martes, 22 de diciembre de 2020

Imprentas cordobesas en el siglo XIX


     Desde que en 1440 Johannes Gutenberg desarrolló la primera imprenta de tipos móviles hasta su llegada a España pasaron algunos años. Es en 1472 cuando se tiene constancia del primer libro impreso en nuestro país, el Sinodal de Aguilafuente, y aún tardaría bastante tiempo en llegar el invento a Córdoba, quizás por la escasa relevancia que tenía en ese tiempo con respecto a Sevilla. A esta última iban a parar hombres de ciencia, historiadores e impresores entre otros, y los libreros cordobeses solían nutrir sus librerías con obras impresas allí. Y aunque estos establecimientos estuvieron ubicados en diferentes zonas de la ciudad, merece especial mención el tramo final de la calle de la Feria, conocido por el nombre de calle "Librerías", "de los Libreros" y "Librería" entre otros, por encontrarse allí varias de ellas. Como dato curioso, en un Padrón del año 1509 aparecen censadas tres personas con la profesión "librero" en la calle de la Feria: Alonso Fernandes, Andres del Pino y un tal Lucas.
     No es hasta 1556 que encontramos las primeras impresiones en nuestra ciudad de la mano de Juan Bautista Escudero, establecido en Córdoba gracias a los profesores jesuitas Juan de la Plaza, Miguel de Torres y Juan de Jaén, y al librero cordobés Alejo Cardeñas. Escudero vivió en la collación de Santo Domingo, en la calle de los Estudios (la actual Santa Victoria), y su imprenta era de tipo ambulante, imprimiendo en ocasiones en el Monasterio de San Pablo y en otras en el Palacio Obispal. No se le conocen trabajos más allá de 1577.
     Desde entonces hasta nuestros días, personajes como el mencionado Juan Bautista Escudero, Andrés Barrera o Francisco de Cea Tesa entre otros fueron los encargados de dar salida a los libros en nuestra ciudad en esos primeros años. Pero hoy voy a centrarme en aquellas imprentas que albergó Córdoba en el siglo XIX, tomando com referencia la obra de José María de Valdenebro y Cisneros La Imprenta en Córdoba, de 1900, y añadiendo todos aquellos datos que he conseguido encontrar sobre el tema.


IMAGEN 1. Vista de la Cuesta de Luján en 1928. A la derecha se puede observar el letrero de la calle Librería.



LUIS DE RAMOS Y CORIA
     A finales del siglo XVIII había sido regente de la imprenta de Juan de Medina y Santiago, que se encontraba en la plaza de las Cañas, haciendo esquina con una calleja llamada de la Prensa porque desde la misma y a través de una ventana se veía la prensa que se utilizaba para los libros. Heredó parte de la imprenta de Julián Díaz Serrano, y su establecimiento estuvo primero en la citada plaza de las Cañas y más tarde en el número 4 de la calle de las Armas, especializándose en romances y estampas. Se conocen impresiones suyas que van desde 1790 hasta 1825.


IMAGENES 2 y 3. Pies de página de libros impresos en las dos ubicaciones de la Imprenta de Luis de Ramos.



RAFAEL GARCÍA RODRÍGUEZ Y CUENCA
     Heredero de Juan García Rodríguez de la Torre, que a su vez lo era de Diego Luis García Rodríguez, tuvo su imprenta en el número 2 de la calle de la Librería, en el mismo establecimiento en que en 1713 fundó la suya Esteban de Cabrera y que, a través de heredades y traspasos, llegó a manos de Rafael. Fue impresor de las tropas napoleónicas durante la ocupación francesa.


IMAGEN 4.



SANTALÓ, CANALEJAS y COMPAÑÍA
     Esta sociedad, cuyo socio capitalista era Joaquín Manté, tuvo su establecimiento en el número 34 de la calle de la Feria entre los años 1835 y 1838. Al disolverse la misma, Manté se hizo cargo de la imprenta y puso al frente a su hermano Juan que era tipógrafo. A finales de 1839 Joaquín Manté se asoció con Simón Noguer, aunque este acuerdo solo duró hasta 1842. Entonces Manté trasladó la imprenta al número 7 de la calle de las Nieves (calle de las Nieves Viejas en la actualidad). En 1847 se la donó a su hermano Juan que la estableció después en la calle de la Espartería, hasta que la vendió en 1849.


IMAGENES 5 y 6. Pies de foto de las publicaciones EL CORDOBÉS y el LICEO DE CÓRDOBA respectivamente.



FAUSTO GARCÍA TENA
     Hijo del arriba mencionado Rafael García Rodríguez, heredó la imprenta en 1844, año en que editó el periódico El Avisador Cordobés, que solo duraría hasta el año siguiente. Cinco años después, en 1849, fundó el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos, que se mantuvo hasta el año 1938. La imprenta, que había estado 150 años en el número 2 de la calle de la Librería, fue trasladada en 1861 al número 34 de la de San Fernando. En 1864 decidió cambiar el nombre de la imprenta, sustituyendo el suyo propio por el de su periódico. También se imprimió en esta casa el diario político La Verdad.


IMAGEN 7. Obra impresa por Fausto García Tena.            
IMAGENES 8, 9 y 10. Pies de página del DIARIO DE CÓRDOBA con las dos direcciones de la imprenta y la nueva denominación.



RAFAEL ARROYO
     Tuvo su librería e imprenta en la calle de los Letrados número 9 (actual Conde de Cárdenas) para trasladarla en 1853 al número 8 de la del Cabildo Viejo (más tarde Ambrosio de Morales número 2), en 1866 a la calle del Císter número 12 (Carbonell y Morand), a la calle Alfaro número 13 y, finalmente, a la calle Gutiérrez de los Ríos. Seguía activa en 1877.


IMAGEN 11. Obra impresa en el domicilio de Ambrosio de Morales número 2.
IMAGEN 12. Anuncio insertado en el DIARIO DE CÓRDOBA en el que aperece el domicilio en la calle Cabildo Viejo número 8.



RAMÓN PERALTA Y CARLÉS
     Tuvo su imprenta en la calle Espartería y se conocen trabajos suyos entre los años 1855 y 1858. En ese último año, en el ejemplar del 28 de julio del  Diario de Córdoba, Ramón Peralta y Carlés aparece en una lista de reclamaciones para su inclusión en las listas electorales correspondientes a la parroquia de San Pedro.


IMAGEN 13.



J. JOAQUÍN GONZÁLEZ Y COMPAÑÍA
     No hay constancia de esta imprenta en la obra de José María Valdenebro, aunque en 1859 estaba situada en el número 41 de la calle Candelaria y de ella salieron las primeras impresiones de La Alborada, hasta el año siguiente en que este diario tuvo su propia imprenta.


IMAGEN 14. Pie de página del diario La Alborada, 02-Enero-1860.



IMPRENTA DE LA ALBORADA
     Fue fundada en 1860 por el Barón de la Fuente del Quinto, Don Francisco J. Valdelomar y Pineda, quien la estableció en el número 17 (n.º 31 a partir de mayo de 1860) de la plazuela de Frías (actual plaza Vaca de Alfaro), y estaba dirigida por José Gómez. En 1863 aparece un anuncio en el Diario de Córdoba sobre la suspensión de la actividad de La Alborada. En 1993 se le asignó el nombre de la imprenta a una calle en el Polígono de las Quemadas.


IMAGENES 15 y 16. Anuncio y pie de página del diario La Alborada.




IMPRENTA DEL DIARIO DE CÓRDOBA
     Como escribí más arriba, en 1864 Fausto García Tena dejó de poner su nombre en los pies de página de sus impresiones para sustituirlo por el del periódico que había fundado unos años atrás. A su muerte, la imprenta y el diario pasaron a sus hijos Fausto, Ignacio, Rafael y Manuel García Lovera, encargándose Ignacio de la dirección de la imprenta y siendo sustituido por Manuel tras su fallecimiento.  Además de en la calle Librería, que hoy lleva el nombre de este diario, la imprenta estuvo en las calles San Fernando número 34 y García Lovera número 20.


IMAGEN 17. Anuncio en el Almanaque del Obispado de Córdoba, de 1887.
IMAGEN 18. Dirección de la imprenta en 1938.



RAFAEL ROJO Y COMPAÑÍA
     Esta imprenta se estableció en 1866 en el número 19 de la calle Arco Real (calle María Cristina en la actualidad). José María Valdenebro la da por desaparecida tan solo un año después, pero existe un documento de 17 páginas, bajo el nombre de "Ayuntamiento de Córdoba, instalado en 24 de Septiembre de 1873. Comisiones permanentes en que se divide para el breve y espedito despacho de los asuntos que son de su atribucion, y una reseña de sus dependencias", salido de la "Imprenta de Rafael Rojo" en la calle de Prim número 4, por lo que entiendo que lo que desapareció fue la sociedad que éste tuviera establecida con otra u otras personas, funcionando después solo bajo su nombre. Prim fue la denominación que tuvo la calle Arco Real desde 1862 hasta 1874.


IMAGEN 19. Pie de página de la "Memoria del estado del Instituto de Córdoba, en el curso de 1865 á 1866".
IMAGEN 20. Pie de página del documento del Ayuntamiento de Córdoba.



MARTÍNEZ Y TALLEDA
     Se encontraba esta imprenta en la calle de los Pescadores (en la actualidad calle Fernández Ruano), en el número 17, y solamente estuvo en funcionamiento durante el año 1866.


IMAGEN 21.



IMPRENTA DE EL GUADALQUIVIR
     El Guadalquivir fue un periódico cordobés creado a finales de 1865 y que desapareció a mediados de 1868. Aunque Valdenebro no habla de ella, su imprenta estaba situada en el número 17 de la calle Pescadores, la misma ubicación que la de Martínez y Talleda, por lo que probablemente el periódico se la compró a éste tras su cierre. Además de su propio diario, desde el 4 de Marzo de 1867 hasta el 11 de Mayo de 1868, también imprimieron ejemplares del diario El Tesoro.


IMAGEN 22. Pie de página del periódico El Tesoro, de Marzo de 1867.



MIGUEL JOSÉ RUIZ
     De nuevo aparece una imprenta asociada a la calle Pescadores 17, quizás porque Miguel José Ruiz se hiciera cargo de ella tras la desaparición del periódico El Guadalquivir y comenzase a imprimir bajo su propio nombre. Durante el mes de Junio de 1868 salieron de aquí cuatro números del periódico El Tesoro, hecho que Valdenebro ignora pues no menciona esta imprenta hasta que su domicilio se encuentra en la calle Maese Luis número 15. En el mismo número, pero esta vez en la plaza de la Almagra, continuó su actividad hasta 1873. Fue conocida también por la imprenta de El Eco, otro periódico cordobés que se imprimió en estas instalaciones, entre Agosto de 1868 y finales de 1870 o principios de 1871.


IMAGEN 23. Pie de página del periódico El Tesoro del 8 de Junio de 1868.



LA ACTIVIDAD
     José María Valdenebro da por fundada esta imprenta en 1873 por Manuel Criado Cantero y Rafael Ontiveros, aunque el 24 de Noviembre de 1872 ya aparece imprimiendo el primer número del semanario El Album: revista semanal de literatura, artes, teatros, salones y modas. Estaba establecida en la calle Azonaicas número 4 y pasó más tarde a la calle del Liceo número 41 (actualmente Alfonso XIII) para trasladarse después al número 16 de la calle García Lovera, siendo propiedad ya de Juan Canales Criado. Hasta el año 1898 se encargó de la impresión del periódico El Comercio de Córdoba, periódico del que fue colaborador Ricardo de Montis, el autor de las célebres Notas Cordobesas.


IMAGEN 24.



IMPRENTA Y PAPELERÍA CATALANA
     Fue abierta en Córdoba en 1884 por el catalán Jaime Costa Asbers y estaba situada en el número 8 de la calle Ayuntamiento (hoy Capitulares). Entre sus empleados estuvo el tipógrafo Baldomero López Luque, político republicano que fue fusilado por los golpistas el 4 de Diciembre de 1936. Estuvo en funcionamiento hasta el primer tercio del siglo XX.


IMAGEN 25. La Catalana Imprenta y Papelería.



J. JOSÉ SERRANO
     Aparece como imprenta en el Almanaque e indicador general de Córdoba y su provincia para 1891, de Ricardo Peré y Gomez, y como papelería y librería en el Almanaque del Obispado de Córdoba del mismo año. Por lo que se deduce del anuncio insertado en este último, se dedicaba a las impresiones de pequeño formato. Estaba situada en el número 6 de la calle Letrados.


IMAGEN 26.



LA INDUSTRIA
     Especializada en trabajos comerciales, esta imprenta fue fundada por J. Baldomero Alamo en 1891, quien la estableció en la calle Arco Real. Tras su cierre, la maquinaria fue adquirida por Rafael Torres para la Imprenta La Verdad. Hasta aquí llega la información que José María Valdenebro da acerca de esta imprenta. Hay, sin embargo, más datos sobre su fundador que se pueden encontrar buceando un poco en la red. El 22 de Agosto de 1885 J. Baldomero Alamo anuncia en El Diario de Córdoba que, tras muchos años, abandona la litografía del mismo nombre para establecerse por su cuenta en la calle Letrados número 22. Este nuevo negocio que ha emprendido aparece anunciado en 1886 como Papelería y útiles de escritorio LA NUEVA, y en 1891 como Imprenta y papelería de J. Baldomero Alamo, en el nuevo local que abrió un año antes, en Letrados número 4. Finalmente fallece el 4 de Julio de 1898.


IMAGEN 27. Anuncio insertado en el "Almanaque e indicador general de Córdoba y su provincia para 1891, de Ricardo Peré y Gomez.




LA PURITANA
     Fue fundada en 1888, aunque Valdenebro desconoce el nombre de su propietario y solo se refiere a él como "un capitalista de Córdoba". Se encontraba en el número 7 de la calle Claudio Marcelo y después en Duque de Hornachuelos. En el Almanaque e indicador general de Córdoba y su provincia para 1891, aparece en la calle Claudio Marcelo una imprenta propiedad de José González Canales, aunque no puedo decir que se trate del mismo establecimiento. La Puritana estuvo administrada por José Navarro Prieto, y en 1900 Mariano Amo era su director. Más tarde, en el año 36 del siglo XX, la imprenta se ubicó en la calle García Lovera número 10.


IMAGENES 28 y 29.



LA VANGUARDIA REPUBLICANA
     Aunque José María Valdenebro no la cita en su obra, aparece como imprenta en el Almanaque e indicador general de Córdoba y su provincia para 1891, de Ricardo Peré, siendo su propietario Francisco Alarcón y estando situada en la plaza de San Juan. Es probable que estuviera asociada al periódico cordobés del mismo nombre, periódico del que el 10 mayo de 1891 se anuncia en el Diario de Córdoba que, por causas ajenas a la empresa, no se publicará hasta el mes siguiente, y del que no he logrado encontrar más información después de esa fecha.


LA UNIÓN
     En 1892 Carlos Matilla de la Puente estableció esta imprenta en el número 1 de la calle San Felipe. Pasó más tarde a manos de Manuel Baena y Molero, encontrándose sus talleres en el número 11 de la calle Leones. En 1923, la imprenta se encontraba ubicada en la calle Alfonso XIII, número 16.


IMAGEN 30. Pie de página del Boletín del Colegio Oficial de Médicos de la Provincia de Córdoba.



LA REGIÓN ANDALUZA
     Imprenta fundada en 1894 por una sociedad, y establecida en la calle Arco Real. Más tarde el establecimiento pasaría por las calles Torres Cabrera y Azonaicas, y en 1898 se situaba en el número 2 de García Lovera. En 1900 su dueño era Federico Fernández. Existe un periódico con el mismo nombre, fundado en 1885 por el ex-alcalde de Montoro Andrés de Piédrola, seguramente relacionado con esta imprenta.


IMAGENES 31 y 32.



LA VERDAD
     Francisco Díaz Carmona y Rafael de Torres y Torres la fundaron con la maquinaria procedente de la desaparecida imprenta La Industria y una fundición propiedad del primero. La establecieron en la calle del Castillo, para pasar después a la calle Cabezas y más tarde al número 18 de la calle Librería. En 1895 queda en propiedad únicamente de Rafael de Torres. Entre 1936 y 1948 aparece situada en la calle Librería número 24.


IMAGEN 33. La imprenta en el local de la calle Librería.



IMPRENTA DE EL ESPAÑOL
     Según el Almanaque del Obispado de Córdoba de 1900, El Español era el único diario callejero de la ciudad. Dirigido por José Castillejo de la Fuente, fue sustituido ese mismo año por el escritor vallisoletano Ricardo Allué. Desde 1899 contaba con imprenta propia, y de ella salían también las ediciones del semanario El Incensario.


Rafael Expósito Ruiz.







DOCUMENTACIÓN
-Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
-La Imprenta en Córdoba. José María de Valdenebro y Cisneros, 1900.
-Transcripción del Padrón de 1509 de Córdoba, Josefa Leva Cuevas. ÁMBITOS,  Revista de  estudios de ciencias sociales y humanidades de Córdoba, nums. 5-6 (2001), pp. 109-127.

FOTOGRAFÍAS E IMAGENES
Archivo Municipal de Córdoba: Imagen 1
Cambridge Digital Library: Imágenes 2, 3, 4 y 7
Biblioteca Virtual de Andalucía: Imágenes 11, 13, 21 y 24
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica: Imágenes 5,6,8,9,10, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 22, 23, 26, 29, 30, 31 y 32
Historia de Córdoba en Imágenes: Imágenes 25 y 33
Red Municipal de Bibliotecas de Córdoba: Imagen 19, 20, 27 y 28



viernes, 18 de diciembre de 2020

La Puerta de la Trinidad

      De todos es sabido que el recinto amurallado de Córdoba tuvo un número considerable de puertas. En ellas se iniciaban los caminos que conducían a las ciudades más próximas, y en ocasiones tomaban el nombre de las mismas, como es el caso de las puertas de Almodóvar o de Sevilla . Desde las primeras en la época romana, su número se fue ampliando tanto en la etapa árabe como tras la reconquista, a la vez que la ciudad y sus murallas iban creciendo. De todas ellas hoy en día tan sólo quedan tres, con más o menos modificaciones, que son las dos que acabo de mencionar y la Puerta del Puente, aunque a esta última poco o nada le queda ya de puerta tras su "reconversión" en arco triunfal.
     Pero no todas las puertas que hubo en Córdoba fueron construidas en los primeros siglos de su historia, ni tan siquiera en la época medieval. A finales del siglo XIX se construyó una de la que apenas se tienen noticias y cuya existencia fue bastante efímera. Se trata de la Puerta de la Trinidad.


IMAGEN 1. La Puerta de la Trinidad en la salida de la calle Lope de Hoces al
Paseo de la Victoria.



     Hasta hace apenas 160 años no era posible acceder al campo de la Victoria desde la plaza de la Trinidad. La calle Lope de Hoces no existía como tal, y lo que uno se encontraba entre la plaza y la muralla era un solar abandonado y lleno de escombros y basura en el que antes habían estado situadas las casas de los Venegas. Según Ramírez de Arellano a esta zona se la conocía como Muladar de la Trinidad, y anteriormente como Callejón de los Frailes, aunque entiendo que este último sería el trayecto entre la plaza y la casa de los Venegas, que al quedar reducida a un sucio solar acabaría convirtiéndose en un "lugar muy sucio donde se acumula basura o cosas inservibles", definición de la RAE para la palabra "muladar".


IMAGEN 2. El Muladar de la Trinidad en el plano de Karvinski.



     El lamentable estado de esta zona y la incomodidad que ocasionaba a buena parte de la población el no poder acceder a la Feria de la Salud si no era por las puertas de Almodóvar o Gallegos, fueron las razones para habilitar un nuevo acceso en la muralla entre estas dos.  El muladar había sido vendido en 1845 y, en 1859, el alcalde Rafael Chaparro tuvo la idea de abrir una puerta a la que llamarían "de Tetuán" adquiriendo para ello el solar que daba a la muralla. No fue sin embargo hasta 1862, bajo la alcaldía de Carlos Ramírez de Arellano, que el arquitecto Rafael de Luque y Lubián confeccionó los planos para la futura puerta.


IMAGEN 3. Diseño de la futura puerta.

IMAGEN 4. Plano con la ubicación de la puerta y proyecto de ensanche del
Real de la Feria.



     Quizás Teodomiro Ramírez de Arellano, hermano del alcalde, exageró un poco al afirmar en sus Paseos por Córdoba que la puerta estaba terminada para la feria de 1861. Lo que sí se había hecho para esa fecha era abrir un portillo en la muralla, con algún que otro problema ya que los paños contiguos a éste se iban desmoronando, pero ni se habían construido los pilares de la puerta ni se habían colocado las cancelas. El primer proyecto no se aprobó hasta Febrero de 1862, y el 6 de Mayo del mismo se podía leer la siguiente noticia en el Diario de Córdoba:

     "Ya están labradas las piedras para los dos pilares que han de formar, con las tres cancelas, la puerta de la Trinidad. Los cimientos para ellos están ya tambien abiertos. Nos parece que esta nueva salida vá á presentar para la feria una bonita y elegante vista. Solo falta que la nivelacion de la calle de la Trinidad quede pronto terminada á fin de que pueda empedrarse para la citada época."


     Hay que tener en cuenta además que se trataba de un proyecto de envergadura, y a la construcción de la propia puerta había que añadir el derribo de casas y el levantamiento de otras nuevas para alinear tanto la nueva calle Lope de Hoces como el Paseo de la Victoria, así como las calles Madera Alta y Baja, el allanado de los terrenos y las nuevas pavimentaciones, y eso no se consigue en unos meses. Con todo esto, la zona no estuvo presentable hasta algunos años más tarde. A este respecto aparece escrito lo siguiente en el Diario de Córdoba del 18 de Mayo de 1865:

     "El aspecto deplorable en que por algunos años ha permanecido la puerta de la Trinidad, va á desaparecer por completo, pues muy en breve se levantará otra elegante fachada que armonice con la que se está construyendo á la entrada de la misma puerta..."



IMAGEN 5. Plano de 1884 en el que aparece señalada la puerta.



     Para la ejecución de las obras se presentó el Presupuesto y pliego de condiciones para el desmonte del egido de la Victoria y puerta que se proyecta decorar frente a aquel, con fecha de 8 de Febrero de 1862, y en el que quedaban reflejados los costes tanto del desmonte del Campo de la Victoria como del Muladar de la Trinidad y las condiciones para la construcción de la puerta, entre las que se pueden leer las siguientes:

[...]
5ª Los pilares para la puerta se construiran de silleria de piedra negra hasta la altura de dos metros sesenta centímetros, haciendo uso de los sillares que existen en aquel lugar, y transportando los que faltaren de los que resulten aprovechables de la Rivera, teniendo presente que el transporte será de cuenta del contratista, asi como cada hilada se ha de componer a lo mas de dos sillares (..?..) con mortero de cal y arena y perfectamente enlechadas sus juntas.

6ª Desde la altura prefijada hasta el completo del pilar se construiran de tambores de piedra franca, y tanto ésta como la anterior sera labrada de (..?..) fino, no pudiendo colocarlas en su sitio hasta tanto que examinadas por el Arquitecto director merezcan su aprobacion.

7ª Los cimientos se construiran de hormigon de tierra y cal y su profundidad de dos metros y el ancho de tres en cuadro, teniendo presente que se rellenará de hormigon hasta la altura de 1 1/2 metros y el resto con piedra negra y mortero de cal y arena.

8ª Queda obligado el contratista á sugetarse para la labra de la piedra a las plantillas que le marque el Arquitecto director con arreglo al plano.

9ª Los balaustres para la cancela serán de (gavilla ?) de 7/8 ingleses de hierro dulce, usando para los barrotes que van sugetos á los pilares de cuadradillo de dos pulgadas, y donde van engarzadas las hojas de cuadradillo de una pulgada y 7/8. Los cierres, arcos y zócalo será de cuadradillo de 7/8.

10ª Las cerraduras y engarzados serán de la forma y dimensiones que marque el Arquitecto director.

11ª Todas estas obras deberán quedar terminadas al menos quince dias antes de la Feria de la Salud.


     Un mes más tarde, en Marzo de 1862, el Arquitecto presentó una serie de modificaciones sobre el proyecto original entre las que aparecían el aspecto que tendría la zona de acceso a la puerta de la Trinidad desde el Campo de la Victoria, que de esta manera pasaría a tener una forma cóncava, y un nuevo emplazamiento para la puerta.


IMAGEN 6. Modificaciones al proyecto.



     En total seis presupuestas fueron presentados para hacerse con la adjudicación de la obra, que iban desde los 18.121 reales de Rafael Mateo hasta los 18.900 de Manuel Ruiz, siendo finalmente el primero de ellos el que resultó aprobado el 31 de Marzo de 1862. Como dato curioso añadiré que el tal Mateo no sabía firmar, por lo que lo hizo en su nombre un testigo.


IMAGEN 7. Propuesta de Rafael Mateo.



     Las obras de la puerta no empezaron con buen pie, pues al parecer los sillares a que se refería el punto 5º del pliego de condiciones no tenían las dimensiones adecuadas para poder cumplirlo ni eran suficientes, y a causa de la dificultad de extraer las piedras de la cantera el contratista no creía posible que dicha obra estuviese terminada para la feria. Todo esto hizo que se tuvieran que cambiar las condiciones del contrato para poder cumplir con los plazos, y usar además unos sillares de piedra negra que poseía el Ayuntamiento. No puedo afirmar con certeza que para Junio, mes en que se celebraba la Feria de la Salud, estuviese la puerta colocada, pero el arquitecto Rafael de Luque y Lubián remitió el 28 de Julio un informe al Ayuntamiento con los gastos finales que se habían ocasionado en su colocación, por lo que es posible que se llegara a cumplir el plazo estipulado. El desmonte y nivelación del Campo de la Victoria aún tardarían unos años más.


IMAGEN 8. Aspecto que presentaba aún el Campo de la Victoria en 1868.



     La puerta ya estaba construida, y la gente comenzó pronto a ponerle motes. Además de "la Puerta de Hierro" (no confundir con las que hubo junto a la Albolafia o en la confluencia de Alfaros, Alfonso XIII, San Pablo y Capitulares), también tuvo otros sobrenombres tan llamativos como el citado con cierta ironía en el Diario de Córdoba del 6 de Diciembre de 1862:

     "PUERTA DE LA BOTICA.- Asi llaman algunos á la nueva puerta de la Trinidad por la forma de sus pilares. ¿Se habrá abierto ese establecimiento para auxiliar en su enfermiza existencia á las inmediatas covachas de la calle de la Concepcion?"


     Un año después de su construcción la puerta sufrió un percance. En un documento del 30 de Octubre de 1863, custodiado en el Archivo Municipal de Córdoba, se dice lo siguiente:

     "El cabo 1º D. Florentin Ricarbe encargado en la Ronda de noche, con fecha de hoy me dice lo que copio.
En la noche del 29 al cerrar la puerta de la Trinidad el Dependiente D. Ramón Sanchez de servicio en ella notó se rompieron los pernos que entran en el pilar de la hoja embra de otra puerta quedando esta en disposicion que puede suceder una desgracia en el transito del vecindario...".


IMAGEN 9. Salida de la calle Lope de Hoces al Paseo de la Victoria.



     Además del peligro que suponía para los transeúntes que una o las dos hojas de la cancela acabaran desprendiéndose, éstas tampoco podían cerrarse debido al descuelgue, por lo que se dio aviso al arquitecto provincial que, tras revisarlas remitió el siguiente informe el día 4 de Febrero de 1864:

     Habiendo V.S. dispuesto en su comunicacion de que se procediese á la composicion de los pernos de la cancela central de la puerta nombrada de la Trinidad, y verificado el oportuno reconocimiento, debo manifestar a V.S. 1º que las ojas de hierro que forman la cancela no tienen solamente rotos los pernos, sino las soleras y las hembras, siendo necesario para su reparacion que se desmonten y se hagan los empalmes y demas ajustes... 
     ...es indispensable lebantar los adoquines que forman las rodadas, hacerles su asiento de hormigon, relabrarlos en cabeza en curva haciendo en el medio una canaladura donde se ajuste una pletina de hierro por la endidura de la carretilla y nivelandolo todo con suma perfeccion para corregir el objeto que debe apetecerse; cuya obra debe hacerse estensiva no solo á la central sino á las laterales. Al mismo tiempo convendría colocar unos marmolillos á la parte interior donde apoyaran las ojas mayores cuando estubieren abiertas, formando ademas una especie de batiente con las rodadas (..?..) para el transito de los carruajes, pues de otra suerte quedan las puertas en libertad de jirar casi en circulo completo, y su peso y (..?..) vendrán sin tales preservativos á hacer imposible su subsistencia asi como la de los pilares...".

     Es curioso que el título de la carpeta que contiene estos documentos es "Sobre reparación de una pequeña rotura en el cancel de la puerta de la Trinidad". Y como para el Ayuntamiento la cosa no tenía al parecer demasiada importancia, se tomaron todo el tiempo del mundo en darle solución, aunque parece que al menos se consiguió cerrar la cancela. Ya el 27 de Enero de 1864 se preguntaban en el Diario de Córdoba:

     "PORQUÉ?- Hace muchos, muchísimos dias y casi creemos que meses, que la verja del centro en la puerta de la Trinidad permanece constantemente cerrada. Hoy que las puertas están de capa caida es raro lo que hemos indicado."

     Y aún hubo que esperar hasta el 15 de Marzo para que se diera la autorización necesaria para proceder a la reparación de la puerta. Se dice que las cosas de palacio van despacio y con toda la razón, pues habían pasado cuatro meses y medio desde la primera comunicación acerca de la rotura. Doy por hecho que el arreglo se hizo finalmente, aunque con estas cosas nunca se sabe.


IMAGEN 10. Proyecto de reforma del Campo de la Victoria.

IMAGEN 11. Puerta de la Trinidad en el proyecto.



     Entiendo que, una vez arreglada, la puerta siguió cumpliendo con su misión, aunque no fue por mucho tiempo. La mismas razón que hizo necesaria su construcción, que no era otra que la de dar salida a la población hacia el Campo de la Victoria, fue la que terminó convirtiéndola en un estorbo. En 1912, cuando tan sólo habían transcurrido 50 años desde que se levantara, se decidió su demolición en la sesión del Ayuntamiento realizada el 11 de Marzo, a propuesta del alcalde Salvador Muñoz Pérez, como se puede ver en el siguiente escrito:

     "Excmo. Señor:
     Con objeto de proporcionar mayor amplitud á la entrada de la calle de Lope de Hoces por el campo de la Victoria, el Alcalde que suscribe tiene el honor de proponer á V.E., como mejora que reclaman las conveniencias del vecindario, se sirva acordar que se hagan desaparecer las columnas de mamposteria situadas en la Puerta de la Trinidad y que, como restos de la que se llamó del Hierro, subsisten en dicho sitio dificultando el tránsito y entorpeciendo la circulación de carruages por el mismo."

     El hecho de que hablen en pasado de la puerta me lleva a pensar que ni siquiera estuvo sirviendo esos 50 años y, teniendo en cuenta la extraña relación que tenemos en Córdoba con las puertas de la muralla, me lleva a preguntarme: ¿Y si la levantaron únicamente para poder tirarla?


IMAGEN 12. Otra vista de la salida de la calle Lope de Hoces al Paseo de la Victoria.



IMAGEN 13. Aspecto actual de la zona en que estuvo situada la puerta, en la salida
de la calle Lope de Hoces.





Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN:
Archivo Municipal de Córdoba
Cordobapedia

IMÁGENES:
adesalambrar.com: 5
Archivo Municipal de Córdoba: 3, 4, 6, 7, 9, 10, 11 y 12
Autor: 13
Biblioteca Virtual de Andalucía: 2
Cartoteca del IGN: 8
Historia de Córdoba en Imágenes: 1 (fotografía subida por Isabel Burón)

viernes, 11 de diciembre de 2020

La calleja del Niño Perdido

      Si paseas por la calle Concepción en dirección a la puerta de Gallegos encontrarás una estrecha calle a la derecha que responde al nombre de "Calleja del Niño Perdido". Como todas las calles sin salida del mundo, es difícil que pases por ella si no vas allí expresamente. Yo la frecuentaba con relativa asiduidad en mis tiempos mozos, allá por los años 80, porque al final de la misma había una pequeña discoteca o pub que era parada obligatoria en mis correrías juveniles. Ya por aquel entonces pensaba que el nombre de la calle respondía a algún suceso ocurrido con algún niño, ya fuera porque hubiese desaparecido o hubiese sido encontrado allí, pero no van por ahí los tiros.


IMAGEN 1. Placa en la entrada de la calle.



    Al igual que otras calles como la de Las Flores, Beatas o Pedro Jiménez (conocida como la del Pañuelo), la calleja del Niño Perdido tiene su origen en el entramado urbano musulmán. Son calles cortas y estrechas que se abren al final en ensanches de pequeñas dimensiones, y que servían de antesala y acceso a las casas que las rodeaban, pero al contrario de las anteriormente citadas, la del Niño Perdido no cuenta con el componente turístico de las otras, debido a la expansión urbanística de esta zona de Córdoba.


IMAGEN 2. Situación de la calleja sobre el plano.



     El nombre de la calle no se debe a ningún extraño suceso como yo siempre había pensado, sino a algo totalmente distinto. Aunque no he conseguido datos acerca de la fecha de su fundación, existió un hospital en la calle Concepción que lindaba con la calleja del Niño Perdido, y del que ésta tomó el nombre. No era un hospital al uso, con las connotaciones que esta denominación tiene hoy en día, sino más bien una especie de asilo a donde iban a parar todos aquellos niños extraviados e incluso abandonados por sus familias, ya fuera temporalmente o para estancias más largas. Este tipo de hospitales "especializados" no eran algo inusual en Córdoba, y podemos encontrar denominaciones tan variopintas como "hospitales de peregrinos" y "hospitales de ahogados" entre otras. 
     De los que se dedicaban al cuidado de los niños, como es este caso, hay varios ejemplos, como el Hospital de San José y de la Magdalena o el de San Juan y San Jacinto, en los siglos XIV y XVI respectivamente, o la Casa Central de Expósitos y la Casa de Socorro Hospicio ya en el XIX.


IMAGEN 3. Antigua Casa Central de Expósitos .
IMAGEN 4. Sede del Hospital de San Juan y San Jacinto en la calle Barroso.

 
     Aunque no haya logrado encontrar información sobre la fecha de su fundación, resulta obvio que tuvo que ser anterior a 1811, puesto que la calleja ya viene representada con ese nombre en el Plano de los Franceses de dicho año. Ramírez de Arellano lo cita brevemente en el paseo que dedica a San Nicolás de la Villa con las siguientes palabras:

     "En ángulo con la calle de la Torre y arrancando de la plazuela de San Nicolás de la Villa, encontramos la calle de la Concepción que llega á la puerta de Gallegos y tiene primero una calle sin salida que se denomina del Niño Perdido, porque en la casa fronteriza hubo un hospital á semejanza de la hoy ermita de San José, plaza de la Magdalena, donde se depositaban los niños estraviados de sus familias".

     Germán Saldaña Sicilia por su parte, en la obra "Monografía Histórico-Médica de los hospitales de Córdoba", publicada en el Boletín de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba en 1934, además de transcribir las palabras de Arellano solo añade lo siguiente:
 
     "Dicha calle se conserva hoy con el mismo nombre: si bien la casa fronteriza de que habla Ramírez de Arellano, en la que estuvo el hospital, fue demolida hace pocos años y edificada en su lugar una nueva. Estas son las únicas noticias acerca de este hospital que, como ya aparece, tuvo escasísima importancia".


IMAGEN 5. Recreación de una sección del plano de Karvinski que Saldaña utiliza para mostrar la ubicación del hospital.



     El hospital desapareció sin dejar huella, y aunque según Germán Saldaña no tuvo la relevancia necesaria como para que su recuerdo haya llegado hasta nuestros días, sí tuvo la suficiente como para dar nombre a una calle que ha sobrevivido tanto al hospital como a este escritor, manteniendo el mismo trazado al menos durante doscientos años. Las edificaciones colindantes fueron cambiando y la calleja albergó diferentes viviendas y negocios desde entonces. Allí ofrecieron sus servicios una reputada entoladora (1) y una modista de San Sebastián recién llegada de París; allí pasó consultas gratuitas el cirujano del Colegio Médico de Madrid Felipe Sancho Sacassas y tuvo su despacho el procurador Francisco Aguilera y Contreras; allí estuvieron establecidas la fonda "La Andaluza" y la taberna "Los Gabrieles"; y por delante de la calle pasó Quintín Roelas, protagonista de la obra "La Feria de los Discretos" de Pío Baroja, cuando paseaba desde San Nicolás de la Villa hacia la puerta de Gallegos en busca de una taberna.


IMAGEN 6. Anuncio insertado en el Diario La Voz, 23 de Mayo de 1929.



     El 22 de Enero de 1912 se resolvió en sesión del ayuntamiento presidido por Salvador Muñoz Pérez clasificar la calle como de segundo orden, lo cual no es del todo malo si se tiene en cuenta que también las había de tercer orden. Trece años más tarde, el 26 de Enero de 1925, se barajó la posibilidad de cambiarle el nombre por el de "Castillo Plasencia", cosa que no llegó a suceder como se puede observar si uno lee detenidamente la placa que existe a la entrada (Imagen n.º 1).




IMAGEN 7. Aspecto actual de la entrada a la calleja.

IMAGEN 8. Ensanche o placita en la que desemboca la calleja del Niño Perdido.



     Actualmente, la calle únicamente sirve de entrada a un edificio de viviendas y a otro dedicado a oficinas, y no hay rastro de tabernas ni fondas, ni tan siquiera de la discoteca de mi juventud, aunque el local que la albergaba sigue allí. Es posible que dentro de doscientos años nada de lo que hay hoy en día permanezca en pie, y quizás hasta la calle haya desaparecido; pero si continuase existiendo, quién sabe si seguirá llamándose "La Calleja del Niño Perdido".


Rafael Expósito Ruiz.




(1) Entolar: según la RAE, pasar de un tul a otro las flores o dibujos de un encaje.










DOCUMENTACION
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
- Boletín de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba
- Las plazas de Córdoba en el proceso de recuperación de su casco histórico: las plazas de "fondo de calleja". M. LOMA RUBIO, C. SEQUEIROS PUMAR y F. VALVERDE. Universidad de Córdoba.


 CRÉDITOS DE LAS IMÁGENES
- Imágenes 1, 7 y 8: Fotografías del autor
- Imagen 3: Otto Wunderlisch. WUN-01524, Fototeca del Patrimonio Histórico
- Imagen 4: Lucien Roy, 1907. AP10L03510 - Dépôt de la Société française d'archéologie, Ministère de la Culture (France), Médiathèque de l'architecture et du patrimoine, diffusion RMN-GP
- Imagen 6: Biblioteca Virtual de Prensa Histórica 



sábado, 5 de diciembre de 2020

Las "puertas" de Almodóvar

      No es que se me haya colado una "s", no se trata de una errata. Tampoco quiero dar a entender que hubo varias puertas de Almodóvar pues, hasta donde yo sé, incluidas todas sus modificaciones y reformas, solo ha existido una, la misma que seguimos viendo hoy día junto al Hospital de la Cruz Roja. El hecho de utilizar el plural "puertas" es para referirme a las hojas de madera, aquellas que rápidamente se cerraban ante una posible invasión enemiga, aunque no siempre lograran frenarla. Y sobre ellas voy a hablar ahora.

     Es obvio que todas las entradas que se encontraban en la muralla tenían puertas que se solían cerrar por las noches a una cierta hora para impedir accesos no deseables a la ciudad, y que volvían a abrirse por las mañanas para facilitar el tránsito de habitantes y viajeros. Los horarios de cierre y apertura no siempre eran del agrado de todos, especialmente de aquellos que vivían extramuros, como así da a entender un expediente del año 1846 que se encuentra en el Archivo Municipal de Córdoba, en el que dos labradores del Campo de la Verdad, Antonio Cantudo y Francisco Delgado, se quejan de que, al cerrarse la Puerta del Puente a las nueve de la noche en invierno y a las diez en verano, quedan incomunicados con el resto de la ciudad, y es injusto que tengan que dejar su trabajo tan temprano, especialmente en verano, cuando los habitantes del Casco principal no han hecho más que empezar.


IMAGEN 1. Postal en la que se puede apreciar una de las puertas de madera.



     El caso es que, les gustase a todos o no, las puertas estaban ahí. Pero al igual que en la segunda mitad del siglo XIX comenzaron a desaparecer paños de muralla y puertas con sus hojas de madera incluidas, con la excusa de mejorar la salubridad de la ciudad y dar sitio a la expansión de la misma (además de que hubieran perdido ya su función defensiva), aquellas que aún se mantuvieron en pie, como las del Puente, Almodóvar y Sevilla, también acabaron perdiéndolas. Y quiero mostrar el caso concreto de la de Almodóvar.

     El 5 de Febrero de 1891, el Jefe de la Guardia Pedro Muñoz remitió una carta al por entonces alcalde Pedro Rey Gorrindo, hijo del filósofo y matemático cordobés José María Rey Heredia y de Teresa Gorrindo. La carta decía así:

     "Exmo. Señor
     El guardia diurno nº. 20 Juan Bautista Molina (?), que presta su servicio en el distrito de la Judería con fecha de ayer me dice lo que sigue;
     El que suscribe da parte á su Jefe que á las doce y media del dia de hoy se ha descolgado por completo una de las hojas de la puerta de Almodovar sin que afortunadamente haya ocurrido desgracia alguna personal halladonse derribada en la via publica hasta la resolucion de la autoridad causando molestias á los transeuntes habiendose dado conocimiento el 31 de Enero ultimo de encontrarme dichas puertas amenazando ruinas al parecer.
     Lo que traslado á V.E. para su superior y debido conocimiento."


IMAGEN 2. Primera hoja de la citada carta. SF/C 00101-034,
  ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.



     En el margen izquierdo de la carta aparece la siguiente anotación, firmada por el alcalde: "Transportense estas puertas al Asilo para su custodia y conservacion ínterin otra cosa se determinara sin perjuicio de dar cuenta al E. Ayuntamiento". El asilo al que se refiere, como se apuntará más adelante, no es otro que el Asilo de Mendicidad, inaugurado apenas treinta años antes en el antiguo Convento Madre de Dios por el anterior alcalde José Ramón de Hoces. La iglesia asociada al convento aún se mantiene en pie, aunque cerrada y en un estado bastante riunoso a pesar de las intervenciones de urgencia de 2015 y 2019, esta última para reforzar e impermeabilizar la cubierta.


IMAGEN 3. Sección del plano de Dionisio Casañal de 1884 con la ubicación del Asilo
Madre de Dios (n.º 74).

IMAGEN 4. Fotografía antigua de la Iglesia Madre de Dios, sin fecha determinada.
FO/A 0197-615/N905, ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.



     Dos días después, el 7 de Febrero de 1891, el alcalde Pedro Rey remite una carta al Arquitecto titular autorizándolo a transportar la puerta caída al Asilo de Mendicidad hasta nueva orden, debiendo darle cuenta de haber cumplido dicho cometido. No se cumplió sin embargo esta orden de inmediato pues, pasadas tres semanas, la puerta aún no había sido trasladada. Imagino que al menos tuvieron la delicadeza de retirarla a un lado para no entorpecer el tráfico de carretas y transeuntes y evitar posibles accidentes.

     Finalmente el 26 de Febrero, tras una sesión celebrada en el Ayuntamiento, se decidió la venta de las dos puertas. Esta costumbre no era nueva puesto que ya se había hecho en otras ocasiones como en 1866, año en que Antonio Sánchez Barcia se adjudicó en subasta las hojas de madera de la Puerta del Rincón por un valor de ocho escudos de la época, puertas que hasta ese momento se encontraban depositadas en la casa del Marqués de Guadalcazar. Como dato curioso diré que, aunque la adjudicación fue en Mayo de 1866, las puertas no se pagaron hasta Enero de 1867.


IMAGEN 5. Encabezado de la carpeta que contine el expediente de la puerta del Rincón.
SF/C 00101-026,  ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.



     En lo que respecta a las de Almodóvar, la parte del acta de la sesión antes citada que se refiere a este asunto es la que sigue:

     "El Secretario del Excmo. Ayuntamiento de esta Ciudad
     Certifico: que en el acta de la sesión celebrada ayer por dicha Corporación se halla entre otros el particular siguiente
     "Por el referido Señor Don Manuel Baena se expuso acto seguido que segun tenía entendido se había dispuesto que las puertas de madera que existían en el portillo de Almodovar se trasladasen al Asilo de Mendicidad para que se utilizaran en el mismo establecimiento, pero que tratándose de puertas de muy grandes dimensiones en las que se observan los deterioros consiguientes á su remota antigüedad, y desprovistas de mérito alguno artístico, había de ser seguramente mas costosa su traslacion al Asilo que el valor que pudiera producir su venta, por lo que proponía que una vez apreciadas se enagenaran en subasta con la obligacion el rematante de retirarlas del lugar donde hoy se encuentran, y el Excmo. Ayuntamiento conformandose con lo propuesto por el Señor Baena así se sirvió acordarlo"
Y para que conste lo anoto en Córdoba á diez y nueve de Febrero de mil ochocientos noventa y uno."
Antonio Vazquez.

     "Cumpliendo el anterior acuerdo se ha dirigido al Arquitecto municipal el siguiente oficio:
Acordado por el Ayto. de mi presidencia que las puertas de madera que existen en el portillo de Almodóvar se justiprecien para enagenarlas desde luego con la obligación el adquiriente de retirarlas, á fin de escusar el gasto que habría de originar la traslacion de aquellas al Asilo de Mendicidad se servirá V. practicar desde luego la valoracion de dichas puertas, dándome cuenta de su resultado para proveer á los demás que corresponda.
Dios Mte. Córdoba 27 de Feb. de 1891
Y para que conste lo anoto en la misma fecha."
El Secretario.


IMAGEN 6. La Puerta sin "puertas". Archivo Moreno, 00837_C. 
FOTOTECA DEL PATRIMONIO HISTÓRICO.



     Lo que inicialmente podría parecer fácil, que era reparar una de las hojas de madera, acabó convirtiéndose en la eliminación de las dos. No tengo constancia de que se sustituyeran después, por lo que el aspecto en que quedó la Puerta de Almodóvar entonces sería el mismo que vemos hoy en día.



IMAGEN 7. Viga de madera en la Puerta de Almodóvar.




IMAGEN 8. Primer plano de la viga en el que se aprecian los quicios donde iban
insertados los pernos sobre los que giraban las puertas.



     En fin, que de la destrucción del patrimonio también se sacaba beneficio. Las piedras de las puertas y de los paños de muralla derribados se reutilizaban en todo tipo de obras, así como de cualquier resto arqueológico que se encontrase, como en el caso de la Ermita de los Santos Mártires en cuya construcción se utilizaron sillares de piedra hallados al abrir la calle Claudio Marcelo, o el Paseo del Gran Capitán, en cuyos acerados se usaron los sillares de la Puerta de Andújar. También se vendían a cualquier particular que pudiese pagarlas, y con las puertas se hacía otro tanto como se ha visto. Quedaría por saber si el tal Antonio Sánchez Barcia restauró las puertas del Rincón para usarlas en alguna otra casa, ya que era carpintero, o se hizo una mesita de noche con ellas.


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACIÓN
- Archivo Municipal de Córdoba

IMÁGENES
- Archivo Municipal de Córdoba: 2, 4 y 5.
- Fototeca del Patrimonio Histórico: 6
- Google Street View: 7 y 8
- Historia de Córdoba en Imágenes: 1