viernes, 22 de marzo de 2024

LA PALMERA DE LA CALLE CLAUDIO MARCELO

     Cuando Almanzor quiso agrandar la Mezquita de Córdoba, allá por el año 987 de la presente era, se encargó personalmente de tratar con los propietarios de las viviendas que era necesario derribar para el ensanche. No sólo les pagaba el doble o el triple de lo que pedían por sus casas, sino que además mandaba que se les comprasen otras. La oferta era tal que ninguno la rechazaba, excepto la propietaria de una casa con jardín en el que había una palmera a la que le tenía un especial cariño.


IMAGEN 1. Vista desde la Fonda Rizzi.



     La propietaria en cuestión era doña Blanca, una dama vascongada y prima, además, de Aurora, la esclava favorita de Al-Hakem II y madre del califa Hisham II, conocida como Subh al-baskunsiyya (Subh "la vascona") Ni la posibilidad de enfadar a Almanzor, que era quien realmente gobernaba, ni las súplicas de su prima la hacían desistir de su empeño de no vender su propiedad. Finalmente accedió, a cambio de que le encontrasen otra casa mejor situada que la suya. Almanzor le regaló un suntuoso palacio en la Medina, cuyo jardín poseía un antepecho y mirador sobre la muralla desde donde se dominaba toda la parte baja de la ciudad hasta el río. En el centro del mirador se había plantado una imponente palmera, que se alimentaba del agua de un venero que además surtía al jardín e infinidad de fuentes y baños públicos y privados. La sombra de esta palmera fue el escenario de innumerables encuentros entre Almanzor y Aurora.

     Almanzor murió en el año 1002 lejos de Córdoba. Una noche de luna llena, su hijo Abd al-Málik  se presentó en casa de Blanca donde, seguido de ésta y de cuatro fieles eunucos, se dirigió al jardín. Los sirvientes cavaron a los pies de la palmera hasta llegar a sus raíces, donde Abd al-Málik colocó una cajita de acero batido cerrada por tres llaves. En su interior se encontraba el corazón de Almanzor.


IMAGEN 2. La palmera en 1567.



     Algunos años después el califa Hisham II, rodeado de su séquito, se presentó en casa de Blanca. Ordenó a los eunucos que lo acompañaban que cavaran a los pies de la palmera hasta que llegaron a dónde la cajita de acero estaba enterrada, ennegrecida y oxidada ya. Hizo llamar a Abd al-Málik y a Blanca, que acudieron cada uno con su llave. La tercera la llevaba el propio califa. Una vez abierta la caja, el monarca colocó en su interior un cristal de roca tallado que contenía el corazón de Aurora, cumpliendo así el último deseo de su madre. La caja volvió a ser enterrada, se cubrió con argamasa y cantos de piedra, y después se engrosó la muralla con un segundo paramento interior de sillería labrada.


IMAGEN 3. La palmera en 1853.



     Lo que hasta ahora habéis leído forma parte del cuento "La palma de los corazones", de Ángel María Castiñeira. Se publicó en  siete entregas durante los días 15 al 21 de agosto de 1878, en el Diario de Córdoba de Comercio, Industria, Administración, Noticias y Avisos, por lo que para no alargar demasiado esta entrada he decidido resumirlo de la mejor manera posible. La publicación estaba motivada por las obras de derribo necesarias para abrir el primer tramo de la futura calle Claudio Marcelo, entre Capitulares y María Cristina. Los trabajos habían llegado ya a la altura de una gran palmera junto a la que habían aparecido gran cantidad de cantos rodados y argamasa, además de un doble muro de sillería labrada.

     La casa que se estaba demoliendo para la apertura de la nueva calle era conocida desde muy antiguo como "la casa de la Palma", a la que se accedía desde lo que sería hoy el cruce de Claudio Marcelo con María Cristina, a través de una plazoleta ya desaparecida llamada también "de la Palma". Era la casa principal de uno de los mayorazgos de los Venegas y propiedad del duque de Hornachuelos en esas fechas, por la gran palmera ubicada sobre la muralla, en lo que fue la huerta de la misma, y que era visible desde casi toda la parte baja de la población. Ángel María Castiñeira se preguntaba si sería aquella la misma bajo la que Almanzor y Aurora tenían sus encuentros u otra posterior, plantada en el lugar de la primitiva por casualidad o en recuerdo de la tradición, y si se salvaría de la destrucción.


IMAGEN 4. La plaza de la Palma y el huerto de la casa de los Venegas.



     Casi 900 años después de haber sido plantada no es muy probable que se tratase de la misma palmera y sí otra posterior, pero el caso es que acabó siendo indultada y, en enero de 1879, se anunciaba su próximo traslado a los Jardines de la Victoria, aunque su destino final serían los de la Agricultura. El traslado se efectuaría en febrero, mes más propicio para ser trasplantada. El día 26 a última hora de la tarde la palmera, que ya había sido sacada de su sitio, quedó preparada para su transporte al día siguiente. Sus dimensiones, 17 metros y medio de altura y unos 3.800 kilos de peso, hicieron necesario que fuera montada sobre tres carretas, de las que tirarían doce bueyes.

     Al día siguiente por la mañana, 27 de febrero, las carretas partieron desde la calle del Ayuntamiento hacia la nueva ubicación del "coloso". El gentío que acudió a contemplar el traslado era tan numeroso y desordenado que no hacía otra cosa que estorbar, consiguiendo finalmente espantar a los bueyes a la entrada a la ronda de los Tejares. Una de las carretas clavó las ruedas en una cuneta retrasando así una operación que de por sí ya debía de ser lenta. El traslado consiguió reanudarse el día 30, pero de nuevo la muchedumbre estorbó más que ayudó y las carretas volvieron a quedarse atascadas. Finalmente, a las tres de la tarde del día 3 de marzo, la palmera quedó colocada en los Jardines de la Agricultura.


IMAGEN 5. Los Jardines de la Agricultura.




     Descartado el hecho de que se tratase de la palmera de doña Blanca, quizás otra posterior podía haber aguantado lo suficiente como para que pudiésemos contemplarla en la actualidad, pero mientras un operario desataba las cuerdas que habían servido para izarla, ésta se tronchó a unos dos metros y medio de la base, cayendo el resto al suelo y el operario con ella. El trabajador se recuperaría en pocos días de una fuerte contusión en la espalda, la palmera cerró el último capítulo de su historia.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Archivo Municipal de Córdoba.
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Paseos por Córdoba, de Teodomiro Ramírez de Arellano.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía de Luis León Massón, detalle esterescópica albúmina, circa 1858. Subida por Antonio Jesús González al grupo de Facebook HISTORIA DE CÖRDOBA EN IMÁGENES.
- Imagen 2: Vista de Córdoba (1567). Anton van den Wyngaerde.
- Imagen 3: Vista de Córdoba (1853). Alfred Guesdon.
- Imagen 4: Sección de un plano del proyecto de apertura de la calle Claudio Marcelo. Fotografía del autor.
- Imagen 5: Jardines de la Agricultura (entre 1906 y 1918). Fototipia Castiñeira y Álvarez.

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