Mostrando entradas con la etiqueta Gran Capitán. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gran Capitán. Mostrar todas las entradas

martes, 24 de agosto de 2021

El Gran Capitán sin cabeza

     La madrugada del 16 de octubre de 1923 llegó a Córdoba, procedente de Madrid, un tren que transportaba la tan esperada estatua ecuestre dedicada a Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, obra realizada por el escultor cordobés Mateo Inurria Lainosa. Y no es banal el calificativo de "esperada" referido a la estatua, si tenemos en cuenta que hacía más de ocho años desde que, el 1 de marzo de 1915, se retirase la farola de la glorieta del cruce entre la Avenida del Gran Capitán y la Ronda de los Tejares y se comenzasen la obras de cimentación para la colocación del monumento. La idea inicial era que este estuviera concluido para la celebración el día 2 de diciembre de ese año del cuarto centenario de la muerte del famoso militar pero esto no llegó a suceder y, durante todos esos años, el pedestal construido con mármoles y granito de varias clases permaneció en la glorieta sin su insigne inquilino, para vergüenza de los cordobeses.

Imagen 1. Monumento al Gran Capitán recién instalado.


     Pero más vale tarde que nunca, y Mateo Inurria desembarcó en Córdoba la mañana del 17 de octubre de 1923, comenzando a ser colocada la estatua alrededor del mediodía del mismo. La prensa cordobesa se hizo eco del acontecimiento y en el periódico La Voz, diario gráfico de información se pudo leer al día siguiente un artículo, dentro de la sección Postales de actualidad, en el que se recogían las primeras impresiones que los cordobeses habían manifestado, no solo por la colocación de la estatua sino por el hecho de que esta no tuviese cabeza:

     «¡Ya está en Córdoba don Gonzalo y su hermoso caballo! Loado sea Dios. Respiremos pues...
     Ya llegó don Gonzalo, en gran velocidad y en una batea del mixto, después de ocho años de estancia en la glorieta de Quevedo, en el estudio del mago del cincel, el gran cordobés Inurria...
     ¡Ya llegó!... Bienvenido.
     Con don Gonzalo también ha pisado tierra cordobesa el autor de la obra, que, según nos ha dicho, ha pasado las "morás" para poner en la estación más de dos mil kilos de bronce, ¡que es bronce!
     Para ello se ha necesitado una cuadrilla de cuarenta hombres y dos camiones automóviles.
     ¡No ha armado nada el Gran Capitán!
     Pero a pesar de todo este contratiempo y de haber permanecido la figura ecuestre un mes en la fundición, donde se ha trabajado día y noche, hemos visto ya a don Gonzalo sobre el pedestal famoso, que en su larga orfandad ha criado hasta "jaramagos".
     ¡Viva don Gonzalo!
     Un acontecimiento enorme constituyó durante todo el día de ayer la colocación del monumento al cordobés insigne. Todo Córdoba -nunca mejor dicho esto,- toda la ciudad, desfiló ante la glorieta del hermoso paseo que lleva el nombre del Soldado.
     Diálogos como el presente, oíanse en todos los lugares de la población:

     - ¿Vamos a ver a don Gonzalo?
     - ¿Y quién es ese?
     - ¡Bárbaro! El Gran Capitán, don Gonzalo de Córdoba...
     - ¡Ah! Pero ha llegado ya...

     Y largas caravanas dirigíanse al pedestal, donde el público, apiñado, comentaba a su manera la feliz aparición...

     - ¡Parece que está hablando! - dice un extasiado.
     - ¿Pero "ese" es el que mató a tanta gente?
     - ¡El mismo!
     - ¿Y por qué no lo ponen mirando para la Plaza de Toros?
     - Descuida. Dentro de unos días lo pondrán así. Van a dar gusto a todos, colocándolo cada semana en una posición distinta.
     - ¿Y la cabeza? ¿Dónde está la cabeza? - grita un socio que ha llegado el último, y a codazos se pone en primera fila.
     - La cabeza está en el Suizo - añade.
     - ¿En el Suizo?
     - Sí, hombre, en el Hotel Suizo, donde se hospeda el escultor. Es de mármol y forma una pieza aparte del resto de la estatua.
     - ¿Es posible eso?
     - ¡Como lo oye!
     Y el hombre se aleja "mosca" sin que le quepa en la cabeza lo de la cabeza de don Gonzalo.»


Imagen 2. El monumento en 1925.

 

     Obviamente la blanca cabeza de mármol fue colocada en su sitio y en tal sitio permanece en la actualidad. Se pretendía inaugurar el monumento el 24 de octubre, coincidiendo con la festividad del patrón de Córdoba pero, aunque la colocación se había finalizado para ese día, el hecho de que los Regimientos de "La Reina" y "Sagunto", que debían participar en las celebraciones, se encontrasen de maniobras en dicha fecha, hizo que la entrega del monumento a la ciudad se retrasase hasta el 15 de noviembre. Poco tiempo después fue trasladado a su ubicación actual en la plaza de Las Tendillas, y con el paso del tiempo fué tomando forma una leyenda urbana sobre el origen de dicha cabeza, de sobra superada hoy en día, pero que aún constituye una realidad para muchos cordobeses. Pero eso es otra historia.


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.
- Imagen 2: Archivo Municipal de Córdoba.

lunes, 21 de junio de 2021

Cuando el Gran Capitán vivió de alquiler

      Estaba buscando información en la red sobre una casa que perteneció a la familia de Gonzalo Fernández de Córdoba, más conocido como el Gran Capitán, cuando encontré un artículo publicado el 29 de septiembre de 2019 por Manuel Ramos Gil en el Diario ABC que narraba cómo este personaje había vivido, al menos durante un tiempo, en otra del humilde barrio de San Lorenzo. El solar donde estuvo dicha casa lo ocupa actualmente la plaza del Poeta Juan Bernier, y en ella aún se puede contemplar la portada principal del edificio.

Imagen 1. Retrato de Gonzalo Fernández de Córdoba.
     Gonzalo Fernández de Córdoba nació en 1453, en el seno de una familia a la que Enrique II había otorgado en 1370 el Señorío de Aguilar, concretamente a un antepasado de igual nombre y apellidos que nuestro protagonista. Tenían su casa principal en el barrio de Trascastillo, conocida como  la Casa del Águila, la cual heredó posteriormente Alfonso Fernández de Córdoba, hermano del Gran Capitán y primogénito de la familia. Ambos, junto a una hermana pequeña, se habían quedado sin padre a muy temprana edad y, con tan solo siete años, Gonzalo fue enviado a la Corte al servicio del infante Alfonso, hermano de la futura Isabel I. Con él permaneció hasta que este murió en 1468, pasando después a servir como paje de la propia Isabel. 
     Tras cinco años, en 1473, Gonzalo regresó a su tierra natal. Tenía 20 años de edad y ningún derecho a los títulos y posesiones de la familia, que habían recaído en el primogénito. Seguramente vivió un tiempo en la casa familiar pero, según cuenta Ambrosio de Morales, un desencuentro entre los hermanos hizo que Gonzalo se marchase para no volver más. Imagino que esta pelea fraternal ocurriría después de haber sido hecho prisionero durante tres años por su primo, el conde de Cabra, hasta que en 1476 fue liberado gracias a la intercesión de los Reyes Católicos.

     Y llegamos al año 1477. Según Manuel Ramos, existe en el Archivo Histórico de Protocolos una escritura de arrendamiento fechada el 16 de octubre de ese año a favor de Gonzalo Fernández de Córdoba de una casa propiedad de Leonor Sánchez de Cárdenas, por la cantidad de 7.000 maravedíes y por una duración de dieciséis meses. Dicha casa lindaba por la parte delantera con la calle Mayor de San Lorenzo (actualmente Santa María de Gracia), por la trasera con la Arroyo de San Lorenzo (en realidad sería con la de Arroyo de San Rafael, aunque puede ser que en esas fechas las dos calles respondieran a la misma denominación) y por un lateral con la calleja del Baño, que en la actualidad es la calle Virgen de Villaviciosa. Infiere el autor que la denominación de calleja del Baño estaría relacionada con una casa de baños de origen musulmán propiedad de la familia conocidos como los "Baños de Cárdenas".

Imagen 2. Calle Arroyo de San Rafael. A la derecha la tapia del convento.
     Sea como fuere, el arrendamiento no era todo lo legal que pudiera parecer, como lo demuestra una pragmática de los Reyes Católicos en la que se ordena a Leonor Sánchez de Cárdenas comparecer ante ellos para dar explicaciones sobre el asunto. Resulta que la casa era propiedad de su hermano,  el alcalde mayor de Córdoba Pedro Ruiz de Cárdenas. Casado con María Fernández de Arenillas falleció sin descendencia, habiendo dejado dispuesto en 1475 en su testamento que en sus casas principales se fundara un beaterio para doce mujeres, germen del futuro convento de Santa María de Gracia, del que su viuda sería la hermana mayor, y cuyo patronato estaría a cargo de su sobrino Luis González de Cárdenas.
     La madre de este sobrino no era otra que su hermana Leonor, quien supongo que aprovechando la minoría de edad de su hijo actuó como auténtica heredera y no como la encargada de cumplir los deseos de su hermano, intentando sacar provecho al arrendar las posesiones. Para ello contó con la ayuda de cierto alcalde de Córdoba y de un escribano, que acabó siendo encarcelado. Ignora el autor del artículo si Gonzalo llegó a ser desahuciado por la justicia aunque afirma que llegó a habitar la casa durante algún tiempo. No sería demasiado, porque poco después se marchó de nuevo a la Corte para iniciar la carrera que le llevaría a alcanzar la fama.


Imagen 3. Portada hoy desaparecida y parte interior de la principal.

Imagen 4. Portada principal.
     Finalmente el beaterio fue fundado, pasando después a convertirse en el citado convento de Santa María de Gracia. Después de quinientos años de historia, al menos sirviendo como convento ya que ignoro qué antigüedad tendría cuando Pedro Ruiz de Cárdenas lo cedió en su testamento, el edificio fue finalmente demolido en 1974, en una operación no exenta de polémica, tras la que únicamente quedaron en pie la portada principal de la calle Santa María de Gracia y los restos de una segunda que daba salida a la de Virgen de Villaviciosa. Los restos de esta otra portada fueron retirados en la primera remodelación de la plaza, en 1989, aunque aún es posible observarlos en fotografías anteriores a la misma. La plaza volvió a ser remodelada de nuevo en 2009, fecha desde la que ofrece el aspecto que podemos ver en la actualidad, y la portada que tal vez Gonzalo Fernández de Córdoba atravesó un día por última vez continúa presidiéndola como mudo testimonio de una Córdoba ya desaparecida.



Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACION
- Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, vivió en el barrio de San Lorenzo, Manuel Ramos Gil (2019) ABC Córdoba.
- La casa del Gran Capitán, Rafael Castejón. B.R.A.C. n.º 23, 1928.

IMÁGENES
- Imagen 1: Retrato de Gonzalo Fernández de Córdoba. Isidoro Lozano, circa 1850. BIBLIOTECA DIGITAL HISPÁNICA.
- Imagen 2: Fotografía subida al grupo de Facebook CORDUBA.
- Imágenes 3 y 4: Plaza de Juan Bernier antes de su remodelación. Rafael Mellado. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.