martes, 27 de abril de 2021

¿Qué pasó con el "león de Correos"?





 Solo las personas de cierta edad sabrán a qué se refiere el título de esta entrada. Estaba a punto de acabar el año 1892 cuando la Central de Correos de Córdoba se trasladó desde la calle Góngora a la casa solariega del Marqués de las Escalonias, en la plaza de Séneca. En ella se instaló el que con los años llegaría a convertirse en otro símbolo más de nuestra ciudad, como el caballo de las Tendillas. Se trataba de un buzón con la forma de la cabeza de un león; construido en hierro y con las fauces abiertas para poder depositar en el la correspondencia, resultaba aterrador para los niños de la época, cuyas madres solían asustarlos con meterles la cabeza en la boca del león para conseguir que se portasen bien, lo que conseguía que cuando alguno tuviese que atravesar la plaza lo hiciera lo más rápido posible.

 A finales de 1929 Correos se marchó a una nueva sede, en la calle Jesús y María, y con ellos el león. El tiempo había logrado que los niños se acostumbrasen a el y le perdieran el miedo, algunos incluso pedían a sus padres o a sus niñeras que los aupasen para poder tocar la cabeza del felino o meter sus manitas entre sus mandíbulas. El 1945 se construyó un nuevo edificio para albergar Correos en la calle Cruz Conde, pero el viejo león se quedó atrás. Durante un tiempo se le tapó la boca, pero se la volvieron a abrir, al menos durante los meses que durase el traslado definitivo de las instalaciones a la nueva sede; quiero pensar que la presión ejercida por la prensa y por la ciudadanía, algunos de los cuales consideraban este hecho como un insulto, favorecieron esta reapertura temporal.





Se habló entonces de trasladarlo al edificio de la calle Cruz Conde, no para seguir funcionando ya que los cuatro nuevos buzones, vulgares y simples si se me permite, lo hacían innecesario, sino para conservarlo a modo de pieza de museo. Pero no fue así, y el veterano león acabó desterrado a Madrid, donde seguramente acabase sus días en una fundición para ser reconvertido en cualquier otro objeto que, por mucha utilidad que tuviese, nunca llegaría a gozar del cariño que en Córdoba se le tuvo al "león de Correos".


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACIÓN
- Noticias del Diario Córdoba, recopiladas por Ildefonso López García-Sotoca. Red Municipal de Bibliotecas De Córdoba.

IMÁGENES
- Imagen 1: Erika Groth-Schmachtenberger, 1941. Universitätsbibliothek Augsburg.
- Imagen 2: Ilustración aparecida en el Diario Córdoba el 21 de febrero de 1945. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.


miércoles, 21 de abril de 2021

La "leyenda" del alcalde vengativo contra la oficina de Correos

      Hablaba Ricardo de Montis en sus Notas Cordobesas acerca del tránsito rodado por la calle Ambrosio de Morales y rememoraba un incidente ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX entre el entonces alcalde Carlos Ramírez de Arellano y la Administración de Correos de esta ciudad. Ambrosio de Morales era, y aún sigue siendo, una calle excesivamente estrecha y en esa época una de las más transitadas de Córdoba. A la existencia en ella de la Fonda Rizzi, ubicada en el lugar que antiguamente habían ocupado las Casas Consistoriales y que actualmente ofrece la triste visión del edificio en ruinas de la Real Academia, había que sumar entre otros el Teatro Principal, la imprenta de Rafael Arroyo, la administración de las Diligencias del Norte y Mediodía de España o la fonda conocida como Casa de las Mariquitas. Todos los usuarios de estos y otros establecimientos veían turbada su paz, además de poner en peligro su integridad física, cada vez que el coche correo anunciaba su paso a toda velocidad con el sonido estridente de una corneta.

IMAGEN 1. Calle Ambrosio de Morales en los años 60.


     Supongo que cansado de las innumerables quejas de transeúntes y vecinos, el alcalde Ramírez de Arellano solicitó al administrador de Correos que los carruajes moderasen la marcha al atravesar la calle. Dicho administrador trasladó la petición a la Dirección General de Comunicaciones, y la respuesta que enviaron al alcalde fue que él como autoridad debía saber que el servicio del correo tenía que efectuarse de la manera más rápida posible. Este lo tomó como un agravio a su persona e inmediatamente llamó al arquitecto municipal diciéndole lo siguiente: "son las 11 de la mañana; pues bien, necesito que al amanecer este desempedrada, sin aceras y llena de zanjas y montones de piedras y losas la calle Ambrosio de Morales, a fin de que no puedan por ella pasar ni los pájaros". Aunque dejó incomunicados a vecinos y comercios, los tranquilizó diciéndoles que volvería a arreglarla cuando hubiese logrado su propósito. Los ruegos y súplicas de la Administración de Correos, que se había visto obligada a variar su ruta, no sirvieron para que Ramírez de Arellano volviera a embaldosar la calle y dicha administración no tuvo más remedio que trasladarse a la calle Huerto de los Limones (actual calle Góngora), momento en que el alcalde dio la orden para que comenzasen las obras de pavimentación.

IMAGEN 2. Carlos Ramírez de Arellano.
     Este es, básicamente, el relato que nos ofrece Ricardo de Montis. Aparentemente se trata de una cacicada del alcalde ante una provocación que hirió profundamente su ego. Pero, ¿ocurrió así o estamos ante una exageración de la realidad como en tantas otras ocasiones que al final acaban convirtiéndose en leyendas? Intentaremos seguir el desarrollo de  los acontecimientos a través de las noticias de la prensa escrita de la época.
     La estrechez de la calle Ambrosio de Morales siempre ha causado problemas entre transeúntes y vehículos y aún lo sigue haciendo en la actualidad, especialmente en el tramo que va desde la Cuesta de Luján hasta la calle Pompeyos. Tanto unos como otros piensan que la calle les pertenece y, mientras algunos coches pasan a toda velocidad y en ocasiones en dirección prohibida por la zona más estrecha, bastantes peatones circulan por el centro de la misma en su parte más ancha como el que va dando un paseo por el campo, olvidando que a ambos lados existe acerado. Pero volvamos al siglo XIX cuando ocurrieron los hechos.
     Como venía diciendo, la masiva afluencia de personas y carruajes a esta calle provocaba numerosos conflictos, especialmente cuando el coche correo entraba por la misma a toda velocidad o cuando los espectadores que salían del Teatro a pie se topaban con los coches en los que se marchaban los más pudientes, y que en muchas ocasiones habían quedado aparcados en la Plaza de Séneca y se dirigían después de la función calle arriba. Además del peligro para las personas, estos carruajes provocaban desperfectos en las fachadas de las casas; todavía se pueden ver en los actuales números 7 y 10 los rebajes para evitar el daño causado por los ejes de las ruedas.

IMAGEN 3. Entrada a la Real Academia por la calle San Fernando.
     El 5 de  marzo de 1858 se sugería en el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos que el correo variase su ruta y que la introducción de la correspondencia se hiciera desde la calle San Fernando por alguna de las casas que lindaban con la Administración de Correos. Esta se encontraba en el actual número 11 de Ambrosio de Morales, entre la fonda Rizzi y el Teatro Principal, en el solar que actualmente ocupa un edificio de apartamentos y donde al parecer nacieron el historiador que le da nombre y, según la tradición, Lucio Anneo  Séneca. El día 14 del mismo mes, y tras la petición del alcalde, el administrador interino de Correos determinó que la entrada y salida de las cartas se haría a través de la fonda Rizzi, situada junto a este organismo y cuya entrada trasera se encontraba en la calle San Fernando. Solo un mes duró esta variación aunque, tras la oportuna reclamación por parte de la alcaldía, el día 5 de septiembre volvió a introducirse la correspondencia a través de la fonda.

IMAGEN 4. Ambrosio de Morales en 1984.
     Ninguna referencia más aparece en la prensa acerca de nuevos problemas hasta dos años después, en que se empieza a hablar de la necesidad de arreglar el pavimento de la calle. En marzo de 1860 se hizo una prueba de adoquinado en una pequeña parte de la misma, aunque parece que no tuvo el resultado deseado y los adoquines se hundían y desnivelaban. El coche correo, mientras tanto, había vuelto a su antiguo itinerario y en abril del año siguiente causó el atropello de una señora, sin consecuencias graves para ella pero con destrozos en su vestuario. Los vecinos volvían a reclamar ahora que la Administración de Correos fuese trasladada a otra zona más apropiada. En septiembre de 1861 se anunció en el Diario de Córdoba la próxima realización de tal traslado y el comienzo del adoquinado definitivo una vez que éste se hubiese producido. La noticia decía lo siguiente:  

     "Por fin parece que para el dia de San Juan próximo venidero se trasladará á otro punto la administracion de correos de esta capital. Para entonces se dice que se impedirá el paso de toda clase de carruajes por la calle de Ambrosio de Morales que se embaldosará en toda su anchura".

     El 21 de noviembre volvemos a encontrar en este periódico otra noticia acerca del arreglo de la calle y el traslado de Correos:

     "Parece que hay el proyecto de baldosar en su totalidad la calle de Ambrosio de Morales, que quedará cerrada para el paso de toda clase de carruajes, tan luego como el correo varie de domicilio".

     No fue hasta el 7 de junio de 1862 que se colocaron marmolillos a la entrada de la calle para eliminar el tráfico rodado y, a finales de este mes, el administrador José Cisneros anunciaba el traslado de las oficinas de Correos para el día 3 de julio. Aunque en principio se había barajado la plaza de los Carrillos como el lugar para la nueva sede, la ubicación definitiva fue en el número 17 de la calle Cabezas que ya se estaba obrando cuando se produjo el anuncio. El empedrado de la calle se levantó y el 10 de julio comenzaron a colocarse las losas traídas expresamente desde Tarifa. Para primeros de agosto la obra estaba prácticamente terminada, aunque supongo que se hizo de igual manera que el intento de dos años atrás, pues a finales de este año ya había tantas losas sueltas como las que permanecían ancladas, pero eso es otra historia.

IMAGEN 5. Rebajes en la fachada de la casa número 7.
     Está claro que esta calle no era la más apropiada para la existencia de la Administración de Correos y no tengo dudas de que su traslado se debiera a la presión ejercida por vecinos y, con mayor o menor amabilidad, por la alcaldía, e incluso supongo que tuvo que haber sus más y sus menos entre ambos organismos. Pero de ahí a asegurar que el alcalde levantó la calle de un día para otro para forzar el cambio va un mundo, máxime si tenemos en cuenta que tanto el traslado como el arreglo venían anunciándose en la prensa con anterioridad y que este último estaría incluido en un plan de mayor envergadura que incluía la renovación de las calles del centro de Córdoba, como se había hecho en Claudio Marcelo, San Fernando y Cuesta de Luján y posteriormente en Pompeyos y Reloj entre otras. 

     En cualquier caso y como todo el mundo sabe, la exageración y el adorno de la realidad conducen a la creación de las leyendas y esta es, a mi entender, una más para incluir en nuestro folclore.


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACION
Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.
- Notas cordobesas, recuerdos de otros tiempos, Ricardo de Montis. BIBLIOTECA.CORDOBA.ES.

IMÁGENES
- Imagen 1: Calle Ambrosio de Morales, LADIS Hijo. FO/A 0155-014/F46, ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
- Imagen 2: Cordobapedia.
- Imágenes 3 y 5: Fotografías del autor.
- Imagen 4: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.

jueves, 15 de abril de 2021

El día que derribaron la Puerta de Osario

     Eran las dos de la tarde del 20 de junio de 1905 y el historiador y académico Rafael Ramírez de Arellano se dirigía apresurado en dirección a la Puerta de Osario. Acababa de enterarse de que esa misma noche habían empezado las obras para derribarla, y cuando llegó se encontró con que la parte superior de las torres que la flanqueaban había desaparecido prácticamente. El avance de la demolición había sido tal que sería  casi imposible el reconstruirlas. Inmediatamente acudió con su padre, Teodomiro Ramírez de Arellano, a dar aviso al vicepresidente de la Comisión de Monumentos, Antonio Escamilla, quien finalmente no quiso o no pudo hacer nada por evitar el desastre. El resultado es de todos conocido: la Puerta de Osario desapareció para siempre, dejando aún más menguada si cabe la huella que nuestros antepasados habían dejado en Córdoba. Pero, ¿Cómo se había llegado a esta situación? Retrocedamos algunos años atrás para averiguarlo.


IMAGEN 1. Aspecto de la Puerta de Osario en 1902.



     La idea de derribar la Puerta de Osario no era nueva. Ya en 1866 se barajaba esta idea, como se pudo leer en el siguiente artículo del Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos:
 
     «Hemos oido asegurar que se piensa en el derribo de la puerta del Osario. En este caso esperamos que serán indemnizados de la parte que pierdan de su actual hospederia los ermitaños del desierto de Ntra. Sra. de Belen 

     La fiebre destructora que invadió a Córdoba en la segunda mitad del siglo XIX ya había eliminado las puertas del Rincón y de Gallegos y, en los años siguientes, acabaría con las de Andújar, Baeza, Plasencia, Colodro y Nueva. Pero detengámonos un momento: ¿Qué tenían que ver los ermitaños con la puerta para tener que ser indemnizados? Esta congregación de eremitas habían tenido una hospedería en la calle Montero hasta que en 1831 el ayuntamiento les concedió las dos torres que flanqueaban la Puerta de Osario y el espacio existente entre ellas, donde construyeron una ampliación de la que ya poseían intramuros junto a la puerta. Para ello rebajaron considerablemente la altura del arco y cerraron el hueco entre las torres, dejando el conjunto con el horrible aspecto que se aprecia en la fotografía de 1902.

IMAGEN 2. Proyecto para la ampliación de la
hospedería.
     En 1883 el Ayuntamiento volvió a intentar su derribo, para lo cual solicitó autorización a la Academia de Bellas Artes de San Fernando alegando la necesidad de adecuar esta zona y ensanchar la salida al Campo de la Merced. Este punto, además del expediente que entiendo estará en posesión de la citada Academia, está confirmado por las palabras que Pedro de Madrazo y Kuntz escribió en su obra España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Córdoba:

     «Á la hora en que esto escribimos (abril de 1883), pende expediente en la Real Academia de S. Fernando sobre autorización pedida por el Ayuntamiento de Córdoba para demoler las puertas del Osario, de la Misericordia, de Colodro, de Almodóvar y alguna otra, con objeto de ensanchar la vía pública y mejorar la población por los puntos en que dichas puertas se abren. Maltratadas por el tiempo en su mayor parte, ofrecen un aspecto ruinoso y pobre, con mengua del ornato público: son además, por lo general, construcciones remodernadas. desprovistas de interés artístico ; y es de esperar que, respetándose por su bella forma las puertas del Osario y de Almodóvar —las cuales, derribados los feos paredones adyacentes, pueden subsistir aisladas en medio de la nueva y espaciosa vía que se proyecta—las demás desaparezcan, poniéndose en su lugar lápidas conmemorativas que perpetúen la memoria de los sucesos que hasta ahora les han servido de escudo para subsistir con su mal aspecto...»

     Tampoco en esta ocasión se consiguió eliminar la puerta y en 1905 el entonces alcalde Rafael Conde Jiménez retomó el proyecto. Los argumentos esgrimidos esta vez eran la falta de higiene que presentaba esta zona y el estado ruinoso de la puerta. Curiosamente parece que no estaba entre las obligaciones de los ermitaños el mantener y reparar un monumento que se les había adjudicado gratuitamente. Las razones de tipo higiénico hicieron que, el 24 de enero de este mismo año, el Ayuntamiento acordara el corte del acceso a la ciudad por la Puerta de Osario y la apertura de la calle Caño a la Ronda de los Tejares.

IMAGEN 3. Paño de muralla del que
arrancaba la puerta
.
     Enterado el ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes de las intenciones del alcalde, prohibió mediante un telegrama el derribo mientras no hubiera dictamen de la Comisión Provincial de Monumentos de Córdoba. Esta se reunió en sesión ordinaria el 10 de febrero, acordando que dicha puerta no debía considerarse monumento de verdadero mérito o interés nacional. A esta decisión se llegó tras una votación en la que Rafael y Teodomiro Ramírez de Arellano, miembros de la Academia de la Historia y, en el caso de Rafael también de la de San Fernando, Antonio Escamilla y Beltrán, perteneciente también a esta última y Manuel Galindo, director del Museo Arqueológico y jefe de la Biblioteca Provincial de Córdoba, perdieron por cuatro votos contra seis. Los vencedores no eran otros que el Gobernador, el Alcalde y el Presidente  de la Diputación junto a otros tres académicos a los que los tres primeros, según palabras de Rafael Ramírez de Arellano, comprometieron á votar con ellos.

     Solamente tres días después, el 13 de febrero, el Ayuntamiento anunció la aprobación de la solicitud de los ermitaños, a los que les había faltado tiempo para ofrecerse a demoler la puerta ellos mismos a cambio de 7.000 pesetas y un solar en la calle Caño. Los cuatro académicos que habían resultado perdedores en la votación dirigieron entonces una instancia al Ministerio de Instrucción Pública protestando por esta decisión y solicitando que se emitiera un informe con el fin de declarar la Puerta de Osario monumento nacional. Dicho informe fue encargado por la Academia de la Historia al conde de Cedillo, quien lo redactó el 14 de abril, y en él se podía leer lo siguiente:

     «El monumento de que se trata es la puerta de la ciudad árabe que los musulmanes llamaron, según unos, "puerta de los judíos", y, según otros, "puerta dé los cristianos", y que los reconquistadores repararon tan por completo que casi la hicieron nueva en últimos del siglo XIII ó principios del XIV. Formanla dos robustas torres cuadradas, unidas de dentro de la ciudad, por un arco y libres por el lado opuesto. En el espacio intermedio tenía otros arcos, entre los cuales bajaba el rastrillo. Las torres terminan en merlones de remate piramidal, hoy deformados por aparecer rellenos los espacios ó almenas y haber sido cubiertos con unos tejados. Esta y otras reformas, sin carácter alguno artístico, que realizaron los ermitaños del Desierto de Belén, podrían con facilidad destruirse, restituyendo á la construcción su carácter primitivo [...] Atendiendo, pues, al carácter artístico de la puerta, y a que si ésta y su menos importante compañera la de Almodóvar desapareciesen, desaparecería cuanto pudiera enseñar cómo se defendía Córdoba en la Edad Media, cree el que suscribe que la "puerta del Osario" debe conservarse, y que procede que se impida su demolición por cuantos medios permitan las disposiciones vigentes. La Academia, empero, resolverá lo mejor y más justo, según sus superiores luces.»

IMAGEN 4. Restos visibles de las almenas.
     El 1 de mayo la Academia de la Historia escribió al Ministerio adhiriéndose a las conclusiones del informe, favorable a la conservación. Sin embargo el 20 de junio, y sin que dicho Ministerio se hubiese pronunciado aún en relación a este asunto, la Puerta de Osario fue derribada. Al día siguiente, Rafael Ramírez de Arellano dimitió de su cargo en la Academia con una carta que no me resisto a transcribir:

«Excmo. Sr. D. Cesáreo Fernández Duro

Mi respetable y querido amigo:
     Tengo el sentimiento de poner en conocimiento de ud. y de la Real Academia, que a pesar del informe redactado por el Sr. Conde de Cedillo respecto a la puerta del Osario y sin que el Ministro haya tomado resolución alguna, el alcalde a las doce de la noche del lunes 19 o sea al empezar el día 20 empezó el derribo de las torres de la puerta Osario y ayer a las dos cuando yo me enteré y fui a verlo estaban las dos torres desmochadas y tan adelantada la demolición que ya es casi imposible reconstruirlas. Dimos mi padre y yo cuenta inmediata al vicepresidente de la Comisión de Monumentos D. Antonio Escamilla quien a pesar de ser uno de los que con nosotros reclamaron, no hizo nada y el derribo no tiene remedio a mi entender. En cualquier otro país creo yo que al alcalde se le procesaría. En España se quedará riyéndose de la comisión y de la Academia y del Ministro.
     La enseñanza de esto es que contra tal género de autoridades municipales y provinciales, ni las comisiones de monumentos de las Academias ni nada que signifique ilustración sirve para nada, y que es muy triste librar batallas y arrostrar compromisos y desatenciones para que luego no se reciba mas que una coz y la caballería que la dá se quede en disposición de volver a ser alcalde y dar otra. Por consiguiente yo por mi parte no pienso recibirla y quedando muy agradecido a esa Real Academia por la protección decidida que en esta ocasión nos ha dado, renuncio al cargo de vocal de la Comisión Provincial de Monumentos, por el convencimiento de que el día menos pensado la alcaldía abrirá una calle por medio de la mezquita y todas las academias del universo reunidas seran impotentes para impedirlo.
     Ruegole exprese en mi nombre a los señores académicos mis respetos y la seguridad de que pueden contar conmigo en todo y por todo menos en la Comisión de Monumentos y Vd. reciba el afectuoso saludo de un verdadero amigo y s.s. y l.b.l.m.»

Rafael Ramírez de Arellano.


     Solo unos días después de eliminar la puerta, la fuente que existía a la salida de la misma fue también retirada, todo con la excusa de favorecer la higiene y el ornato de esa zona, aunque cuatro meses después todavía quedaban escombros resultantes del derribo amontonados en la calle. El Ayuntamiento consiguió al fin librarse de un monumento que llevaba años estorbándole y los ermitaños consiguieron una indemnización de 7000 pesetas y un solar. Todos ganaron, todos excepto los cordobeses, y la salida desde la calle Osario a la plaza de Colón sigue siendo tan ancha o tan estrecha como lo era ese desafortunado día.


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
- Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos.
- España, sus monumentos y artes, su naturaleza e historia. Córdoba. 1884, PEDRO DE MADRAZO.

IMÁGENES
- Imagen 1: Grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES
-Imagen 2: Perspectiva de la puerta del Osario de la ciudad de Córdoba con el proyecto de una habitación entre las torres. Archivo General de Simancas. Signatura MPD, 19, 038.
- Imágenes 3 y 4: ateneodecordoba.com.

jueves, 8 de abril de 2021

La antigua fuente de la Puerta de Osario

      De las escasas imágenes que se conservan de la Puerta de Osario y sus alrededores hay una que me llama la atención especialmente. Se trata de una fotografía estereoscópica fechada en 1904 en la que aparece un mulo o borrico bebiendo de la fuente-abrevadero que había a la salida de dicha puerta, a la izquierda, mientras su dueño permanece subido en el carro. Y no es por la poca delicadeza del individuo, que ni siquiera se apea para aliviar un poco la carga del animal mientras este bebe, sino por la fuente en sí. Al igual que en el caso de la Puerta de Osario, no existen demasiadas imágenes de ella, al menos en esa ubicación, porque si le seguimos un poco la pista descubriremos que estuvo siendo trasladada de un sitio a otro hasta hace relativamente poco tiempo.

IMAGEN 1. Fuente a la salida de la Puerta de Osario.



IMAGEN 2. Ubicación de la fuente en 1884 (1).



IMAGEN 3. Otra vista en la salida de la Puerta de Osario.
     Según cuenta Teodomiro Ramírez de Arellano en Paseos por Córdoba, esta fuente fue construida en el año 1664 aunque posteriormente sería remodelada en 1799, adquiriendo la forma que se puede apreciar en la imágenes  número 1 y 2. José López Amo la menciona a su vez  en la obra Fuentes y Cañerías de 1876, aportando el dato de que se surtía con tres pajas de agua del Nacimiento de Hoja-Maimón. Tras más de 200 años abasteciendo de agua a la población que habitaba los alrededores, el 30 de enero de 1905 el Ayuntamiento de Córdoba aprobó su traslado a la explanada frente a Molinos Alta, en el Pretorio, y la construcción de una nueva fuente en el sitio que esta dejaba. Las obras fueron adjudicadas una semana más tarde a Francisco Fuentes Escobar por la cantidad de 895 pesetas, y a finales de febrero o principios de marzo la fuente ya se encontraba en su nueva ubicación, junto al fielato del Pretorio. El día 13 de este último mes se les denegó a los hermanos Delgado Martínez el aprovechamiento del derrame de la fuente que habían solicitado al Ayuntamiento con anterioridad.

IMAGEN 4. Zona a la que se trasladó la fuente.
     Meses más tarde, dado que en lo que había transcurrido de 1905 las lluvias habían escaseado en Córdoba, se vio afectada por cortes parciales de agua como los que tuvo que sufrir a partir del 1 julio, cuando sólo recibía agua desde las dos de la tarde hasta las diez de la noche al igual que otras fuentes de la ciudad como las del Salvador, San Andrés y Santa Marina. Los siguientes años no fueron más favorables para la fuente, y continuamente surgían quejas de los vecinos acerca del poco caudal que salía por sus dos caños y de que el pilón se encontrara prácticamente vacío y lleno de inmundicias, lo que impedía a las bestias el poder abrevar. Entre 1920 y 1924 se realizaron las obras de construcción del paso elevado del Pretorio, el que todos hemos conocido como "el viaducto", y la fuente estorbaba para conectar su entrada con la Ronda de la Estación, actual Avenida de América, por lo que la Compañía de Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante solicitó en diciembre de 1922 su traslado a otra ubicación. 

IMAGEN 5. Vista de la Ronda de los Tejares desde la Plaza de Colón.
     En marzo del año siguiente aparece una noticia en la prensa acerca de una fuente-abrevadero que se va a instalar en la Plaza de Colón. A partir de aquí tengo que entrar en el terreno de las suposiciones, y me explico: aunque no he conseguido encontrar datos sobre el traslado desde el Pretorio hasta este punto, existe una fotografía tomada desde dicha plaza hacia la Ronda de los Tejares (Imagen 4) en la que se puede apreciar abajo y a la izquierda una estructura que aparenta ser el pilón de una fuente-abrevadero y que es exactamente igual a la que más tarde se podrá ver en su última ubicación conocida (Imagen 5). De tratarse de la misma estaría situada en la esquina del jardín más cercana a la salida de la calle Osario, aunque fuera del mismo, yo diría que algunos metros más adelante de la fuente que hoy en día existe allí. En cualquier caso, la misma fuente que comenzó esta historia en la salida de la Puerta de Osario volvemos a encontrarla años más tarde, en 1957, en otra de las esquinas de la plaza, esta vez en la que está más próxima a la Puerta del Rincón. La fuente se ve ahora colocada delante del Colegio de Enseñanza Infantil y Primaria Colón.

IMAGEN 6. La fuente en su última ubicación conocida.
     De esta nueva ubicación existen bastantes fotografías, aunque la razón de que aparezca en la mayoría de ellas no es otra sino la cercanía a la nueva fuente que se estaba empezando a construir en la bajada desde la plaza hasta la Puerta del Rincón. Esta nueva fuente se construyó en 1957 según el diseño del arquitecto José Rebollo Dicenta. Está formada por cuatro estanques escalonados que siguen la pendiente que la plaza tiene en esta zona y, aunque originalmente se construyó con ladrillo visto, su estructura original fue posteriormente reemplazada por otra de piedra natural, además de añadir un surtidor de agua para cada uno de los cuatro estanques. Ambas fuentes coexistieron durante algún tiempo, al menos el suficiente para aparecer juntas en las fotografías, aunque finalmente la que estuvo un día colocada a la salida de la Puerta de Osario, y que ha motivado esta entrada, acabó desapareciendo. Ignoro cual fue su destino final, si es de utilidad en cualquier otro punto de la ciudad que desconozco, o si adorna el jardín privado de algún mandatario de la época. En todo caso, y teniendo en cuenta que tiene más de 350 años y por lo tanto forma parte del patrimonio histórico de nuestra ciudad, me gustaría saber su paradero. Espero que alguna de las personas que lleguen a leer esta entrada lo conozca.


Rafael Expósito Ruiz.







(1) Imagen añadida el 14 de junio de 2021. ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.





DOCUMENTACIÓN
- Paseos por Córdoba, 1873-1877. TEODOMIRO RAMÍREZ DE ARELLANO.
- Fuentes y cañerías, 1876. JOSÉ LÓPEZ AMO.
- Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.
 

lunes, 5 de abril de 2021

El horrible asesinato de la Ronda de los Tejares

      Corrían los primeros días del año 1867, concretamente el 24 de enero, y Juan Rodríguez Payarés había terminado su jornada laboral. Era natural de San Cibrao da Vide, una parroquia del municipio de Monforte de Lemos en la provincia de Lugo, y su oficio era el de picapedrero. Trabajaba en Córdoba, seguramente de manera eventual, puesto que no tenía casa propia en la ciudad y paraba para dormir en un bodegón (1) situado en el número 13 de la Ronda de los Tejares, aproximadamente en el mismo lugar que hoy ocupa la salida de la calle Cruz Conde. El establecimiento estaba regentado por doña Rosalía, una murciana de cincuenta años conocida como La Africana, y que se dedicaba a hospedar y servir comidas, a precios muy económicos, a trabajadores con escaso poder adquisitivo. Varias criadas se encargaban de atender a los clientes, entre ellas la niña María Porras que tan solo contaba con nueve años de edad.

(1) RAE1. m. taberna. 
               4. m. Establecimiento, comúnmente subterráneo, donde se ofrecían comidas.


IMAGEN 1. Vista de la Ronda de los Tejares.



     Juan Rodríguez acudió ese día como de costumbre a descansar y reponer fuerzas para la jornada siguiente. Llegada la noche se encontraban en el bodegón dos extranjeros, Esteban Richard y Antonio Forneri. Eran naturales de Francia e Italia respectivamente y seguramente conocían al picapedrero porque los tres eran inquilinos de la misma fonda. Sabían que el cantero había conseguido reunir alrededor de mil reales gracias a su trabajo y le pidieron parte de sus ganancias como préstamo. Juan se negó en redondo y se marchó inmediatamente a acostarse. Cuando Esteban y Antonio calcularon que ya estaría dormido, entraron al lugar donde descansaba con la intención de robarle, pero éste se despertó y comenzó una pelea con sus atracadores. Todo terminó enseguida al caer Juan muerto de una puñalada en el cuello. Doña Rosalía y las criadas habían acudido alertadas por el ruido y las voces y comenzaron a maldecir a los asesinos asegurando que habían comprometido el buen nombre de su casa, pero éstos las obligaron bajo amenazas a limpiar la sangre y adecentar la estancia mientras ellos se encargaban de hacer desaparecer el cadáver.

     Con el cuerpo a cuestas, Esteban y Antonio se encaminaron en dirección al rio con la intención de hacerlo desaparecer bajo sus aguas. Habían dejado atrás la Puerta de la Trinidad pero el amanecer se aproximaba y, temiendo ser descubiertos, se apartaron cerca de la alcubilla conocida como El Sombrero del Rey, junto a la alameda que existía entre los caminos que llevaban por un lado a la Puerta de Almodóvar y por el otro a las Eras de la Salud. Allí abandonaron el cuerpo de Juan Rodríguez, no sin antes haberle cortado la cabeza para enterrarla en algún lugar apartado con la única finalidad de hacer imposible la identificación del cadáver.


IMAGEN 2. Escenarios principales sobre un plano de 1868.



   Tan pronto como amaneció, los restos del picapedrero de Lugo fueron descubiertos. El cuerpo se encontraba semidesnudo y, junto a la alameda, se veía un gran charco de sangre que había impregnado también los árboles más próximos. De sus ropas no había rastro, a excepción de un sombrero hongo y un pañuelo que se hallaron cerca del cadáver. Los curiosos comenzaron a arremolinarse en el lugar y pronto se presentaron el regidor don Rafael Aragón junto a varios guardias para comenzar con las pesquisas, a los que pronto se les unió el Fiscal del Juzgado. Los restos mortales fueron retirados y esa misma tarde se les practicó la autopsia, no para averiguar la causa de la muerte, que en ese momento parecía bastante evidente, sino la posible identidad del fallecido. Además era necesario encontrar la cabeza desaparecida para tratar de resolver el crimen. Se la buscó por los alrededores y se registraron varios pozos, incluido uno situado en una huerta cerca de la Fuensantilla en cuyo interior parecía haber un cuerpo extraño difícil de extraer y junto al que se habían hallado algunas manchas de sangre, pero todo fue en balde.


IMAGEN 3. La fuensantilla a principios del siglo XX.



     La investigación seguía su curso y comenzó a cobrar forma la sospecha de que el cuerpo encontrado podría pertenecer a un forastero que días atrás había desaparecido de la casa de doña Rosalía, ya que el estado de las manos del cadáver cuadraba con la profesión que éste realizaba. Con estos datos el, inspector de orden público don José Anguita acudió al bodegón para inspeccionarlo y, aunque al principio no se halló nada, en una segunda inspección apareció una gota de sangre que antes había pasado inadvertida. Entonces se detuvo a Rosalía Aguilar y a otras cinco mujeres más: María Noguer, Encarnación García, María García, María Cuellar y la pequeña María Porras. Esta última, al verse encarcelada, se derrumbó y acabó contando todo lo que había sucedido, lo que llevó al arresto inmediato de Esteban Richard y Antonio Forneri.
     Mientras tanto, la cabeza de Juan Rodríguez seguía sin aparecer. Finalmente el 14 de febrero, tres semanas después del suceso de la Puerta de la Trinidad, que así era como lo denominaba la prensa del momento, varios obreros la encontraron semienterrada en una haza de tierra del pago de la Salud que estaba siendo labrada por Rafael Vallejo. Parece ser que algunos animales la habían sacado de su escondite y habían destruido las partes más blandas, aunque finalmente pudo ser identificada como la del fallecido.

IMAGEN 4. Recorte de prensa.


     La estancia en prisión estaba haciendo mella en el francés Esteban Richard y el 22 de febrero se cortó las venas de brazos y pies con una pluma de acero. Los guardias lo encontraron moribundo en la celda rodeado de un gran charco de su propia sangre, aunque aún no era demasiado tarde y se le pudo salvar la vida. Había dejado una nota, escrita con zumo de tabaco, en la que mostraba el deseo de reunirse con su esposa. A raíz de este incidente hubo que mantenerlo en estricta vigilancia para que no volviera a intentar el suicidio.

     Cuenta Teodomiro Ramírez de Arellano en Paseos por Córdoba que ni los dos extranjeros ni doña Rosalía llegaron nunca a confesar el crimen y que todos fueron condenados a pasar el resto de sus días en la cárcel, donde La Africana acabó muriendo.


Rafael Expósito Ruiz.





 DOCUMENTACIÓN
- Paseos por Córdoba, Teodomiro Ramírez de Arellano.
- Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía subida por Lolo Cordoba al grupo de Facebook "Historia de Córdoba en Imágenes".
- Imagen 2: Sección del plano de 1868 de José María de Montis. Red Municipal de Bibliotecas.
- Imagen 3: Revista Actualidades, 03-03-1903. Biblioteca Digital Hispánica.
- Imagen 4: Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos, 16-02-1867, pág.2.