martes, 26 de diciembre de 2023

CALLE AMBROSIO DE MORALES N.º 9, EDIFICIO SINGULAR

     Cualquiera que desde la plaza de la Compañía atraviese la calle Reloj en dirección a la de Ambrosio de Morales se dará de bruces con un edificio de aspecto desaliñado, con la fachada parcheada, las puertas mal cerradas hasta hace poco tiempo con cadena y candado y las jambas de las mismas cubiertas de grafittis; el aspecto que presentan las ventanas y balcones no es mucho mejor, y se diría que está totalmente abandonado si no fuera por la placa de una conocida empresa de alarmas que luce junto a la puerta. Sobre el dintel, una placa donde se puede leer la inscripción Real Academia de Córdoba nos indica que alguna vez este edificio tuvo la importancia que se le supone a pesar de su aspecto actual. A lo largo de su historia albergó, además, a  negocios e instituciones de gran renombre en nuestra ciudad.


IMAGEN 1. Salida a Ambrosio de Morales desde la calle Reloj.



     Al menos hasta 1587 en este punto se encontraban las Casas Consistoriales o Cabildo, es decir el Ayuntamiento, razón por la que al tramo que va desde la Cuesta de Luján hasta la calle Pompeyos se lo conocería después como calle del Cabildo Viejo. La necesidad de un lugar más amplio y cercano a los mercados, según cuenta Teodomiro Ramírez de Arellano, hizo que unos años antes el corregidor Garci Suárez de Carvajal adquiriera unas casas-tiendas en los Marmolejos, la actual calle Capitulares, para su traslado.

     Desde la primera mitad del siglo XIX el edificio albergó el Café de Juan Bautista Petti, quien posteriormente, tras adquirir la casa contigua, lo transformaría en la que después sería conocida como Fonda Rizzi, por el apellido del yerno del señor Petti, que sería quien se hiciera cargo después del negocio. Lugar de reconocido prestigio, entre los personajes que alguna vez se hospedaron en ella se encontraban los escritores franceses Alejandro Dumas padre e hijo. Ninguno de los herederos del señor Rizzi quisieron continuar con el negocio familiar a la muerte de éste y la fonda fue vendida en 1872.


IMAGEN 2. Vista de Córdoba tomada desde la Fonda Rizzi.



     Fue entonces adquirida por los hermanos Puzzini para trasladar allí su Café Suizo, que hasta entonces se encontraba en la acera de enfrente, haciendo esquina con la calle Reloj. Suntuoso, elegante y bien decorado, podía competir con los mejores de las ciudades más importantes de España. Por esto, y por encontrarse en una de las calles más principales de Córdoba en esa época, era el preferido del público. Entre sus paredes tuvo lugar la reunión de comerciantes que daría lugar a la Unión Mercantil. En esta ubicación estuvo hasta principios de 1911, en que fue trasladado a la plaza de Cánovas (Tendillas), al mismo edificio que ocupaba el Hotel Suizo.


IMAGEN 3. Ambrosio de Morales 5 en 1884, actualmente 9 y 9 bis.



     El 20 de marzo de 1912 una comisión nombrada por el Real Centro Filarmónico Eduardo Lucena firmaba el contrato de arrendamiento de lo que ya se conocía como "el Suizo viejo" para trasladar allí su domicilio social, que sería inaugurado el 28 de abril de ese mismo año. Tan sólo duraría dos años en este edificio, trasladándose a principios de 1914 al número 1 de la calle Reloj.

     En 1828 le tocaría el turno al Monte de Piedad del señor Medina y Caja de Ahorros de Córdoba, que abriría allí una nueva sucursal para el empeño de joyas y ropa. Con el tiempo pasaría a ser su sede principal, que se mantuvo allí hasta 1964. En 1976 el Monte de Piedad cedió uno de los dos edificios en que había sido segregado el antiguo número 5 de Ambrosio de Morales, el que corresponde en la actualidad al 9 bis, para que pasase a ser sede de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.


IMAGEN 4. La Caja de Ahorros en Ambrosio de Morales. 



     A principios del siglo XXI el edificio quedó abandonado debido a su gran deterioro, que se ha ido incrementando con el paso de los años. En 2007 comenzaron las obras de restauración que consistirían en el derribo parcial de la casa número 9, salvando la fachada, y la restauración completa del número 9 bis. La falta de fondos y problemas con algunos restos arqueológicos encontrados en las catas previas hicieron que los trabajos quedasen paralizados. En 2012 la Gerencia de Urbanismo decidió su declaración como "edificio singular", con la intención de legalizar las modificaciones ejecutadas respecto a la propuesta inicial sobre la que se dio licencia de obras en su día y que fue después retirada.


IMAGEN 5. Interior del número 9 en octubre de 2023.



     Ya a finales de 2022 el presidente de la Real Academia, José Cosano, anunciaba que las obras de reconstrucción comenzarían en 2023. Las primeras fases, que no serían excesivamente largas, permitirían que la Academia volviese a su casa para el curso académico 2023/24 o para el siguiente si los plazos se ampliaban. Esto último será lo más probable ya que 2023 se acaba y el edificio sigue vacío. Habrá que seguir esperando.


IMAGEN 6. Interior del número 9 bis en mayo de 2022.



Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACION
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Boletines de la Real Academia de Córdoba números 8, 98 y 130.
- Paseos por Córdoba, Teodomiro Ramírez de Arellano.
- Prensa online.

IMÁGENES
- Imágenes 1, 5 y 6: Fotografías hechas por el autor.
- Imagen 2: Fotografía publicada en el grupo de Facebook "HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES".
- Imagen 3: Sección del plano de 1884 de la calle Ambrosio de Morales. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 4: Fotografía publicada en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Córdoba - España".

viernes, 15 de diciembre de 2023

UN SECUESTRO EN EL LAGAR DE ALTO PASO

     Corría el año 1855 y Federico Ferrando Casabonne se trasladaba a Córdoba, desde su Valencia natal, junto con su esposa, sus hermanos y su madre viuda. La holgada situación económica de la familia les permitió adquirir una casa en el número 1 de la plazuela de San Felipe, plaza de Ramón y Cajal en la actualidad, además de un lagar en la sierra cordobesa llamado de Alto Paso. Estaba este último compuesto de pinar, castañar, avellanar, encinar, tierras de siembra, fontanar o huerta con tres nacimientos de agua para el riego, una gran cantera de mármol blanco y de piedra con vetas y una casa de teja con varias habitaciones, y hasta entonces había sido propiedad de José Miguel Toledano, que vivía frente a la Puerta del Perdón de la Mezquita, en el número 42 de la actual calle Cardenal Herrero.


IMAGEN 1. Cantera (izquierda) y casa (derecha) del antiguo lagar de Alto Paso.



     Los hermanos Ferrando se hacían cargo por turnos del control del lagar, así como de la vigilancia de las obras de mejora que estaban llevando a cabo, y era el joven Federico el que se encontraba allí la noche del 23 de julio de 1856 cuando tres individuos entraron hasta su propio dormitorio y se lo llevaron a la fuerza. Se trataba de los ex-presidiarios Diego del Rosal Romero "el Sereno", Cristóbal Hidalgo Llamas y Juan Mellado Carmona "Ojancos".

     La familia Ferrando no era un objetivo al azar, ya que los tres asaltantes creían poder sacar beneficio de la gran fortuna que pensaban que dicha familia poseía. Contaban además en sus filas con Diego Toribio Álvarez, trabajador del lagar, y con el capataz mismo, un tal Cobos (1), ya porque fueran los inductores o porque hubieran sido convencidos u obligados por los otros tres, lo que les facilitaba mucho la comisión del delito. El secuestro fue tan rápido que al joven Federico no le dio tiempo de coger las pistolas que guardaba en un cajón de su mesa. Secuestradores y secuestrado estuvieron andando toda la noche y parte del día siguiente hasta que llegaron a un cerro cerca del arroyo de Valdepuentes, donde lo encerraron en una cueva y lo obligaron a escribir una carta dirigida a su madre y a su esposa pidiendo el pago de 8.000 duros por su liberación, y algunas más que irían enviando sucesivamente. Amenazaban, además, con matarlo si daban aviso a las autoridades.


IMAGEN 2. La cueva del gato.



     El rescate fue pagado, pero pasaban los días y no sólo Federico no estaba de vuelta con su familia, sino que seguían llegando las otras cartas que le habían obligado a escribir, exigiendo sumas de dinero cada vez mayores. Las batidas en su busca tampoco daban sus frutos, por lo que se decidió llevar a cabo un plan para apresar a los secuestradores y liberar al joven. El propio hermano de Federico, Emilio Ferrando, lo contaba así en una carta dirigida al Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos:

     «Con el doble objeto de deshacer algunas versiones equivocadas que han llegado á mi noticia acerca de la ocurrencia acaecida el 11 del actual [septiembre de 1856], y con el de rendir el único tributo de gratitud que me es posible á la benemérita institucion de la Guardia Civil, tomo la pluma para relatar el hecho, consignando la tan digna conducta que en él ha observado.
     Cansados, como es ya público, de ver el medio mas prudente de terminar el asunto de mi desgraciado hermano, y recibiendo cada dia nuevas pruebas de la obstinacion de los criminales, resolvimos, al recibo de la última carta, el ponernos en combinacion con los Sres. D. Pedro José de Anca y el Capitán D. José Castillo, de acuerdo con el Sr. Comandante General de la Provincia, con el fin de formular un plan que puesto en práctica prudente y reservadamente diera por resultado la captura de los que salieran á recibir el dinero. En efecto, el 10 del actual, dia señalado por los malhechores para la conduccion de la cantidad pedida, salió Miguel Moreno, comisionado por nosotros para llevarla, seguido de un coche, en el que iban el Cabo 2º Fernando Vidal y el Guardia de segunda D. Juan Matilla, y á regular distancia los guardias de caballeria Lorenzo Rodriguez de primera y Pedro Leon Gomez.
     Llegados que fueron á la Rambla sin novedad ninguna, dispuso el Sr. Alférez Infante, que á la sazon se hallaba ya avisado, que al dia siguiente regresara el carruage siguiendo la marcha Moreno, seguido de los Guardias de Infanteria Juan Aragoneses, Francisco Osuna y Manuel Gil Arjona ó Manuel Rodriguez, y detrás de estos los antedichos de caballeria con el citado Sr. Alferez. Como á las ocho de la mañana del 11 fué llamado el conductor del dinero por un ladron en un olivar prócsimo a la venta de Buey Prieto, donde entregó la cantidad que llevaba, habiendo sido avisados los Guardias de la salida de los ladrones. En el momento que considerando el criminal terminado su negocio se iba ya á separar de Moreno, fué dado el "alto á la Guardia Civil" por la Infanteria, el que le puso en precipitada fuga, obligando á el guardia Aragoneses y á Moreno á hacer dos disparos sin causarle lesion alguna, a cuyo tiempo acudió la caballeria logrando alcanzarle á el momento, habiendo sido herido por una cuchillada en la cabeza dada por Lorenzo Rodriguez. La primera pregunta que se le hizo á el malhechor fué donde se hallaba mi hermano, intimidándole para que declarase donde se encontraban sus compañeros, á lo que contestó que cuatro á caballo a caballo se hallaban prócsimos á aquel sitio. Registrados los alrededores por la caballería no se hallaron los citados, regresando aquella á el lugar donde estaba el preso custodiado por la infanteria, la que entretanto habia asegurado a otro paisano que figuraba dormir como á veinte pasos de donde se hizo la aprehension.
     Todo el interés de la Guardia se dirigió entonces á que dijeran el lugar que ocupaba el que tenian prisionero, usando para ello de medios ya violentos ya templados, pero los que no dieron resultado ninguno, encerrándose los criminales en un silencio absoluto...»


Imagen 3. La Guardia Civil caminera.



     El primer delincuente apresado resultó ser Cristobal Hidalgo, mientras que el que simulaba dormir era Diego del Rosal. El resto de los cómplices, Lorenzo Francisco Giménez "La Breva" y José Ojeda, fueron siendo capturados en los meses siguientes hasta que, el 29 de marzo de 1857, se apresó a Diego Toribio, aquel que trabajaba en el lagar en el momento del secuestro, a quien se le encontraron en su domicilio 50 napoleones y una navaja de doble filo.

     Durante el tiempo que los apresados permanecieron en la cárcel de Córdoba mantuvieron su inocencia en todo momento, y se dedicaban a pasarse consignas los unos a los otros sobre lo que debían declarar canturreando por las noches desde sus celdas, aunque finalmente Diego Toribio acabó confesando. La tarde-noche del 24 de julio, día en que los secuestradores y Federico Ferrando llegaron a la cueva donde iban a tenerlo retenido, el joven infeliz creyó reconocer la voz de Toribio, que discutía con los demás la manera de repartirse el botín que consiguieran y, pensando que éste había acudido en su ayuda, lo llamó por su nombre, firmando así su sentencia de muerte. Toribio le dijo a su compadre del Rosal que ya no podían dejarlo vivo puesto que los delataría si lo ponían en libertad, y como el primero no tuvo el valor necesario para acabar con él, fue el segundo quien se encargó.

     Cualquier persona con un mínimo de inteligencia, cosa que ninguno de estos individuos parecía tener, se hubiese deshecho del cadáver y después huido o regresado a su vida normal sin levantar sospechas, pero les pudo más la codicia y decidieron seguir adelante con el plan para sacar a la familia Ferrando todo el dinero posible. Tras la primera carta exigiendo un rescate fueron enviando las otras que habían obligado escribir a Federico, y cuando ya no tuvieron más para mandar hicieron que un memorialista (2) llamado José Ojeda las escribiera de su puño y letra, bajo el dictado de Diego Toribio.

     Tras la inculpación por parte de Toribio, Diego del Rosal acabó confesando el sitio en el que habían enterrado el cadáver del joven Federico, un lugar escabroso y de difícil acceso junto al arroyo de Valdepuentes, rodeado de zarzales. El 17 de abril de 1857 los restos fueron exhumados ante la presencia de los jueces de primera instancia Rafael Saldaña y José Muñoz, el alcalde interino de Córdoba, y los reos Diego del Rosal, Cristóbal Hidalgo y Diego Toribio. El cadáver había sido enterrado a escasa profundidad y estaba envuelto en un capote y con los ojos vendados. Mostraba signos de haber sido estrangulado y presentaba una herida de arma blanca en el corazón. En el bolsillo izquierdo del chaleco se encontró una sortija de oro con trenza de pelo que llevaba las iniciales de la madre de Federico hechas con diamantes y un pañuelo con las iniciales del infortunado. Tras colocarlo en un ataúd que había sido llevado a tal efecto, fue conducido al cementerio de Nuestra Señora de la Salud.


IMAGEN 4. La cueva del bandolero.



     El 11 de septiembre de 1857, a las nueve de la mañana, dieron comienzo el juicio y vista pública en el Salón Alto de la Diputación Provincial. Tras los turnos de la Fiscalía, la acusación privada y los abogados de la Defensa, la vista se dio por terminada al día siguiente a las cinco de la tarde. La sentencia no tardó en llegar: pena de muerte por garrote vil para Diego del Rosal y Cristóbal Hidalgo, cadena perpetua con argolla para Diego Toribio, Juan Mellado y Lorenzo Francisco Jiménez y 20 años de prisión para José Ojeda. Fueron condenados, además, a devolver a la madre de Federico Ferrando los 9.000 reales que les había enviado, a otros 10.000 reales por perjuicios y a pagar las costas procesales. Esta sentencia fue posteriormente apelada en la Audiencia, y finalmente se redujeron las penas a cadena perpetua para los dos acusados a muerte y 20 años de reclusión para los restantes, a excepción de Lorenzo Francisco Jiménez que resultó absuelto.

     Los reos fueron conducidos a diferentes presidios. En el de Ceuta recalaron Diego del Rosal y Cristóbal Hidalgo, que acabó muriendo en el hospital tres años después, mientras que el primero logró escapar del mismo para perderse definitivamente.


Rafael Expósito Ruiz.


(1) Ni en la prensa de la época ni en ninguna de las obras posteriores consultadas aparece el nombre del capataz del lagar de Alto Paso, a excepción de en los "Paseos por Córdoba" de Teodomiro Ramírez de Arellano. Según éste el tal Cobos, cómplice en el secuestro pero no en el asesinato y que pensaba delatar a todos sus compañeros, no llegó a juicio al haber fallecido antes por cólera, aunque se decía que podía haber sido envenenado por éstos.
(2) Persona que por oficio escribe memoriales o cualesquiera otros documentos que se le pidan. Diccionario de la lengua española, rae.es.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Crónica negra de la historia de Córdoba (Antología del crimen). José Cruz Gutiérrez y Antonio Puebla Povedano.
- Las canteras de mármol blanco del lagar de Altopaso. notascordobesas.com.
- Paseos por Córdoba. Teodomiro Ramírez de Arellano.

IMÁGENES
- Imagen 1: Google Maps.
- Imagen 2: La cueva del gato (o) Los contrabandistas sorprendidos. Manuel Barrón Castillo. Museo de Bellas Artes de Sevilla.
- Imagen 3: La Guardia Civil caminera. Jacinto Contreras Vázquez.
- Imagen 4: gimenounpasseigpelsmontesdebiar.blogspot.com.

viernes, 1 de diciembre de 2023

LA SOCIEDAD DE PLATEROS EN 1931

     En agosto de 1931, el diario Política dedicaba un reportaje a la historia de la Sociedad de Plateros con motivo de la reciente inauguración de su cuarta taberna, en San Lorenzo. El texto que sigue, y las fotografías que lo acompañan, pertenecen a dicho reportaje, publicado en el periódico Política: Época Segunda Año II Número 251 - 1931 agosto 18.


Industria clásica

     Desde los tiempos más remotos tiene la industria cordobesa manifestaciones de arte que han perdurado a través de los siglos.
     Así como conocemos de siempre la alfarería de La Rambla y los telares de paño pardo de Priego, así también trae Córdoba en las entrañas de su historia una industria típica que la hizo famosa en otro tiempo y que aún conserva como algo propio.
     Tal es el trabajo del oro y de la plata, que fue y es, en manos de los plateros cordobeses, material de arte y filigrana.
     Nobles metales, que en contacto con esta tierra toman las más bellas formas. Custodias con Arfe y arrancadas de tenue encaje de manos de anónimos artistas.

     En agosto de 1931, el diario Política dedicaba un reportaje a la historia de la Sociedad de Plateros con motivo de la reciente inauguración de su cuarta taberna, en San Lorenzo. El texto que sigue, y las fotografías que lo acompañan, pertenecen a dicho reportaje, publicado en el periódico Política: Época Segunda Año II Número 251 - 1931 agosto 18.


Última Sucursal, que ha sido recientemente inaugurada en San Lorenzo.




Las maestrías

     Los artesanos de antaño estaban constituidos en gremios o maestrías de régimen paternal. De las más antiguas de la ciudad, la de plateros ha tenido importancia sobresaliente por su espíritu de solidaridad y por una mayor cultura.
     Pero vamos a referirnos especialmente a la «Sociedad de los Plateros» fundada allá por el año 1860 y nacida de la fraternidad de obreros de un mismo arte.
     La adoración que el buen cordobés profesa al dios Baco, que dio sus racimos mejores a esta bendita tierra, es la verdadera génesis de esta Sociedad, que prontamente derivó a fines comerciales.
     Oficiales plateros que tenían costumbre de reunirse en sus libaciones, concibieron la idea de adquirir por su cuenta el dorado líquido y pagar cada uno religiosamente el importe de su diario consumo.
     Consumido el primer barril, pudieron comprar seguidamente, con su rendimiento, otro de doble cabida, y en esta proporción geométrica llegó un día en que la reunión no pudo consumir todo el vino almacenado.
     Es entonces cuando deciden abrir un establecimiento al público, por los años de la primera República.


Primitiva bodega de la Sociedad.




Un sólido negocio y un socorro mutuo

     Este sistema de acumulación de ganancias hace prosperar la Sociedad, que compra su primera Casa en la calle de San Francisco, donde se constituye formalmente la «Sociedad Mutual de los Plateros», con veintiséis socios que constan en el acta de la Asociación.
    Poco después abren su segunda casa en la plaza de Séneca, donde fundan la primera bodega, en la que se hacen los más exquisitos vinos que se venden en treinta leguas a la redonda.
     Hoy sus socios son en número de trescientos sesenta, muchos de los cuales han pasado a la categoría de patronos. Todos ellos son beneficiarios del Socorro Mutuo, que consiste en pensión para los enfermos e inválidos y asistencia médica de todas clases, así como farmacia, en la que invierte la Sociedad 1.000 pesetas mensuales, aproximadamente. Para pertenecer a la misma, precisa ser platero con cinco años de oficio y abonar una pequeña cantidad, como cuota mensual.
     El estado económico de la entidad y su solvencia la colocan en el lugar de las primeras firmas de la ciudad.


Antiguo salón de actos de la Sociedad.




Sus caldos

     La administración general de la Sociedad está hoy a cargo de una junta de once directivos, de los cuales hay tres patronos y ocho obreros.
      Pero los caldos, que son fama de esta Casa, están a cargo de una Comisión de Bodega del seno de la Sociedad, que es asesorada por un capataz técnico; también existe un representante de establecimientos.
     Hoy tienen seis Bodegas distribuidas en sus cuatro sucursales, en las que se apilan 300 botas con un total de 10.000 arrobas de néctar exquisito.
     Lago de dorado líquido que es prontamente consumido en forma de copas y célebres medios.
    Los mostos que cría esta entidad proceden de los mejores pagos de la sierra de Montilla y Moriles, donde compran anualmente más de 7.000 arrobas.
     Últimamente ha inaugurado su gran sucursal de San Lorenzo, establecida a todo lujo y en casa propia y que ha tenido un gran éxito en el populoso barrio.
     El capital social de esta entidad ha llegado a la cifra de 600.000 pesetas, estando constituido por los edificios de sus establecimientos en San Francisco, Plaza de Séneca, calle de Málaga y San Lorenzo, más el valor de sus hermosas bodegas.
     El volumen mensual de sus ventas alcanza las 18.000 pesetas. Cifra tanto más significativa cuanto que esta Sociedad no vende al por mayor.
     Aunque sus establecimientos ostentan el nombre de Sociedad de Plateros sus clientes pertenecen a todas las clases sociales y en particular el elemento obrero, que conoce la garantía de sus vinos.


Detalle del patio de la Sucursal de San Lorenzo.




La política

     Si los fines de esta Sociedad no son políticos, puede asegurarse sin embargo, que desde su constitución fue una ardiente defensora del régimen republicano con el que han estado siempre compenetrados los plateros cordobeses.
     Esta corporación es un vivo ejemplo de acción y voluntad, con cuyos factores han sabido constituirse en fuerte capital mutuo, que derrama sus beneficios entre los que supieron poner la solidaridad por encima de las pequeñas pasiones y de egoísmos inútiles.

Reina.
Fotos. Santos - Fotogs. Casares.