sábado, 24 de octubre de 2020

Puerta de Almodóvar: campo de batalla

     La segunda mitad del siglo XIX no fue un buen tiempo para las puertas del recinto amurallado de Córdoba. Siguiendo la moda imperante en la época de derribar murallas y puertas para dar más amplitud a las ciudades, ocho de las que aún quedaban fueron demolidas entre los años 1852 y 1895, si bien es cierto que una de ellas, la puerta de Sevilla, fue posteriormente reconstruida, aunque se cree que su ubicación original no se corresponde con el sitio en que se encuentra en la actualidad sino más cerca del Alcázar de los Reyes Cristianos. De las otras siete, Rincón, Gallegos, Baeza, Andújar, Plasencia, Misericordia y Nueva nunca más se supo. Anteriormente ya habían desaparecido otras como la Puerta de Martos, y también ocurrirá posteriormente, como sucedió en 1905 con la Puerta de Osario.

     Actualmente aún quedan tres en pie, aunque poco o nada tienen que ver con las puertas originales: la ya mencionada Puerta de Sevilla, la Puerta del Puente y la Puerta de Almodóvar. Y en esta última, con bastante asiduidad, los jovenzuelos de la época se dedicaban a dar rienda suelta a sus "travesuras". En ocasiones el resultado final era bastante desastroso,  como ahora veremos en las noticias del Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos.


Imagen n.º 1.



16 de Noviembre de 1858
-¿EN QUÉ PAIS VIVIMOS? - Anteayer tarde una multitud de jóvenes estuvieron largo rato dedicados á la agradable ocupacion de disparase piedras con hondas en la Puerta de Almodovar: muchas de estas piedras llegaban a las calles inmediatas. Hubo las carreras consiguientes.

31 de Mayo de 1859
-PRECOCIDAD- Anteanoche á las nueve dos muchachos armaron pendencia en la Puerta de Almodovar, resultando uno de ellos herido: fué trasladado al hospital.


Imagen n.º 2.



10 de Diciembre de 1861
-BATALLA CAMPAL- Anteayer tarde se reunieron una multitud de muchachos en las afueras de la puerta de Almodovar y la emprendieron á pedradas los unos con los otros valiéndose de hondas y poniendo á los transeuntes en el caso de volverse atrás para no ser víctimas de la ferocidad de aquellos rapazuelos. Uno de ellos resultó herido al parecer de gravedad. ¿Cuando se logrará poner coto en Córdoba á la familia menuda?

18 de Noviembre de 1863
-¿NO HAY REMEDIO?- Los muchachos son la mayor calamidad que hoy desgraciadamente pesa sobre esta poblacion, y con especialidad en los alrededores de las puertas de Almodovar y Gallegos, que de muy antiguo vienen siendo el teatro preferido por estos aprendices de presidio. Por la tarde en todo el trayecto que media entre las dichas puertas, varias turbas se divierten en molestar á los transeuntes, insultando á las señoras y ofendiendo á todos con palabras que no se encuentran en el Diccionario. Anteayer varios armados de hondas al lado de la puerta de la Trinidad, asestaban sus disparos contra todo el que tenia la desgracia de servir de blanco, lo cual ocasionó algunos disgustos. Por la noche estos angelitos se replegan al interior, siendo uno de sus principales teatros la fuente de la puerta de los Gallegos, á la que ya han quitado un caño, y con la que concluirán sin duda, asi como con la paciencia de los vecinos, si la autoridad no reprime con mano fuerte tales desmanes, que son un baldon para el presente y una triste esperanza para el porvenir.


Imagen n.º 3.



2 de Mayo de 1865
-¿Y HERODES?- Hace dos tardes fué conducido al hospital de Agudos un muchacho que acababa de ser herido por otro en la puerta de Almodovar.

5 de Agosto de 1868
- LOS NIÑOS.- En mas de una ocasion hemos clamado por que se ponga coto á los desmanes que ocasionan los muchachos que vagan por las calles, y hemos pedido se impongan multas á los padres, único medio que creemos eficaz para conseguirlo. Hoy volvemos á insistir en lo mismo, á consecuencia de una escena ocurrida en la tarde del domingo. Una pobre mujer estaba llenando de agua un cántaro en la alcubilla de la puerta de Almodovar, y varios muchachos que por alli habia empezaron á insultarla, llegando hasta el estremo de darle golpes; y no sabemos en que hubiera parado el caso, si no hubieran inetrvenido algunas personas que casualmente pasaban. Repetimos lo que llevamos dicho.


Imagen n.º 4.



23 de Agosto de 1868
-LOS NIÑOS.- Junto á la Puerta de Almodovar se pelearon el jueves. Uno de ellos resulto herido en la ingle al parecer con un hierro de banderilla.

26 de Enero de 1869
-BONITO ESPECTÁCULO- Anteayer hubo una horrible pedrea de muchachos y aun de otros que no lo eran en las afueras de la puerta de Almodóvar. Unas señoras que pasaron estuvieron espuestas á ser víctimas, por lo que un caballero amonestó á los beligerantes que contestaron con una letanía de improperios. El abuso está en el periodo álgido.


Imagen n.º 5.



15 de Marzo de 1891
-SUCESOS LOCALES- Varios jóvenes se entretenían anteayer en arrojar piedras á los árboles plantados en las afueras de la puerta de Almodovar.

2 de Abril de 1891
-SUCESOS LOCALES- Se ha producido denuncia contra seis muchachos que se entretenían en destrozar la arboleda de la puerta de Almodovar, y contra cinco que jugando derribaron un pedazo de cornisa de la fachada de la iglesia parroquial de San Lorenzo.

30 de Septiembre de 1891
-SUCESOS LOCALES- El guardia municipal número 76 detuvo en la Puerta de Almodóvar á dos jóvenes de 15 años de edad que embriagados apedreaban por aquellas inmediaciones: ¡tan chiquitos y ya borrachos!


Imagen n.º 6.



Rafael Expósito Ruiz.


IMÁGENES
Imágenes n.º 1, 4 y 6: Archivo Municipal de Córdoba.
Imagen n.º 2: Biblioteca Digital Memoria de Madrid.
Imagen n.º 3: Fototeca del Patrimonio Histórico. Archivo LOTY.
Imagen n.º 5: Extraída del grupo de Facebook "HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES".

DOCUMENTACIÓN
Todas las noticias pertenecen al Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

viernes, 16 de octubre de 2020

De esquinas y columnas. Tercera parte

   Hemos dado ya dos paseos en busca de esas columnas antiguas que se encuentran incrustadas en las esquinas de algunas casas del casco antiguo de Córdoba. Es probable que con algunas me haya equivocado, ya porque no lo fuesen o porque no tuvieran la antigüedad que yo pensaba y sean de factura más moderna. No todas las esquinas con un rebaje esconden columnas y no todas las columnas son tan antiguas, pero prefiero pecar por exceso que por defecto. El caso es que de momento hemos podido ver aproximadamente treinta de ellas y aún quedan muchas más. Ya hemos revisado tanto los alrededores de la Plaza de Jerónimo Páez como los de la Plaza Agrupación de Cofradías, antigua Plaza Benavente, pasando por lugares tan emblemáticos como la Plaza de Séneca, La  Calle de las Cabezas, la Calleja de la Hoguera o la de las Flores. Ahora continuaremos el viaje visitando las calles aledañas a plazas como las de Judá Leví, Profesor Aranguren y Maimónides. Comienza el paseo.


Ubicación de las columnas sobre el callejero.



1. JUDÍOS
   Hoy vamos a partir desde la Puerta de Almodóvar. De origen árabe y denominada anteriormente como "del Nogal" o "de Badajoz", es una de las tres únicas puertas que se mantienen en pie del recinto amurallado medieval de Córdoba. Desde aquí, una vez que la hayamos atravesado, giraremos a la derecha para entrar por las calle Judíos. En la esquina de la casa número 1 encontraremos la primera columna de hoy (Fotografías 1, 2 y 3). En esta casa nació en 1879 el historiador Antonio Jaén Morente.


Fotografía n.º 1.                                                                      Fotografía n.º 2.

Fotografía n.º 3.



2, 3 y 4. ROMERO
   Continuamos por la Calle Puerta de Almodóvar y giramos a la derecha para entrar por la Calle Almanzor. Al finalizar esta última desembocaremos en la Calle Romero, donde encontraremos la siguiente columna (Fotografías 4 y 5). Está ubicada en la parcela perteneciente al número 38, ocupada por el Hotel La Llave de la Judería.


                 Fotografía n.º 4.                                                                 Fotografía n.º 5.



   Justo frente a esta columna podemos ver una más (Fotografías 6 y 7). Aunque se encuentra en la confluencia de las calles Almanzor y Romero, la parcela en la que está ubicada pertenece al número 9 de la Plaza Profesor Aranguren, sede actual de la Facultad de Filosofía y Letras, edificio que antiguamente fue el Hospital del Cardenal Salazar u Hospital de Agudos. Era en su origen una columna estriada y, aunque se encuentra muy desgastada por el paso del tiempo y por los continuos roces de todo tipo de vehículos, en la parte baja aún se pueden ver restos de las estrías  Esta columna aparece mencionada en 1760 en la obra "Historia General de Córdoba" de Francisco Ruano: «A todas estas [columnas] se deben añadir otras cinco istriadas, de las cuales solamente permanecen quatro... La tercera está en una esquina del Hospital del Cardenal Don Pedro de Salazar, Obispo de Córdoba...»


                 Fotografía n.º 6.                                                                   Fotografía n.º 7.



   Seguimos por la Calle Romero y en la esquina de la casa número 30 encontraremos la siguiente columna (Fotografías 8 y 9). Se encuentra a la entrada de un callejón sin salida, decorado con un arco,  que responde a la misma numeración y al mismo nombre de la calle en la que nos encontramos.


                  Fotografía n.º 8.                                                              Fotografía n.º 9.



5. PLAZA PROFESOR ARANGUREN
   Salimos de la Calle Romero y giramos a la derecha para pasar por delante de la Facultad de Filosofía y Letras. La Plaza Profesor Aranguren desemboca en la Plaza Maimónides a través de una calleja que mantiene el nombre de la primera, y antes conocida como Calleja de San Bartolomé el Viejo. A la salida de ésta, justo en la esquina de la casa número 7, podemos ver otra columna (Fotografías 10 y 11). Este edificio corresponde a la Capilla de San Bartolomé, antigua capilla mudéjar de los siglos XIV-XV.


                Fotografía n.º 10.                                                                 Fotografía n.º 11.



6 y 7. AVERROES
   En esta misma zona, en la entrada de la Calle Averroes, observaremos otras dos columnas. La primera de ellas se encuentra bajo un arco justo antes de salir a la Plaza Maimónides (Fotografías 12 y 13). A la derecha, en la siguiente esquina y formando parte del pie de otro arco, está la segunda columna (Fotografías 14 y 15). La casa donde se ubican pertenece al número 5 de la Plaza de Maimónides, sede del actual Museo Taurino de Córdoba, en el edificio conocido como Casa de las Bulas. 



               Fotografía n.º 12.                                                                 Fotografía n.º 13.

                Fotografía n.º 14.                                                               Fotografía n.º 15.



8. JUDIOS
    Continuamos por la Calle Averroes hasta salir a la Calle Judíos. En el número 17 de esta última, haciendo esquina entre las dos calles, se halla otra columna (Fotografías 16 y 17). Se trata de una casa judía del siglo XIV que alberga el Museo Casa de Sefarad.


                Fotografía n.º 16.                                                                 Fotografía n.º 17.



9 y 10. PLAZA DE TIBERIADES
   Sin salir de la Calle Judíos llegamos ahora a la Plaza de Tiberiades. Aquí se encuentran otras dos columnas. La primera la veremos de frente (Fotografías 18 y 19), en la esquina de la parcela ocupada por el Hotel NH Collection Amistad Córdoba. Dentro de la plaza está la segunda (Fotografías 20 y 21), en la casa número 2 de la misma y justo detrás del monumento dedicado a Maimónides, quien se supone que nació en la citada casa.


                Fotografía n.º 18.                                                                 Fotografía n.º 19.

                Fotografía n.º 18.                                                                 Fotografía n.º 19.



11. PLAZA DE MAIMÓNIDES
   Y desde la casa natal de Maimónides continuamos hasta la plaza que lleva su nombre. Conocida anteriormente como Plaza de las Bulas por la casa del mismo nombre y que hoy alberga el Museo Taurino de Córdoba. En este edificio encontraremos una nueva columna (Fotografías 22 y 23). 


                Fotografía n.º 22.                                                                 Fotografía n.º 23.



   Como podemos observar en las siguientes fotografías, realizadas en torno a los años 50 del siglo pasado, esta columna fue colocada por esas fechas, coincidiendo con la rehabilitación de la fachada y los patios del Museo.


Fotografía n.º 24.

Fotografía n.º 25.




12. TOMÁS CONDE
   Dejamos atrás la Plaza de Maimónides y entramos en la calle Tomás Conde. Esta calle se llamó en siglos pasados como la Calle de las Pavas, nombre que tomó de la Casa-Palacio de la familia Sigler de Espinosa cuyos escudos heráldicos aparecen flanqueados por dos pavos reales. En esta calle podemos ver una columna en la casa n.º 7, haciendo esquina con la Calle Albucasis (Fotografías 26 y 27).


                Fotografía n.º 26.                                                                 Fotografía n.º 27.



   En la esquina contigua, en la parcela ocupada por la casa número 9, encontramos una esquina curiosa (Fotografías 28 y 29). No parece que oculte columna alguna sino más bien parece que se hizo así a posta, por lo que no le daremos más importancia.


                Fotografía n.º 26.                                                                 Fotografía n.º 27.



13 y 14. CALLEJA DE LA LUNA
   Entramos ahora por la Calle Villaceballos. Esta calle, sin salida hasta hace relativamente poco tiempo, finalizaba en la fachada de la Casa-Museo de Pedro Villa Zevallos. En 1961 fue prolongada hasta la Calle Cairuán creando así la Calleja de la Luna que todos conocemos. En dos de las esquinas de esta casa, que ahora forma parte del Hotel NH Collection Amistad Córdoba, podremos contemplar otro par de columnas más (Fotografías 30, 31, 32 y 33).


           Fotografía n.º 30.                                                                 Fotografía n.º 31.

          Fotografía n.º 32.                                                                  Fotografía n.º 33.



15?. TOMÁS CONDE
   Salimos por la Puerta de la Luna a la Calle Cairuán y giramos a la izquierda para entrar de nuevo a la Calle Tomás Conde. A la mitad del primer tramo aproximadamente se abre a la derecha la Calleja del Salmorejo Cordobés, conocida hasta hace poco tiempo por Calleja del Arco. A la entrada observamos lo que podría ser una columna pequeña (Fotografías 34 y 35), en la esquina de la casa que corresponde al número 13 de la Calle Manríquez. Al estar cubierta por el enlucido y por su aparente estado no puedo asegurar que sea lo que venimos buscando, por lo que la dejaré en el "cajón de las posibles".


                Fotografía n.º 34.                                                                 Fotografía n.º 35.



16. MANRÍQUEZ
   Seguimos hacia adelante para encontrar la siguiente en la esquina que forman las calles Tomás Conde y Manríquez, en el número 12 de esta última (Fotografías 36 y 37). En este solar vivió Luis de Góngora y Argote, en una casa al parecer heredada de su tío Francisco, según descubrió la gongorista Amelia De Paz en un censo de la Inquisición de 1606-1607.


                Fotografía n.º 36.                                                                 Fotografía n.º 37.



17. MEDINA Y CORELLA
   Avanzamos por la Calle Manríquez dejando atrás la Plaza de Judá Leví, para girar a continuación a la derecha y entrar en la Calle Medina y Corella. La última columna de hoy nos espera en el número 8 de esta calle (Fotografías 38 y 39), ocupada por el Restaurante El Bandolero.


                Fotografía n.º 38.                                                                 Fotografía n.º 39.



   Salimos a la Calle Torrijos y damos por finalizado el paseo de hoy mientras nos deleitamos con la contemplación de la majestuosa Mezquita-Catedral. Desde aquí comenzaremos el cuarto paseo de esta serie.


Rafael Expósito Ruiz.



FOTOGRAFÍAS
Número 2: Walter Schröder. BILDARCHIV FOTO MARBUG.
Números 24 y 25: Tejada/Ladis. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
El resto son fotografías realizadas por el autor.

miércoles, 7 de octubre de 2020

El Museo Villa Zevallos: un museo en la Córdoba del siglo XVIII

    Hay rincones de Córdoba que llevan varios siglos prácticamente inalterados. Pasear por el casco antiguo de nuestra ciudad (si obviamos la ingente cantidad de turistas, los negocios modernos y alguna que otra construcción que a esta zona "le pega como a un santo dos pistolas"), es como pasear por el pasado, por un pasado de callejuelas estrechas y plazas, de recovecos cada uno con su encanto e historia. Y en uno de esos rincones hubo, en el siglo XVIII, un museo de fama a nivel nacional dedicado a las antigüedades arqueológicas, nacido de la inquietud de un cordobés y poco a poco desaparecido tras su muerte. Se trataba del museo de Pedro Villa Zevallos y, quienes deambulen por el barrio de la Judería, habrán pasado en más de una ocasión por su puerta sin saberlo.


Escudo familiar situado en la fachada principal de la casa. Fotografía del autor.


   Pedro Leonardo de Villa Zevallos y Vera nació en Córdoba el día 7 de Noviembre de 1696. Desde su juventud se dedicó al estudio de las antiguedades y al coleccionismo de las mismas, todo ello de forma autodidacta. Aunque no era ajeno a este mundillo puesto que su padre, Rafael María de Villa y Zevallos, poseía una parte de la colección del desaparecido museo del también cordobés Bernardo Cabrera que, según Ramírez de las Casas-Deza: «estaba en la calle Feria de Córdoba, frente a la entrada de la calle Maese Luis, donde tenía su museo compuesto de lápidas e inscripciones y de un importante monetario», y que más tarde pasaría a manos de Pedro Leonardo. Él mismo se autodenominaba como un «mero aficionado a las vetustedades de letreros de monedas y de piedras», y pese a ello logró alcanzar con el tiempo fama en toda España por las innumerables piezas que atesoraba en su museo.

   Bartolomé Sánchez de Feria, coetaneo suyo, se refería a él como «mi amigo Don Pedro de Villa-Zevallos, Cavallero de muy superior aficion a la antiguedad...», en el tomo segundo de su Palestra  Sagrada de 1772. Un siglo después, Manuel Rodríguez de Berlanga hablaba así de nuestro personaje: «...Fué, pues, este modesto cordobés del decimo octavo un mayorazgo de holgadas rentas, que en vez de entregarse, como la generalidad de los de su clase, á la ociosidad ó á la disipación, dedicó su tiempo y parte de su fortuna á salvar de la destrucción los monumentos históricos, romanos o árabes de Córdoba y de su provincia, de que tuvo conocimiento, dando asilo seguro en su morada á los que logró adquirir, preocupándose en ocasiones de la interpretación de algunos pasajes obscuros de éllos; pero sometiendo su juício al criterio de personas más peritas...» (Revista de la Asociación-Artístico-Arqueológica-Barcelonesa, Año I, número 2. Enero-marzo de 1897).



Firma de Pedro de Villa Zevallos en una carta enviada a Fernando José Velasco y Ceballos 
el 12 de Marzo de 1754.


   El museo se hallaba ubicado en su propia casa, que se encontraba en el callejón entonces llamado de Villaceballos por el apellido de su familia, una calle sin salida que acababa en la misma fachada de la vivienda, y a la que era necesario entrar por la calle de las Pavas (hoy Tomás Conde). Era una casa-palacio (o casa solariega, que en esto hay diferencias y no sé exactamente cuales son), y su patio trasero estaba apoyado contra la muralla. Esta zona cambió hace apenas sesenta años como demuestra el "Expediente relativo a la apertura de una via de enlace entre la calleja de Villaceballos y la nueva calle entre la Puerta de Almodóvar y el Campo Santo de los Mártires" (ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA), de 1961, momento en el que la calleja Villaceballos fue prolongada, bordeando el contorno de la casa, hasta salir a la confluencia de las calles Cairuán y Doctor Fleming, conformando lo que en la actualidad son la calleja y la plaza de la Luna.

   «Una vez abierta la Puerta de la Luna en el lienzo más occidental de la muralla, sobre una casa palaciega del obispo Salizanes, del siglo XVII, palacio construido sobre anteriores casas judías, se construyó un pasadizo alargado atravesando la casa». (WIKIPEDIA)


Calle Villaceballos en el plano de 1884 de Dionisio Casañal y en la actualidad.


CATÁLOGO DE OBRAS Y PROYECTOS DE JOSÉ REBOLLO DICENTA. Antonio Peña Amaro,
José Díaz López y Francisco Daroca Bruño
, 1999.


Vista de la calle Villaceballos desde la calle Tomás Conde. Al fondo, entrada principal de la Casa-Museo. Fotografías del autor.



Vistas de la entrada principal desde las calles Villaceballos (izquierda) y de la Luna (derecha). Fotografías del autor.



   Villa Zevallos describe su propia colección en un manuscrito de 1740 de la siguiente manera: «El Antiqui-Museo Cordoves. Estudio instructivo de ello establecido por su colono Patriciense, Fatór y Autór D. Pedro Leonardo de Villa Zevallos y Vera... en las Casas principales, Natalicias, vinculadas de sus mayorazgos propias de su habitacion y morada de ella... calle de las Pavas, y Calleja denominada de sus apellidos. Componese su conjunto de Lapideario y Erario en la siguiente forma.

   El Lapideario se halla situado en el Patio primero, y Portal de estas Casas, constituiendose de varias insignes Piedras, y pilares recogidos del dentro y fuera de Pueblo, Cabezas de Estatuas, Bustos, trozos corporeos, columnas, marmoles, Poste-pedestales, urna, losas... van ya arrivando á proporcionarle en quenta y orden, un centenario numero...

   El erario de su Gavinete se encuentra por aora consistente en tres monetarios portatiles de Cedro de un tamaño, y quasi igual estrechura...»

 

   De 1740 es también el catálogo que Villa Zevallos elaboró de su colección, bajo el título de "Explanacion Antiquo-Lapidea, Inscripcional de el Museo de D. Pedro de Villa y Cevallos, Natural de Cordoba, fijado, y establecido en el Patio primero de sus Casas principales de ella, y de el Señor D. Raphael su Padre Cavallero de Santiago en la calle de las Pabas, calleja de su apellido, y Collacion de la Yglesia Cathedral. Año de 1740".




Catálogo de la colección de Pedro Villa Zevallos. 

BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA.



   No aparecen sin embargo en este catálogo todas las piezas que Pedro Villa Zevallos logró reunir, puesto que continuó incrementando su número después de la realización del mismo. Sobre la cantidad total de antiguedades que contenía el museo dice así José Beltran Fortes en MUS-A, revista de las instituciones del patrimonio histórico de Andalucía. Año II, nº 4, octubre 2004:

 

   «En suma, junto a algo más de una veintena de gemas, antiguas y modernas, llegó a tener aproximadamente unas 6.000 monedas y medallas, sobre todo antiguas y, en menor grado, medievales y modernas, entre las que destacaban las series de monedas antiguas de cecas hispanas...

...Esa especialización en las antigüedades de origen local y la abundancia (cerca de cien inscripciones y más de veinte esculturas) y la calidad de éstas, así como la colocación para su exposición pública, le dan su signo peculiar, que hace que la debamos considerar un propio "museo" arqueológico.»

 

   En 1774, Pedro Leonardo de Villa Zevallos falleció y, aunque no inmediatamente, comenzó ahí la desaparición de su colección. Las monedas serán las primeras a las que sus herederos darán salida, como se puede leer en esta carta de su hijo Rafael María a Fernando José Velasco Ceballos, pariente suyo, con la intención de venderlas, fechada en 5 de agosto de 1779: «Pariente y muy Señor mio: en satisfaccion, de tantas como me conduze la que rezivi de Vmd. con fecha de 31 del pasado, no excuso dezir, ser cierto hallarme en la determinacipn de vender los tres Monetarios que poseo, por muerte de mi Padre, y Señor Don Pedro; que se hallan sin la menor desmembracion, como le consta a su buen discipulo, y aficionado Don Manuel de Ayora, que tiene grande conozimiento de todas sus monedas; y a cuyo aprecio razonable, y equitativo, (como lo hizo del de Don Livino Leyrens) no excusaría asentir, siempre que se proporcionase sugeto, que entrase en todas, con sus tres cajas, o Medalleros. Con este motivo me ofrezco afectuoso a la disposicion de Vmd...»


Ilustraciones, extraídas de la "Explanacion Antiquo-lapidea", de algunas de las inscripciones del Museo. BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA.


   Poco tiempo después, en torno al año 1800, Leandro Fernández de Moratín visitó el Museo y escribió lo siguiente en el Apéndice del cuaderno 71, de su Diario de viaje:  «En casa de D. Rafael Villaceballos hay porcion de inscripciones romanas y árabes, algunas cabezas, una grande estatua armada sin piernas, brazos ni cabeza y otras piezas curiosas halladas en excavaciones y cuya ilustracion seria estimable para nuestra historia. El mismo caballero posee un numeroso monetario que le dexó su padre, pero, como no heredó su gusto ni su inteligencia, harto hará si lo conserva en su poder como está hasta que pase a manos más dignas.»

 

   Aquí se aprecia ya el desdén con el que, tanto Rafael María Villaceballos como los sucesivos herederos, tratarán el trabajo de toda una vida de su antecesor. Y, aunque ya en pleno siglo XIX la colección aún se podía visitar en la Casa-Museo, los estudiosos que por allí pasaban dejaban constancia de su preocupación por la desaparición de algunas piezas y por el destino de las que aún quedaban. En 1861, el epigrafista alemán Emil Hübner escribió lo siguiente: «Existió en el siglo décimo octavo en Córdoba un D. Pedro Leonardo de Villacevallos, sujeto de no escasos conocimientos y muy amante de las cosas antiguas, que superó con mucho en merecimientos á Agustin, Oliva y Bernardo Cabrera, en cuanto á reunir inscripciones. En su casa, que aún existe al presente, y á la que en otro tiempo solían llamar el Museo, había reunido más de sesenta inscripciones, no sólo cordobesas sino de toda la Bética, de las que hoy por incúria ó avidéz de sus sucesores han desaparecido unas veinte, quedando sobre poco más ó menos unas cuarenta, sin contar los miliarios, de los que se hablará en su lugar correspondiente.»

 

   También Rodrigo Amador de los Rios habla acerca de la suerte de la colección en su obra de 1876 Inscripciones árabes de Córdoba: «Trozos de estátuas, más ó ménos mutilados, cipos, miliarias, stellas, pedestales, lápidas sepulcrales y otros objetos de análoga naturaleza, míranse empotrados sin óden ni concierto, en los muros del patio de dicha casa, cubiertos casi todos ellos de cal y demandando lugar propio y adecuado en el Museo de la provincia.

   Pasaria sin duda inadvertido tan extraño como interesante depósito de antigüedades, expuesto, como se halla, á los rigores de la intempérie, en la forma indicada, -si por fortuna no viviese todavía en la memoria del pueblo cordobés el recuerdo del Gabinete primitivo reunido en esta ciudad por la diligencia del referido Sr. Villaceballos, cuyos herederos guardan hoy los restos á que aludimos, sin cuidarse de su conservacion ni de su importancia, si bien hay que hacerles la justicia de que no oponen dificultad alguna á quien pretenda estudiarlos, ofreciendo siempre franca la entrada de la casa en que se muestran, lo mismo para el viajero que para el investigador y el erudito.»




   En la Revista de la Asociación-Artístico-Arqueológica-Barcelonesa, citada anteriormente, escribió Manuel Rodríguez de Berlanga en 1897 lo siguiente: «Los sucesores de Villacevallos, mientras conservaron vinculados los bienes amayorazgados respetaron el Museo fundado por su ilustrado predecesor, sin alterar en lo posible el orden con que estaba constituido; pero desde el momento en que las leyes que se promulgaron del 27 de Septiembre de 1820 al 19 de Agosto de 1841, rompieron los lazos que sujetaban aquel caudal a disposición del primogénito, pasando libre á manos de los postreros descendientes del fundador, las más apremiantes necesidades de la vida les obligó primero á enagenar el monetario, que ya había dejado de pertenecer á la familia en 1865, cuando intenté examinarlo y sólo conseguí ver el manuscrito de su catálogo, así como algunas de las piedras escritas y de los restos escultoriosos que el Profesor Hübner había examinado cinco años antes.»

 

  La vida del Museo llegaba ya a su fin. El 4 de mayo de 1889 el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos se hacía eco de su puesta en venta, e instaba al Gobierno y a las Corporaciones populares a poner remedio a la posible salida hacia el extranjero de dichos objetos, como ya había pasado en otras ocasiones. Siete años después, en 1896, los restos del Museo de Pedro Villa Zevallos abandonaban Córdoba para pasar a engrosar otra colección: «Fué muchos años más tarde cuando vendida la casa solariega, ya entonces propiedad de diversos partícipes, se trasladaron los objetos, que aun quedaban del celebrado Museo, á un oscuro almacén, donde los encontró apilados el Marqués de Casa-Loring, quien dolido de tamaño abandono se apresuró á salvar aquellos restos, acaso de la destrucción, adquiriéndolos y haciéndolos conducir á Málaga en 1896 y de aquí á la finca de recreo en que tenía establecida su Colección arqueológica.» (Catálogo del Museo Loringiano que redacta el Excmo. Sr. Manuel R. de Berlanga, 1903).


Recorte del Diario de Córdoba de comercio, industria, administración,
noticias y avisos
BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.


   El Museo Loringiano corrió la misma suerte que el de Pedro Villa Zevallos, y su colección comenzó a dispersarse. Los restos que aún permanecían en la finca de la Concepción (finca de recreo del Marqués de Casa-Loring) pasaron al Museo Arqueológico Provincial de Málaga, con sede en la Alcazaba. Más tarde cambió su sede, pasando a denominarse únicamente Museo de Málaga. Tanto en este último como en su ubicación anterior se puede ver lo que ha quedado de la colección cordobesa.



Escultura perteneciente a la colección de Villa Zevallos, conocida como la "Thoracata de Montoro", mientras se hallaba en la finca del Marqués de Casa-Loring. Fotografía de Ignacio del Río. RED DIGITAL DE COLECCIONES DE MUSEOS DE ESPAÑA.



  Volviendo a Córdoba y al presente, la casa de la familia Villa Zevallos ha desaparecido. Y me refiero con esto a que ha desaparecido como vivienda, pues tanto ésta como la casa contigua, en la que según reza una placa en su fachada nació Rafael Conde y Luque en 1835, han pasado a conformar el Hotel NH Collection Amistad Córdoba. Me cuentan en el Hotel que antiguamente ambas casas estuvieron separadas por una calle que daba salida desde la Plaza de Maimónides (antigua Plaza de las  Bulas) a la muralla, justo en el punto donde hoy se encuentra la entrada posterior al Hotel. Posteriormente, los sucesores de Pedro Villa Zevallos o quizás los nuevos propietarios de la casa-museo, habrían adquirido la propiedad de los Conde y cerrado la entrada que existiría en la Plaza de Maimónides. Es un dato que no he podido contrastar puesto que dicha calle no aparece en el primer plano propiamente dicho que se conoce de Córdoba, el  llamado "Plano de los Franceses" de 1811 ni en otros posteriores, aunque existe en la actualidad una especie de patio alargado dentro de las instalaciones que bien pudiera deberse al trazado antiguo de la calle que transcurría entre ambas casas. La distribución interior original ha cambiado casi por completo para adecuarse a las necesidades hoteleras. Sirva de ejemplo que, si Pedro Leonardo Villa Zevallos pudiese hoy día entrar a su casa, aparecería, tras franquear la puerta, en la habitación número 128 del Hotel. Aún podemos no obstante contemplar el ladrillo y la piedra de sus muros exteriores, y la portada de su fachada principal.


Imagen de Google Earth con la ubicación de la parcela que ocupa el Hotel y la de una hipotética
calle que separaba las casas que lo conforman.


Vista de la hipotética calle señalada en la imagen anterior. Fotografía del autor.


Sección del plano con la situación de las habitaciones del Hotel. Facilitada por
Estefanía Martín-Ondarza Martín.


Vistas de la parte interior de la entrada a la Casa-Museo. Fotografías tomadas en la habitación nº 128 del Hotel NH Collection Amistad Córdoba. Fotografías del autor.


Pileta reconvertida en fuente que se hallaba en el patio dedicado a las caballerizas y que en la actualidad es la zona de la piscina del hotel. Fotografía del autor.



   No quisiera acabar esta entrada sin mostrar mi más sincero agradecimiento a Estefanía Martín-Ondarza Martín, Guest Relations Manager del Hotel NH Collection Amistad Córdoba, por la amabilidad con que trató a un extraño que llegó una tarde pidiendo información sobre la casa Villa Zevallos, y por haberme facilitado el acceso al Hotel para poder obtener las fotografías, así como el plano de distribución del mismo.

 

 

Rafael Expósito Ruiz.