miércoles, 21 de abril de 2021

La "leyenda" del alcalde vengativo contra la oficina de Correos

      Hablaba Ricardo de Montis en sus Notas Cordobesas acerca del tránsito rodado por la calle Ambrosio de Morales y rememoraba un incidente ocurrido en la segunda mitad del siglo XIX entre el entonces alcalde Carlos Ramírez de Arellano y la Administración de Correos de esta ciudad. Ambrosio de Morales era, y aún sigue siendo, una calle excesivamente estrecha y en esa época una de las más transitadas de Córdoba. A la existencia en ella de la Fonda Rizzi, ubicada en el lugar que antiguamente habían ocupado las Casas Consistoriales y que actualmente ofrece la triste visión del edificio en ruinas de la Real Academia, había que sumar entre otros el Teatro Principal, la imprenta de Rafael Arroyo, la administración de las Diligencias del Norte y Mediodía de España o la fonda conocida como Casa de las Mariquitas. Todos los usuarios de estos y otros establecimientos veían turbada su paz, además de poner en peligro su integridad física, cada vez que el coche correo anunciaba su paso a toda velocidad con el sonido estridente de una corneta.

IMAGEN 1. Calle Ambrosio de Morales en los años 60.


     Supongo que cansado de las innumerables quejas de transeúntes y vecinos, el alcalde Ramírez de Arellano solicitó al administrador de Correos que los carruajes moderasen la marcha al atravesar la calle. Dicho administrador trasladó la petición a la Dirección General de Comunicaciones, y la respuesta que enviaron al alcalde fue que él como autoridad debía saber que el servicio del correo tenía que efectuarse de la manera más rápida posible. Este lo tomó como un agravio a su persona e inmediatamente llamó al arquitecto municipal diciéndole lo siguiente: "son las 11 de la mañana; pues bien, necesito que al amanecer este desempedrada, sin aceras y llena de zanjas y montones de piedras y losas la calle Ambrosio de Morales, a fin de que no puedan por ella pasar ni los pájaros". Aunque dejó incomunicados a vecinos y comercios, los tranquilizó diciéndoles que volvería a arreglarla cuando hubiese logrado su propósito. Los ruegos y súplicas de la Administración de Correos, que se había visto obligada a variar su ruta, no sirvieron para que Ramírez de Arellano volviera a embaldosar la calle y dicha administración no tuvo más remedio que trasladarse a la calle Huerto de los Limones (actual calle Góngora), momento en que el alcalde dio la orden para que comenzasen las obras de pavimentación.

IMAGEN 2. Carlos Ramírez de Arellano.
     Este es, básicamente, el relato que nos ofrece Ricardo de Montis. Aparentemente se trata de una cacicada del alcalde ante una provocación que hirió profundamente su ego. Pero, ¿ocurrió así o estamos ante una exageración de la realidad como en tantas otras ocasiones que al final acaban convirtiéndose en leyendas? Intentaremos seguir el desarrollo de  los acontecimientos a través de las noticias de la prensa escrita de la época.
     La estrechez de la calle Ambrosio de Morales siempre ha causado problemas entre transeúntes y vehículos y aún lo sigue haciendo en la actualidad, especialmente en el tramo que va desde la Cuesta de Luján hasta la calle Pompeyos. Tanto unos como otros piensan que la calle les pertenece y, mientras algunos coches pasan a toda velocidad y en ocasiones en dirección prohibida por la zona más estrecha, bastantes peatones circulan por el centro de la misma en su parte más ancha como el que va dando un paseo por el campo, olvidando que a ambos lados existe acerado. Pero volvamos al siglo XIX cuando ocurrieron los hechos.
     Como venía diciendo, la masiva afluencia de personas y carruajes a esta calle provocaba numerosos conflictos, especialmente cuando el coche correo entraba por la misma a toda velocidad o cuando los espectadores que salían del Teatro a pie se topaban con los coches en los que se marchaban los más pudientes, y que en muchas ocasiones habían quedado aparcados en la Plaza de Séneca y se dirigían después de la función calle arriba. Además del peligro para las personas, estos carruajes provocaban desperfectos en las fachadas de las casas; todavía se pueden ver en los actuales números 7 y 10 los rebajes para evitar el daño causado por los ejes de las ruedas.

IMAGEN 3. Entrada a la Real Academia por la calle San Fernando.
     El 5 de  marzo de 1858 se sugería en el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos que el correo variase su ruta y que la introducción de la correspondencia se hiciera desde la calle San Fernando por alguna de las casas que lindaban con la Administración de Correos. Esta se encontraba en el actual número 11 de Ambrosio de Morales, entre la fonda Rizzi y el Teatro Principal, en el solar que actualmente ocupa un edificio de apartamentos y donde al parecer nacieron el historiador que le da nombre y, según la tradición, Lucio Anneo  Séneca. El día 14 del mismo mes, y tras la petición del alcalde, el administrador interino de Correos determinó que la entrada y salida de las cartas se haría a través de la fonda Rizzi, situada junto a este organismo y cuya entrada trasera se encontraba en la calle San Fernando. Solo un mes duró esta variación aunque, tras la oportuna reclamación por parte de la alcaldía, el día 5 de septiembre volvió a introducirse la correspondencia a través de la fonda.

IMAGEN 4. Ambrosio de Morales en 1984.
     Ninguna referencia más aparece en la prensa acerca de nuevos problemas hasta dos años después, en que se empieza a hablar de la necesidad de arreglar el pavimento de la calle. En marzo de 1860 se hizo una prueba de adoquinado en una pequeña parte de la misma, aunque parece que no tuvo el resultado deseado y los adoquines se hundían y desnivelaban. El coche correo, mientras tanto, había vuelto a su antiguo itinerario y en abril del año siguiente causó el atropello de una señora, sin consecuencias graves para ella pero con destrozos en su vestuario. Los vecinos volvían a reclamar ahora que la Administración de Correos fuese trasladada a otra zona más apropiada. En septiembre de 1861 se anunció en el Diario de Córdoba la próxima realización de tal traslado y el comienzo del adoquinado definitivo una vez que éste se hubiese producido. La noticia decía lo siguiente:  

     "Por fin parece que para el dia de San Juan próximo venidero se trasladará á otro punto la administracion de correos de esta capital. Para entonces se dice que se impedirá el paso de toda clase de carruajes por la calle de Ambrosio de Morales que se embaldosará en toda su anchura".

     El 21 de noviembre volvemos a encontrar en este periódico otra noticia acerca del arreglo de la calle y el traslado de Correos:

     "Parece que hay el proyecto de baldosar en su totalidad la calle de Ambrosio de Morales, que quedará cerrada para el paso de toda clase de carruajes, tan luego como el correo varie de domicilio".

     No fue hasta el 7 de junio de 1862 que se colocaron marmolillos a la entrada de la calle para eliminar el tráfico rodado y, a finales de este mes, el administrador José Cisneros anunciaba el traslado de las oficinas de Correos para el día 3 de julio. Aunque en principio se había barajado la plaza de los Carrillos como el lugar para la nueva sede, la ubicación definitiva fue en el número 17 de la calle Cabezas que ya se estaba obrando cuando se produjo el anuncio. El empedrado de la calle se levantó y el 10 de julio comenzaron a colocarse las losas traídas expresamente desde Tarifa. Para primeros de agosto la obra estaba prácticamente terminada, aunque supongo que se hizo de igual manera que el intento de dos años atrás, pues a finales de este año ya había tantas losas sueltas como las que permanecían ancladas, pero eso es otra historia.

IMAGEN 5. Rebajes en la fachada de la casa número 7.
     Está claro que esta calle no era la más apropiada para la existencia de la Administración de Correos y no tengo dudas de que su traslado se debiera a la presión ejercida por vecinos y, con mayor o menor amabilidad, por la alcaldía, e incluso supongo que tuvo que haber sus más y sus menos entre ambos organismos. Pero de ahí a asegurar que el alcalde levantó la calle de un día para otro para forzar el cambio va un mundo, máxime si tenemos en cuenta que tanto el traslado como el arreglo venían anunciándose en la prensa con anterioridad y que este último estaría incluido en un plan de mayor envergadura que incluía la renovación de las calles del centro de Córdoba, como se había hecho en Claudio Marcelo, San Fernando y Cuesta de Luján y posteriormente en Pompeyos y Reloj entre otras. 

     En cualquier caso y como todo el mundo sabe, la exageración y el adorno de la realidad conducen a la creación de las leyendas y esta es, a mi entender, una más para incluir en nuestro folclore.


Rafael Expósito Ruiz.





DOCUMENTACION
Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.
- Notas cordobesas, recuerdos de otros tiempos, Ricardo de Montis. BIBLIOTECA.CORDOBA.ES.

IMÁGENES
- Imagen 1: Calle Ambrosio de Morales, LADIS Hijo. FO/A 0155-014/F46, ARCHIVO MUNICIPAL DE CÓRDOBA.
- Imagen 2: Cordobapedia.
- Imágenes 3 y 5: Fotografías del autor.
- Imagen 4: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.

2 comentarios:

  1. Excelente dominio de la hemeroteca para organizar historias. Un abrazo

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  2. Gracias Paco, pero solamente es suerte encontrando datos. Un abrazo.

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