Escudo familiar situado en la fachada principal de la casa. Fotografía del autor. |
Pedro Leonardo de Villa Zevallos y Vera nació en Córdoba el
día 7 de Noviembre de 1696. Desde su juventud se dedicó al estudio de las
antiguedades y al coleccionismo de las mismas, todo ello de forma autodidacta.
Aunque no era ajeno a este mundillo puesto que su padre, Rafael María
de Villa y Zevallos, poseía una parte de la colección del desaparecido
museo del también cordobés Bernardo Cabrera que, según Ramírez
de las Casas-Deza: «estaba en la calle Feria de Córdoba, frente a la
entrada de la calle Maese Luis, donde tenía su museo compuesto de lápidas e
inscripciones y de un importante monetario», y que más tarde pasaría a
manos de Pedro Leonardo. Él mismo se autodenominaba como un «mero aficionado a
las vetustedades de letreros de monedas y de piedras», y pese a ello logró
alcanzar con el tiempo fama en toda España por las innumerables piezas que
atesoraba en su museo.
Bartolomé Sánchez de Feria, coetaneo suyo, se refería a él
como «mi
amigo Don Pedro de Villa-Zevallos, Cavallero de muy superior
aficion a la antiguedad...», en el tomo segundo de su Palestra
Sagrada de 1772. Un siglo después, Manuel Rodríguez de Berlanga hablaba
así de nuestro personaje: «...Fué, pues, este modesto cordobés
del decimo octavo un mayorazgo de holgadas rentas, que en vez de entregarse,
como la generalidad de los de su clase, á la ociosidad ó á la disipación,
dedicó su tiempo y parte de su fortuna á salvar de la destrucción los
monumentos históricos, romanos o árabes de Córdoba y de su provincia, de que
tuvo conocimiento, dando asilo seguro en su morada á los que logró adquirir,
preocupándose en ocasiones de la interpretación de algunos pasajes obscuros de
éllos; pero sometiendo su juício al criterio de personas más peritas...» (Revista de la
Asociación-Artístico-Arqueológica-Barcelonesa, Año I, número 2. Enero-marzo de 1897).
Firma
de Pedro de Villa Zevallos en una carta enviada a
Fernando José Velasco y Ceballos el 12 de Marzo de 1754. |
Calle Villaceballos en el plano de 1884 de Dionisio Casañal y en la actualidad. |
CATÁLOGO
DE OBRAS Y PROYECTOS DE JOSÉ REBOLLO DICENTA. Antonio Peña Amaro, José Díaz López y Francisco Daroca Bruño, 1999. |
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Villa Zevallos describe su propia colección en un manuscrito
de 1740 de la siguiente manera: «El Antiqui-Museo Cordoves. Estudio
instructivo de ello establecido por su colono Patriciense, Fatór y Autór D.
Pedro Leonardo de Villa Zevallos y Vera... en las Casas principales,
Natalicias, vinculadas de sus mayorazgos propias de su habitacion y morada de
ella... calle de las Pavas, y Calleja denominada de sus apellidos. Componese su
conjunto de Lapideario y Erario en la siguiente forma.
El Lapideario se halla situado en el Patio primero, y Portal de estas
Casas, constituiendose de varias insignes Piedras, y pilares recogidos del
dentro y fuera de Pueblo, Cabezas de Estatuas, Bustos, trozos corporeos,
columnas, marmoles, Poste-pedestales, urna, losas... van ya arrivando á
proporcionarle en quenta y orden, un centenario numero...
El erario de su Gavinete se encuentra por aora consistente en tres monetarios portatiles de Cedro de un tamaño, y quasi igual estrechura...»
De 1740 es también el catálogo que Villa Zevallos elaboró de su colección, bajo el título de "Explanacion Antiquo-Lapidea, Inscripcional de el Museo de D. Pedro de Villa y Cevallos, Natural de Cordoba, fijado, y establecido en el Patio primero de sus Casas principales de ella, y de el Señor D. Raphael su Padre Cavallero de Santiago en la calle de las Pabas, calleja de su apellido, y Collacion de la Yglesia Cathedral. Año de 1740".
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No aparecen sin embargo en este catálogo todas las piezas que Pedro
Villa Zevallos logró reunir, puesto que continuó incrementando su
número después de la realización del mismo. Sobre la cantidad total de
antiguedades que contenía el museo dice así José Beltran Fortes en MUS-A,
revista de las instituciones del patrimonio histórico de Andalucía. Año II, nº
4, octubre 2004:
«En
suma, junto a algo más de una veintena de gemas, antiguas y modernas, llegó a
tener aproximadamente unas 6.000 monedas y medallas, sobre todo antiguas y, en
menor grado, medievales y modernas, entre las que destacaban las series de
monedas antiguas de cecas hispanas...
...Esa especialización en las antigüedades de origen local y la abundancia (cerca de cien inscripciones y más de veinte esculturas) y la calidad de éstas, así como la colocación para su exposición pública, le dan su signo peculiar, que hace que la debamos considerar un propio "museo" arqueológico.»
Ilustraciones, extraídas de la "Explanacion Antiquo-lapidea", de algunas de las inscripciones del Museo. BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA. |
Poco tiempo después, en torno al año 1800, Leandro Fernández de
Moratín visitó el Museo y escribió lo siguiente en el Apéndice del
cuaderno 71, de su Diario de viaje: «En casa de D.
Rafael Villaceballos hay porcion de inscripciones romanas y árabes, algunas
cabezas, una grande estatua armada sin piernas, brazos ni cabeza y otras piezas
curiosas halladas en excavaciones y cuya ilustracion seria estimable para
nuestra historia. El mismo caballero posee un numeroso monetario que le dexó su
padre, pero, como no heredó su gusto ni su inteligencia, harto hará si lo
conserva en su poder como está hasta que pase a manos más dignas.»
Aquí se aprecia ya el desdén con el que, tanto Rafael María Villaceballos como los sucesivos herederos, tratarán el trabajo de toda una vida de su antecesor. Y, aunque ya en pleno siglo XIX la colección aún se podía visitar en la Casa-Museo, los estudiosos que por allí pasaban dejaban constancia de su preocupación por la desaparición de algunas piezas y por el destino de las que aún quedaban. En 1861, el epigrafista alemán Emil Hübner escribió lo siguiente: «Existió en el siglo décimo octavo en Córdoba un D. Pedro Leonardo de Villacevallos, sujeto de no escasos conocimientos y muy amante de las cosas antiguas, que superó con mucho en merecimientos á Agustin, Oliva y Bernardo Cabrera, en cuanto á reunir inscripciones. En su casa, que aún existe al presente, y á la que en otro tiempo solían llamar el Museo, había reunido más de sesenta inscripciones, no sólo cordobesas sino de toda la Bética, de las que hoy por incúria ó avidéz de sus sucesores han desaparecido unas veinte, quedando sobre poco más ó menos unas cuarenta, sin contar los miliarios, de los que se hablará en su lugar correspondiente.»
También Rodrigo Amador de los Rios habla acerca de la
suerte de la colección en su obra de 1876 Inscripciones árabes de
Córdoba: «Trozos
de estátuas, más ó ménos mutilados, cipos, miliarias, stellas, pedestales,
lápidas sepulcrales y otros objetos de análoga naturaleza, míranse empotrados
sin óden ni concierto, en los muros del patio de dicha casa, cubiertos casi
todos ellos de cal y demandando lugar propio y adecuado en el Museo de la
provincia.
En la Revista de la Asociación-Artístico-Arqueológica-Barcelonesa, citada anteriormente, escribió Manuel Rodríguez de Berlanga en 1897 lo siguiente: «Los sucesores de Villacevallos, mientras conservaron vinculados los bienes amayorazgados respetaron el Museo fundado por su ilustrado predecesor, sin alterar en lo posible el orden con que estaba constituido; pero desde el momento en que las leyes que se promulgaron del 27 de Septiembre de 1820 al 19 de Agosto de 1841, rompieron los lazos que sujetaban aquel caudal a disposición del primogénito, pasando libre á manos de los postreros descendientes del fundador, las más apremiantes necesidades de la vida les obligó primero á enagenar el monetario, que ya había dejado de pertenecer á la familia en 1865, cuando intenté examinarlo y sólo conseguí ver el manuscrito de su catálogo, así como algunas de las piedras escritas y de los restos escultoriosos que el Profesor Hübner había examinado cinco años antes.»
Recorte
del Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA. |
El Museo
Loringiano corrió la misma suerte que el de Pedro Villa
Zevallos, y su colección comenzó a dispersarse. Los restos que aún
permanecían en la finca de la Concepción (finca de recreo del Marqués de
Casa-Loring) pasaron al Museo Arqueológico Provincial de Málaga,
con sede en la Alcazaba. Más tarde cambió su sede, pasando a
denominarse únicamente Museo de Málaga. Tanto en este último como
en su ubicación anterior se puede ver lo que ha quedado de la colección
cordobesa.
Volviendo a Córdoba y al presente, la casa de la familia Villa Zevallos ha desaparecido. Y me refiero con esto a que ha desaparecido como vivienda, pues tanto ésta como la casa contigua, en la que según reza una placa en su fachada nació Rafael Conde y Luque en 1835, han pasado a conformar el Hotel NH Collection Amistad Córdoba. Me cuentan en el Hotel que antiguamente ambas casas estuvieron separadas por una calle que daba salida desde la Plaza de Maimónides (antigua Plaza de las Bulas) a la muralla, justo en el punto donde hoy se encuentra la entrada posterior al Hotel. Posteriormente, los sucesores de Pedro Villa Zevallos o quizás los nuevos propietarios de la casa-museo, habrían adquirido la propiedad de los Conde y cerrado la entrada que existiría en la Plaza de Maimónides. Es un dato que no he podido contrastar puesto que dicha calle no aparece en el primer plano propiamente dicho que se conoce de Córdoba, el llamado "Plano de los Franceses" de 1811 ni en otros posteriores, aunque existe en la actualidad una especie de patio alargado dentro de las instalaciones que bien pudiera deberse al trazado antiguo de la calle que transcurría entre ambas casas. La distribución interior original ha cambiado casi por completo para adecuarse a las necesidades hoteleras. Sirva de ejemplo que, si Pedro Leonardo Villa Zevallos pudiese hoy día entrar a su casa, aparecería, tras franquear la puerta, en la habitación número 128 del Hotel. Aún podemos no obstante contemplar el ladrillo y la piedra de sus muros exteriores, y la portada de su fachada principal.
Imagen
de Google Earth con la ubicación de la parcela que ocupa el Hotel y la de una
hipotética calle que separaba las casas que lo conforman. |
Vista de la hipotética calle señalada en la imagen anterior. Fotografía del autor. |
Sección
del plano con la situación de las habitaciones del Hotel. Facilitada por Estefanía Martín-Ondarza Martín. |
Vistas de la parte interior de la entrada a la Casa-Museo. Fotografías tomadas en la habitación nº 128 del Hotel NH Collection Amistad Córdoba. Fotografías del autor. |
Pileta reconvertida en fuente que se hallaba en el patio dedicado a las caballerizas y que en la actualidad es la zona de la piscina del hotel. Fotografía del autor. |
No quisiera acabar esta entrada sin mostrar mi más sincero agradecimiento
a Estefanía Martín-Ondarza Martín, Guest Relations Manager del
Hotel NH Collection Amistad Córdoba, por la amabilidad con que trató a un
extraño que llegó una tarde pidiendo información sobre la casa Villa Zevallos,
y por haberme facilitado el acceso al Hotel para poder obtener las fotografías,
así como el plano de distribución del mismo.
Rafael Expósito Ruiz.
Que gran trabajo!!!
ResponderEliminarQue gran trabajo!!!
ResponderEliminarMuchas gracias corazón!!!
EliminarExtraordinario trabajo que se merece una difusión adecuada para que muchos cordobeses conozcan como se ha perdido el patrimonio, que debería estar en poder del Estado no de manos privadas. Enhorabuena.
ResponderEliminarGracias Paco. El por qué nuestro patrimonio acaba en manos privadas es un tema peliagudo y se podría discutir horas y horas sobre el asunto. Lo que sí me resulta inexplicable es que no se supiera de la existencia de este museo, al menos yo jamás había oido hablar de él. He leido recientemente un trabajo de Gonzalo J. Herreros Moya titulado "Casas y Palacios históricos de Córdoba: una señalización de Patrimonio de la Unesco por hacer", que refleja el nulo interés y la incoherencia de las administraciones sobre nuestro patrimonio. En la introducción de este trabajo puedes leer esto:
Eliminar" Los problemas son diversos: muchos carecen de señalización o descripción visible; otros están mal denominados, mal catalogados o mal señalizados; otro grupo posee una descripción innecesaria, incompleta o errónea; y por último encontramos una incoherente variedad estética y tipológica de señales, cartelas y paneles descriptivos".
En este caso hecho en falta una mínima señalización, que no creo que cueste mucho trabajo, para que cualquier persona que pase por allí sepa qué está contemplando. Queda mucho trabajo por hacer y ganas de hacerlo.
Bueno es verdad lo que dices en cuanto al conocimiento del museo, lo sabían unos pocos y no estaba difundido adecuadamente, la realidad es que nunca actuó como un verdadero museo, era complejo de visitar, digamos era un museo privado.
ResponderEliminarEntiendo que en la época sólo fuese conocido por los interesados en la materia, aunque estaba abierto a todo aquel que quisiera visitarlo, más bien me refería al desconocimiento de su existencia en la actualidad.
EliminarDon Rafahell, gran trabajo sobre los Villa Zevallos, una familia conocida por mi familia y tenemos una discusión histórica ¿pertenecían a la nobleza o no . ¿Qué títulos tenían?
ResponderEliminarDe hecho el antepenúltimo heredero de la saga don Pedro era practicante y murió hace muchos, tenia documentación interesante que no han recuperado sus herederos.
Un saludo y gracias por su interés en que la historia no se pierda aunque en Córdoba con su Mezquita Catedral eclipsa todo.
Muchas gracias por tus palabras Miguel. Es cierto que en Córdoba la Mezquita-Catedral lo eclipsa todo, o casi todo. Al igual que muchos cordobeses yo desconocía la existencia de esta familia, y como esta entrada está dedicada más al museo que a Pedro Leonardo no me extendí mucho en averiguar datos sobre él. Hasta donde yo sé ostentaba el título de marqués de Villa Zevallos, su padre era Caballero de la Orden de Santiago, y su abuelo procedía de Santibañez en Santander y se trasladó a Córdoba en la segunda mitad del siglo XVII. Espero que estos pocos datos puedan resolver tu histórica discusión y me apena que esos documentos de los que hablas se hayan perdido. Un Abrazo.
EliminarRafahell, he encontrado un libro que habla de la cantidad de lozas romanas que tenía este señor. Entre ellas se encontró una en 1751 una loza blanca de mármol, te digo palabras textuales "que de muy antiguo estuvo en el marco de la puerta septentrional de la parroquia de Santa Marina " con diversas inscripciones romanas.
ResponderEliminarEl libro es Historia de Córdoba: desde los más remotos tiempos hasta nuestros ..., Volumen 1 por Luis Maraver y Alfaro y se habla mucho de él.
Tal vez lo conozcas, es interesante
Un saludo
Gracias Mari Ángeles. Conozco el libro de Maraver y Alfaro y como bien dices es muy interesante. Hay bastantes autores que hablan sobre las piezas que Leonardo Villa Zevallos poseía en su museo así como muchas otras repartidas por nuestra ciudad, como la piedra que mencionas en Santa Marina o la basa que aún se puede ver en San Nicolás de la Villa. Historia General de Córdoba, de Francisco Ruano y Antigüedades y memorias romanas de España, de Juan Fernández Franco son dos buenos ejemplos y muy completos, especialmente el segundo que trae ilustraciones de las piezas descritas. Un saludo
ResponderEliminarQué maravilla recordar las historias de mi abuela Ángela Villa Zevallos Molina cuando me enseñaba las placas fotográficas de esa casa donde convivió con su familia hasta la adolescencia a principios del siglo XX. En ellas aparecían retratos de sus padres e imágenes del servicio formado y uniformado en la balconada interior. Toda su vida presumió de sus orígenes nobles sin que los demás le acompañáramos con mucha convicción a la vista de su no muy desahogada situación. Yo, ya entrado en la década de los sesenta sigo manteniendo la ilusión de poder haber llegado a ser Marqués de Algo... Como ella me decía, "Yo soy la mayor y de mí pasa a tu padre el mayor de mis hijos y de él a tí el mayor de tus hermanos". Me cachis...
ResponderEliminarFrancisco José, lo primero es disculparme por tardar tanto en responderte pero por alguna razón tu mensaje no ha entrado hasta hoy en mi correo. Me alegra poder conversar con un descendiente de la familia de Pedro Leonardo y me da mucha envidia no haber visto esas placas fotográficas que te enseñaba tu abuela, para mí sería un enorme placer poder contemplarlas.
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