lunes, 24 de julio de 2023

LA CAPILLA DE LA SANGRE

      Si hay algo que abunde en la Mezquita-Catedral, aparte claro está de arcos y columnas, son capillas. Si no me equivoco, y si las páginas de internet que he consultado tampoco lo hacen, serían un total de 47 las que aún permanecen en pie, rodeando prácticamente todo el interior del monumento. Sinceramente, aparte del valor artístico o histórico que puedan tener, poco o nada pueden interesar a un ateo como yo, aunque la cosa cambia si alguna de ellas tiene una pequeña curiosidad que contar, que básicamente es lo que da vida a este blog. Ese es el caso de la capilla de san Acacio y Compañeros, y Once Mil Vírgenes, conocida también como "de la Sangre".


IMAGEN 1. Retablo de la capilla de San Acacio.



     Cuenta la leyenda que este Acacio era un militar romano, general o legionario según quien te lo cuente, que formaba parte del ejército de 9.000 hombres que los emperadores Adriano y su hijo adoptivo Antonino enviaron a repeler una rebelión en tierras del Eúfrates. Cuando llegaron a Armenia vieron que los rebeldes les superaban en número, por lo que los emperadores ordenaron que se hicieran sacrificios a los dioses para que les fueran propicios en la batalla, pero un ángel se apareció a cuatro de los oficiales, entre los que se encontraba Acacio, y les prometió la victoria a cambio de su conversión al Cristianismo. Los 9.000 aceptaron y, después de haber logrado ganar la batalla, acompañaron al ángel al monte Ararat donde, ayudado por otros siete ángeles, los estuvo instruyendo en la nueva fe.

     Los emperadores, que supongo que estarían en su lujosa tienda de campaña bebiendo y comiendo mientras sus soldados luchaban, no se habían enterado de nada, y a los tres días salieron a buscarlos ya que aún no habían regresado. Los encontraron orando en el monte y decidieron escribir pidiendo consejo a los reyes Sagor, Máximo, Adriano, Tiberiano y Maximiano. La respuesta fue castigo y muerte para los soldados y, para asegurarse de que esto se hiciera, fueron hasta Armenia cinco millones de hombres, entre príncipes, magistrados, prefectos, patricios y soldados. Tras unos dimes y diretes entre Acacio y Antonino, este último ordenó que fueran apedreados, pero las piedras, en vez de impactar en los recién convertidos, se volvían a golpear a los apedreadores. Esto bastó para que otros mil de los hombres que habían venido a castigarlos se unieran a ellos. Los emperadores ordenaron entonces flagelar, coronar con espinas y crucificar a los 10.000 (los 9.000 iniciales y los 1.000 que se unieron después). Tinieblas, terremotos y ángeles descendiendo del cielo para descolgar a los soldados y enterrarlos darían el broche épico a la escena.


IMAGEN 2. San Acacio, vestido de general romano.

 

     Hasta aquí la leyenda, sin pies ni cabeza como todas ellas, aunque me quedo sin saber dónde están las once mil vírgenes, que no aparecen por ningún lado, pero supongo que con los cinco millones de personas que acudieron a Armenia y los diez mil crucificados ya había gente de sobra, y la capilla no es tan grande como para que quepan todos. Falta decir que, como no podía ser de otra manera, las reliquias del santo se encargarían de obrar milagros por todas las partes del mundo a las que llegaban, incluido el pueblo cordobés de Montemayor, a donde llegó una en el siglo XVI y cuyos vecinos decidieron hacerlo patrón menos de cien años después de su llegada.

     Y si fantasiosa es la leyenda del pobre Acacio, no se queda atrás la que originó que su capilla en la Mezquita-Catedral sea conocida como la de La Sangre. Se supone que este apelativo se debe a la presencia de una representación del Ecce homo en el retablo de la capilla, en el que se aprecia la sangre que brota de la corona de espinas cayendo por su frente. Pero la infinita imaginación del vulgo, que es lo mismo que decir populacho o chusma pero en fino, nos proporcionó una versión alternativa y, claro está, más interesante. Así nos la cuenta el Licenciado Gaspar Matute:


IMAGEN 3. El Ecce Homo.



     «Al tiempo que se celebraba la procesión del jueves santo de 1483 para poner al Santisimo en el monumento, observaron algunos que de un zapato del tesorero salia sangre de que llevaba todo el pie bañado. Avisándoselo, i notando su gran turbacion i que no acertaba a proferir palabra, lo entraron en la capilla de San Acacio (que desde entonces, segun dicen, se llama de la sangre) i descalzándole el zapato hallaron en el la sagrada forma que aquella misma mañana habia consagrado. Aprendido por el tribunal confesó este delito i otros que habia cometido i tuvo el fin que acabamos de referir».


     La historia, sin embargo, es otra bien distinta. Pedro Fernández de Alcaudete era tesorero de la Catedral. Una de sus sirvientas, con la cual se decía que estaba amancebado, fue la triste protagonista en 1483 del primer Auto de Fe celebrado en Córdoba, en el convento de los Mártires. Acusada de judaizante, fue condenada a la hoguera. Fueron después en busca del tesorero a su casa, donde se defendió con ayuda de sus criados, uno de los cuales mató a uno de los alguaciles que iban a detenerlo. Una vez apresado, fue conducido a la cárcel del Santo Oficio, ubicada entonces en el Alcázar de los Reyes Cristianos, donde estuvo encerrado hasta el 28 de febrero de 1484.


IMAGEN 4. La cárcel de la Inquisición.



     Ese día, por la mañana, salió la procesión que acompañaba al reo hacia el convento de San Francisco, donde se había preparado un tablado en el que se realizaría el "juicio". Tras la lectura de los cargos y la sentencia, sin posibilidad de defensa , fue despojado de las insignias de su cargo y de sus ropas y entregado a la autoridad civil, que era la encargada de hacer cumplir la condena. Tras vestirlo con una aljuba (1) amarilla de mangas largas, un capirote rematado por una borla de colores, y un letrero en el que se podía leer "este ha judaizado", fue conducido a las afueras de la puerta de Baeza (otras versiones hablan del Campo de la Verdad), donde se había clavado un madero con un asiento en el que lo sentaron y amarraron con una argolla antes de quemarlo vivo.


IMAGEN 5. Afueras de la puerta de Baeza.



     Leyendas e historia, las primeras para contarlas una y otra vez, añadiéndole si es posible elementos que las hagan más atractivas aún. La segunda para superarla, pero nunca olvidarla.


Rafael Expósito Ruiz.




(1) 1. f. Vestidura morisca usada también por los cristianos, consistente en un cuerpo ceñido en la cintura, abotonado, con mangas y con falda que solía llegar hasta las rodillas.




DOCUMENTACIÓN
- Capilla de San Acacio. artencordoba.com
- Colección de los autos generales i particulares de Fé celebrados por el Tribunal de la Inquisición de Córdoba: anotados i dados a luz por el Lic. Gaspar Matute i Luquin, 1836.
- San Acacio y los 9999 mártires. Ramón Rabre, 22 junio 2022. religionenlibertad.com.
- San Acacio y Compañeros, y Once Mil Vírgenes. Jesús Daniel Alonso. diocesisdecordoba.es

IMÁGENES
- 1,2 y 3: Fotografías tomadas por el autor.
- 4: Alcázar de los Reyes Cristianos. Estampa que ilustraba la obra "The tourist in Spain", realizada a partir de un dibujo realizado por David Roberts, 1836.
- 5:  Sección de la "Vista de la ciudad de Córdoba desde la Fuensanta", de Pier Maria Baldi (Fototipia de la acuarela de 1669)

miércoles, 19 de julio de 2023

CÓMO CONFECCIONAR UN MENÚ CON ALGUNAS CALLES DE CÓRDOBA

     Los nombres de algunas calles de Córdoba, especialmente los de más antigüedad, dan mucho juego. Los puedes agrupar por oficios ya desaparecidos, como Bataneros, Caldereros o Tundidores, por algunos establecimientos como los hornos del Duende, del Camello o del Cristo, por condimentos como Albahaca, Hinojo o Yerbabuena, o combinándolas de un sinfín de maneras para todos los gustos. En este caso, vamos a confeccionar un menú, lo más económico posible, con el nombre de algunas de nuestras calles.

     Para ir abriendo el apetito podemos empezar con unas tapas de queso y alguna que otra de salmorejo cordobés, acompañadas por unos buenos vinos de la tierra para que entren mejor, sin pasarnos, claro está. A continuación, pasaremos a comernos unos huevos, fritos por ejemplo, pan y conejo, éste al ajillo, con una copita de vino tinto, que va muy bien para cualquier carne. Para finalizar, y a modo de postre, tomaremos un buen trozo de pastel, cordobés a poder ser. Buen provecho.







CALLE QUESO

     Esta calle se encuentra en el barrio de San Lorenzo, y arranca desde la calle María Auxiliadora para finalizar en la de Frailes. Teodomiro Ramírez de Arellano afirma que su nombre se remonta al siglo XVII y que se debe a la fabricación de este alimento. Añade, además, que junto con las calles Horno del Agua y Ciegos formaba una cruz perfecta, por lo que esa habría sido conocida como "la Cruz de San Lorenzo". Como siempre, hay otra versión más romántica, y seguramente menos realista, que habla de cómo el joven Rafael Benjumea engañó a Don Nuño para fugarse con su hija Isabel, mientras éste pensaba que el joven le estaba preparando un riquísimo queso con el que obsequiar a sus invitados.


Salida de la calle Queso a la de Frailes.




CALLEJA DEL SALMOREJO CORDOBÉS

     Se trata de una calleja sin salida que existe a final de la calle Tomás Conde, justo antes de salir a la plaza Campo de los Santos Mártires. Hasta el día 10 de diciembre de 2014 se llamó calleja del Arco, por uno que había y hay en su entrada, según Ramírez de Arellano, quien añade que hay quien piensa que dicho arco sería una de las entradas al barrio judío. El cambio a la nomenclatura actual tuvo su origen en una petición al Ayuntamiento de Córdoba por parte de la Asociación Gastronómica del Salmorejo Cordobés. Además, se colocó en la calleja un gran azulejo con la receta oficial, creando así un nuevo punto de atracción para que turistas y cordobeses se fotografíen junto a ella.


Entrada a la calleja del Salmorejo Cordobés.




CALLEJA BUENOS VINOS

     Volvemos al barrio de San Lorenzo, muy cerquita de la calle Queso. La de Buenos Vinos es una calleja sin salida que arranca desde el principio de la calle Frailes, como si se tratase de una bifurcación de ésta. Ramírez de Arellano asegura que se trata del apellido, que no apodo, de uno de sus moradores. Según Francisco Román, hay constancia de este apellido entre personajes cordobeses de distintas épocas. Uno de ellos, Juan Ruiz de Buenosvinos, era de oficio alfaqueque, que era el encargado de liberar cautivos, esclavos y prisioneros de guerra. Según la página de internet Wikiapelidos.com, en la actualidad hay 74 personas apellidadas Buenosvinos en Córdoba.


Entrada a la calleja Buenos Vinos.




CALLE  Y PLAZUELA DE LOS HUEVOS

     De los Huevos es la antigua denominación de la actual calle Duque de la Victoria, que comienza en la calle Gutiérrez de los Ríos y desemboca en el cruce de las calles Encarnación Agustina, Diego Méndez y Santa Inés. Esta última calle, la de Santa Inés, forma una pequeña plazuela en su desembocadura, que en su día también ostentó el nombre que nos ocupa, aunque hoy en día está incorporada a la propia calle. Este curioso nombre viene, según Ramírez de Arellano, de dos huevos de avestruz que tuvo colgados como ofrenda una imagen que hubo en la fachada del convento de la Encarnación Agustina (actual C.E.E.E. Virgen de la Esperanza). También apunta a que el nombre podría deberse, según algunos, a la venta de huevos en esa zona, aunque él piensa que eso es una vulgaridad. El nombre de Duque de la Victoria le fue dado en 1865, en honor del general Espartero.


Calle Duque de la Victoria, antiguamente De los Huevos.



Plaza a la salida de la calle Santa Inés.




CALLEJA PAN Y CONEJO

     Bajo esta denominación vamos a encontrar dos calles en nuestra ciudad, una que aún mantiene el nombre y otra que ya no. La actual Pan y Conejo es una calleja sin salida que se encuentra en el punto en que se unen las de Caldereros y Cardenal González y, según Ramírez de Arellano, debe su nombre al apodo de un antiguo vecino. La otra calle que tuvo esta denominación es la actual calle de La Pierna, una calleja sin salida que parte desde el principio de la calle Barroso que, curiosamente, era la que anteriormente se había llamado de La Pierna. Ramírez de Arellano opina que, como en el anterior caso, su nombre debe responder al apodo de alguno de sus vecinos, «pues no de otro modo se esplica tan ridículo nombre». El nombre actual se le concedió en 1951.


Entrada a la actual calleja Pan y Conejo.
    


Antigua calle Pan y Conejo, actualmente llamada La Pierna.




CALLEJA VINO TINTO

     Se trata de una calleja sin salida que parte desde la plaza de San Eloy y que, según Francisco Román, probablemente conectó dicha plaza con la calle Isabel II. Continua diciendo el autor que el nombre pudiera provenir de alguna casa, hoy desaparecida, dedicada al comercio de estos caldos.


Entrada a la calleja Vino Tinto.




CALLEJA DEL PASTEL

     Esta calleja podemos encontrarla en el punto en que finaliza la calle Cardenal Herreros y comienza la de Judería. Teodomiro Ramírez de Arellano da pocos datos sobre ella, aparte de que aparece nombrada así en algunos padrones antiguos, desconociéndose el porqué de dicho nombre, y que está «cerca de la Judería, al lado de la oficina de farmacia del correcto escritor D. Rafael Blanco y Criado».


Entrada a la calleja del Pastel.




Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Ramírez de Arellano, Teodomiro. Paseos por Córdoba, 1873-1877.
- Román Morales, Francisco. Las calles de Córdoba, 2005.

FOTOGRAFÍAS
- Realizadas por el autor

lunes, 10 de julio de 2023

EL HOTEL "LAS CUATRO NACIONES"

     «"Superió", me dijo un hombre aún joven, con mono azul, en la puerta del hotel Cuatro Naciones cuando le pregunté qué tal era [...] Entré, tras la contundente calificación del hotel que me hizo el del mono azul, que era, como después supe, el limpiabotas del mismo. Un muchacho bajo, gordito, muy simpático, estaba tras un mostrador, en una esquina de un espacio amplio, techado, en realidad un patio en una parte cubierto y en otra entoldado. Habitación y desayuno, 1.900 pesetas al mes. Acepté, aunque era una cantidad superior a la del sueldo que iba a cobrar (800 pesetas mensuales), y a la que había de añadir las dos comidas que haría donde fuera y como pudiera, pensando resolver el problema cuanto antes, o volverme a Madrid si no había otro remedio. Fui por mis dos maletas, volví y me indicaron la habitación. No tenía cuarto de baño, sólo un lavabo, un armario y una cama de hierro, con una ventanita que daba a un patio interior. Hacía un calor insoportable. ¡Qué sería en julio y agosto!, pensé...»


IMAGEN 1. Habitación del hotel.



     Así describía en sus memorias el doctor Carlos Castilla del Pino, el mismo que da nombre al Centro de Salud que se construyó tras el derribo de la Residencia Teniente Coronel Noreña, su encuentro con el hotel que da título a esta entrada. Era el 12 de octubre de 1949, el psiquiatra gaditano acababa de llegar a nuestra ciudad para tomar posesión de su plaza como jefe de los Servicios Provinciales de Higiene Mental y Toxicomanías y, tras salir de la estación de trenes, acabó en el bar Eduardo, en la esquina de la avenida de América con la calle Fernando de Córdoba. Fue el tabernero el que le sugirió, entre otros, el Cuatro Naciones, y hacia él se encaminó, al número 4 de la calleja Barqueros.


IMAGEN 2. El hotel en 1950.
     En esta céntrica calleja, que une las plazas de San Miguel con la de Mármol de Bañuelos, se encontraba la que, a la postre, sería la última ubicación del hoy desaparecido hotel, pero no había sido ni la primera ni la única. La historia de esta fonda, casa de huéspedes y, finalmente, hotel, había comenzado en el último cuarto del siglo XIX y no muy lejos de allí, en el número 4 de la calle de Prim (actual María Cristina). La noticia de su apertura aparecía el 3 de octubre de 1873 en el "Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos":

- Las cuatro naciones.- Este es el nombre de la nueva fonda que se ha abierto en el piso principal del café del Recreo por D. José Fontela, dueño de la fonda de la Victoria de Sevilla, establecimiento muy acreditado en aquella capital.


     Durante los siguientes 20 años no hay más noticias de esta fonda, tan sólo un anuncio de 1874, y no es sino hasta 1894 en que volvemos a saber de la "Gran Casa de Huéspedes de las Cuatro Naciones", ubicada entonces en el número 33 de la calle San Pablo. Su propietario es Jacobo Martín y el edificio, en el que se han efectuado las modificaciones y mejoras necesarias, había albergado hasta entonces la Casa de Huéspedes Santa Marta. En la prensa se asegura que la de Las Cuatro Naciones «goza de antiguo crédito», lo que podría indicar que se trata de la misma que se abrió en la calle Prim en 1873, pero al no encontrar ninguna noticia que las relacione directamente no puedo asegurarlo. En cualquier caso, ésta situada ahora en San Pablo 33 sí es la que nos interesa.

     El 24 de junio de 1899, tan sólo cinco años después, su entonces propietario, Marcelino Villalón Gómez, la trasladó a la que sería su última ubicación, el número 4 de la calle Mármol de Bañuelos (actual Barqueros), de nuevo a un sitio que ya antes había estado ocupado por una fonda, en este caso La Peninsular, regentada por la viuda de José Ramos. Curiosamente, se da la circunstancia que la fonda de la calle San Pablo 33 continuó funcionando bajo la misma denominación, arrendada ahora por Rafael Fernández Prieto, por lo que durante un tiempo coexistieron dos establecimientos con el nombre de Las Cuatro Naciones.


IMAGEN 3. Uno de los salones del hotel.



     Este hecho debía de provocar más de una confusión entre la posible clientela, por lo que se deduce de las aclaraciones que el Cuatro Naciones de la calle Mármol de Bañuelos insertaba en sus anuncios en prensa:

     «El conocido industrial D. Marcelino Villalón, quien durante muchos años llevó en arrendamiento con el nombre de "Las Cuatro Naciones" la casa de huéspedes establecida en la calle de San Pablo, número 33, se ha trasladado, por ser sitio más céntrico en la ciudad, á la calle Mármol de Bañuelos, número 4, en donde instalado definitivamente en dicha casa, reedificada expresamente para viajeros, tiene el honor de manifestar á sus numerosos y antiguos favorecedores que no ha omitido sacrificios de ningún género para ofrecerles las mayores comodidades, así como el más esmerado servicio.
     También les hace saber que dispone de cómodos carruajes para todas las llegadas y salidas de los trenes, como así mismo para excursiones campestres, y que para dichos servicios se admiten avisos en las cocheras, Isaac Peral, número 11, San Pablo, número 25, y en la citada casa Mármol de Bañuelos, número 4.
     ADVERTENCIA.- Se suplica a los señores viajeros no confundan "Las Cuatro Naciones" de la calle San Pablo, número 33, con "Las Cuatro Naciones" de la calle Mármol de Bañuelos, número 4, que es la dirijida por el acreditado industrial don Marcelino Villalón».


IMAGEN 4. Distintivos para maletas.




     Marcelino Villalón fallecería años más tarde, en marzo de 1914, por lo que en adelante serían su viuda y su hijo, Rafael Villalón Belmonte, quienes se hicieran cargo del negocio. El hotel, tras alrededor de un siglo de vida, y habiendo visto pasar dos Repúblicas, al menos la segunda, una Dictadura y finalmente la Democracia, acabó cerrando sus puertas a finales de los años 80 del siglo XX. Se da la circunstancia de que, durante sus últimos, años pasé a diario por delante de él de camino al colegio sin prestarle la más mínima atención, de hecho ni tan siquiera tenía constancia de su existencia hasta hace relativamente poco tiempo, ahora que ya he pasado el medio siglo de vida. Nunca es tarde.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Casa del Olivo. Autobiografía (1949-2003). Carlos Castilla del Pino.

IMÁGENES
- 1 y 3: Internet
- 2: Ladis, Archivo Municipal de Córdoba.
- 4: Biblioteca de Catalunya.

miércoles, 5 de julio de 2023

ÍNDICE DE PUBLICACIONES DE QURTUBA FABULAS. AÑO III (JULIO 2022 - JUNIO 2023)

      Tercer año de vida de Qurtuba Fabulas y espero que aún vengan muchos más. Es, sin duda, el menos prolífico en publicaciones de los tres, pero las obligaciones mandan y uno no siempre encuentra el tiempo necesario para contar nuevas historias. Espero que al menos os hayan resultado interesantes.




AÑO 2022 (julio a diciembre)


     Una curva cerrada, el firme de la carretera posiblemente en mal estado y una velocidad que seguramente no era la adecuada para entrar en esa curva, provocaron un accidente de fatales consecuencias.




Aquí puedes encontrar todas las entradas publicadas en el segundo año de vida de este blog. Solamente tienes que pincha en el título de cada una de ellas y disfrutar de la lectura.




     Uno de los muchos usos que se le ha dado a la Torre de la Calahorra a lo largo de su dilatada historia. En principio se trataba de una solución provisional, aunque finalmente se prolongó durante 35 años.





     La casualidad hizo que el destino de mis vacaciones fuera la ciudad donde reposan los restos de una fotógrafa alemana que retrató a Córdoba y a sus gentes en 1941. Había que devolverle la visita.





     La peor de las caras del machismo, en uno de tantos y tantos casos que aparecían prácticamente a diario en la prensa, y que por desgracia aún continúa entre nosotros. En este caso, prostitución y unos más que probables celos no fueron una buena combinación.





Córdoba está repleta de restos de todas las culturas y religiones que han pasado alguna vez por ella. Para muestra, una basa de estatua dedicada al edil y cónsul Tito Mercelon Persino.




     Además de la ya conocida por todos, existió otra Cruz del Rastro en la margen contraria del río y podemos verla representada representada en varios grabados de la época.





El resto de una estatua que durante un tiempo dio nombre a una calle y que en la actualidad podemos contemplar en el Museo Arqueológico de Córdoba.





     Un árbol persistente que lleva varios siglos negándose a abandonar un monumento tan emblemático de Córdoba como es la Torre de la Malmuerta, y que reaparece una y otra vez cada vez que es eliminado.








AÑO 2023 (enero a junio)


     A veces, cuando estás revisando la documentación para una historia, encuentras datos para escribir otra nueva.





     Un símbolo geométrico universal que, ajeno al nefasto uso que le fue dado por el nazismo, fue y sigue siendo representado en la iconografía, el arte y el diseño. También en nuestra Mezquita de Córdoba.





     Los restos de una mezquita califal, que posteriormente fue transformada en la iglesia del convento de Santa Catalina, aún pueden contemplarse en la calle Rey Heredia.





     Recopilación de los procesos judiciales instruidos contra los habitantes de Villaviciosa de Córdoba entre 1936 y 1953, elaborada por el cronista de la localidad. Entre ellos, mi abuelo paterno y mi tío-abuelo materno.






     Un intento de localizar el lugar en que se tomó una fotografía, que hasta hace poco se había pensado que mostraba una calle de Córdoba.






     Calle que homenajea al, por entonces, periódico decano de la prensa cordobesa y el porqué se le dio su nombre.





La historia ya estaba terminada, pero me quedaba por encontrar una fotografía que la confirmase.





Se podría contestar que sí, no y depende. Los datos están ahí, que cada uno tome la opción que más le convenga.





Rafael Expósito Ruiz.



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