sábado, 31 de julio de 2021

Córdoba desaparecida: La calle Arranca Cepas

      Aunque nuestra ciudad conserva una parte importante del trazado que tuvo en épocas anteriores, hay calles y plazas que a lo largo de los años han ido desapareciendo con la construcción de nuevas avenidas y calles o la eliminación de puertas y murallas. Una muestra de esto es la calle Arranca Cepas, y aunque en la actualidad no exista como tal aún podemos transitar por el sitio que ocupó.

     Al entrar por la Puerta del Colodro se abría a la izquierda una pequeña plaza que finalizaba en una barrera o calle sin salida, que en el plano de José María de Montis de 1851 aparece nombrada como callejón de Arranca Cepas. Esta denominación vendría dada desde el famoso Motín del Pan que ocurrió en Córdoba en mayo de 1652, según cuenta Teodomiro Ramírez de Arellano:

     «Amaneció el Mártes, y se puede asegurar que casi todo Córdoba tomó parte en el alboroto, pues los amotinados del dia anterior obligaban á otros á que los siguiesen. Entonces fué cuando se dieron mas á conocer Juan Tocino y el tio Arrancacepas, que capitaneaban parte de aquella gente, y de quienes tomaron nombres dos calles.»

Imagen 1. Trazado aproximado de la calle sobre un plano actual.




     Es curiosa esta afirmación de Ramírez de Arellano pues, según se recoge en el discurso de ingreso de José Manuel Escobar Camacho en la Real Academia de Córdoba, leído el 16 de diciembre de 1999, la plaza desde la que partía dicha calle ya estaría documentada bajo esa denominación al menos desde 1491, más de 160 años antes del citado suceso. Sea como fuere, la calle continuó manteniendo el nombre, tal como refleja un anuncio en prensa del 30 de octubre de 1867 a raíz de un hallazgo arqueológico:

     «Cabándose un huerto de la calle de Arrancacepas, inmediata á la puerta de Colodro, se ha descubierto en la semana anterior un sepulcro y en él una olla, ocho ó diez bustos y otras figuras, una granada, una calabaza de un barro rojo y muy terso y algunos botones. Había dos inscripciones, una rota por la mitad y otra que dice:

D. M. S.
SENTIA  .  MAPALIAS
P. I. N.  .  SAN XXX
H. S. I. E. SIIL.»

Imagen 2. Inscripción encontrada en la calle Arrancacepas.



     En años posteriores, el derribo tanto de la puerta como de la muralla adyacente, y varias expropiaciones de terrenos, fueron cambiando poco a poco el aspecto de toda esta zona. La que hasta entonces había sido una calleja sin salida fue prolongada y girada hasta salir a la avenida de Ollerías y conectada a la nueva plaza Pintor Rafael Botí a través de la calle Eduardo Barrón González. El espacio que antiguamente ocuparon tanto la plaza como la calle Arranca Cepas lo ocupan en la actualidad la calle Puerta del Colodro y la plazuela Teniente Rafael Carbonell, aunque esta última ocupa mayor extensión que la original.

Imagen 3. Vista actual de la zona.

     Como curiosidad, en esta zona aún pervive una calle denominada Cepas, paralela a la que acabamos de ver, y que ya aparecía en el plano de Karvinski de 1811, aunque como en el caso de la primera también se trataba en un principio de un callejón sin salida. También como esta, fue prolongada posteriormente hasta la nueva plaza Pintor Rafael Botí.

Imagen 4. Calle Cepas en la actualidad.



Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACIÓN
- Notas cordobesas, Teodomiro Ramírez de Arellano
- Boletín de la Real Academia de Córdoba nº 138

IMÁGENES
Imagen 2: Fotografía de Dolores Luna Osuna
Imágenes 3 y 4: Fotografías del autor

viernes, 23 de julio de 2021

El día que robaron el "Caimán de la Fuensanta"

Imagen 1. Iglesia de la Fuensanta.


     El 15 de julio de 1923 Córdoba se levantó con la terrible noticia de que uno de sus mayores símbolos populares había desaparecido la noche anterior. El relato de los hechos, tal como apareció en el diario La Voz de ese día, es el siguiente:

      «Paseábamos anoche por la Fuensanta, participando de la frescura que allí se disfruta, cuando observamos cierto ir y venir de un coche y un automóvil hacia la iglesia donde se encuentra tan venerada imágen. Picado por la curiosidad llegué hasta la iglesia, pero nada anormal noté en aquellos alrededores. Volví de nuevo al paseo y habrían transcurrido no más de media hora, cuando pasaron por delante de mí dos hombres a buen paso y oí como uno de ellos decía: 
 
     - Si el comisario no está avisamos a la Guardia Civil.
 
     No pude oir más; pero ya era bastante. Algo extraño había ocurrido.  Seguí a los dos individuos, y ya cerca de ellos oí estas frases: 
 
     - Parece mentira. ¿Qué habrán conseguido con llevarse el caimán? Ganas de hacer daño.
 
     ¿Pero era verdad lo que aquel decía? Imposible. Robar el histórico caimán de la Fuensanta. ¿Quienes? ¿Para qué? ¿Sería posible que el cinismo de unos ladrones llegara hasta robar lo que para los cordobeses supone una valiosa reliquia? ¡Imposible!
     Llegamos a la comisaria. Los dos individuos pasaron al despacho del comisario don Juan Herrera, permaneciendo en él más de una hora. Transcurrida ésta salieron y el comisario después de saludarme con su habitual sonrisa, me dijo:
 
     - No se quejará usted hoy; hay una noticia buena de las que gustan al público.
     - ¿Y de qué se trata?
     - El caimán que se conserva en la iglesia de la Fuensanta ha sido robado esta noche. ¿Por quién? ¿Con qué fin? Pronto lo sabremos. Dentro de unos segundos comenzaremos las pesquisas, que pienso dirigir personalmente.
     - ¿Me permite usted que interrogue a estos caballeros que han venido a traerle la noticia?
     - Hábleles cuanto quiera.

Imagen 2. El Caimán de la Fuensanta.

 
 
     Me dirijo al más viejo de los dos y le pregunto por detalles del robo.
 
     - Mire usted, señor; yo soy el portero de la iglesia, y hace dos días, dos señores que llegaron en un automóvil me dijeron que les enseñase el edificio. Les acompañé a la iglesia, a los patios, al (ilegible), y por último, les enseñé las reliquias y el histórico caimán. Mostraron ambos caballeros una gran curiosidad ante el caimán. Hablaron algunas palabras en un idioma para mí desconocido, y al despedirse me preguntaron si había algún guarda en la iglesia durante la noche. Les dije que sí, y se marcharon en el auto. Yo no dí importancia a la visita, y nada anormal observé en los visitantes.
     Anoche, momentos antes de cerrar las puertas, el mismo automóvil paró ante la iglesia y de él descendieron los dos caballeros a que me refiero. Les dije que no era hora de entrar en la ermita y, muy contrariados, se despidieron. Yo cerré las puertas, pero observé que los desconocidos se quedaron paseando. Nos acostamos, y serían las doce de la noche cuando un ruido extraño me despertó. Rápidamente me vestí y salí al patio, y calcule usted mi asombro al ver la cancela abierta. Encendí luz y procedí a hacer un registro en la iglesia. En ésta no había ocurrido nada, toda vez que la puerta estaba cerrada como yo la dejé.
     Cuando salía para cerrar de nuevo la cancela observé, con el natural espanto, que el caimán no estaba en su sitio. Pronto me repuse y me dí cuenta de que el ruído que sentí fué el que hicieron los desconocidos del automóvil al forzar la cancela y al llevarse el caimán. Esto es todo lo que puedo decirle a usted.
     - ¿Y no sospecha quiénes puedan ser los ladrones?
     - Estoy casi seguro que han sido los del automóvil que llegó momentos antes de cerrar.

Imagen 3. Otra vista de la iglesia de la Fuensanta.

 
 
     Comenzaron a llegar varias parejas de policías a la Comisaría, llamados por el señor Herrera, y poco después un automóvil. El comisario me invita a ocupar un puesto en el auto, en el que vamos dos policías, el comisario y un servidor. Otros policías han recibido instrucciones del señor Herrera y salen precipitadamente en distintas direcciones. Llegamos a la Fuensanta; el comisario practica un minucioso reconocimiento, y luego, volviéndose a nosotros, dice:

     - Al auto enseguida, vamos en busca de los ladrones.

     En este momento un automóvil atraviesa a una velocidad vertiginosa la carretera que conduce al molino de Lope García. Se dirije hacia la capital.

     - ¡Vivo! ¡Sigue a ese auto hasta darle alcance!

     Ya en el paseo de la Ribera, los del automóvil que perseguimos se dan cuenta y aceleran la marcha. Vemos cómo atraviesan el puente, y ya en plena carretera de Sevilla la persecución se hace interesante. Suenan dos disparos hechos por el comisario, que son contestados por otros dos hechos desde el coche ocupado por los ladrones. Al subir la cuesta del Espino, el primer auto sufre una avería y tiene que detenerse. Llegamos, y el comisario y los agentes saltan del coche y pistola en mano, invitan a los ocupantes del auto averiado a que se den presos. Uno de ellos es detenido y amarrado. Cuando se está efectuando esa operación el otro sujeto da un salto a un barranco y protegido por la obscuridad de la noche logra fugarse.

Imagen 4. Cuesta del Espino.

 
     Regresamos a Córdoba con el detenido, el cual declaró que era cierto que acababan de robar el Caimán de la Fuensanta; añadió que se equivocaron de camino y fueron a parar a un molino, donde para atravesar el río había que utilizar una barca y ésta no funciona de noche. Acosado a preguntas dijo que pertenece, en unión de otros, a una banda de ladrones que tiene su residencia en el extranjero, y que se dedica al robo de joyas, objetos de arte y animales históricos. Preguntado dónde habían escondido el caimán, dijo:

     - No tengan cuidado alguno, que será devuelto una vez que nos haya servido para el asunto que necesitamos.

     El detenido se negó en absoluto a declarar nada más sobre el particular. Estando yo en la redacción haciendo esta información, recibo la siguiente carta que por su interés voy a publicar. Dice así:

     "Ya se habrá usted enterado de que hemos robado el Caimán de la Fuensanta; hoy por la mañana habrá aparecido en su sitio, pues nos ha servido para lo que queríamos. Hasta otra. - F."

     Quedé asombrado al leer la precedente carta. No cabe más cinismo. Me avisan que han robado el Caimán y que una vez que se han servido de él, para lo que les hacía falta, lo han dejado en su sitio. Sería curioso averiguar para qué les ha servido el pobre Caimán que durante tantos años ha descansado en uno de los muros de la histórica iglesia de la Fuensanta. Esta mañana nos ha visitado el portero de dicha ermita para manifestarnos que al abrir las puertas encontró en el suelo el Caimán, que había sido robado la noche anterior. La alegría que se dibujaba en el rostro del empleado no es para descrita (?). Ya estaba tranquilo. El Caimán había vuelto a su casa. Ya los cordobeses podrán volver a contemplarlo en la próxima velada de septiembre.

El hombre de los quevedos.



Rafael Expósito Ruiz. 



DOCUMENTACION
- Artículo aparecido en La voz : diario gráfico de información: Año IV Número 1257 - 1923 julio 15.

IMÁGENES
- Imágenes 1 y 3: Archivo Municipal de Córdoba
- Imagen 2: Rafael Bellido, Wikipedia
- Imagen 4: Fotografía extraída del grupo de Facebook CORDUBA

viernes, 16 de julio de 2021

La calle Arguiñan

      Ignoro si habrá algún cordobés que se haya recorrido una a una todas las calles de nuestra ciudad. Yo no desde luego, y aunque suelo pasear por muchas de ellas para buscar historias que contar o para documentarlas, confieso que no habré visitado ni una cuarta parte. Hay barrios que prácticamente desconozco, y no solo me refiero a los de nueva creación, simplemente por el hecho de estar retirados de la zona donde vivo y porque tal vez nunca haya tenido que ir a ellos a visitar a nadie, ni a realizar ninguna gestión. Sin embargo tengo que confesar con cierta vergüenza que en mi actual barrio, aunque ya llevo viviendo en él casi 17 años, acabo de descubrir una calle a la que nunca había entrado aunque habré pasado por delante de ella docenas de veces. Como excusa diré que, al tratarse de una calle sin salida como tantas otras en Córdoba, has de tener una razón para adentrarte en ella, aunque en mi caso esta vez ha sido la curiosidad y el hecho de que jamás había oído mencionar el nombre que aparece en su entrada.

Imagen 1. Entrada a la calle Arguiñan.



     A la mitad del tramo de la calle Góngora que va desde la plaza de San Miguel a la calle Cruz Conde, encontraremos a la derecha la calle Arguiñan. Es, como dije antes, una calle sin salida de la que Teodomiro Ramírez de Arellano afirma que una vez estuvo conectada con la calle Pastores, e incluso comenta que según algunos decían también lo estuvo con la calleja del Padre Posadas.


Imagen 2. Calle Griñán según plano de 1884.



     En el primer plano conocido de Córdoba, el del barón Karvinski de 1811, aparece bajo la denominación Griñan, sin embargo Ramírez de Arellano asegura que se trata de la deformación de su nombre real que no es otro que calleja del Veinticuatro D. Juan Ruiz de Arguiñan que debió vivir en frente ó cerca, ó tal vez tener en aquel punto el postigo ó puerta falsa de su casa. Los caballeros veinticuatro eran cargos municipales, equivalentes regidores o concejales, que accedían al cargo por su posición social o la nobleza de sus familias.

     Esta calle del antiguo barrio de Trascastillo pudo haber desaparecido cuando a finales de los años 20 del siglo pasado se arrasó parte de este barrio para abrir la actual calle Cruz Conde, ya que la intención del alcalde era hacerla mucho más ancha y alargarla hasta la avenida de América, aunque finalmente quedó con el trazado que tiene hoy en día. Continua tan tranquila como me imagino que estuvo en tiempos pasados, y únicamente da acceso a tres edificios de viviendas y a un patio trasero del número 5 de la calle, casualmente, Ramírez de Arellano.


Rafael Expósito Ruiz.

viernes, 9 de julio de 2021

Cuando buscas una calle y la calle te encuentra a ti

      Siempre fui un apasionado de Córdoba y de su historia pero confieso que de una manera bastante pasiva; conocía algunas historias y leyendas y trataba de asimilar cualquier información que me llegaba pero nunca me dio por buscarlas personalmente. Todo esto comenzó a cambiar cuando en septiembre de 2014 acepté la invitación de mi amiga Cristina Camacho, gran arqueóloga y mejor persona, para unirme al grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES. Aquí, a través de las fotografías y los comentarios de sus miembros, fue donde descubrí que realmente no conocía nada del lugar donde nací. Lugares, historias y personajes me eran totalmente desconocidos, como si hicieran referencia a una ciudad diferente.

     Si algo caracteriza al grupo que acabo de mencionar, genialmente administrado por Antonio Bello, es la total implicación de sus miembros a la hora de intentar identificar aquellas calles o plazas que aparecen en algunas fotografías sin etiquetar, aportando sus conocimientos, su memoria e incluso su intuición para conseguirlo. Podría citar varios nombres destacados a modo de ejemplo pero me dejaría a muchos atrás y no sería correcto, y al final todos los miembros intentamos poner nuestro granito de arena. Una de estas fotografías no identificadas (Imagen 1) es la que hizo que pasara al modo activo y la que me tuvo buscando más tiempo del que yo esperaba hasta que conseguí localizar el sitio en que fue tomada.


IMAGEN 1. Calle no identificada en un principio.



     Dicha fotografía no mostraba a priori elementos que sirvieran para poder situarla sobre el plano, excepto un balcón cerrado con cristaleras que aparece en el lado izquierdo y que fue el punto de partida para que la maquinaria del grupo comenzara a funcionar. Calles como Pérez de Castro o Ambrosio de Morales salieron a relucir, especialmente esta última por la similitud con varios balcones que aún perduran en la calle, aunque el trazado de la misma no se correspondía exactamente con el que se intuía en la fotografía. A pesar con los esfuerzos no conseguíamos localizarla,  así es que me decidí a buscarla directamente sobre el terreno.


IMAGEN 2. Balcón en la calle Ambrosio de Morales n.º 5.


IMAGEN 3. Balcón en la calle Ambrosio de Morales n.º 16.



     Durante aproximadamente dos años, no de manera continuada sino cada vez que tenía algo de tiempo libre, me dediqué a pasar una a una por todas las calles de la parte más antigua de Córdoba en busca del dichoso balcón. Unas veces a pie y otras aprovechando paseos en el coche o la moto, intentaba localizarlo a riesgo de sufrir una tortícolis de tanto mirar hacia arriba. Encontré muchos balcones, no exactamente iguales pero sí bastante parecidos, en calles como Lope de Hoces, Don Rodrigo, Julio Romero de Torres y en algunas otras más, aunque no coincidían con el que andaba buscando. Casi se convirtió en una pequeña obsesión, que me hizo llevar un pequeño mapa guardado en la cartera y en el que iba tachando las calles que ya había revisado, además de una copia de la foto guardada en la memoria del teléfono móvil para poder comparar si me topaba con alguno que se le pareciera.


IMAGEN 4. Balcón en la calle Blanco Belmonte n.º 3.


IMAGEN 5. Balcón en la calle Blanco Belmonte n.º 4.


IMAGEN 6. Balcón en la calle Julio Romero de Torres n.º 19.



     En esos dos años pasé varias veces por la calle objeto de mi búsqueda sin saberlo, porque ni el balcón ni el edificio que lo albergaba existían ya. Llevaba aproximadamente un 75% del mapa tachado y aún seguiría pateando las calles si la diosa Fortuna no me hubiera sonreido. Sentado tranquilamente en mi sillón mientras observaba algunas fotografías en el grupo de Facebook, me topé con una que me llamó poderosamente la atención. En esta aparecía un balcón en el lado izquierdo, aunque no se trataba del mismo que estaba buscando, y sin embargo los edificios que se observaban al fondo, en el centro de la imagen, parecían idénticos en ambas fotografías.


IMAGEN 7. La segunda fotografía.


     Una vez que las comparé con detenimiento comprobé que las dos mostraban la misma zona. En el centro de las imágenes aparecía el edificio en cuyos bajos me comí más de una pizza en los años en que estuvo ubicada allí la pizzería King Size, que correspondía al n.º 2 de la plaza de Chirinos aunque en las fotografías se observe el lateral que da a la contigua plaza de los Carrillos. Además, se podía ver en las imágenes el principio de la calle Osario y la parte trasera del colegio Divina Pastora, por lo que estaba claro que las dos fotografías fueron tomadas desde la calle Ramírez de Arellano.


IMAGEN 8. Edificios iguales en ambas fotografías.



     De modo que tras una larga y ardua búsqueda, y aunque perseverar en un intento de conseguir algo que consideras importante es digno de elogio, a veces hay que tomarse las cosas con calma, tarde o temprano ese algo te encontrará a ti.


IMAGEN 9. Calle Ramírez de Arellano en la actualidad.



Rafael Expósito Ruiz.





IMÁGENES
- Historia de Córdoba en Imágenes: 1 y 7
- Realizadas por el autor: el resto

martes, 6 de julio de 2021

Índice de publicaciones de Qurtuba Fabulas. Año I (julio 2020- junio 2021)

      Hoy se cumple un año de la primera publicación de este blog. Qurtuba Fabulas fue creado en Mayo de 2020, pero supongo que la inexperiencia y el querer que dicha publicación estuviera lo mejor redactada y documentada como me fuera posible, hizo que hubiera que esperar un par de meses para que viera la luz. Lo que comenzó con la idea de resolver una curiosidad propia, se ha ido convirtiendo en un pequeño catálogo de historias sobre Córdoba y los cordobeses. No es un blog de miles de entradas ni cientos de seguidores, ni pretendo que lo sea, pero me gusta pensar que las pocas personas que os acercáis a él disfrutáis leyendo su contenido, descubriendo historias que desconocíais y refrescando otras que teníais olvidadas.

     Para facilitar la consulta de estas historias, y tomando prestada la iniciativa de Paco Muñoz en su blog notas cordobesas, os dejo un índice con los enlaces a todas las que he publicado en este primer año de vida. Solo hay que pinchar en el título para acceder a ellas.









AÑO 2020 (15)

Julio (1)

Agosto (1)

Septiembre (2)

Octubre (3)

Noviembre (4)

Diciembre (4)


AÑO 2021 (29)

Enero (4)
     18. Córdoba "la llana"

Febrero (5)

Marzo (5)
     27. La Cuesta de Luján

Abril (5)

Mayo (5)

Junio (5)
     





Rafael Expósito Ruiz.