ribera  antes de la construcción de la segunda fase del murallón, la que va desde la Cruz del Rastro hasta la citada puerta, que se ejecutó entre 1891 y 1905, y en ella aparecen los tres últimos arcos, uno de medio punto precedido de otros dos ojivales o apuntados, siendo el primero de los mencionados el que se señala como desaparecido.


IMAGEN 1. La fotografía en cuestión.

 

     Resulta curioso, porque ese mismo arco, al que llamaré "n.º 1" para no liarme, viene apareciendo en imágenes desde que el arte de la fotografía llegó a nuestra ciudad hasta nuestros días, y esta misma mañana aún continuaba en su sitio. La vegetación que cubre las orillas del río me impide recrear la misma vista, aunque es posible fotografiar el citado arco desde el otro lado. Obviamente no es el arco perdido del Puente Romano, pero sí es verdad que al Puente Romano le falta un ojo. Y sin embargo es imposible que aparezca en ninguna fotografía, por muy antigua que sea, ya que fue cegado hace ya cuatro siglos.


IMAGEN 2. El mismo arco visto desde el otro lado del puente.



     En la actualidad, el puente cuenta con 16 arcos y, a ojo por arco, 16 ojos. El que sumaría 17, al que voy a llamar "n.º 0", se encuentra bajo el Paseo de la Ribera, entre el último visible en la actualidad, el n.º 1, y la Puerta del Puente. Sus restos vieron la luz en la I.A.U. (Intervención Arqueológica de Urgencia) que se realizó entre 1999 y 2001, así como evidencias de que la puerta romana original tuvo tres vanos.


IMAGEN 3. Alzado y planta del puente en 1894, con 16 arcos.



     La existencia de este arco, el n.º 0, estaría apoyada en la aparición de los restos de un posible tajamar (1), así como una serie de sillares escalonados, a modo de dovelas (2), sobre los que se apoyan los restos del riñón (3) del arco. Durante el siglo XVII, probablemente debido a que una de las riadas que el puente solía soportar lo dejó en mal estado, se procedió a su macizado, para lo cual se levantó un muro que seguía la misma línea que el pretil (4) del puente.


IMAGEN 4. Situación del "ojo perdido".




(1) Tajamar o Espolón: Parte de la fábrica de un puente antiguo que, en forma de quilla o parábo­la, se adiciona a las pilas en sentido contrario a la corriente del río, a fin de debilitar el embate de las aguas desviando estas hacia los lados. A veces se agrega también a los pilares que miran río abajo.
(2) Dovela: Piedra sillar con forma de cuña truncada que, dispuesta con otras radialmente, da origen a la doble vuelta de un arco o de una bóveda. La dovela que ocupa en la vuelta el punto más alto y su centro geométrico se llama clave.
(3) Riñón: Cada una de las dovelas que ocupan la zona intermedia entre el arranque y la clave.
(4) Pretil: Murete o vallado de piedra u otro material, que se pone a ambos lados del tablero de los puentes o alrededor de edificios, terrazas y lugares diversos para preservar de caídas o atropellos a perso­nas y animales.


IMAGEN 5. Las partes del puente mencionadas.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Informe-Memoria de la I.A.U. en el Paseo de la Ribera (1999-2001). Inmaculada Carrasco Gómez, Juan F. Murillo Redondo, Santiago Rodero Pérez, Marina González Virseda, José A. Garriguet Mata.
- Glosario ilustrado de arte arquitectónico.

IMÁGENES
- 1: Fotografía extraída de Internet.
- 2 y 5: Fotografías del autor.
- 3: Dibujo extraído de  "Datos históricos acerca de la construcción del puente llamado de Córdoba en la carretera de primer orden de Madrid a Cádiz, Luis Sainz, 1894".
- 4: Fotografía extraída del Informe-Memoria de la I.A.U. en el Paseo de la Ribera (1999-2001).