sábado, 23 de abril de 2022

El asesinato de la "María Castaña" cordobesa: ¿Realidad o ficción?

     Expresiones como "es más viejo que Matusalén" o "eso es de los tiempos de María Castaña" seguramente no son utilizadas por los jóvenes hoy en día, aunque es probable que alguna vez se las hayan oído pronunciar a sus padres o abuelos. El primero de los personajes a que hacen referencia podemos encontrarlo en la Biblia; el segundo, y el que nos interesa aquí, aparece nombrado en un documento de 1386 y que se encontraría en el Archivo Episcopal de Lugo. Según éste, María Castaña y su marido Martin Cego, junto con sus hijos Gonzalo y Alfonso (según otras versiones serían sus cuñados), habrían confesado múltiples injurias contra la Iglesia así como el asesinato del mayordomo del obispo.
     Hasta ahora nada de lo escrito parece que tenga relación alguna con nuestra ciudad a no ser porque, según apareció publicado en el semanario Córdoba el 26 de agosto de 1916, una mujer que respondía al apodo de "María Castaña" encontró la muerte en la plazuela de las Tendillas. El relato es el siguiente:



«DIVAGACIONES EUTRAPÉLICAS
EL SUCESO DE AYER
Asesinato de María Castaña»

     «Casi a punto de entrar en máquinas este número, llega a nosotros la noticia del extraño suceso ocurrido en las Tendillas, del que ha sido víctima un tipo popular: la vieja María Castaña, de quien los muchachos se burlaban en la calle, llamándola por aquél mote, y a quienes ella correspondía con toda clase de soeces injurias. La chiquillería, con sus agudas voces, seguíala por las calles al grito de ¡María Castaña! Ella echaba mano de todas las maldiciones que en sus largos años de mala vida había recogido en las casas de escándalo y sañudamente apedreaba con ellas a los perseguidores.
     Aunque en la modesta esfera de una revista no quepa la atrayente y detenida información que constituye uno de los elementos más interesantes de los rotativos, no podemos, periodistas al fin, resistirnos a la tentación de dedicar unas cuartillas al hecho, aprovechando la circunstancia de que nuestro antiguo compañero D. Vicente Anievas -que ha vuelto a ser periodista en Córdoba al cabo de una corta temporada de permanencia en las minas del Rif- fué uno de los primeros en acudir al lugar del sangriento suceso.

IMAGEN 1. Aspecto de la plaza de las Tendillas en la época del suceso.


     El hecho ocurrió a las tres de la madrugada, aproximadamente. Tanto en las Tendillas como en las calles del Conde de Gondomar, Morería y algunas inmediatas, había varios trasnochadores, figurando entre ellos bastantes mujeres de escándalo, yendo unos a pie y otros en coche, y permaneciendo algunos estacionados en las aceras o en la vía pública.
     María Castaña salió en aquellos momentos de la calle de la Morería a la de los Morillos, penetró en la del Conde de Gondomar y salió a las Tendillas.
     Al pasar por el centro de esta plaza, un hombre del pueblo, de quien luego se supo que durante horas y horas había permanecido al acecho, al pie de la farola central, salió rápidamente al encuentro de María Castaña y, sin que mediase ninguna palabra -todo ocurrió en un momento- arremetió contra ella hecho una fiera. Del primer envite la tiró contra la farola, sufriendo la vieja tan espantoso golpe, que seguramente quedó muerta en el acto.
     El agresor la alzó del suelo con una sola mano y zarandeó el inanimado cuerpo de la vieja con la misma ligereza y furia que un perro ratonero al coger la presa entre los dientes. Por último, tiró el sangriento despojo en mitad de la plaza.

IMAGEN 2. Portada del semanario
Córdoba.
     No hizo ninguna demostración para procurar la huida; antes bien, parecía buscar a quien entregarse.
     Los trasnochadores, sorprendidos en plena jarana por la trágica escena, no acertaban a tomar ninguna resolución.
     Al fin, el agresor se puso en manos del guardacalle particular. Este le pidió las armas que tuviera, respondiéndole el detenido que sólo se había valido de las manos. Fué llevado a la Higuerilla.
     Respecto a las causas del extraño suceso, circulan diversas versiones, en las que la exaltada fantasía del público ha debido poner mucho de su cosecha.
     Parece ser que el agresor -un jornalero de los ruedos de Córdoba, llamado Rafael Morisco Aguilar- tiene una hija de dieciséis años, llamada Carmen y dotada de delicada y sugestiva belleza. Se refiere que esta -bonita como una rosa y más alegre y viva que un pájaro- cayó incautamente en las redes que a su inocente juventud tendiera la refinada perfidia de la popular proxeneta, de la abucheada María Castaña, y que al fin y al cabo fué inmolada al monstruoso Moloch de Andalucía que lleva esta alegre denominación, compendio de mil aberraciones: Jarana.
     Enterado el padre, que sentía locura por la nena, que se miraba en ella y la veía crecer como si fuese un rosal impecable, se cercioró primero de su desgracia, hasta el punto de asomarse a una juerga en la que su hija era la protagonista, y luego acechó a María Castaña, dándole espantosa muerte.
     En este suceso, que no puede quedar encerrado en la mediocridad corriente de la crónica negra, se revelan males espantosos. Desde luego resulta que si María Castaña, hubiera estado en la Cárcel purgando la cadena de delitos que han formado su vida, en vez de hallarse convertida en un tipo popular, con apariencias risibles, no hubieran llegado las cosas al extremo de que fuera despedazada por la vengadora garra de un hombre del pueblo.
     El ánimo más sereno y mejor templado, se sobrecoje de espanto ante el espectáculo de la mala vida en la tierra andaluza, ante la visión de la jarana, de la juerga, del hecho infame de que las mujeres pobres sean proporcionadas al vicio de los acaparadores de la tierra, de quienes precisamente causan el hambre del bajo pueblo.

IMAGEN 3. Primera página del
artículo.
     No por vicio, sino por necesidad negrísima, la raza andaluza -la de mujeres asombrosamente bonitas- es una de las que mayor contingente rinde a los burdeles de toda laya, altos, bajos y medianos.
     Los sociólogos tienen en este hecho material vastísimo de estudio de una de las desventuras mayores de Andalucía, fijándose bien en que claramente resulta que las mujeres pobres son proporcionadas a los señoritos viciosos y jaraneros, a los causantes de la pobreza que produce la caída de aquellas jóvenes malogradas.
     Las personas decentes deben intervenir también para ayudar a la corrección de mal tan espantoso, para evitar que se siga persiguiendo a las mujeres pobres que son bonitas para echarlas, no al placer y al vicio, sino al dolor y a la muerte. No se debe emprender la campaña contra las mujeres malogradas, de mala vida, sino contra quienes las despeñan, contra los jaraneros, profesionales de la juerga, y contra las María Castaña que por toda Andalucía pululan efectuando una recluta infame; contra las profesionales del más espantoso de los crímenes, contra las que debieran arrastrar cadena en vez de pasear su popularidad vergonzosa por las poblaciones, seguidas por la chiquillería callejera al grito de ¡María Castaña! ¡María Castaña! o al de otro mote semejante. De María Castaña publicamos un apunte hecho por el joven y notable dibujante Cámara. Adviértase como se parece a todas las María Castaña, porque es la proxeneta típica.
     Por ministerio de la ley, debe funcionar también en nuestra población la humanitaria junta para la represión de la trata de blancas. La benéfica institución tendría un presidente admirable en el caballeroso gobernador de la provincia, funcionario modelo por su rectitud y bondad.
     De haberle secundado la opinión, como se debió hacer, la gente de mala vida no hubiera vuelto a invadir las calles de la Feria, la Morería y el Conde de Gondomar, las que perdurablemente se hubieran conservado limpias hasta la pulcritud.
     Sirva de aviso saludable el doloroso suceso de anoche, del que han resultado dos víctimas: María Castaña, que ha muerto despedazada por un hombre del pueblo, y Rafael Morisco, que morirá en la horca o en presidio si el jurado, movido por una ráfaga de simpática piedad, no lo vuelve a la calle, ya que nadie pueda restituirle a la paz de su hogar deshecho ni al amor de su malograda hija, muerta en vida porque fué inmolada al monstruo insaciable de la jarana».

IMAGEN 4. Últimas calles que recorrió María Castaña.


     Por sí sola esta narración bastaría para constatar el suceso ocurrido en las Tendillas, pero curiosamente, y en contra de lo que solía ocurrir con las noticias en los diarios de esa época, se dan demasiados pocos detalles a mi parecer, tan solo los nombres del autor del crimen y su hija y el apodo de la víctima, una fecha y un testigo fiable. Y como me gusta corroborar con la mayor cantidad de datos posible todo lo que escribo me puse manos a la obra. 
     El resultado fue "nada". En cualquier otro caso menos cruento que éste los periódicos hubieran llenado sus páginas con todo tipo de detalles sobre las personas involucradas, sus nombres completos, edad, domicilio, así como los pormenores del juicio y posterior condena. Sin embargo no se encuentra en la prensa, ni local ni nacional, una sola mención a ningún hecho ocurrido en la plaza de las Tendillas en ese día y fecha o en días anteriores, ni rastro de ningún Rafael Morisco Aguilar o de la tal María Castaña. De hecho las dos únicas referencias que he logrado encontrar aparecen en los periódicos El Defensor de Córdoba y Diario de Córdoba, aunque no se hacían eco del suceso en sí sino del artículo publicado por el semanario Córdoba
     Es cierto que se menciona a un antiguo redactor del Diario de Córdoba, Vicente Anievas, como uno de las primeras personas en acudir al lugar de los hechos, si bien este periodista había dejado la profesión tras haber sido nombrado Procurador dos años antes del suceso y una reseña en el propio diario lo sitúa en la ciudad marroquí de Nador un mes antes del suceso, no siendo mencionado de nuevo hasta que realizó una visita a Córdoba en 1921. El hecho de que yo no haya encontrado nada que demuestre que Anievas se encontraba aquí cuando ocurrió el asesinato no significa que no estuviera en realidad, aunque es bastante curioso que de haberlo hecho no hubiese cubierto la noticia, ya que al parecer había retomado la profesión en esas fechas.
     Entonces, ¿ante qué nos encontramos? Resulta evidente que el peso del artículo no recae en el suceso en sí sino en una feroz crítica a los males que aquejaban a la sociedad cordobesa de la época: la prostitución sin ningún tipo de control por las autoridades, la dejadez de éstas para atajar el problema y la facilidad con las que las jóvenes sumidas en la pobreza caían en las redes que surtían de carne fresca los lupanares, donde los más poderosos veían realizados sus más oscuros deseos.
     Quizás nunca existió una María Castaña en Córdoba y tal vez se tratara de un recurso literario para englobar a todas las viejas proxenetas de la ciudad a las que el artículo demoniza, sin pensar que probablemente en su juventud también ellas fueron mercancía para los ricos. Quizás nunca fue asesinada por un padre cegado por el odio y se intentara dar a entender que el dolor causado por la prostitución traía tras de sí más dolor. El caso es que este problema, que ya era antiguo cuando se publicó el artículo, es ahora un siglo más antiguo aún y no tiene visos de resolverse a corto plazo.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Córdoba: semanario independiente, Año I Número 2 - 1916 agosto 26. BIBLIOTECA VIRTUAL DE ANDALUCÍA.
- BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.
- Wikipedia

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.
- Imágenes 2 y 3: Córdoba: semanario independiente, Año I Número 2 - 1916 agosto 26. BIBLIOTECA VIRTUAL DE ANDALUCÍA.
- Imagen 4: Sección del plano de Córdoba de 1920, Fernández Fenoy.

viernes, 15 de abril de 2022

Victoria Kent: una Directora de Prisiones de visita en la cárcel de Córdoba


IMAGEN 1. Victoria Kent.
     El 19 de abril de 1931 el gobierno de la recién proclamada Segunda República Española nombraba a la abogada malagueña Victoria Kent Siano como Directora General de Prisiones, en sustitución del depuesto José Bethancour. Su empeño por introducir reformas que humanizaran nuestro sistema penitenciario la llevaron a visitar numerosas cárceles en el territorio nacional para comprobar el estado de las mismas y las condiciones en que se hallaban los presos.

     La visita a la Prisión Provincial de Córdoba, establecida en el antiguo Alcázar, venía precedida por una denuncia sobre los malos tratos a que eran sometidos los presos en la cárcel de nuestra ciudad así como la lamentable calidad de la comida, por lo que telefoneó al director de la prisión para que cesara en su cargo y entregase el mando al subdirector hasta que se depuraran responsabilidades. La llegada estaba prevista para la una de la tarde del 4 de junio de 1931 pero una avería en el automóvil que la trasladaba desde Madrid hizo que esta se alargase hasta las cuatro.

IMAGEN 2. Vista lateral del Alcázar.
     Una vez en Córdoba se dirigió hacia el Hotel Regina, donde iba a alojarse, y tras almorzar y reponerse unos minutos del largo viaje se subió a un coche con el gobernador civil Mariano Gómez de Andía y el presidente interino de la Audiencia Provincial Agustín Aranda, con los que se trasladó a la cárcel para realizar su inspección. A su llegada la esperaba una guardia formada por el Regimiento de Lanceros de Sagunto, el director accidental de la prisión Leopoldo Elices, el médico y el maestro de la misma, el juez militar Carlos Silva, el alcalde Eloy Vaquero, los concejales Rafael de la Hoz y Francisco Quesada, el inspector de enseñanza Mariano Amo, varios periodistas y un nutrido grupo de mujeres que la vitorearon con entusiasmo, en su mayoría familiares de los presos. Tras la presentaciones de rigor, la comitiva accedió a la parte de Alcázar destinada a prisión a través del patio. En este se hallaban los presos formados en fila y Victoria Kent los animó a que le expusieran cualquier queja que tuvieran, asegurando que todas ellas serían atendidas. Rafael Cantos, uno de los reclusos, le hizo entrega de un ramo de claveles y le pidió que intercediera por él en relación a su arresto a causa de un atraco a la armería El Sport.

IMAGEN 3. Rafael Cantos
entega un ramo de claveles
a Victoria Kent.
       La inspección de lo que una vez fue la cárcel de la Inquisición sirvió para constatar una realidad que era común a la mayoría de prisiones de España: los dormitorios de los reclusos, más semejantes a cuevas que a otra cosa, eran antros sin ventilación y apenas luz, y el único mobiliario consistía en algunas mantas harapientas y colchonetas casi vacías de relleno. El resto de las instalaciones no ofrecía mejor aspecto, y rastrillo, celdas, enfermería y demás dependencias presentaban unas condiciones higiénicas deplorables. De nuevo en el patio la Directora de Prisiones pidió que se repartiera la comida de la tarde para comprobar el tipo, variedad y cantidad de la misma, así como inspeccionar al personal de cocina. El rancho de ese día consistía en potaje de judías y garbanzos con patatas y pescada frita, y a Victoria Kent le pareció reglamentario y bien condimentado, aunque mejorable. Se extrañó de que los presos usaran cucharas de palo y no de metal, pero el señor Elices le aclaró la cuestión asegurando que la razón era evitar que se pudiesen fabricar armas cortantes o punzantes con ellas y que era costumbre en todas las cárceles. También tuvo la oportunidad de charlar y atender las reclamaciones de varios reclusos en el despacho médico, lo que sirvió para demostrar que la acusación de malos tratos a los presos carecía de fundamento, por lo que se comprometió a reponer al director de la prisión en su cargo a la mayor brevedad.

IMAGEN 4. Victoria Kent disponiéndose a probar el "rancho".


     Victoria Kent abandonó la cárcel a las ocho de la tarde, aunque sin haber tenido tiempo de revisar la zona destinada a las mujeres. Antes de marcharse dio órdenes al alcalde para que se comprase inmediatamente lana vegetal para los míseros colchones de los presos así como para que se subsanasen otras deficiencias que había encontrado. Le expuso además la necesidad de construir inmediatamente un nuevo edificio para dar cabida a la prisión y su determinación, una vez de vuelta en Madrid, de enviar un oficio al Ayuntamiento de Córdoba solicitando la cesión de los terrenos necesarios para tal fin.

IMAGEN 5. Hotel Regina, en la actual Ronda de los
Tejares.
     A las diez de la noche la Directora de Prisiones recibió en el Hotel Regina a los periodistas que la habían acompañado en su visita a la cárcel, a los que les ofreció las siguientes declaraciones:

     «He sacado una impresión tristísima y dolorosa, pues el edificio no reúne ni la más elemental condición higiénica. Los reclusos tienen que estar verdaderamente hacinados. Es de absoluta y urgente necesidad la construcción de un edificio para cárcel, y Córdoba no puede tolerar el vergonzoso espectáculo de aquella prisión inmunda. 
     Ya el alcalde me ha ofrecido que el Ayuntamiento dará las mayores facilidades y en ese caso las obras podrían comenzar rápidamente. Como es un deber de humanidad sacar de donde se encuentran los presos, estudio su traslado inmediato a algún edificio que tenga condiciones, hasta tanto que se construya la nueva cárcel. Es preciso ver la forma de habilitar para cárcel algún cuartel de los que han de quedar desocupados, para que los presos se trasladen, mientras duren las obras del nuevo edificio penitenciario.
     Ya he dado orden para que mañana mismo se adquieran colchones y ropas y se mejore en lo posible el régimen de comidas. La vida en la prisión ha quedado normalizada y no he podido comprobar que existieran malos tratos, por lo que es de esperar que el expediente que se le instruye al director se resuelva favorablemente».

IMAGEN 6. Portada del diario La Voz.
      A la mañana siguiente realizó un temprano y fugaz recorrido por la Mezquita y, tras visitar durante una hora y media la redacción del periódico Política, salió de Córdoba con dirección a Málaga para su siguiente inspección penitenciaria.  
     Victoria Kent dimitió de su cargo tan solo un año después de haberlo ocupado, forzada por una implacable campaña de prensa en su contra a raíz de varias huelgas de hambre protagonizadas por presos políticos en Pamplona y Vitoria así como por varias fugas de presos, al parecer por la falta de eficiencia y disciplina de los funcionarios de prisiones. La nueva prisión de Córdoba, la que algunos hemos conocido como "la cárcel de Fátima", no se hizo realidad hasta 1941 y la abogada y política malagueña nunca llegó a verla, ya que tras el golpe de Estado que sumió a España en una guerra fratricida tuvo que exiliarse a Francia. Nuestra ciudad le mostró su agradecimiento hace algunos años al dedicarle una calle en la zona comprendida entre la avenida de la Arruzafilla y la calle Santa María de Trasierra, junto a otras personalidades femeninas como María la Judía, Alfonsina Storni, María Montesori o Marie Curie.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
- Wikipedia

IMÁGENES
- 1, 3 y 4: Fotografías publicadas en la revista Crónica (n.º 135, 12 de junio de 1932). Biblioteca Digital Hispánica.
- 2: Colección Luque Escribano, Archivo Municipal de Córdoba.
- 5: Fotografía extraída del grupo de Facebook Historia De Córdoba en Imágenes.
- 6: Portada del diario La Voz (n.º 4125, 6 de junio de 1931). Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

lunes, 11 de abril de 2022

De esquinas y columnas. Octava parte

      Ya estamos de vuelta con las columnas que adornan las esquinas de nuestra ciudad. Algunas llevan varios siglos allí, otras apenas 70 años, y aún nos quedan muchas por descubrir. En este octavo paseo vamos a ver otra pequeña muestra de esos pedacitos de historia de Córdoba.


Ubicación de las columnas sobre el plano.







1. AGUSTÍN MORENO
     El paseo de hoy comenzará entrando a la calle Agustín Moreno desde el Campo Madre de Dios, por la zona donde hasta 1868 estuvo en pie la Puerta de Baeza. En el número 51 de la citada calle y haciendo esquina con la de Barrionuevo (fotografía n.º 1) encontramos la primera columna, en la casa ocupada actualmente por la Taberna Los Mochuelos.


Fotografía n.º 1.



2. TINTE
     Continuamos por Agustín Moreno y giramos a la izquierda para tomar la calle Tinte, cuyo nombre se debe a un establecimiento que se dedicaba al teñido de telas. En la casa número 8, haciendo esquina con la calle Claustro, veremos la siguiente columna (fotografía n.º 2).


Fotografía n.º 2.




3 y 4. AGUSTÍN MORENO
     Continuamos por la calle Claustro hasta el final y giramos a la derecha hacia Ronquillo Briceño para salir de nuevo a la calle Agustín Moreno. La siguiente columna podemos verla en la parte baja de la esquina de la casa número 24 (fotografía n.º 3) y se trata de un fragmento muy deteriorado. Ahora volvemos hacía atrás por Agustín Moreno y pasando delante de la Plaza de las Granas llegamos hasta la casa número 45, en la acera de enfrente, donde encontraremos una nueva columna haciendo esquina con la calle Ravé (fotografía n.º 4). Como en el caso anterior, se trata de un fragmento y está colocada en la esquina exterior de un patio que pertenece al edificio de la Escuela de Artes Dionisio Ortíz.


Fotografía n.º 3.

Fotografía n.º 4.




5 y 6. RAVÉ
     Entramos ahora a la calle Ravé, que toma el nombre de la familia Gutiérrez Ravé que tuvo su casa principal en ella. Hacia la mitad de la calle y a la derecha encontramos la siguiente columna (fotografía n.º 5), en la esquina de la casa 21. A su izquierda, en la esquina entre las calles Ravé y Frías, encontramos una segunda columna, en la casa número 10. Seguimos por esta calle en busca de la de Cruz Verde.


Fotografía n.º 5.




7 y 8. ALFONSO XII
     Justo en la salida de la calle Cruz Verde a la de Alfonso XII, a derecha e izquierda, vemos otras dos columnas más (fotografía n.º 6). En la esquina derecha, en la casa ocupada por el Café Alfonso XII, se encuentra la primera; la siguiente está en la esquina contigua, en la casa número 52.


Fotografía n.º 6.




9. ALFONSO XII
     Después de haber salido de la calle Cruz Verde giramos a la izquierda para continuar por Alfonso XII. Tras pasar la Plaza de San Bartolomé veremos un fragmento de columna situado en la casa número 13 (fotografía n.º 7), en la esquina que forma con la calle San Eloy.


Fotografía n.º 7.




10. SAN ELOY
     Entramos ahora a la calle San Eloy hasta llegar a la plaza del mismo nombre, y en una calleja sin salida que parte desde ella veremos un fragmento de columna muy deteriorado (fotografía n.º 8), en un pequeño tacón junto a la puerta de la casa número 15.


Fotografía n.º 8.




11. ALFONSO XII
     Volvemos ahora hacia atrás y atravesamos la calle San Eloy para salir a la calle Palma, girando a continuación a la izquierda hasta llegar de nuevo a la calle Alfonso XII. En la esquina de la casa número 1 veremos una columna que ya se comentó en la sexta parte de estos paseos, así es que continuamos hasta el número 5, frente a la Plaza del Vizconde de Miranda. La última columna de hoy (fotografía n.º 9) está situada en la esquina de lo que un día fue el Hospital de San Andrés, fundado por Gonzalo de los Ríos en 1551, y más tarde convertido en el Grupo Escolar Alcántara García.


Fotografía n.º 9.




     Aquí acaba el paseo de hoy y como solemos hacer siempre nos tomaremos una cerveza fresquita, esta vez en cualquiera de los establecimientos de la Plaza del Vizconde de Miranda.



Rafael Expósito Ruiz.





Fotografías realizadas por el autor.