domingo, 17 de agosto de 2025

DE ESQUINAS Y COLUMNAS. NOVENA PARTE

     Hace ya más de tres años que publiqué el anterior paseo en busca de esas columnas que decoran las esquinas de algunas de nuestras calles. Resulta curioso porque desde entonces he realizado varios de ellos y localizado un buen puñado de ellas, o al menos eso creo, pero por alguna razón aún no los había plasmado en este blog. El paseo de hoy no es demasiado largo debido a la escasez de columnas en la zona inspeccionada, que es más amplia de lo que parece, pero hace demasiado calor estos días para estar mucho rato en la calle, y aseguro que aún quedan muchas más para ver en otros paseos.


IMAGEN 1. Plano con la ubicación.



1. CALLEJA DEL PADRE POSADAS

     Hoy comenzamos en una calleja que no sé si muchos cordobeses conocerán, la del Padre Posadas. Es una sin salida que nace de la calle Ramírez de Arellano y que parece que debe su nombre a un retrato del religioso que hubo en una de sus paredes. Al fondo de la misma, se encuentra la primera columna de este paseo, sujeta por una argolla de hierro en su parte superior, y aunque no está en un esquina he creído oportuno mencionarla aquí porque no es fácil encontrártela a menos que entres en la calleja.


IMAGEN 2. El fondo de la calleja.



2. CALLE TENIENTE ALBORNOZ

     Una vez que hemos salido de la calleja, continuamos por la calle Ramírez de Arellano en dirección a la de Osario y, tras dejar atrás la plaza Vaca de Alfaro, giramos a la derecha hacia la calle Teniente Albornoz. En la esquina del número 12 de esta calle podemos ver la siguiente columna. Está apoyada sobre una especie de peana y coronada por lo que parece una pequeña repisa. Repintada una y otra vez, realmente parece más un tubo de PVC boca abajo que una columna.


IMAGEN 3. Fotografía de 2020.



IMAGEN 4. En 2025.



3 y 4. PLAZA DE LAS DOBLAS

     Salimos de la calle Teniente Albornoz y giramos a la izquierda hasta desembocar en la plaza de la Doblas, ocupada en su mayor parte por el jardín de Fray Ricardo de Córdoba. Cada vez que leo ese nombre me viene a la memoria mi padre: se llamaba Ricardo y era cordobés, de Villaviciosa de Córdoba en concreto, aunque él sólo estuvo un tiempo de monaguillo y más por la necesidad de llevarse algo al estómago que por otra razón; los que lo conocieron seguramente estarán pensando que lo que buscaba era tener cerca la sangre de Cristo. Y volviendo al tema que nos ocupa, dentro del jardín vamos a ver dos columnas más con sus basas correspondientes. Tampoco están empotradas en ninguna esquina, pero tienen su importancia porque en su día formaron parte del pórtico que rodeaba al templo romano de la calle Claudio Marcelo, como así lo indica la placa que hay junto a ellas. ¿Están mejor aquí que puestas en valor en su ubicación original? Ahí dejo la pregunta.


IMAGEN 5 Restos del Templo Romano.



5. CALLE RAMÍREZ DE LAS CASAS DEZA

     Abandonamos ahora el jardín para atravesar la plaza de Capuchinos, la del famoso Cristo de los Faroles, giramos a la derecha hacia la calle Carbonell y Morand y de nuevo a la derecha hacia la de Ramírez de las Casas Deza. En el número 10 de esta calle, en el edificio ocupado por el Hotel Palacio del Bailío, se encuentra la siguiente columna. Se trata únicamente del fuste y sobre el mismo se ve una especie de sillar de piedra, como los que ya he visto antes sobre otras columnas, y que no sé si formaba parte del muro original del Palacio o se colocó ahí para que el peso del edificio en esa parte no descansase directamente sobre el fuste. Si uno se acerca un poco a la entrada, podrá ver que en el interior se conservan algunas columnas más.


IMAGEN 6. El Hotel Palacio del Bailío.



IMAGEN 7. Restos antiguos en el interior.



6 y 7. CALLE CONDE DE TORRES CABRERA

     Dejamos atrás el hotel y continuamos hasta la esquina que esta calle forma con la de Conde de Torres Cabrera. La siguiente columna se encuentra en la casa número 24 de esta última calle, la que un día fue el Hospital de los Desamparados. Está apoyada sobre una pequeña basa, y ambas lo están sobre lo que parece un marmolillo de los que se ponían en la parte baja de esquinas y fachadas, y que aún se pueden ver en bastantes calles del casco antiguo. Curiosamente, esta columna es prácticamente idéntica a la que acabamos de ver, quizás porque ambas procedan de un mismo edificio que, por qué no, bien pudiera ser la Domus romana cuyos restos aparecieron en las excavaciones arqueológicas que se efectuaron en el hotel en los años 90 del siglo XX.


IMAGEN 8. La columna gemela.



IMAGEN 9. La misma columna en los años 30 del siglo XX.



     Giramos ahora a la izquierda y continuamos por la calle Conde de Torres Cabrera para detenernos en la parte trasera del convento de Capuchinas. En la parte baja de la esquina que éste forma con la calle Obispo Fitero podemos ver lo que podría ser un fragmento del fuste de una columna coronado por los restos de un capitel, o también o simple marmolillo de piedra que protege dicha esquina. Fuste o marmolillo, la cal o la pintura lo cubre por completo, así es como ya he metido la pata en alguna ocasión, y parafraseando a Mayra Gómez Kemp, «hasta aquí puedo leer».


IMAGEN 10. ¿Columna o marmolillo?



8 y 9. PLAZA DE SAN MIGUEL

     Tomamos ahora la calle San Zoilo hasta desembocar en la plaza de San Miguel para ver los dos últimos casos de hoy. En la esquina de la casa número 1, ocupada por la centenaria taberna Casa el Pisto, tenemos otro caso sobre el que no me atrevo a asegurar que se trate de una columna. Si fuera así, la curvatura que se aprecia es tan abierta que tendría unas dimensiones considerables, pero seguramente se trate simplemente de una esquina de piedra redondeada que el hecho de no estar completamente cubierta por el zócalo y el enlucido posteriores le da la apariencia de columna.


IMAGEN 11. ¿Esquina redondeada?



     Acabamos hoy en la iglesia de San Miguel. En la esquina derecha, desde el punto de vista de un observador situado frente a la entrada principal, podemos ver a media altura lo que parece un pequeño fuste o el fragmento de uno mayor, parcialmente cubierto de restos de distintas capas de pintura.


IMAGEN 12. Lateral de San Miguel.



     Y ahora, como viene siendo costumbre después de estos paseos, es hora de sentarse en la terraza de una bar para tomarse una cerveza, un refresco o un café, depende de los gustos de cada uno y de la hora que sea, sin necesidad de abandonar la plaza. Nos vemos en el siguiente paseo.


Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Imagen 1: Sección de un plano de la Gerencia Municipal de Urbanismo, editada por el autor.
- Imagen 9: Fotografía publicada en 1934, en el Boletín de la Real Academia de Córdoba n.º 43.
- Resto de imágenes: Fotografías tomadas por el autor.

lunes, 11 de agosto de 2025

LA APERTURA DE LA CALLE ENRIQUE ROMERO DE TORRES Y SUS OTROS NOMBRES



Desde el Potro á la Ribera
una calle van á abrir 
déjalo que yo lo vea 
y entonces diré que sí.


IMAGEN 1. La calle Enrique Romero de Torres vista desde la plaza del Potro.



     La apertura de una calle que conectase la plaza del Potro con el paseo de la Ribera es otro de los ejemplos de que en Córdoba se hacen cosas, no sé si más o menos que en otras ciudades, pero se toman su tiempo. Y no es que la obra durase una eternidad como la del famoso murallón, que también, sino que tardaron más de cincuenta años en decidirse a comenzarla, de ahí la coplilla que da comienzo a esta entrada. Ya en julio de 1860, el expediente iniciado para este fin llevaba un retraso considerable, como se puede leer en la prensa de la época:

     «Llamamos la atencion de la autoridad local hácia el espediente instruido hace ocho años para el derribo de la posada de la Madera cuyo estado ruinoso continúa siendo una amenaza para los transeuntes y una ofensa al ornato. Creemos que deberia procederse sin mas dilaciones á su derribo y ampliacion de la plazuela del Potro hasta la Rivera, colocàndose en el centro la fuente como indica ayer un cólega de esta capital. La mejora es de tal importancia que bien merece la pena de que se haga un esfuerzo para obtenerla».


IMAGEN 2. Trazado aproximado de la futura calle sobre un plano de 1884.



     En efecto, una vez terminada la primera fase del ya mencionado murallón de la Ribera en 1852, se puso sobre la mesa la necesidad de derribar la antigua posada, que presentaba un aspecto ruinoso, así como otras casas aledañas para dar salida al paseo de la Ribera desde la plaza del Potro. Treinta años después, en 1882, el ayuntamiento no había sido capaz aún de adquirir la posada ni de expropiar las dos o tres casas más que era necesario eliminar para que la nueva calle tuviera el mismo ancho que la plaza. Habría que esperar todavía hasta 1891 para que comenzasen los derribos necesarios, y aún así el espacio que habría de ocupar la nueva calle no estuvo completamente abierto y despejado hasta finales de 1903.


IMAGEN 3. La nueva calle abierta vista desde la plaza del Potro.



     Los siguientes pasos consistían en reedificar las casas que habrían de formar los dos laterales de la calle, para mantener la misma alineación que la plaza, y empedrarla y embaldosarla. Esto último aún no se había hecho cuando, en 1909, la muerte del poeta e historiador cordobés Enrique Redel aceleró la necesidad de poner nombre a una calle que aún no lo tenía.


IMAGEN 4. Obras de embaldosado.
     Enrique Redel y Aguilar había nacido en 1872 en el número 2 de la plaza de Don Gome, la casa que todos conocemos como el Palacio de Viana. Habiendo iniciado sus estudios de Latín y Filosofía en el Seminario de San Pelagio, Redel llegó a ser académico numerario de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, y académico correspondiente de la Academia de Buenas Letras de Sevilla y del Real Instituto de Lisboa. Aún no había cumplido los 37 años cuando falleció, el 13 de febrero de 1909. Una comisión de literatos y periodistas cordobeses, entre los que se encontraba Ricardo de Montis, solicitó entonces al alcalde, el conservador Antonio Pineda de las Infantas, que se le pusiera su nombre a una calle. El 15 de febrero, en la sesión ordinaria del Ayuntamiento, se acordó que esta calle fuera la que se había abierto recientemente entre la plaza del Potro y el paseo de la Ribera.

     Esta distinción no duró demasiado tiempo, al menos no en ese mismo sitio, ya que el 28 de septiembre de 1914 se decidió que el nombre del poeta pasara a denominar la hasta entonces llamada calle de los Álamos, haciendo esquina con la de Rejas de Don Gome y, por lo tanto, junto a la casa en que nació. La nueva vía abierta como prolongación de la plaza del Potro pasó a llamarse entonces Travesía de la Ribera.


IMAGEN 5. La nueva calle vista desde la plaza del Potro en 1914.



     Con este nombre se mantuvo la nueva calle hasta el 17 de mayo 1957, cuando la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento, gobernado entonces por el falangista Antonio Cruz Conde, decidió cambiarlo por el de otro cordobés de nombre Enrique, apellidado esta vez Romero de Torres, a falta de cuatro días de que se cumpliese un año de su fallecimiento. El pintor y director del Museo Provincial de Bellas Artes aún sigue denominando en la actualidad la calle que se abrió para comunicar la plaza del Potro con el paseo de la Ribera.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
- historia-hispanica.rah.es/biografias.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía tomada por el autor.
- Imagen 2: Sección del plano de 1884 de Dionisio Casañal, editada por el autor.
- Imagen 3: Fotografía compartida por Lolo Cordoba en el grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.
- Imagen 4: Fotografía compartida por Aurora Ch en el grupo de Facebook CÓRDOBA EN EL ALMA.
- Imagen 5: Fotografía de Auguste Léon. Musée Départemental Albert Kahn.

martes, 5 de agosto de 2025

UNA LÁPIDA EN EL CEMENTERIO

     Los que lleváis un tiempo leyendo mis historias ya sabéis que muchas de ellas las encuentro mientras estoy investigando para otras. Creo que esta frase ya la he usado en alguna que otra entrada pero, si es así y os habéis dado cuenta, haced como si no pasara nada. El caso es que la semana pasada andaba buscando algo de sombra mientras paseaba bajo un sol abrasador entre las hileras de nichos del cementerio de San Rafael, en busca de una sepultura en concreto (nota mental: no volver a pasear por un cementerio a las 12 de la mañana de un 30 de julio), cuando una lápida me llamó la atención. Blanca y con la inscripción en color verde destacaba entre las que la rodeaban como si de un marco se tratase, todas más oscuras.


IMAGEN 1. Bovedillas en el cementerio.



     Otra cosa que llamó mi atención, una vez que me había acercado para contemplarla de cerca, era el hecho de que la citada inscripción estaba en lengua francesa. No es tan extraño como pudiera parecer, pues tanto en este cementerio como en el de la Salud hay enterrados muchos ciudadanos extranjeros que acabaron sus días en nuestra ciudad, pero siempre resulta curioso encontrarse con uno de ellos. En este caso se trataba de Georges Dufour, a quien su hermano le deseaba el descanso eterno. La inscripción, una vez traducida, dice lo siguiente: A mi hermano Georges Dufour Ixart, fallecido el 3 de diciembre de 1916 a la edad de 29 años. Eterno pesar (1).


IMAGEN 2. Lápida de Georges Dufour Ixart.



     Obviamente, en cuanto volví a mi casa la curiosidad hizo que buscase su nombre en internet. Podría ser que Georges Dufour hubiese sido uno más de otros tantos ciudadanos anónimos cuyos restos pueblan los cementerios de nuestra ciudad, pero resultó ser el hermano menor de Armand Dufour Ixart, profesor y agente consular francés que jugó un importante papel en la vida cultural, económica y política de la Córdoba de principios del siglo XX.


IMAGEN 3. Louis Armand Dufour Ixart.



     El 9 de octubre de 1903 el joven Louis Armand Dufour Ixart salió desde Valencia, donde impartía clases de idiomas en la "Berlitz School of Languages", con destino a Córdoba. Venía para hacerse cargo, junto al profesor Kuno Deutschmann, de las enseñanzas de francés, inglés y alemán que el Círculo de la Amistad había decidido instaurar en nuestra ciudad. Las clases comenzaron tan sólo tres días después, el 12 de octubre.

     El siguiente paso era establecer en Córdoba una sucursal de la citada escuela de idiomas. Con la subvención del Ayuntamiento presidido por el conservador Antonio Pineda de las Infantas, la "Berliz School of Languages de Córdoba" iniciaba su andadura en noviembre de ese mismo año, en la segunda planta del número 2 de la calle Ambrosio de Morales y dirigida por Armand Dufour.


IMAGEN 4. La Escuela Superior
Francesa.
     Alentado por la positiva respuesta de la ciudadanía cordobesa a los métodos y resultados de la escuela de idiomas, Armand puso en marcha los trámites necesarios para crear una institución que englobara no sólo la enseñanza de idiomas, sino de otras materias como matemáticas, geografía, literatura o contabilidad. Finalmente, en octubre de 1905 comenzó el primer curso de la "Escuela Superior Francesa", que esta vez contaba con la subvención del gobierno de Francia y para la que el ayuntamiento cordobés les cedió la parte oeste del Palacio de los Villalones, en el número 2 de la plaza de Orive. Por sus aulas pasarían profesores como la persona que dio origen a esta entrada, su hermano Georges Dufour, o el abogado y político cordobés Manuel Enríquez Barrios, y estudiantes como el periodista Manuel de Sandoval o el poeta Rafael Porlán Merlo.

     Además de su labor docente y de dirección en ambas escuelas, Armand Dufour era también vocal y contador de la Cámara de Comercio e Industria, en la que también implantó clases destinadas a los comerciantes y para lo cual se creó una Comisión de Estudios que él mismo presidía. 


IMAGEN 5. Otra vista de la Escuela.
     En enero de 1915, Dufour se hizo cargo de la Agencia Consular de Francia en Córdoba, tras la renuncia del vicecónsul José Sánchez Muñoz, aunque el 29 de abril de ese mismo año tuvo que ser sustituido por su hermano Georges, además de en la dirección de la Escuela, al tener Armand que incorporarse al ejército de su país para combatir en la que luego sería conocida como Primera Guerra Mundial. El propio Georges se había incorporado como reservista un año antes, justo al día siguiente de que Alemania declarase la guerra el 3 agosto de 1914.

     Tras su paso por el frente, Armand regresó a Córdoba en mayo de 1916. El 3 de diciembre sufriría la segunda pérdida familiar en poco tiempo: al fallecimiento de su madre en 1912 se sumaba ahora el de su hermano Georges, con tan sólo 29 años de edad.

     Diez años después, el 6 de julio de 1926, Armand Dufour falleció «víctima de breve y cruel dolencia» según la prensa de entonces. Tenía 44 años y un buen número de reconocimientos a su trayectoria: Caballero de la Legión de Honor y de la Orden Civil de Alfonso XII, condecorado con las Palmas Académicas de Francia y la Medalla de Homenaje a SS.MM., además de ser académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba.


IMAGEN 6. Publicidad de los centros dirigidos por Armand Dufour.



     Su recuerdo se mantuvo vivo en nuestra ciudad durante un tiempo, especialmente entre los ex alumnos de la ya entonces desaparecida Escuela Superior Francesa, que en 1951 le tributaron un homenaje con motivo del 25 aniversario de su fallecimiento. Años más tarde, en 1958, el ayuntamiento de Córdoba le dedicó una calle en la Asomadilla, mal rotulada por cierto ya que el apellido Dufour aparece como "Doufour".


Rafael Expósito Ruiz.




(1) Traducción del DeepL Translate.


DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Diario Córdoba: Noticias varias (años 40' a 70'). Noticias extraídas por Ildefonso López García-Sotoca. RED MUNICIPAL DE BIBLIOTECAS.
- L'École supérieure française de Cordoue. José Verdejo. Revista del alumnado y profesorado de la E.O.I. Corduba. N.º 21. Abril de 2020.


IMÁGENES
- Imágenes 1 y 2: Fotografías tomadas por el autor.
- Imagen 3: Fotografía de portada de "Córdoba gráfica : revista popular: Año III Número 32 - 1926 enero 30". Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Imagen 4: Palacio de los Villalones o de Orive. Auguste Léon, 1914. Musée Départemental Albert Kahn.
- Imagen 5: Palacio de los Villalones o de Orive. Fotografía compartida por Lolo Cordoba en el grupo de Facebook CORDUBA.
- Imagen 6: Recortes de prensa. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

jueves, 31 de julio de 2025

LA RELOJERÍA SUIZA

     En el número 17 de la calle Claudio Marcelo existe un establecimiento que tiene la curiosa particularidad de ser más antiguo que la propia calle. Obviamente no hablo del local en sí, sería absurdo, sino del negocio instalado en él, que hace apenas unos días ha cumplido la friolera de 159 años. Se trata de la Relojería Suiza.

     Ya en 1924 era considerada uno de los establecimientos más antiguos de Córdoba por Ricardo de Montis, quien la nombra en uno de los artículos que publicaba periódicamente en el Diario de Córdoba y que acabarían dando forma a sus "Notas Cordobesas". Por él sabemos el nombre de su fundador, un empresario suizo llamado Augusto Campicci (1).


IMAGEN 1. El número 1 de la plaza de las Tendillas, a la derecha desde el punto
 de vista del observador.



     Víctor Augusto Campicci abrió su relojería el 26 de julio de 1866 en el número 1 de la entonces plazuela de las Tendillas (2), en el punto en el que las calles Siete Rincones (hoy Málaga) y Jesús y María confluían a la misma. El edificio desapareció a finales del los años 20 del siglo pasado y se encontraba situado justo delante de donde hoy se encuentra la heladería David Rico.


IMAGEN 2. El desaparecido número 1 de la plaza de las Tendillas en 1884. En rojo,
las alineaciones actuales, aproximadamente.



     En el establecimiento de Augusto Campicci se vendían relojes de todas clases, de oro, de plata, de pared, de cuadro y de sobremesa, además de gafas. A principios de 1878, una equivocación provocada por el hecho de deshacerse de gran parte de sus existencias hizo pensar a los clientes que el negocio iba a ser traspasado y que su dueño regresaba a Suiza, aunque el propio relojero lo desmintió en la prensa, donde en 1879 seguía anunciándose su negocio. Sin embargo, en 1881, la Relojería Suiza del número 1 de la plazuela de las Tendillas aparece en manos de Hermann Piaget.


IMAGEN 3. Augusto Campiche mencionado en una guía de Córdoba de 1875.



     El señor Piaget, cuyo nombre completo era Louis Hermann Piaget-Rossel Droz, era natural de Les Verriéres, una comuna suiza del cantón de Neuchâtel, y paisano de Augusto Campicci según afirma Ricardo de Montis. En esa fecha, 1881, tenía 29 años de edad y no estaba casado. Desconozco bajo qué circunstancias se produjo finalmente el traspaso que Campicci había desmentido en la prensa tres años antes, el caso es que éste último parece que no regresó a Suiza, y si lo hizo regresó pronto, ya que una relojería de Campiche (el apellido Campicci castellanizado) aparece mencionada en la localidad de Lucena en 1883. A punto de cumplir los 41 años, el 22 de abril de 1893, Hermann Piaget se casó con la joven de 22 años Lise Adéle Huguenin-Elie, natural también de Les Verrières. De este matrimonio nacerían sus hijos Hermann, Max y Thérèse.


IMAGEN 4. Otra vista de la Relojería Suiza en la plaza de las Tendillas, al fondo.



     En la relojería de Hermann Piaget, ahora además también joyería, no sólo se vendían relojes, cadenas de oro o bolsos de plata sino también productos farmacéuticos, actividad para la que obviamente no estaba autorizado y que le costó una denuncia en mayo de 1917. No era el primer encontronazo que el señor Piaget tenía con la justicia ya que unos años antes, también en mayo pero de 1910, había sido denunciado por insultar a los guardias de la policía urbana que le habían reclamado la limpieza de la cornisa de la fachada de su casa.

     Hermann Piaget falleció el 28 de Julio de 1921, a la edad de 69 años, y un mes después su hijo Máximo Piaget Huguenin se hacía cargo del negocio, heredando no sólo la relojería sino la costumbre de su padre de vender productos de farmacia: en 1923 fue multado en dos ocasiones, con 100 y 500 pesetas respectivamente, por distribuir entre sus clientes "Pagliamo", un laxante que el químico y farmacéutico italiano Girolamo Pagliamo había comenzado a comercializar con bastante éxito en 1838.


IMAGEN 5. Futuro local para la relojería.
     A finales de 1925, Max Piaget comenzó a poner en venta el mobiliario de la tienda, como estanterías, un bufete de mostrador, un armario, una cama y una mesa estufa entre otros muebles. El edificio en el que había estado el negocio desde su apertura, donde además tenían su vivienda los Piaget, iba a ser pronto derribado con motivo de la ampliación de la plaza de las Tendillas y tocaba mudarse, lo que finalmente sucedió en febrero de 1926. La nueva sede de la Relojería Joyería y Platería Suiza pasaría ahora al entonces número 19 de la calle Claudio Marcelo, número 17 en la actualidad, en el mismo edificio que ya ocupaban los Almacenes Sánchez desde el año anterior.

     En su nueva ubicación, la publicidad de la Relojería Suiza se centraba en productos de las marcas de moda como Movado, Omega o Longines, además de sus especialidades en cronómetros-taxímetros para tableros de automóviles, arreglos y objetos de regalo. Las medallas de San Rafael y San Cristóbal para proteger a los conductores en sus viajes también podían obtenerse en la tienda. Algunos años más adelante, el negocio se implementó con la compra de oro, plata, platino y brillantes. Esta nueva actividad hizo que se viera involucrado en un asunto de venta de joyas y monedas robadas, del que parece ser que salió sin consecuencias.

     Máximo Piaget Huguenin murió el 2 de octubre de 1952, siendo enterrado en el cementerio cordobés de San Rafael junto a su padre. Su viuda, Noemie Vuillermet Vernó, y sus hijos, continuaron regentando la relojería hasta que a mediados de los años 70 decidieron no continuar con el negocio, del que se haría cargo Rafael Velasco Bonilla, primero en calidad de arrendatario y algunos años más tarde adquiriéndolo en propiedad junto a un hermano.


IMAGEN 6. Sepultura de Hermann Piaget Droz y Máximo Piaget Huguenin.



     Rafael, que comenzó a aprender el oficio de engastador con tan sólo 12 años, se hacía cargo del taller situado en la planta superior y en el que hacía joyería tanto de alta gama como más asequible, mientras que los relojeros arreglaban los relojes y su mujer atendía la tienda. En la actualidad son sus hijas, Inmaculada y Eva María Velasco Pascual, las que regentan la Relojería Suiza.


IMAGEN 7. Fachada de la actual Relojería Suiza.



     Aunque el taller ya no existe como tal, el servicio de reparación sigue disponible en una tienda que aún conserva las vitrinas y expositores originales, muebles que junto al que las hermanas Velasco Pascual llaman "el reloj de la tienda" están ahí "desde siempre". Inmaculada y Eva María son dos personas de lo más amable y no tuvieron ningún problema en contestar algunas dudas que les planteé hace un par de días.


IMAGEN 8. Vitrinas, expositores y "el reloj de la tienda".



IMAGEN 9. Un reloj Omega que aún funciona como el primer día.



     Los gustos actuales y las nuevas tecnologías han hecho que teléfonos móviles y relojes inteligentes hayan desplazado al reloj de pulsera clásico, y es aún más difícil que alguien compre un reloj de péndulo, ya sea de pie o de pared. La venta de relojes, aunque sea menos habitual que en otros tiempos, la compostura de estos, la joyería y los artículos de regalo, para bebé o relacionados con la Semana Santa, mantienen aún un negocio que no sólo se encuentra entre los más antiguos de Córdoba, sino que probablemente sea el más longevo de ellos.


Rafael Expósito Ruiz.



(1) Tanto en la prensa de la época como en publicaciones como el Boletín Oficial de la Provincia, el apellido de Augusto Campicci aparece en fu forma castellanizada "Campeche".
(2) Esta localización aparece en prensa tanto como el número 1 de la plazuela de las Tendillas como de la calle Siete Rincones.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- España, Provincia de Córdoba, registros municipales, 1509-1947, FamilySearch.
- Geneanet.org. Árbol genealógico elaborado por Claude Piaget.
- La indispensable guía de Córdoba y su provincia para el año 1875 por Yodob Asiul. Red Municipal de Bibliotecas de Córdoba.
- Notas Cordobesas. Recuerdos del pasado, 1911-1930. Ricardo de Montis. Red Municipal de Bibliotecas de Córdoba.
- relojeriajoyeriasuiza.es/nuestra-historia.
- Una agradable conversación con Inmaculada y Eva María Velasco Pascual.

IMÁGENES
- Imágenes 1, 4 y 5: Fotografías compartidas en el grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES por Antonio Moreno Bello, Miguel Ángel CB y Lolo Cordoba respectivamente.
- Imagen 2: Fotografía tomada por el autor sobre un plano de 1884 perteneciente al Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 3: Recorte de una de las páginas de La indispensable guía de Córdoba para el año 1875.
- Imágenes 6 a 9: Fotografías tomadas por el autor.

jueves, 24 de julio de 2025

UNA VISITA A LOS EMBARCADEROS

     Hace unos días se me ocurrió visitar los embarcaderos del Paseo de la Ribera y de Miraflores. Seguramente tenga mucho que ver el hecho de que, mientras buscaba alguna fotografía antigua en la que se pudiera atisbar el que una vez hubo en el paso del Arenal, aunque fuese desde lejos, me he topado con infinidad de ellas en las que aparecen los ya mencionados. La temperatura no era la más idónea, pues ya desde temprano el sol cordobés apretaba, pero ya que estaba en la calle no iba a volverme atrás.


IMAGEN 1. Los dos embarcaderos en 2003.



     Construido entre 1802 y 1852, a la vez que el ya famoso murallón en el que está encastrado, el embarcadero de la Ribera tiene dos bajadas, una prácticamente frente a la salida de la calle Consolación al Paseo del mismo nombre, y una segunda algunos metros más adelante, en dirección a la de Mucho Trigo. Ya incluso antes de comenzar a bajar se da uno cuenta de que no va a ver gran cosa.


IMAGEN 2. Bajada al embarcadero en la actualidad.



IMAGEN 3. La misma bajada hace sólo unos años.



     Bajando por la primera de las rampas, la más cercana a la calle Consolación, se advierte el bosque que nos vamos a encontrar al fondo. La rampa terminaba originalmente en tres escalones que daban paso a un "descansillo" al que también desembocaba la otra rampa, y desde éste se accedía a una banqueta paralela al muro que daba acceso directamente al río. De todo esto, a excepción de las rampas, no hay ni rastro, ya que está todo cubierto de una considerable cantidad de barro seco y vegetación.


IMAGEN 4. Llegando al encuentro de las dos rampas.



IMAGEN 5. Ni rastro de los escalones.



IMAGEN 6. En 2006 aún podían verse.


     Desde este punto es imposible ver el río, ni tan siquiera averiguar si está un metro o cien más allá de donde nos encontramos, ya que la vegetación descontrolada nos lo impide. Árboles en pie, algunos caídos, muchos "jaramagos" y el mobiliario que delata la presencia de una colonia gatuna es lo único que veremos.

IMAGEN 7. Un intento de vista del río desde el embarcadero.



     Continuar en este sitio, una vez hechas algunas fotografías, no tiene mucho sentido, así es que lo más inteligente en salir por la otra rampa y fotografiar de paso algunos de los restos que indican que este lugar fue una vez un embarcadero.


IMAGEN 8. Saliendo del embarcadero por la segunda rampa.



IMAGEN 9. Una argolla reutilizada como colgador de candados.



IMAGEN 10. Restos de un medidor del nivel del agua.



     Toca ahora dirigirse al otro embarcadero, pues como dicta la lógica éstos suelen ir de dos en dos, uno para embarcar y otro para desembarcar, y viceversa. Este otro está, o estuvo, justo en frente del que acabamos de dejar atrás, en la zona del Campo de la Verdad-Miraflores, así es que para allá vamos.


IMAGEN 11. Los dos embarcaderos en 1857.




IMAGEN 12. La vegetación adueñándose de los embarcaderos.



     Tras volver los pasos hacia el puente de Miraflores y atravesarlo, hay que girar hacia el lado izquierdo y bajar hacia la última de las terrazas ajardinadas del parque del mismo nombre. No es necesario andar demasiado para encontrar un caminito que abandona la zona de césped en dirección al río. Una abertura en la valla de madera y algunos escalones nos llevan al lugar buscado.


IMAGEN 13. Vista de las terrazas desde el puente de Miraflores.



IMAGEN 14. La abertura en la valla.



     Una vez que se bajan los escalones hay que atravesar una pequeña jungla ribereña para llegar hasta el agua. Si decepcionante es lo que queda del embarcadero de la Ribera aún lo es más en el caso del de Miraflores, porque no aparece por ningún lado. Éste era más sencillo que el primero, una simple pasarela de madera que se internaba en el río, y entiendo que no se trata del mismo que aparece en la fotografía de 1857 sino uno posterior, supongo que de alrededor de 2003 que es cuando se inauguraron tanto el parque como el puente de Miraflores, pero no hay ni rastro de él.


IMAGEN 15. Camino de la jungla.



IMAGEN 16. Ya se ve la orilla.



IMAGEN 17. Ni rastro de la pasarela.



      Tal vez fuese desmontado en algún momento o simplemente acabó pudriéndose hasta desaparecer por completo, aunque tras hacer las fotografías de rigor y darme la vuelta para volverme me di cuenta de que llevaba un rato pisándolo. En un principio pensé que serían los restos de la parte de la pasarela que había sobre tierra firme y que la que se adentraba en el agua habría desaparecido, pero tras comparar imágenes de satélite de varios años se comprueba que los sedimentos que se han ido acumulando en esta zona del meandro del río han acabado por enterrarlo.


IMAGEN 18. El embarcadero, visible en 2005 y ya engullido 2022.



IMAGEN 19. El embarcadero semi enterrado.



IMAGEN 20. Detalle del embarcadero.



     Desde este punto sí se puede ver el río, e incluso meterse en él si a uno le apetece, pero del embarcadero de la Ribera que está en frente ni rastro, la vegetación hace prácticamente imposible situarlo a menos que se tome como referencia lo poco que se ve de los edificios que hay detrás.


IMAGEN 21. Ahí se supone que está el embarcadero de la Ribera.



     La visita a los dos embarcaderos ha sido bastante decepcionante, y sólo sirve para comprobar que la "desidia cordobesa" sigue funcionando de maravilla, la misma que acabará consiguiendo que los molinos de Enmedio y del Pápalo acaben por desaparecer engullidos por una vegetación descontrolada, y la que ha conseguido que por los dos ojos del Puente Romano más cercanos a la Calahorra ya no pase el agua, y pronto no lo hará ni el aire.


Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía compartida por Jeronimo Tinoco en el grupo de Facebook CORDUBA.
- Imágenes 2, 4, 5, 7 a 10, 13 a 17 y 19 a 21: Fotografías tomadas por el autor.
- Imagen 3: Fotografía compartida por Pepe Elias en el grupo de Facebook CORDUBA.
- Imagen 6: Fotografía de Jesús Padilla González. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 11: Sección de una fotografía publicada en 1857 y atribuida al fotógrafo Charles Clifford. Lantern Slide Collection, University of Michigan.
- Imagen 12: Fotografía extraída de amoluc.es, tomada entre 2004 y 2021.
- Imagen 18: Fotografías pertenecientes al PNOA 2005 y PNOA 2022. Comparador del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea. Instituto Geográfico Nacional.