viernes, 1 de diciembre de 2023

LA SOCIEDAD DE PLATEROS EN 1931

     En agosto de 1931, el diario Política dedicaba un reportaje a la historia de la Sociedad de Plateros con motivo de la reciente inauguración de su cuarta taberna, en San Lorenzo. El texto que sigue, y las fotografías que lo acompañan, pertenecen a dicho reportaje, publicado en el periódico Política: Época Segunda Año II Número 251 - 1931 agosto 18.


Industria clásica

     Desde los tiempos más remotos tiene la industria cordobesa manifestaciones de arte que han perdurado a través de los siglos.
     Así como conocemos de siempre la alfarería de La Rambla y los telares de paño pardo de Priego, así también trae Córdoba en las entrañas de su historia una industria típica que la hizo famosa en otro tiempo y que aún conserva como algo propio.
     Tal es el trabajo del oro y de la plata, que fue y es, en manos de los plateros cordobeses, material de arte y filigrana.
     Nobles metales, que en contacto con esta tierra toman las más bellas formas. Custodias con Arfe y arrancadas de tenue encaje de manos de anónimos artistas.

     En agosto de 1931, el diario Política dedicaba un reportaje a la historia de la Sociedad de Plateros con motivo de la reciente inauguración de su cuarta taberna, en San Lorenzo. El texto que sigue, y las fotografías que lo acompañan, pertenecen a dicho reportaje, publicado en el periódico Política: Época Segunda Año II Número 251 - 1931 agosto 18.


Última Sucursal, que ha sido recientemente inaugurada en San Lorenzo.




Las maestrías

     Los artesanos de antaño estaban constituidos en gremios o maestrías de régimen paternal. De las más antiguas de la ciudad, la de plateros ha tenido importancia sobresaliente por su espíritu de solidaridad y por una mayor cultura.
     Pero vamos a referirnos especialmente a la «Sociedad de los Plateros» fundada allá por el año 1860 y nacida de la fraternidad de obreros de un mismo arte.
     La adoración que el buen cordobés profesa al dios Baco, que dio sus racimos mejores a esta bendita tierra, es la verdadera génesis de esta Sociedad, que prontamente derivó a fines comerciales.
     Oficiales plateros que tenían costumbre de reunirse en sus libaciones, concibieron la idea de adquirir por su cuenta el dorado líquido y pagar cada uno religiosamente el importe de su diario consumo.
     Consumido el primer barril, pudieron comprar seguidamente, con su rendimiento, otro de doble cabida, y en esta proporción geométrica llegó un día en que la reunión no pudo consumir todo el vino almacenado.
     Es entonces cuando deciden abrir un establecimiento al público, por los años de la primera República.


Primitiva bodega de la Sociedad.




Un sólido negocio y un socorro mutuo

     Este sistema de acumulación de ganancias hace prosperar la Sociedad, que compra su primera Casa en la calle de San Francisco, donde se constituye formalmente la «Sociedad Mutual de los Plateros», con veintiséis socios que constan en el acta de la Asociación.
    Poco después abren su segunda casa en la plaza de Séneca, donde fundan la primera bodega, en la que se hacen los más exquisitos vinos que se venden en treinta leguas a la redonda.
     Hoy sus socios son en número de trescientos sesenta, muchos de los cuales han pasado a la categoría de patronos. Todos ellos son beneficiarios del Socorro Mutuo, que consiste en pensión para los enfermos e inválidos y asistencia médica de todas clases, así como farmacia, en la que invierte la Sociedad 1.000 pesetas mensuales, aproximadamente. Para pertenecer a la misma, precisa ser platero con cinco años de oficio y abonar una pequeña cantidad, como cuota mensual.
     El estado económico de la entidad y su solvencia la colocan en el lugar de las primeras firmas de la ciudad.


Antiguo salón de actos de la Sociedad.




Sus caldos

     La administración general de la Sociedad está hoy a cargo de una junta de once directivos, de los cuales hay tres patronos y ocho obreros.
      Pero los caldos, que son fama de esta Casa, están a cargo de una Comisión de Bodega del seno de la Sociedad, que es asesorada por un capataz técnico; también existe un representante de establecimientos.
     Hoy tienen seis Bodegas distribuidas en sus cuatro sucursales, en las que se apilan 300 botas con un total de 10.000 arrobas de néctar exquisito.
     Lago de dorado líquido que es prontamente consumido en forma de copas y célebres medios.
    Los mostos que cría esta entidad proceden de los mejores pagos de la sierra de Montilla y Moriles, donde compran anualmente más de 7.000 arrobas.
     Últimamente ha inaugurado su gran sucursal de San Lorenzo, establecida a todo lujo y en casa propia y que ha tenido un gran éxito en el populoso barrio.
     El capital social de esta entidad ha llegado a la cifra de 600.000 pesetas, estando constituido por los edificios de sus establecimientos en San Francisco, Plaza de Séneca, calle de Málaga y San Lorenzo, más el valor de sus hermosas bodegas.
     El volumen mensual de sus ventas alcanza las 18.000 pesetas. Cifra tanto más significativa cuanto que esta Sociedad no vende al por mayor.
     Aunque sus establecimientos ostentan el nombre de Sociedad de Plateros sus clientes pertenecen a todas las clases sociales y en particular el elemento obrero, que conoce la garantía de sus vinos.


Detalle del patio de la Sucursal de San Lorenzo.




La política

     Si los fines de esta Sociedad no son políticos, puede asegurarse sin embargo, que desde su constitución fue una ardiente defensora del régimen republicano con el que han estado siempre compenetrados los plateros cordobeses.
     Esta corporación es un vivo ejemplo de acción y voluntad, con cuyos factores han sabido constituirse en fuerte capital mutuo, que derrama sus beneficios entre los que supieron poner la solidaridad por encima de las pequeñas pasiones y de egoísmos inútiles.

Reina.
Fotos. Santos - Fotogs. Casares.

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