martes, 9 de marzo de 2021

Las golondrinas de la Catedral

     Escribir una entrada para este o para cualquier blog lleva su tiempo. Es necesario consultar bastante información, la cual no suele aparecer en la primera búsqueda que uno realiza en los diversos archivos y bibliotecas, y contrastar, en la medida de lo posible, todos los datos que se van recopilando, amén de localizar imágenes para ilustrar las entradas o patearse Córdoba para hacer uno mismo las fotografías en su caso. Tampoco se dispone a veces de las horas necesarias para dedicarle al blog y en ocasiones sucede que pueden pasar varios meses hasta que logras publicar la entrada (tengo una que comencé a escribir a finales de diciembre y que no sé cuando la terminaré). No soy un bloguero excesivamente prolífico pero me gusta ofrecer a mis lectores al menos tres o cuatro historias al mes, por lo que de vez en cuando os encontraréis lo que yo llamo "historias-aperitivo" mientras llega el plato principal. Esta entrada o más bien entrante, siguiendo con el símil culinario, es una de ellas.


Imagen 1.
     Hace un tiempo descubrí el libro Anales eclesiásticos y civiles de la ciudad de Córdoba, escrito por el capellán de la Catedral José Antonio Moreno Marín Velasquez de los Reyes y publicado en 1884. En él, y según el editor, se consignan «multitud de noticias, arregladas; por órden numérico, desde la reconquista de Córdoba hasta el año 1619, ó sea una cronología de cerca de cuatro siglos, sacada de multitud de documentos que en su mayor parte ha desaparecido víctimas de la inércia de quienes debieran conservarlos». No es una obra muy amena, el título ya lo deja bien claro, y básicamente se dedica a enumerar, a veces de manera más historiada y otras casi telegráficamente, óbitos y nacimientos de personajes ilustres, fundaciones de conventos y las visitas de los sucesivos reyes a nuestra tierra, pero viene muy bien para localizar la fecha de ciertos acontecimientos relacionados con nuestra ciudad.
     No obstante encontré entre sus páginas la escueta narración de un suceso, tan curioso e inverosímil, que no me resisto a compartirlo. La historia es la siguiente:


Imagen 2.
    Corría el año 1286. Habían pasado casi cincuenta años desde que la Mezquita de Córdoba fuera consagrada como Catedral y Lope de Fitero se convirtiera en el primer obispo de la nueva diócesis. Los fieles acudían religiosamente a escuchar la misa diaria, aunque había algo que enturbiaba la celebración de los oficios divinos por parte de los sacerdotes: una muchedumbre de golondrinas había tomado por costumbre anidar dentro del edificio. Sus continuos y molestos cantos perturbaban la paz de religiosos y feligreses, y el suelo de la Catedral y sus altares acababan cubiertos por los excrementos y todo aquello que las aves traían para fabricar sus nidos. Los sacerdotes se afanaban en derribarlos, pero cuando un nido caía, uno nuevo aparecía en cualquier otro rincón, y la iglesia era demasiado grande para eliminar el problema por completo. 

     En vista de que el sistema de acoso y derribo no resultaba efectivo, decidieron poner fin a todos los inconvenientes que las golondrinas generaban de una manera más legal. Se dictó un auto de procesamiento contra las invasoras aladas e incluso se designó a la parte que se encargaría de la defensa de estas. Acabado el proceso se dictó sentencia, que no era otra que la expulsión inmediata de las acusadas. Desde el momento en que se leyó la sentencia, con la que seguramente las aves no estaban de acuerdo pero que acataron sin problema, jamás se las volvió a ver en el interior de la Catedral.


     Si inverosímil es la narración, como ya dije al principio, no lo es menos el hecho de que la dieran por válida autores como Don Francisco Torreblanca en su libro Iuris Spiritualis, el Padre Carrillo en Magia natural, el Padre Agustín de Herrera en Origen y progreso en la Iglesia Catholica de los ritos i ceremonias del sacro-santo sacrificio de la Missa o el Padre Martin de Roa en Flos Santorum. Además encontramos relatados varios casos parecidos en el Teatro de la Santa Iglesia de Coria y en el Teatro de la Santa Iglesia de Oviedo, ambos  de Gil González Dávila. Pero en fin, si se pueden creer historias protagonizadas por una paloma, ¿por qué no hacerlo con las de las golondrinas?


Rafael Expósito Ruiz.





BIBLIOGRAFÍA
- Moreno Marín Velasquez de los Reyes, José Antonio. Anales eclesiásticos y civiles de la ciudad de Córdoba, 1884.

IMÁGENES
- Imagen 1: Portada interior de la obra citada.
- Imagen 2: Crucero del altar mayor de la Catedral. Tomás Molina, 1880. FOK 0081-014F14, Archivo Municipal de Córdoba.

2 comentarios:

  1. Bueno Rafahell seguro que las instrucciones son como el comentario que puse en Facebook de las cubiertas, para evitar las palomas, despues de que la persona que equilibraba con su puchero la colonia no actuara, la solución era telas metálicas en todas las ventanas o accesos. Seguro que esta leyenda fue una cosas similar y sin dudar del hecho, si que las golondrinas o vencejos entendieran la orden, a lo mejor fue una solución similar a la de las palomas de impedirles la entrada. Y muy bueno el último párrafo. Un abrazo.
    PD:/ No he leído el libro, posiblemente me echó para atrás el título.

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    1. Obviamente si las golondrinas dejaron de entrar en la Mezquita fue gracias a alguna solución como la que tú apuntas, pero con eso no se construye una leyenda jajaja. Con respecto al último párrafo, mis entradas suelen ser bastante "blancas", pero esta vez se me ha escapado una "puyita" sin malicia. Tampoco yo he leído el libro ni tengo intención de hacerlo, sería como leer la guía telefónica, pero sí lo uso ocasionalmente para buscar algún dato a alguna fecha, eso sí, como lo tengo en versión pdf, uso el atajo "control+f", escribo la palabra que me interesa y que el ordenador se dé el trabajo de leérselo. Un abrazo.

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