martes, 8 de junio de 2021

Las columnas salomónicas de la calleja del Marqués del Villar

     Hace algunas mañanas me encontraba asomado al balcón de mi casa y no pude evitar escuchar la conversación de un grupo de cuatro hombres que venía desde la calleja de San Eulogio hacia arriba. Daba la impresión de que eran cordobeses, aunque se ve que llevaban mucho tiempo sin pasar por esta zona, pues a la altura de la taberna Sociedad de Plateros uno de ellos iba diciendo: "sí, yo creo que recuerdo haber estado aquí", refiriéndose a la misma. Hasta aquí todo normal, unos cuarentones recorriendo el casco antiguo y rememorando sus andanzas juveniles. El problema llega cuando, justo a la entrada de la calle Marqués del Villar, uno de ellos se gira y dice: "cucha el palacio que tiene el marqués ahí al fondo", señalando a la portada barroca que se puede observar desde la entrada de la calle en Ambrosio de Morales.

Imagen 1. Vista actual de la portada.
     Realmente no sé si se refería al edificio en conjunto o únicamente a la portada, pero con respecto a esta escucho a diario innumerables transeúntes de esta ciudad que dan las más variopintas explicaciones a sus acompañantes sobre lo que existe tras las puertas; la mayoría afirma que se trata de una iglesia, aunque no sepan a qué advocación pudiera pertenecer, mientras otros más imaginativos aseguran que en su día fue la capilla privada de los propietarios de la casa de los Páez de Castillejo. En lo único que suelen acertar, tanto autóctonos como foráneos, es que las columnas que se encuentran a ambos lados de la puerta son salomónicas. Estas son un tipo de columnas muy usadas en el Barroco cuyo fuste, la parte que se encuentra entre la base y el capitel, se encuentra retorcido sobre sí mismo. Como mis nociones de arquitectura son tan básicas como un ladrillo no voy a ahondar más para no "meter la pata", así es que volvamos a la portada.
     El problema está en que pocos cordobeses, y aún menos los que vienen de fuera, conocen la procedencia o la historia de esa portada, lo que tendría fácil arreglo si la autoridad competente en estos temas tuviera a bien colocar una simple placa con una mínima explicación que resuelva tales interrogantes. Lo de la falta de señalización es una enfermedad que no solo afecta a este caso concreto, sino a más de un edificio histórico de nuestra ciudad, con ejemplos como la casa del Conde de Torres Cabrera en la calle del mismo nombre, la de los Condes de Zamora de Riofrío en la calle Cabezas o incluso la casa en la que una vez estuvo el museo de Pedro Leonardo Villa Zevallos, junto a la que pasamos cada vez que atravesamos la calleja de la Luna.

Imagen 2. Iglesia de Santa Ana en Lucena, 1910.
     A falta de placa explicativa, la historia de la portada barroca con sus columnas salomónicas es la que sigue. Según se puede leer en los "Anales de M. F. y M. L. Ciudad de Lucena", «En el presente siglo, siendo Priora la Ve. Sra. Dña. Mariana Llano de Alvear y Aranda, se hizo la iglesia Nueba de este convento con tres nabes, y una Capilla maior ochabada, de excelente hermosura y altitud, bellamente pintada. Tiene dos coros bajos a los lados, que el uno en su magnitud extensiva, claridad y buena disposición excede a todos los de esta ciudad. Júntase a correspondencia de su magnificencia la que se mira en la bella portada de la Iglesia, de jaspes de barios colores, con salomónicas hermosas columnas de el negro..».
     
     Dicho convento, de monjas dominicas y dedicado a Santa Ana, se encontraba aproximadamente en el lugar que ocupan en la actualidad los números 21 y 23 de la calle Antonio Eulate. La nueva iglesia se construyó bajo el diseño de 1692 de Leonardo Antonio de Castro, encargándose los canteros Juan Navas y Toribio de Bada de la portada que nos ocupa. Esta la formaban dos cuerpos, el primero de mármol rojizo y compuesto de un vano de medio punto flanqueado por columnas salomónicas de caliza blanca con capiteles corintios, y una hornacina con la imagen de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen rematada con un frontón triangular en el segundo. Dicho frontón, completo al principio, fue posteriormente partido con un escudo central en el que luce un jarrón de azucenas, que haría alusión tanto a la virgen María como al misterio de la Encarnación.

Imagen 3. Primer cuerpo ya montado.
     A principios de los años 40 del siglo XX, el desastroso estado económico del convento hizo que la única salida viable fuese la demolición. Mientras el retablo de la iglesia acabó formando parte de la de San Felipe Neri, la portada barroca fue adquirida por el arquitecto Félix Hernández para las obras de restauración y adaptación del Palacio de los Páez de Castillejo como nueva sede del Museo Arqueológico, obras que se llevaron a cabo entre 1945 y 1959. Según recoge Samuel de los Santos Gener, antiguo director del mismo, en la ficha de Inventario General, una de las columnas se quebró cuando la descargaban del camión que la transportaba, aunque debió ser reparada con tal esmero que aún no he logrado ver la fractura. Finalmente la portada fue colocada en el muro posterior del Palacio, a modo de entrada o salida de uno de los cuatro patios con los que este cuenta. Puede parecer que el sitio no sea el más adecuado, escondida en el recodo de una calleja, y que debiera estar dentro del edificio o en un lugar más visible, pero el hecho de haber sido librada de la destrucción junto con el convento de Santa Ana ya es algo positivo. Además, puedo asegurar sin temor a equivocarme que la ven muchas más personas donde está que en un hipotético emplazamiento dentro del Museo. Las puertas de madera originales tuvieron que ser reemplazadas en 2004 debido al deterioro que presentaban. El aspecto que presenta la portada hoy día es el resultado de una restauración que se llevó a cabo en 2019, tras la que dejaron una red cubriendo el cuerpo superior que supongo que será muy efectiva para evitar que las palomas lo tomen como residencia, pero que da una desagradable sensación de obra a medio terminar.

Imagen 4. Santa Ana y la Virgen "pescadas".
     El caso es que, como ya dije antes, si alguna persona atravesara esa portada no encontraría templo alguno, ni ninguna capilla privada, únicamente un simple patio. Es cierto que este pertenece a una casa-palacio, la de los Páez de Castillejo, por lo que el caminante que provocó esta entrada con su comentario llevaba en parte razón, aunque quizás mezcló el palacio por un lado y el marqués que da nombre a la calle por otro. Pero volvemos a la realidad de que en nuestra ciudad existe una urgente necesidad de señalización de numerosos inmuebles, tanto para los cordobeses como para los que nos visitan y que, en el caso de esta portada, sería muy triste tener que escuchar a un natural de Lucena paseando por la calleja y preguntándose: ¿Qué iglesia será esta?



RAFAEL EXPÓSITO.





DOCUMENTACIÓN
- Aproximación a la obra del retablista Francisco José Guerrero. FRANCISCO LÓPEZ DE SALAMANCA.
- Real Academia de la Historia.
- Red Digital de Colecciones de Museos de España.

IMÁGENES
- Imágenes 1 y 4: Realizadas por el autor.
- Imagen 2: Fotografía extraída de senublaronmisojos.com.
- Imagen 3: Fotografía extraída del grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.

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