martes, 30 de septiembre de 2025

CUATRO COLUMNAS DEL CONVENTO DE SAN JUAN DE DIOS EN LA MEZQUITA DE CÓRDOBA

     A estas alturas no le voy a descubrir a nadie que el hecho de que haya columnas en la Mezquita de Córdoba tan diferentes entre sí, especialmente en sus dos primeras fases constructivas, se debe a que muchas de ellas proceden del acarreo, es decir, que son columnas reutilizadas de edificios anteriores. No es algo novedoso ya que todos los pueblos que han pasado por estas tierras lo han hecho, y en el caso de la Mezquita no iba a ser menos. Lo que no sabía es que, siglos después de su construcción, parece que aún llegaba acarreo a nuestro monumento, concretamente a la capilla de Villaviciosa, como muestra la siguiente carta que el obispo Sebastián Herrero Espinosa de los Monteros enviaba al alcalde Patricio de Bolomburu el día 11 de febrero de 1894:

     «Necesitándose para terminar las obras de la Capilla de Villaviciosa de esta Santa Iglesia Catedral cuatro columnas que no es posible hacer venir de fuera por la premura del tiempo, supuesto que han de darse por concluidas para la próxima Semana Santa á fin de que los divinos oficios revistan mayor solemnidad y enterado de que ese Excmo. Ayuntamiento de la digna presidencia de V.S. es dueño de unas columnas procedentes del convento de San Juan de Dios de esta ciudad (1); ruego á V.S. se sirva ordenar al Arquitecto Municipal aprecie (2) cuatro de ellas é incline el ánimo del Excmo. Ayuntamiento á fin de que se sirva cederlas por el aprecio pericial para el objeto referido».


IMAGEN 1. Diferentes tipos de columnas en la Mezquita.



     El mencionado convento de San Juan de Dios había desaparecido un par de décadas atrás pasto de las llamas, aunque hacía tiempo que ya no funcionaba como tal, y ocupaba el sitio donde después se construiría el Matadero Municipal de Campo Madre de Dios y en el que hoy se halla el Banco de Alimentos, aunque de eso ya habló Paco Muñoz mejor de lo que lo haré yo, en la entrada que le dedicó al Hospital de San Lázaro y Convento de San Juan de Dios. Pero sigamos. La respuesta a la petición del obispo no se hizo esperar y llegó tan sólo dos días después, el día 13 del mismo mes, y en los siguientes términos:

     «En respuesta á su atenta comunicación de esta fecha, tengo el honor de manifestar á V.S. que las columnas de marmol de Cabra que procedentes del antiguo convento de San Juan de Dios están depositadas en uno de los almacenes de efectos del Municipio, miden cada una tres metros diez centímetros, comprendidos el capitel y la basa, siendo su diametro de trescientos treinta y cinco milímetros en la base y trescientos veinte y cinco en el collarino (2), y en atencion al estado en que se encuentran todas ellas, estimo que cada columna con su base y capitel, vale ciento veinte y cinco pesetas.
     Lo que tengo el honor de manifestar á V.S. en cumplimiento de su mandato...».


IMAGEN 2. La capilla de Villaviciosa.



     No sabemos si al obispo le pareció razonable el precio de las columnas, seguramente no, aunque tampoco fue necesario regatear ya que, a propuesta del concejal Pablo Luque, vocal de la Comisión de Fomento del Ayuntamiento, éste aprobó al día siguiente la cesión gratuita de las mismas, aunque con la oposición del también concejal Abdón Usano:

     «El Secretario del Excmo. Ayuntamiento de ésta Ciudad.
     Certifico: que dada cuenta en sesión de ayer del oficio que antecede del Señor Obispo, y enterado S.E. de la tasación que precede, el Señor Don Pablo Luque pidió que se donáran gratuitamente las columnas que se solicitan por recomendarlo asi el objeto á que se destinan en favor de nuestra grandiosa é insigne Basílica, preciado monumento nacional en cuya conservación hallábase interesasa la población entera, y aunque ésta proposición fué impugnada por el Señor Don Abdón Usano, el Excmo. Ayuntamiento acordó la cesión del material citado, con renuncia del precio que se señala para contribuir de éste modo al fin á que se dedica y como atención merecida á la venerable autoridad eclesiástica que lo solicita. Para que conste lo consigno asi en Córdoba á quince de febrero de mil ochocientos noventa y cuatro.
Manuel Varo».


IMAGEN 3. La capilla de Villaviciosa en 1896.



     Tenemos entonces que, por alguna razón, faltaban cuatro columnas en la capilla de Villaviciosa, que el obispo solicitó otras tantas de mármol de Cabra de las que el Ayuntamiento guardaba en sus almacenes, y que procedían del desaparecido convento de san Juan de Dios, y que finalmente le fueron cedidas gratuitamente, por lo que en la Mezquita de Córdoba hay, al menos, cuatro columnas que llevan colocadas algunos siglos menos que las demás. Ahora toca averiguar cuáles son.


Rafael Expósito Ruiz.




(1) El título del expediente al que pertenece este párrafo menciona en su título que las columnas proceden del antiguo convento de San Juan de Dios de Cabra, aunque entiendo que debe tratarse de una errata ya que el obispo habla del convento de igual nombre pero de esta ciudad, esto es Córdoba, y de la premura que imposibilita traerlas de fuera.
(2) Ponga precio.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Expediente relativo a la reparación de templos, referente a las obras de reparación que se requieren en la Capilla de Villaviciosa de la Catedral, en la que faltan 4 columnas, solicitando las columnas de mármol de Cabra, procedentes del antiguo Convento de San Juan de Dios de Cabra. 1894. SF/C 00838-078.
- Hospital de San Lázaro y Convento de San Juan de Dios. notascordobesas.com.

IMÁGENES
- Imágenes 1 y 2: Fotografías tomadas por el autor.
- Imagen 3: Fotografía de Rafael Garzón. Archivo Municipal de Córdoba.

martes, 23 de septiembre de 2025

EL "TESORO" DEL CUARTEL DE LEPANTO

     Esta misma mañana me he encontrado con una historia tan interesante como desconocida para mí, y supongo que para muchas de las personas que seguís este blog. En una publicación hecha por Carlos Serrano Galán en el grupo de Facebook "Fotos Antiguas de Córdoba - España", se asegura que cuando se derribó la cerca de piedra del cuartel de Lepanto, la que rodeaba la esquina que forman la ronda del Marrubial con la calle Puerta de Plasencia, hubo una señora que sugería que se buscase bajo los cimientos porque «en 1877 el rey Alfonso XII puso la primera piedra de la construcción del cuartel y enterró un cofre cuyo contenido es pura especulación, porque se habla que dentro del cofre había monedas de oro y plata conmemorativa, algunos documentos y quién sabe que más cosas para la posteridad». Al parecer, la historia la había escuchado de labios de su abuela, que asistió a dicho acontecimiento.


IMAGEN 1. Instalaciones del antiguo cuartel de Lepanto.



     Efectivamente, en 1877 Alfonso XII colocó la primera piedra del edificio que iba a albergar al que sería el nuevo cuartel de caballería, concretamente el día 3 de abril. Después de haber visitado la Mezquita, los restos de su antepasado Alfonso XI en la iglesia de San Hipólito y la iglesia de Santa María de Gracia, sobre las tres y media de la tarde el monarca se dirigió a la zona del Marrubial donde se iba a construir el cuartel. El acto, según el Diario de Córdoba, se desarrolló de la siguiente manera:

     «Hecha por el Sr. Obispo la solemne bendicion de los materiales, se procedió á la lectura del acta, que firmada por el Rey, la Princesa de Astúrias, el Ministro de Estado, el Obispo, los Gobernadores civil y militar, el presidente de la Diputacion provincial, el Alcalde y otras personas de distincion, y debidamente autorizada por el secretario de la Diputacion, fué colocada en una caja de plomo con varias monedas, un retrato fotográfico de S.M. y un ejemplar de los periódicos locales, despues de lo cual se dirigieron todos al lugar destinado al efecto, en el que tomando S.M. y A. el precioso palaustre de plata construido por los Sres. Ravé y Blanco, colocaron la mezcla, en cuyo acto los siguieron los demás señores firmantes, dejando caer la piedra, cuyos cordones de seda sostenian las reales personas».


IMAGEN 2. Punto en el que estaría enterrado el "tesoro".



     No hay indicaciones en la prensa de la época del lugar exacto en que se colocó esta primera piedra, aunque según se afirma en la publicación de Carlos Serrano estaría a la altura de la garita que había junto a la entrada de la esquina arriba mencionada. En cualquier caso, parece ser que la caja de plomo y su contenido no fueron rescatados durante el derribo de la cerca, y me pregunto si fue por desconocimiento de las autoridades o por que pensaron que ahí estarían mejor que expuestos en el Museo Arqueológico, por ejemplo.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Fotos Antiguas de Córdoba - España.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía compartida por Alfonso Gómez Romero en el grupo de Facebook CORDUBA.
- Imagen 2: Fotografía editada y compartida por Carlos Serrano Galán en el grupo de Facebook FOTOS ANTIGUAS DE CÓRDOBA - ESPAÑA.

miércoles, 17 de septiembre de 2025

UN ROBO DE MEDIO MILLÓN DE PESETAS

     El 3 de marzo de 1922, hacia las cinco de la tarde, un individuo joven y bien vestido se presentaba en la Comisaria de Vigilancia de Córdoba. El comisario Juan Herrera Pérez lo hizo pasar a su despacho donde el joven, con un conocimiento limitado del idioma español, dijo llamarse Maurice Vollaire, ser natural de Bélgica, aunque nacionalizado en Francia, y piloto de la marina mercante de profesión. Aseguraba haber sido víctima de un robo en el tren que pasaba por nuestra ciudad camino de Madrid, aunque no sabía exactamente si en la Línea de la Concepción o en Bobadilla, en el que le habían sustraído una cartera con toda su documentación y algo de dinero, y pretendía que se le facilitase un certificado de buena conducta para poder continuar su viaje sin problemas.


IMAGEN 1. Maurice Vollaire.
     El comisario Herrera notó algo raro en el relato que acababa de escuchar y, tras indicar al joven que no podía facilitarle lo que él quería, éste le rogó que algún agente de la autoridad lo acompañase al Consulado de Francia en Córdoba, al no haberla de su país, tarea que recayó en el guardia Ricardo Maquirain (1), quien casualmente dominaba el idioma del desconocido, y a quien el comisario encomendó que no lo perdiera de vista.

     El agente consular francés, el también director de la Academia Francesa Alejandro Dufour Ixart, escuchó de labios del desconocido la misma historia que el comisario Herrera. Le resultó sospechoso el apellido de Vollaire, pues su pronunciación es idéntica a la palabra francesa para designar a un ladrón: voleur, así es que lo invitó a que escribiera su nombre en un papel. Éste accedió, añadiendo que era piloto del barco a vapor belga "Ostende", natural de Boma (2) y nacido el 5 de febrero de 1886. El cónsul notó entonces que adoptaba una posición extraña con la mano a la hora de escribir, como si intentara desfigurar su propia letra.


IMAGEN 2. Domicilio del agente
consular francés en Córdoba.
     El señor Dufour, algo escamado, le dijo que no podía facilitarle la documentación que solicitaba, y tampoco un certificado de haber acudido a la Comisaría de Vigilancia a poner la denuncia y que un agente le había acompañado después hasta la Agencia Consular, como éste pretendía. Le preguntó si no había nadie en España que pudiese confirmar su identidad y Vollaire contestó que conocía al Cónsul de Bélgica en Almería, y que si le enviaba un telegrama urgente lo podría confirmar. Dufour le contestó que aunque su colega Belga le contestara que conocía a un Maurice Vollaire, nada le aseguraba que ese fuera la persona que tenía delante suyo, así es que le aconsejó que continuase su viaje hasta Madrid, donde seguramente le podrían ayudar en la Embajada de su país.

     Vollaire abandonó el Consulado muy contrariado e intentó lograr su propósito regresando de nuevo a la Comisaria de Vigilancia pero, por segunda, vez el comisario Herrera se negó a facilitar documento alguno a un desconocido. Llegada la noche, Vollaire tomaba café en la estación de tren, mientras esperaba al expreso que venía de Málaga y lo llevaría hasta Madrid, cuando el agente de vigilancia Obdulio Martínez creyó reconocer en nuestro personaje al individuo cuyas características venían detalladas en un telegrama recibido días atrás en el Gobierno Civil, y que hacían referencia al autor de un robo perpetrado en Barcelona. El agente Martínez procedió a detenerlo en ese mismo instante, momento en el que llegó a la estación el también agente Antonio Jiménez Abad que había acudido para apresar al sospechoso.


IMAGEN 3. Estación Central de Córdoba.
     Resulta que el tal Maurice Vollaire era en realidad el ciudadano suizo Hugo de Parenteun (3), un agente de ventas que trabajaba para el joyero barcelonés José Carreras. Todos los días, a cierta hora, Parenteun se presentaba en la joyería, situada en el Paseo de Gracia, para traer de vuelta el muestrario de joyas y el dinero de las que hubiera conseguido vender. El 17 de febrero, sin embargo, éste no apareció, y una hora después el joyero se presentó en el domicilio de Hugo, donde tan sólo encontró una carta en la que este le decía que le habían robado la cartera en la que llevaba las joyas y que, avergonzado y temiendo sufrir un castigo injusto, prefería marcharse. El joyero se dio cuenta enseguida que el robado había sido él y acudió al juzgado a denunciar el hecho.


IMAGEN 4. El detenido (X), el Gobernador y
los agentes encargados del arresto.
     Una vez en la comisaría cordobesa, y tras haber sido interrogado, se procedió a registrar el equipaje de Parenteun, entre el que se encontraron varias fotografías, cartas, postales, unos tickets alemanes, hojas en blanco con el membrete "Servicio Secreto", impresos de una compañía del Congo Belga y algunos artículos de aseo. Parenteun, que no había dejado de protestar por su detención, cambió el semblante cuando vio que ahora le tocaba a él ser registrado. Cosidos entre la tela de los pantalones y en el forro de la chaqueta aparecieron numerosos billetes del Banco de España, que sumaban doce mil cien pesetas, unas pequeñas sierras y varios paquetes con piedras preciosas sin montar. Bajo la camiseta, en un cinturón ancho confeccionado con hule que le rodeaba el torso, estaba el resto de las alhajas, a excepción de dos diamantes que había empeñado en Barcelona por valor de ocho mil y cuatro mil pesetas respectivamente. Ante la evidencia, el ladrón no tuvo más remedio que confesar.


IMAGEN 5. El comisario Herrera (3),  Obdulio
Martínez (1) y Ricardo Maquirain (2).
     El hecho de admitir el delito parece que apaciguó su ánimo y comenzó a mostrarse más distendido. Charlaba con unos y con otros y preguntaba sobre si lo llevarían pronto a Barcelona o sobre cuánto tiempo pasaría en la cárcel, y se maravillaba de que la policía cordobesa estuviese al tanto de sus movimientos. Comentó que el robo podría haber sido mayor si hubiera conseguido cobrar un cheque de doscientas mil pesetas, cosa que le fue imposible pues el joyero barcelonés había hecho suspensión de pagos, y miraba embelesado las joyas robadas, algunas de las cuáles pretendía haberse quedado únicamente para recrearse en ellas si no hubiese caído en manos de la policía. Encerrado después en uno de los calabozos del cuartelillo firmó sin problema el inventario de lo robado que se había realizado en el despacho del Gobernador Civil Manuel Suca Escalona. En dicho cuartelillo fue retratado por los fotógrafos Montilla y Torres Barrionuevo, antes de lo cual pidió permiso para cambiarse de traje, sustituyendo la pelliza, pantalón oscuro y gorra por un traje algo más arreglado de color azul marino, con el que fue finalmente inmortalizado (Imagen 4). Dos meses después en la cárcel de Madrid, a la que había sido trasladado desde Córdoba para continuar después a la de Barcelona, Hugo Parenteun/Maurice Vollaire acabó con su vida suicidándose. De ser cierta la fecha de nacimiento que le facilitó al agente consular Alejandro Dufour, tenía 36 años.


Rafael Expósito Ruiz




(1) Según en que medio escrito aparezca el apellido, éste aparece también como Maquinian y Maquianrey
(2) Ciudad portuaria de la República Democrática del Congo, capital del Estado Libre del Congo cuando Vollaire afirmaba haber nacido, y del Congo Belga cuando éste apareció en Córdoba.
(3) Las versiones de este apellido son aún más numerosas, y entre ellas podemos encontrar Parentó, Panten, Parenteun, Parenteuns, Pereantaun, Paranteum y Parentaner.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía publicada en el Diario de Córdoba, periódico independiente, decano de la prensa española. Año LXXIII, Número 31.825, el 5 de marzo de 1922.
- Imagen 2: Palacio de los Villalones o de Orive. Auguste Léon, 1914. Musée Départemental Albert Kahn.
- Imagen 3: Fotografía extraída de patinaindustrial.blogspot.com.
- Imágenes 4 y 5: Fotografías publicadas en La Unión Ilustrada el 15 de Marzo de 1922.

martes, 9 de septiembre de 2025

LA FUENTE DEL ENCANTADO

     En los últimos meses os he traído dos historias surgidas de un mismo manuscrito custodiado en el Archivo Municipal de Córdoba, una relativa a la desconocida Puerta de Francisco Toledo y otra que trata sobre la ya desaparecida Fuente del Piojo. El documento está dando más de sí de lo que yo esperaba así es que hoy veremos otra historia sacada también del mismo, una historia que habla de la Fuente del Encantado.

     Para empezar, he de confesar que no he sido capaz de encontrar ni una sola referencia a una fuente con este nombre, ni en la prensa antigua, ni en Ramírez de Arellano, Ricardo de Montis o cualquier otro escritor de los que suelo consultar para estas cuestiones, así es que me agarraré a la ubicación que ofrece el manuscrito: «la del Encantado en el muro de la hta. de la Reina [construida] en 1791 y renovada en...(1)».


IMAGEN 1. Página del documento en la que aparece la Fuente del Encantado.



     La primera mención que he encontrado acerca de una fuente en esta localización nos la ofrece la edición de 1856 del Indicador Cordobés, ó sea Manual histórico-topográfico de la ciudad de Córdoba, de Luis María Ramírez de las Casas-Deza. Aquí podemos leer los siguiente: «Las situadas extramuros son las que siguen... 10. Huerta de la Reina. Se halla en la cerca de ella y fue construida en 1791». José López Amo, en su obra "Fuentes y Cañerías" de 1876, también la menciona haciéndose eco de la versión de 1867 del Indicador Cordobés. Doy por hecho, por su situación, que la fuente del Encantado y la de la Huerta de la Reina son una misma cosa.

     En cuanto a la ubicación aproximada de la fuente, según la prensa de la época sabemos que además de estar adosada al muro de la huerta lo estaba en su parte posterior: «...la fuente pública que existe enclavada en las tapias á espaldas de la huerta de la Reina, camino antiguo que conduce á la posesion de la Arrizafa». En las Ordenanzas Municipales de Córdoba de 1884, en el Apéndice en el que se reflejan los caminos vecinales de uso público, se asegura que la fuente se halla en el camino que se dirige a la Matriz, camino que describe así: «El que partiendo de la carretera provincial de Córdoba a Villaviciosa en el punto llamado fuente de la huerta de la Reina, se dirige a la Matriz, y atravesando el arroyo del Moro continúa á la carretera de Córdoba a Trassierra, que también cruza, y siguiendo depues por la puerta de la huerta nombrada de Figueroa y tierras del cortijo de Turruñuelos, se incorpora al camino viejo de Trassierra, en el sitio denominado los Pozuelos».


IMAGEN 2. El Camino de la Matriz en un plano de 1905.



     Este camino de la Matriz, en color rosa en el plano anterior, delimitaba a la Huerta de la Reina por su parte norte, en un lateral de la misma dado que la entrada principal daría a la carretera de Córdoba a Villaviciosa, o a sus espaldas desde el punto de vista de un observador que se encontrase en Córdoba. En cualquier caso, entiendo por la descripción que la fuente debía encontrarse en el tramo del camino que va desde la carretera de Villaviciosa, en color naranja, al camino de la Arruzafa, en color verde. La línea azul corresponde al Arroyo del Moro. En el plano de Córdoba de Dionisio Casañal, también de 1884, la fuente aparece adosada al muro de la huerta en esa misma zona, prácticamente frente al inicio del camino de la Arruzafa.


IMAGEN 3. La misma zona, ampliada, y la fuente en el plano de 1884.



     La fuente consistía en dos pilares, o pilones, uno más alto para uso del ganado y otro más bajo para el público. En principio estaban separados por una gradilla para evitar que el agua de uno pasase al otro, y que a finales de 1820 tuvo que ser repuesta por haber desaparecido, además de reparar los pilares. La obra se hizo por cuenta de José Fernández de Córdoba y Teruel, propietario de la Huerta de la Reina, con el consentimiento claro está del Ayuntamiento. Hacia 1840-1841 se colocó entre ambos pilares un bando del entonces alcalde José Illescas Cárdenas, debido al mal uso que los vecinos hacían de la fuente. Este bando, pintado con aceite sobre una tabla, con letras negras sobre fondo blanco, decía lo siguiente:

     «De orden del Sr. Alcalde 1.º constitucional se prohibe labar en estos pilares, hacer pozas fuera de ellos, y ensuciar de cualquier modo las aguas, bajo pena de cuatro ducados de multa, previniendose que el caño ó pilar pequeño está destinado para las personas que quieran beber, y el grande para las caballerías».


IMAGEN 4. La fuente no es para lavar, sino para beber.



     Posteriormente, en 1848, la fuente fue modificada, como Antonio García del Cid, administrador del entonces propietario de la huerta, el Marqués de Salar, le explica al alcalde: «...he convertido en una fuente el pilar grande que existia para las caballerias contra la cerca de la huerta alta de la reina, poniéndole en alto no solamente el caño de que V.S me hablaba, sino en dos, para que se halle bien surtida de aguas. El derrame lo he introducido en la huerta, y el cerrado el caño ó pilar pequeño por cuyo suelo pasaba el agua para las personas que quisieran beber, segun decía el bando antiguo que V.S. refiere en su oficio. Ahora la encontrarán potable en los dos caños construidos. Además he desmontado el terreno en la parte necesaria, y puesto poyos á los lados de la fuente empleando en ello las piedras que V.S. se ha servido franquearme...».

     El nombre de "El Encantado" continúa sin aparecer por ningún lado, y como dije al principio no he vuelto a verlo por escrito, aunque sí he encontrado una nueva denominación para la fuente de la Huerta de la Reina en el Almanaque del Obispado de Córdoba de 1891, en un relato firmado por R. Blanco y Criado: «...y embozado hasta los ojos en larga y anchurosa capa fué despedido por todos en la puerta del palacio, conviniendo en esperar su vuelta dentro de dos horas en la fuente llamada de la Mora á espaldas de la huerta de la Reina, donde vemos hoy un abrevadero público de que gozan los prédios colindantes».

     Tampoco sobre la fuente de La Mora hay rastro, al menos en el lugar que nos ocupa, pero más adelante, en el primer cuarto del siglo XX, nos encontramos con una tercera forma de nombrar a la susodicha fuente que seguramente es más reconocida por todos. Aparece en una noticia de prensa de 1915, acerca del robo sufrido por una persona que lavaba en ella su camisa y, aunque no se menciona el lugar en que se encuentra, vuelve a aparecer en otra noticia que trata del orden del día de la sesión del Ayuntamiento para el 27 de noviembre de 1922: «Instancia del director gerente de la Sociedad Anónima Sotomayor solicitando realizar el traslado a sitio próximo y mejorar a su costa la fuente de los Picadores, situada sobre el muro norte de la huerta de la Reina».


IMAGEN 5. La Fuente de los Picadores en 1927.



     No cabe duda de que la referida Fuente del Encantado es la misma que la adosada al muro de la Huerta de la Reina, y que ésta a su vez es la de los Picadores. Se puede ver marcada en un plano de Córdoba de 1927, y da la impresión de que el Ayuntamiento no aceptó la proposición de trasladarla ya que aparentemente aparece en el mismo punto del que fuera camino de la Albaida en el plano de 1884 o de la Matriz en el de 1905, aunque ahora aparezca algo desdibujado en el plano de 1927 y bajo el nombre, como no, de camino de la Fuente de los Picadores. A su espalda ya no está la pared de la Huerta de la Reina, que prácticamente ha desaparecido para dar paso a nuevas calles y construcciones.


IMAGEN 6. Paso a nivel de la Fuente de los Picadores.



     Esta fuente de los Picadores estuvo funcionando hasta la primera mitad del siglo pasado, y en la actualidad lo único que queda de ella es su nombre en la calle por la que una vez discurrió el camino en el que se encontraba, la actual Acera de la Fuente de los Picadores, y el recuerdo en algunas personas que en su niñez pudieron beber de sus aguas.


Rafael Expósito Ruiz.

     


(1) La fecha de renovación no aparece en el escrito, pero bien pudiera ser 1848 como se ve más adelante.


DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- El abastecimiento de agua a Córdoba. Arqueología e historia (Tesis Doctoral). 2013. Guadalupe Pizarro Berengena. helvia.uco.es.
- Fomento. Relación de las puertas y portillos de la ciudad, de las fuentes, de los edificios de Administración, establecimientos de Instrucción pública, establecimientos de beneficiencia, templos iglesias parroquiales y conventos, monumentos y edificios recreativos. 1862. SF/C 02986-001. Archivo Municipal de Córdoba.
- Fuentes y cañerías, 1876. José López Amo.
- Fuentes y Cañerías. Venero de la Huerta de la Reina. Expediente instruido sobre arreglo de la Alcubilla y abrevadero público, situado delante de la cerca de dicho heredamiento. 1820. SFC 00276-001. Archivo Municipal de Córdoba.
- Fuentes y Cañerías. Venero de la Huerta de la Reina. Autos seguidos sobre supresión de la alcubilla y colocación de dos caños en el antiguo pilar con la dotación de tres pajas de agua para comodidad del público. 1848. SFC 00276-002. Archivo Municipal de Córdoba.
- Indicador Cordobés, ó sea Manual histórico-topográfico de la ciudad de Córdoba, 1856. Luis María Ramírez de las Casas-Deza.
- Ordenanzas Municipales de Córdoba, Promulgadas en 1.º de Marzo de 1884. Apéndice N.º 4.º, Caminos vecinales y veredas pecuarias que de uso público existen en este término municipal.
- Revisión y actualización de cartografía y documentación histórica de los caminos, fuentes y abrevaderos públicos en el término municipal de Córdoba.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía tomada por el autor sobre un expediente del Archivo Municipal de Córdoba.
- Imágenes 2, 3 y 5: Secciones de tres planos de Córdoba, editadas por el autor.
- Imagen 4: Imagen creada por el autor.
- Imagen 6: Fotografía extraída de elferrocarrilenandalucia.es.

miércoles, 3 de septiembre de 2025

UN ENTIERRO SIN CADÁVER

     El día 3 de septiembre de 1911 la localidad de Puente Genil enterraba a una de sus vecinas. El féretro fue sepultado con toda la solemnidad requerida por el triste momento, en el cementerio junto a la ermita de Jesús Nazareno, tras lo cual los afligidos familiares y amigos regresaron a sus quehaceres.


IMAGEN 1. Ermita de Jesús Nazareno. A la derecha, entrada al cementerio.



     Tan sólo unos días después, el fiscal de la Audiencia de Córdoba recibió un anónimo en el que se afirmaba que el cadáver de una señora había sido enterrado en la cripta de una de las parroquias del mencionado pueblo, sin haber recibido ningún tipo de autorización. Tras dar traslado de la denuncia al Juzgado de Instrucción de Aguilar, el subdelegado de Medicina Manuel Paniagua fue requerido para que junto a éste se practicasen las diligencias necesarias para comprobar el suceso.


IMAGEN 2. Iglesia de la Concepción
en 1974.
     Una vez que los componentes del Juzgado y el subdelegado de Medicina acudieron al lugar, pudieron comprobar que el cuerpo de una señora había sido inhumado en la capilla del Sagrario de la parroquia de la Concepción de Puente Genil, sin cumplir los preceptos legales de embalsamamiento y sin haber obtenido antes la Real orden que habría autorizado el sepelio. Pero, ¿A quién pertenecía el cadáver que se encontraba en la parroquia?

     ¿Habéis atado cabos ya? Efectivamente, la mujer cuyo cuerpo se encontraba ahora en una capilla es la misma que debería estar sepultada en el cementerio desde días atrás. ¿Y cómo llegó allí? Pues resulta que los operarios de la morgue olvidaron introducir el cuerpo en su ataúd correspondiente, el mismo que fue enterrado vacío. Cuando se dieron cuenta ya era demasiado tarde, así es que esperaron a que se hiciera de noche para introducirlo en la capilla de la iglesia mencionada, aprovechando que ambos edificios estaban juntos, y supongo que esperando inocentemente que nadie se diera cuenta.


IMAGEN 3. Ermita de Jesús
Nazareno en 1960-70.
     Ya sé que todo esto parece parte del argumento de una película de Berlanga, pero el hecho ocurrió tal como lo he contado, y tal como aparece publicado en el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos. Año LXII Número 18816 - 14 Septiembre 1911. El asunto llegó al Inspector de Sanidad, quién lo comunicó al Gobernador Civil y éste a su vez al Ministro de Gobernación.

      La noticia no dio más de sí, al menos informativamente hablando, y el periódico no le dio más cobertura a este curioso suceso, o al menos yo no he sido capaz de encontrar más datos, por lo que nos quedamos sin conocer la identidad de los principales protagonistas. Doy por hecho que la señora acabó descansando en el ataúd que la aguardaba vacío en el cementerio, y espero que el castigo para los despistados trabajadores de la morgue no fuese excesivo.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Ermita de Jesús Nazareno, Puente Genil, ca. 1920. puentegenil.es.
- Imagen 2: Iglesia de la Concepción, Puente Genil, 1974. Francisco Solano Márquez. Archivo de la Diputación de Córdoba.
- Imagen 3: Ermita de Jesús Nazareno, Puente Genil, 1960-70. Archivo de la Diputación de Córdoba.