martes, 27 de febrero de 2024

LAS COLUMNAS DE LA PUERTA DEL PUENTE

     Todas las semanas atravieso la Puerta del Puente al menos en diez ocasiones, de dentro hacia fuera y viceversa, por las mañanas para ir a trabajar y por las noches dándole el último paseo al perro, y hasta ahora no me había percatado de que todas sus columnas son iguales excepto una.


IMAGEN 1. La Puerta del Puente.



     La Puerta del Puente tiene un total de ocho columnas. Las más antiguas, y las que nos interesan, son las cuatro que miran hacia el río, ya que las posteriores no se hicieron hasta bien entrado el siglo XX. Los fustes de todas ellas, las antiguas y las nuevas, están formados por 18 tambores, que son las piezas cilíndricas encajadas unas sobre otras, y aunque a primera vista da la impresión de que todas las columnas son estriadas, resulta que la número cuatro, si miramos a la Puerta desde el puente y contamos de izquierda a derecha, tiene la particularidad de que sólo los ocho tambores inferiores tienen estrías, mientras que los diez superiores son lisos.


IMAGEN 2. La Puerta en 1852.



     No siempre fue así. Podemos comprobarlo observando la fotografía que Edward King Tenison realizó en 1852, en la que se puede ver que no sólo la cuarta columna tiene esa particularidad sino también la primera y la segunda, siendo la tercera la única que está totalmente estriada. De esa manera se mantendrían bastante tiempo y se aprecia en las imágenes de Henry de Lestrange de 1897, Lucien Roy de 1907 o Jules Gervais de 1924.


IMAGEN 3. 1897.



IMAGEN 4. 1907.



IMAGEN 5. 1924.



     Posteriormente, en 1928, la parte interior de la Puerta se reconstruyó imitando a la frontal, una vez que ya había sido despojada de las murallas y otras construcciones que la flanqueaban y, además de dotarla con otras cuatro columnas más, los tambores lisos de las más antiguas desaparecieron, todos excepto los diez de esa cuarta columna que ya se apreciaban en 1852 y que aún pueden contemplarse en la actualidad.


IMAGEN 6. 1920.



IMAGEN 7. 1952.



IMAGEN 8. Años 90.



IMAGEN 9. 2024.




Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Imágenes 1 y 9: Fotografías tomadas por el autor.
- Imagen 2: Henry King Tenison, 1852. Biblioteca Nacional de Francia.
- Imagen 3: Henry de Lestrange, 1897. Plataforma Abierta del Patrimonio de la República Francesa.
- Imagen 4: Lucien Roy, 1907. Plataforma Abierta del Patrimonio de la República Francesa.
- Imagen 5: Jules Gervais, 1924. National Geographic.
- Imagen 6: Rafael Garzón Herranz, 1930. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 7: Nicolas Müller, 1952. Archivo de la Comunidad de Madrid.
- Imagen 8: Fondo fotográfico Paco Riobóo, años 90. Archivo Histórico Provincial de Córdoba.

miércoles, 14 de febrero de 2024

ATENTADO FALLIDO EN EL CÍRCULO MERCANTIL

     La noche del 8 de diciembre de 1933, sobre las 21:30, tenía lugar una reunión en la sede del sindicato anarquista C.N.T. (Confederación Nacional de Trabajadores), situada en la calle Jesús María. José Zurita López "el Granadino", Rafael Díaz Lacalle, Antonio López Bravo y Rafael Guerra García estudiaban la manera de acelerar la «implantación del comunismo libertario en beneficio de la humanidad».


IMAGEN 1. Jesús María en 1928.
     Tres días después, el lunes 11, Rafael Guerra y el Granadino se encontraron en la plaza de la República, la actual Tendillas. Desde allí se dirigieron a las Costanillas para reunirse con un tercer individuo apellidado Zarza, quien los condujo a una cueva enclavada frente a los terrenos de la antigua fábrica de plomo, en el cerro del Tonquín o Tarquin (los diarios de la época no se ponen de acuerdo acerca del nombre). Allí les entregó una bomba con el objeto de ser colocada dónde causase más impacto y alarma. Rafael Guerra pensó que el lugar más adecuado sería el Círculo Mercantil así es que la guardó bajo su gabardina y se marchó a cenar a su casa, deteniéndose antes para ocultarla entre los escombros de uno de los solares de la calle Málaga, Cruz Conde en la actualidad. Tras la cena, regresó a recoger el artefacto y se marchó en dirección al paseo del Gran Capitán.

     Rafael, de tan sólo 18 años de edad, estuvo deambulando un rato por el paseo, quizás mientras encontraba el valor suficiente para lo que iba a hacer o tal vez esperando el momento adecuado para no ser visto. Llovía esa noche en Córdoba y las calles estaban prácticamente desiertas, así es que se dirigió al Círculo Mercantil y, situado en la esquina de éste entre el Gran Capitán y la calle Morería, encendió la mecha y arrojó la bomba contra uno de los balcones, huyendo acto seguido por las calles Braulio Laportilla, Góngora, Málaga y plaza de Colón hasta su domicilio en la calle Santa Inés.


IMAGEN 2. El balcón en la esquina.
     El artefacto explosivo, un tubo metálico de unos 20 centímetros de largo por unos 10 de ancho en el que se alojaban cartuchos de dinamita y un buen número de arandelas de hierro a modo de metralla,  hizo añicos el cristal del balcón al atravesarlo, pero quiso la fortuna que cayese contra una botella de agua que se encontraba sobre un velador, alrededor del cual estaban reunidos varios tertulianos, rompiéndola y provocando que el líquido derramado apagase la mecha, evitándose así una auténtica masacre. Tan sólo unos cuarenta y cinco minutos antes otra bomba había hecho explosión entre la vía férrea de Madrid y los terrenos de la fábrica de cementos Asland, aunque sin causar daños materiales ni personales. En la finca Rivera, cerca de Alcolea, explotaría a la mañana siguiente otro artefacto, en la línea eléctrica de la compañía Mengemor, que tan sólo causó pequeñas averías que serían rápidamente reparadas.

     José Zurita "el Granadino", de 23 años de edad y cerrajero de profesión, se alojaba en una fonda situada en el número 48 de la calle Alfaros, dándose la casualidad de que también lo hacían provisionalmente varios guardias de asalto quienes, sospechando de él, lo detuvieron para interrogarlo. La habilidad del inspector de vigilancia Antonio Jiménez Abad consiguió que en poco tiempo confesara su autoría en el atentado y delatara a sus cómplices, además de desvelar el paradero de otros artefactos y material para su preparación en la ya citada cueva, en una esquina de la cual se hallaron cinco bombas con sus mechas y fulminantes, tres rollos de mecha, trece cartuchos de dinamita, una caja con 19 fulminantes y arandelas de hierro. Otras dos bombas de mayor tamaño estaban enterradas en el suelo de la cueva.


IMAGEN 3. Detención del "Granadino".
     En los siguientes días fueron detenidos Rafael Guerra, Antonio López Conesa y Antonio López Bravo. Este último confesó haber cortado algunos tubos de hierro la tarde del día 9 en la sede de la C.N.T., aunque aseguraba ignorar para qué iban a servir. Mientras, se intentaba dar con el paradero de Rafael Díaz Lacalle, Rafael Muñoz Nadales "Peteneras" y el ya citado Zarza (1), a quien los detenidos achacaban ser el principal cabecilla de la operación, además de ser quien enseñó al Granadino lo necesario para fabricar la bomba que se lanzó contra el Mercantil. Díaz Lacalle sería atrapado tiempo después, mientras que "Peteneras" se presentaría  voluntariamente en la Comisaría de Vigilancia.

     El 8 de enero de 1934 se constituyó el Tribunal de Urgencia en la cárcel para fallar la causa por el delito de tenencia de explosivos. Tanto Antonio López Bravo como Rafael Muñoz Nadales "Peteneras" fueron absueltos y Antonio López Conesa condenado a seis meses de arresto, Rafael Díaz Lacalle a cuatro años, cuatro meses y un día de presidio menor y José Zurita López "el Granadino" a 12 años de presidio mayor, por la fabricación de la bomba. El día 27 del mismo mes, Rafael Guerra García, que fue quien la "colocó" en el Círculo Mercantil, fue condenado a ocho años de prisión mayor. El golpe de estado franquista cogió a este último en Sevilla, desde donde se evadió a la zona roja para ingresar finalmente en el Batallón "Fermín Salvochea", en Villaviciosa de Córdoba. El 18 de mayo de 1939, mes y medio después de finalizar la guerra, regresó a Córdoba, donde fue detenido por agentes de la Brigada de Falange.


Rafael Expósito Ruiz.




(1) El hombre apellidado Zarza, cerebro de la operación según el resto de implicados, no vuelve a aparecer más en las noticias de prensa relacionadas con el suceso. Un tal Andrés Zarza González se encontraba entre los detenidos en una reunión clandestina en la sede de la C.N.T. a principios del mismo año de la colocación de la bomba, aunque no puedo asegurar que se trate de la misma persona.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía del Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 2: Fotografía de Ricardo, extraída del grupo de Facebook "Historia de Córdoba en Imágenes".
- Imagen 3: Fotografía publicada en el diario "La Voz" el 19 de diciembre de 1933.

miércoles, 7 de febrero de 2024

AL CEMENTERIO NO VOY...

       ...ni aunque me llamen a voces / porque hay un panadero / que hasta muerto me conoce / de los panes que le debo.

     Aprendí esta coplilla de mi padre, de tantas veces como me la repitió, y no sé dónde o de quién la habría aprendido él, ni tiene mayor importancia, pero siempre me acuerdo de ella cuando piso un camposanto. Curiosamente mi padre, que va a hacer cuatro años que se fue, acabó cumpliendo con lo que la coplilla pregonaba.


IMAGEN 1. La capilla y la entrada al cementerio.



     Hace unos días estuve en el de Nuestra Señora de la Salud, el más antiguo de la ciudad y cuya construcción comenzó en 1811, durante la ocupación francesa. No es que me guste pasear por los cementerios, que por otra parte tampoco me disgusta, sino que fui a pedir información sobre una sepultura en concreto, una que se supone que se encuentra allí desde 1857. La web del Ayuntamiento de Córdoba tiene una herramienta de búsqueda de fallecidos pero no conseguía ningún resultado a través de ella, tal vez por la antigüedad del enterramiento, no sé, de ahí mi decisión de ir directamente a la fuente.


IMAGEN 2. Una vista del interior.



     Tampoco en el cementerio conseguí averiguar lo que iba buscando, si la sepultura continuaba allí o si los restos del fallecido fueron trasladados en algún momento, así es que decidí echar un pequeño vistazo por si la fortuna me sonreía y la encontraba. Y me sonrió, pero no de la manera que yo pensaba. No encontré al personaje que esperaba pero sí me di de bruces con una lápida en la aparecía grabado un nombre que reconocí al instante: M. HENRION.


IMAGEN 3. La sepultura de Madame Henrion.



     Se trataba de la mismísima Madame Henrion, aquella modista parisina que apareció misteriosamente asesinada cuando el tren que hacía el trayecto entre Sevilla y Madrid hizo su parada en Córdoba. Di por hecho que, aunque inicialmente sus restos fueron inhumados en nuestra ciudad, tarde o temprano su familia optaría por repatriarlos a su tierra natal, por lo que me sorprendió bastante leer su nombre en la lápida 133 años después. En fin, otra de esas casualidades con las que me suelo encontrar.


Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Fotografías tomadas por el autor.

viernes, 2 de febrero de 2024

LA CALLE DEL ODIO

      Hace algunos días leí un comentario en Facebook que me resultó bastante curioso. Fue en uno de esos grupos dedicados a las fotografías antiguas de Córdoba y con motivo de una imagen de la Cruz del Rastro. Uno de los miembros del grupo aseguraba que tras la parada de autobuses de la calle Diario de Córdoba había una placa de calle "muy muy antigua" en la que se podía leer "del odio", y se preguntaba si alguna vez se llamó así la calle y si tendría relación con los sucesos que dieron lugar a la colocación de la citada cruz.


IMAGEN 1. Diario de Córdoba.



     Refrescando un poco la memoria, y resumiendo mucho, allá por el siglo XV la imagen de una virgen procesionaba por el final de la calle San Fernando cuando unas aguas fecales le cayeron encima, lo que acabaría provocando una cruel matanza de judíos y conversos a manos de la turba desatada de cristianos, que duró tres días. Para que este lamentable suceso no se olvidara se erigió en el lugar una cruz sobre un pedestal.


IMAGEN 2. Plaza de la Cruz del Rastro.



     Ahora bien, tendría sentido que se se hubiera llamado plaza del Odio, por el que allí se desató, a la de la Cruz del Rastro, que es donde sucedieron los hechos, o incluso a la calle San Fernando, que desemboca en ésta y por lo tanto es la más cercana. Lo que no sería lógico es llamar así a la de Diario de Córdoba porque está demasiado alejada y porque, aunque hay quien tiende a englobar a ésta y a la de San Fernando como si fueran una sola, se trata de dos calles diferentes. Es más, en un tiempo la parte alta de la actual San Fernando, la que va desde la Cuesta de Luján hasta Maese Luis, se llamó calle de los Cuchilleros, por lo que entre la Cruz del Rastro y Diario de Córdoba habría no una sino dos calles de por medio.


IMAGEN 3. Final de Diario de Córdoba y principio de San Fernando.



     También está el hecho de que la denominación "del Odio" no me sonaba en absoluto como uno de los nombres que hubiera llevado alguna vez la calle Diario de Córdoba, entre los que sí están los de Caldereros, de la Calderería, de los Cerrajeros, de las Librerías, de los Libreros y Librería. Y, como el tema empezaba a volverse un galimatías de nombres y calles, lo más sano era comprobar in situ la existencia del "odioso" letrero.


IMAGEN 4. El letrero tras la parada.



     Efectivamente, y como se había comentado en el grupo de Facebook, tras la parada de autobuses de Diario de Córdoba se puede ver un letrero, pero no es una antigua placa con el nombre de la calle sino un rectángulo de cartón o de chapa (mi vista no da para más) pintado de blanco y con la palabra "Odio" escrita a mano. ¿Poesía urbana? ¿Canción protesta? Cualquiera sabe, pero al menos el autor podía haber aclarado hacia quien iba dedicado ese terrible sentimiento, si a los lunes, a sus padres, a Donald Trump o a lo que sea.


IMAGEN 5. Un letrero no muy antiguo.




Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Fotografías tomadas por el autor.