viernes, 30 de agosto de 2024

¿PUERTA DEL PUENTE O ARCO DE TRIUNFO?

     El tema no es nuevo, y no seré el primero ni el último que escriba sobre si la que fue la entrada principal a Córdoba desde el sur es ahora un Arco de Triunfo o no. Entiendo que cada cual tiene su opinión al respecto y que su respuesta elegida para esta pregunta será para él o para ella la correcta, siendo la opción contraria la equivocada. Así es que voy a dar humildemente la mía, tan acertada o errónea como cualquier otra.


IMAGEN 1. La Puerta del Puente.



     Entre la Puerta de entrada a una ciudad y un Arco de Triunfo hay más diferencias que similitudes, por más que en algunos casos pudieran confundirse ambas construcciones. La misión de una Puerta es la de comunicar ámbitos geográficos separados, en este caso el exterior y en interior de una ciudad amurallada, mientras que la función de un Arco de Triunfo es, o era, la conmemorar una victoria militar u honrar al dirigente de turno, es decir, que la primera es de tipo funcional y la segunda de tipo simbólico.


IMAGEN 2. Arcos de Triunfo para todos los gustos.



     Una de las diferencias fundamentales en lo que al aspecto se refiere, bajo mi punto de vista, es la forma de su vano (el espacio que se atraviesa para pasar de un lado a otro). En las Puertas suele ser rectangular, delimitado por dos jambas verticales y un dintel horizontal apoyado sobre éstas, aunque también los hay en que en vez del dintel horizontal nos encontramos con un arco de medio punto sobre las jambas, como por ejemplo en la Puerta de Santa Catalina de la Mezquita de Córdoba. En los Arcos de Triunfo nunca veremos un vano rectangular, siempre presenta forma de arco (de ahí su nombre).


IMAGEN 3. La Puerta del Puente en 1852.



     Otra diferencia importante es la situación espacial, es decir, el lugar en que están colocados la Puerta o el Arco. La Puerta estaba, como no podía ser de otra manera, en la propia muralla de la ciudad, sirviendo de entrada y salida a la misma, y obviamente no podía ser rodeada sino atravesada. El Arco de Triunfo, por el contrario, se solía colocar tanto en el interior como en las afueras de la ciudad y estaba exento, es decir, aislado de cualquier otra construcción, por lo que podía ser tanto atravesado como rodeado, como el que se levantó delante de la Puerta Nueva con motivo de la visita de Isabel II.


IMAGEN 4. Arco de Triunfo en la Puerta Nueva.



     Ahora bien, ¿Qué pasa cuando a una Puerta se le retiran las murallas que la flanqueaban, como en el caso de la Puerta del Puente? ¿Y si además se reconstruye la cara interior a semejanza de la cara delantera? Muchos dirán que entonces parece un Arco de Triunfo, aunque habría que ver a cuál de ellos se refieren ya que los hay para todos los gustos (Imagen 2). La Puerta del Puente, que se encuentra en el mismo punto desde que fue levantada en tiempos de la Corduba romana, fue construida de nuevo a finales del siglo XVI con motivo de la celebración de las Cortes de Felipe II. Hernán Ruiz III se hizo cargo de la obra, que en un principio había sido encargada a Francisco de Montalbán. El parecido de la nueva Puerta con la que su padre, Hernán Ruiz II, había hecho para el palacio de los Páez de Castillejo es más que evidente.


IMAGEN 5. Parecidos razonables.



     Más tarde, a principios del siglo XX ya, la Puerta del Puente fue primeramente despojada de las murallas y poco después se le construyó la cara interna a semejanza de la frontal. Una vez exenta, y sola en el extremo de una plaza, es cuando llega el dilema, aunque para mí no lo sea. Se puede atravesar y rodear, como en el caso de los Arcos de Triunfo, pero su vano sigue siendo rectangular, como la Puerta que fue siempre. Se parece, según algunos, a algunos Arcos de Triunfo, y sin embargo para mí se parece aún más a otra puerta, la mencionada del palacio de los Páez de Castillejo.


IMAGEN 6. La puerta del convento.



     Hay además otro ejemplo en Córdoba de una puerta que ha quedado sola en mitad de la nada, como en el caso de la puerta del desaparecido convento de Santa María de Gracia, que aún se mantiene erguida en la plaza del Poeta Juan Bernier, y que en el caso de que algún día se le levantase la parte interior imitando a la exterior y se le retirasen las hojas de madera que la cierran seguiría siendo una puerta.


Rafael Expósito Ruiz.




IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía del autor.
- Imagen 2: Montaje con fotografías tomadas de Internet de los Arcos de Triunfo de Cabanes (Castellón), París, Medinaceli (Soria) y Barcelona.
- Imagen 3: Fotografía de Edward King Tenison (1852), extraída de su obra "Recuerdos de España".
- Imagen 4: Montaje con fotografías de Wikipedia y del autor.
- Imagen 5: Fotografía de José García Córdoba, 1862.
- Imagen 6: Fotografía de José Mellado. Archivo Municipal de Córdoba.

viernes, 23 de agosto de 2024

EL MONUMENTO AL GRAN CAPITÁN, UN PEDESTAL SIN ESTATUA

     Como muchos cordobeses sabrán, y a los que no ya se lo cuento yo, el "caballo de las Tendillas" no siempre estuvo ahí. La ubicación original del monumento fue el cruce de las actuales ronda de los Tejares y avenida del Gran Capitán, donde fue inaugurado el 15 de noviembre de 1923. Lo que no sabrán algunos es que el pedestal llegó bastante antes que el caballo y el jinete y, para vergüenza de los cordobeses, estuvo algunos años solo.


IMAGEN 1. Cruce entre avenida del Gran Capitán y Ronda de los Tejares,
alrededor de 1910.



     La idea de dedicar un monumento al militar montillano venía de lejos. Ya en 1842, en una sesión de la Real Academia de Córdoba celebrada el 17 de diciembre, el académico Manuel de la Corte Ruano propuso que se abriese una suscripción nacional «con el objeto de levantar en esta Ciudad, en sitio público y principal de ella, una estatua sacada de buenos modelos, del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba». La Academia acogió positivamente el proyecto y nombró una ponencia para que el proyecto de llevase a cabo. Y ahí se quedó la cosa.


IMAGEN 2. Primer proyecto, 1897.
     Diez años después, en 1852, se presentó el diseño y se aprobó el presupuesto para construir una fuente monumental, que iría coronada con una estatua dedicada al Gran Capitán. La idea, al igual que la anterior, quedó postergada. Habría que esperar hasta 1897 para que el Ayuntamiento retomase la antigua iniciativa. Se trataba ahora de adecentar el Campo de la Merced, construir jardines y colocar la estatua en el centro. La realización de ésta se encargo al escultor cordobés Mateo Inurria Lainosa aunque, una vez más, la iniciativa se desinfló.

     El proyecto se revitalizó en 1909 pero hubo que esperar hasta 1915, después de tres diseños distintos por parte de Inurria, para que comenzase a hacerse realidad, aunque el sitio escogido ahora para ubicar el monumento era el cruce de las actuales ronda de los Tejares y avenida del Gran Capitán. A primeros de octubre de este último año, el pedestal estaba prácticamente acabado y en noviembre se empezaban a montar los andamios para su colocación. Todo comenzaba a estar listo para colocar la última piedra el 2 de diciembre, cuando se cumplían 400 años del fallecimiento del homenajeado. Colocado el pedestal por completo, el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos ofrecía una descripción detallada del mismo:


IMAGEN 3. Segundo proyecto, 1909.
     «El pedestal, ya erigido, es de la mayor sobriedad y robustez, tanto en sus líneas como en sus materiales, y simbolizado está en él el tipo romántico del caudillo y de la época.
     En la tercera hilada de piedras, que es de mármol riquísimo, van tallados ocho cuarteles del escudo de armas del Gran Capitán y cuatro cartelas con inscripciones, todo ello ceñido por una faja de laurel y roble, emblema de fortaleza y victoria.
     Un dado colosal, de granito rojo pulimentado, recibirá en su parte superior el plinto de la estatua ecuestre y llevará engastados en su cara anterior y posterior hermosos escudos de bronce, uno de España de la época de los Reyes Católicos y otro de Córdoba.
     En el último cuerpo de este dado, corren unas fajas de mármol blanco bordeadas de cordones en señal de dominio, en las que van tallados los nombres de las ciudades más importantes que ganó con su espada el Gran Capitán: Nápoles, Atella, Ceriñola, Garollano, Ostia, Ruvo, Montefrío y otras».


IMAGEN 4. Tercer proyecto, 1915.
     Y colocado el pedestal, ¿Dónde estaba la estatua? Según se lamentaban en la prensa cordobesa de la época, el Estado Español había incumplido su promesa de contribuir con 50.000 pesetas, la mitad del gasto total que conllevaba el monumento, y con lo recaudado en Córdoba tan sólo había sido suficiente para el pedestal. Así es que allí se quedó éste, que durante un tiempo estuvo protegido por unas vallas de madera pero que, tras ser retiradas en 1917, dejaban al descubierto la triste y vergonzosa imagen de un monumento a medio terminar. Más tarde sería cercado con cadenas. Los meses y los años pasaban y las inclemencias del tiempo estaban comenzando ya a deteriorarlo.


IMAGEN 5. Acto de inauguración del monumento.



     Finalmente, el 15 de noviembre de 1923, se inauguraba el monumento al completo y la estatua lucía ya sobre su pedestal en el cruce de Gran Capitán con Tejares. No estaría allí mucho tiempo, ya que el aumento de tráfico rodado en la zona hizo necesario su traslado, y el 1 de febrero de 1927, el alcalde interino Rafael Cruz Conde anunciaba a la prensa que el monumento se encontraba ya en la plaza de las Tendillas. En resumidas cuentas, caballo y jinete finalmente estuvieron poco más de tres años en la ubicación original, mientras que el pedestal estuvo allí solo bastante más del doble de tiempo que acompañado, ocho años a falta de un par de semanas. Cosas que pasan en Córdoba.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía subida por Lolo Córdoba al grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.
- Imágenes 2 y 3: Aproximación a la imagen del Gran Capitán en el arte contemporáneo español. Ramón Montes Ruiz.
- Imagen 4: Fotografía aparecida en el número del 28 de junio de 1916 de la revista Mundo Gráfico. Biblioteca Digital Hispánica.
- Imagen 5: Fotografía aparecida en el número del 21 de noviembre de 1915 de la revista Mundo Gráfico. Biblioteca Digital Hispánica.

viernes, 16 de agosto de 2024

EL CAFÉ SUIZO

      La calle Ambrosio de Morales, trasnochado paso de borrachos y de diurnas despedidas de soltero/a, atajo de escandalosos adoradores de imágenes y forofos balompédicos, depósito de excrementos columbinos y perrunos y escaparate de graffitis, telarañas y desconchones varios, fue en la segunda mitad del siglo XIX una de las arterias principales de Córdoba. Allí estuvieron, entre otros, la Fonda Rizzi o la Oficina Central de Correos, el Teatro Principal y la fonda conocida como la "Casa de las Mariquitas", el Juzgado de Primera Instancia del Distrito de la Derecha y, como se deduce del título de esta entrada, el Café Suizo.


IMAGEN 1. Lateral en la calle Reloj del edificio donde estuvo el Café Suizo.



     La primera mención en prensa que he encontrado sobre este establecimiento es del 9 de enero de 1858, en una noticia en la que se celebraba el lujo y la comodidad que los cafés de Córdoba aportaban desde hacía algún tiempo, poniendo como ejemplos al Suizo y al de la calle San Fernando. En un artículo posterior se daba cuenta de que el Café Suizo requería de ciertas maneras por parte de sus usuarios:

     «...Y además aquel sitio tiene sobre este, es decir S. Fernando sobre el Suizo, una inapreciable cualidad. A mi me gusta cuando estoy en el café, hablar alto, disputar, gritar al mozo, beber una copa de ron y de marrasquino, hacer el duo al piano con la cucharilla ó con el garrote, guiñar á las niñas, salir, entrar, en fin pasar una hora á mis anchas... Y S. Fernando parece que está hecho para mi... Porque el Suizo requiere cierta formalidad, cierto no sé qué nada agradable á mi caracter; allí teneis que hablar bajo, teneis que ver jugar al agedrez, teneis que hacer un lazo á la corbata...».


IMAGEN 2. Vista actual de calle Reloj desde la de Ambrosio de Morales.



     El Suizo era propiedad de la sociedad "Puzzini Hermanos", nombre bajo el que trabajaban Nicolás, Fester y Ambrosio Putzi, empresarios nacidos en la comuna suiza de Luzein que habían comenzado instalando un modesto despacho de dulces en un portal de la calle Alfonso XIII, llamada entonces "de las Nieves" por el antiguo convento del mismo nombre. En poco tiempo, los hermanos serían dueños de los mejores Confitería, Café y Hotel de la ciudad. Este último, el Hotel Suizo, ocupaba gran parte de la actual plaza de las Tendillas.

     El Café, como dije al principio, se encontraba en la calle Ambrosio de Morales, frente a la también mencionada Fonda Rizzi y, aunque no he encontrado a qué número de la calle correspondía, entiendo que hacía esquina con la calle Reloj por un par de pistas que da la prensa de la época. La primera es bastante obvia, y habla de la parte del Café que da a la citada calle. Las casas números 12 y 14 cumplen con este requisito, aunque me inclino por la primera por otra pista que menciona a «la cubeta urinaria de la calle Munda, á espaldas del café Suizo».


IMAGEN 3. Ubicación del Café antes de su traslado en 1874, sobre un plano de 1884.



     En sus salones del piso principal se celebraron las primeras reuniones de la Tertulia Liberal y del Círculo Ecuestre y Tauromáquico hasta que, en 1872, los herederos del señor Rizzi decidieron vender la fonda, que fue adquirida por los hermanos Puzzini para trasladar allí su Café, el cual se esperaba que comenzase a funcionar para la Feria de la Salud de 1874. En esta ubicación, la misma en la que en la actualidad podemos ver el edificio abandonado de la Real Academia de Córdoba, permaneció hasta 1911, año en que fue trasladado junto al edificio del Hotel Suizo, en la plaza de Cánovas (actual Tendillas). lugar del que desaparecería junto al hotel cuando éste comenzó a ser derribado en 1924.


IMAGEN 4. El Café Suizo en la plaza de Cánovas (Tendillas).



     Parece que, a medida que fue cambiando de ubicación, el Café fue perdiendo el carácter y la solera que tuvo en su día en la primera de ellas, y así lo hace constar Ricardo de Montis en sus Notas Cordobesas:

     «En el año 1908 los hijos de don Fester Putzi, continuadores del negocio desarrollado por su padre y sus tíos don Nicolás y don Ambrosio, edificaron en el solar de la Encomienda, no para ampliar la Fonda, sino para instalar allí la confitería, el café y el restaurant que poseían en la calle de Ambrosio de Morales.
     Los nuevos establecimientos, que fueron inaugurados en 1911, no tenían el carácter especial, el sello típico de los antiguos; eran análogos a cuantos hay de su clase en las poblaciones modernas.
     En el café notábase la falta de las reuniones de cazadores de perdiz y jugadores de damas que había en el Café Suizo Viejo y de libradores y toreros famosos del Café Suizo Nuevo; en el escaparate de la confitería los muchachos echaban de menos el enorme fanal lleno de preciosas figuritas y los contrabandistas y bandoleras de patillas de boca de hacha, con la manta al hombro y el trabuco al brazo; ni siquiera en las puertas del restaurant veíamos con tanta frecuencia como en las del primitivo al popular cocinero Bruzo, con su chaqueta, su gorra y su delantal de blancura inmaculada».


IMAGEN 5. El número 12 de Ambrosio de Morales en la actualidad.



     Por su parte, el veterinario, historiador y arabista cordobés Rafael Castejón y Martínez de Arizala, bajo el seudónimo de "Felán el Felani", le dedicó un artículo a modo de despedida en 1924:

     «Con el Café Suizo, que ya fuera de su local primitivo del Cabildo Viejo ha durado hasta los primeros días de este mes de octubre, se ha acabado un capítulo de la historia del siglo XIX de Córdoba.
     El Café Suizo albergó en la mitad del siglo pasado a todos los personajes y tertulias importantes de la ciudad, y conoció a los principales que desfilaron por nuestra urbe.
     Intelectuales, políticos y toreros, tuvieron en el Café Suizo de la calle Ambrosio de Morales su círculo de reunión. Allí se vivieron los momentos más azarosos de la política del XIX, y allí se comentaron ámpliamente las triunfales carreras taurómacas de Lagartijo y el Guerra. Toda la vida de la generación pasada.
     Cuando el Suizo se trasladó al nuevo local de las Tendillas (las Tendillas, pese a quien pese), ya había perdido su vieja prestancia. Todavía se recordaban sus buenos tiempos y los forasteros, sobre todo políticos y periodistas que volvían a Córdoba después de largas ausencias, recordaban al Suizo y tornaban al nuevo solar a recoger el ambiente de una Córdoba ya pasada.
     En el Suizo nuevo ha revivido, no obstante, hasta su último día, que mereció toda clase de recuerdos, una peña de hombres dedicados a las nobles tareas culturales, y que constituía la clásica "mesa del Suizo".
     Profesores, periodistas y cuantos han llegado a Córdoba, han tocado en la clásica mesa, donde encontraban la representación provinciana de su misma cuerda. Todavía se recuerdan anécdotas de Ortega Munilla, de Mariano de Cavia, cuando le quemaron el periódico que estaba leyendo; de Pío Baroja y de otros muchos, que en la mesa del Suizo encontraban el rincón entre cultural y bohemio que en nuestra ciudad, como glosa un buen periodista en la prensa local, viene  a ser la representación del Ateneo.
     La "mesa del Suizo", con la "chimenea del Círculo", y con algún otro recoveco, han sido en estos primeros lustros del siglo que vivimos de los más importantes círculos políticos y sociales de Córdoba. Todo acontecimiento ha tenido allí su comento diario, y muchos de los sentimientos rectores de la ciudad han nacido en ellos.
     Bien merece este recuerdo ese aspecto de la vida cordobesa que en el espacio de unos días ya pertenece al pasado, y que con su pensamiento independiente y elevado dió algunas veces qué pensar a quienes detentan la vida cordobesa de una manera pueblerina y torpe».


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACION
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Notas cordobesas. Recuerdos del pasado, 1911-1930. Ricardo de Montis.
- Paseos por Córdoba: ó sean, apuntes para su historia, 1873-1877. Teodomiro Ramírez de Arellano.

IMAGENES
- Imagen 1: Calleja del Reloj. Colección Luque Escribano. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imágenes 2 y 5: Fotografías del autor.
- Imagen 3: Sección del plano de la calle Ambrosio de Morales de Dionisio Casañal, 1884. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 4: Fotografía subida por Lolo Córdoba al grupo de Facebook "Historia de Córdoba en Imágenes".

viernes, 9 de agosto de 2024

CUANDO EL AUTOGIRO DE JUAN DE LA CIERVA ATERRIZÓ EN CÓRDOBA

      A mediados de febrero de 1934 Juan de la Cierva y Codorníu se encontraba en Madrid. El ingeniero murciano había acudido a la capital para presentar el nuevo modelo de su autogiro, aparato precursor de los modernos helicópteros y que él mismo había inventado una década antes. Según sus palabras, cumplía todas las exigencias prácticas de la Aviación y estaba concebido para la paz, aunque podía ser un poderoso auxiliar en la guerra. La policía inglesa ya lo usaba y en algunos otros países estaba siendo utilizado para el turismo; en Estados Unidos pasaban de cien los ejemplares en manos de particulares pudientes, cosa que se esperaba que en breve sucediera entre los millonarios europeos.


IMAGEN 1. Juan de la Cierva junto a su autogiro.



     Mientras se encontraba en la capital, de la Cierva recibió invitaciones para acudir con su autogiro a ciudades como Zaragoza y Sevilla, y a esta última pensaba viajar una Comisión desde Córdoba para solicitar al ingeniero que desde la capital hispalense se trasladase después a nuestra ciudad. La citada Comisión estaba formada por Antonio Hidalgo Cabrera, Rafael de La Hoz, Francisco Azorín, Rafael Baquerizo, Julio Grande y Pedro Gutiérrez,  y contaba con el apoyo del presidente de la Diputación Provincial Pablo Troyano. Los múltiples compromisos adquiridos por el ingeniero le impedían visitar Córdoba después de Sevilla aunque, tras las gestiones realizadas por vía telefónica, accedió a hacerlo a la inversa y visitarnos de camino a esta última.


IMAGEN 2. Vista aérea de la Electro Mecánica.



     El día 24, sobre las diez de la mañana, cinco avionetas civiles pertenecientes al Aero-Club sevillano, que venían para escoltar después al autogiro hasta la capital hispalense, tomaron tierra en el Campo de Aviación de la Electro Mecánica. Se trataba de dos avionetas Monocupe y tres Moth. Poco después, tres aviones pertenecientes a la segunda escuadrilla de la Base Aérea de Tablada se sumaban a las cinco avionetas. Finalmente, sobre las once menos cuarto, el autogiro hacía su aparición sobre el Campo de Aviación cordobés. 


IMAGEN 3. Llegada y recibimiento a Juan de la Cierva y su esposa.



     Allí no cabía ni un alfiler. El alcalde de Córdoba, Pascual Calderón, se había encargado de ello, a través de un bando emitido el día anterior en el que solicitaba que «todo el vecindario, autoridades, corporaciones, comerciantes, industriales, obreros, escolares y pueblo de Córdoba» acudiese al lugar para agasajar y mostrar su hospitalidad al señor de la Cierva. Además, se había entrevistado con el presidente de la Cámara de Comercio y con los presidentes de los distintos gremios para que los comercios no abriesen por la mañana y los dependientes pudieran también acudir a recibir al piloto. Los escolares estaban autorizados a faltar algunas horas para asistir al evento, y Ayuntamiento y Diputación se tomaron el día como festivo para que sus empleados hicieran lo mismo.


IMAGEN 4. De la Cierva y autoridades.



     Una vez aterrizado el aparato, Juan de la Cierva y su esposa descendieron del mismo para ser recibidos por el alcalde, el gobernador civil, el presidente de la Diputación, el comandante militar y otras autoridades. El alcalde hizo entrega de un ramo de flores a la esposa del piloto y una bombonera de filigrana cordobesa construida por la joyería Fragero Hermanos, al igual que otra con cigarros puros que se le entregó al ingeniero. Éste se subió acto seguido al aparato y efectuó algunas maniobras para deleite del público cordobés, tras las que se le obsequió con un lunch amenizado por la Banda Municipal de Música en el chalet del Tiro de Pichón.


IMAGEN 5. El autogiro a su llegada a Sevilla.



     La estancia de Juan de la Cierva en tierras cordobesas fue escasa, poco más de hora y media, y tras lo que más bien fue una excusa para estirar las piernas y comer algo antes de continuar hasta Sevilla, el piloto y su esposa despegaron sobre las doce y veinte precedido de dos avionetas y con el resto de aparatos a su retaguardia, llegando a su destino a la una de la tarde.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

IMÁGENES
- Imagen 1: Juan de la Cierva. Creative Commons.
- Imagen 2: Vista aerea de los terrenos y fábrica de la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 3: Fotografías de Santos, publicadas en la portada del diario La Voz, 24 de febrero de 1934.
- Imagen 4: Fotografías publicadas en Córdoba Gráfica, 28 de febrero de 1934.
- Imagen 5: Juan de la Cierva con su autogiro en Tablada. Colección gráfica de ABC, Archivo Serrano.

sábado, 3 de agosto de 2024

LOS PARARRAYOS DE LA MEZQUITA

      El 29 de mayo de 1910, tras extinguirse el incendio producido por un rayo en la cúpula del crucero de la Catedral insertada en la Mezquita, la población cordobesa no entendía por qué tan preciado monumento no contaba con la protección elemental de los pararrayos. No es que fueran una novedad, fueron inventados siglo y medio antes y existían en innumerables edificios públicos y privados de la ciudad. Sin ir más lejos, el Palacio Episcopal y el Seminario Conciliar de San Pelagio, las iglesias de San Nicolás y San Miguel o el Gran Teatro contaban desde hacía algunos años con esta protección. Tampoco era un problema de falta de instaladores cualificados en nuestra ciudad ya que, por citar tan sólo dos ejemplos, Francisco Guerrero Barea y José Córdoba se dedicaban a ello, desde sus negocios en la calle Muñices y Victoriano Ribera respectivamente, además de empresarios extranjeros como el belga Joseph Parfoury de Hotton, responsable de los anteriormente citados.


IMAGEN 1. La Mezquita en 1896.




     El asunto tampoco se debía a un problema de competencias entre la Iglesia y el Estado ya que, según afirmaba el obispo José Proceso Pozuelo Herrera, partidario por otra parte de estas medidas de protección, la Catedral era «de incumbencia del Estado». En una sesión posterior del Ayuntamiento se hacía hincapié en que la competencia era del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, encargado de la restauración de la Mezquita, promovida por el Estado y de cuyos fondos salía el dinero necesario. Los diarios de mayor tirada de la capital, El Defensor de Córdoba y el Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos, venían hace tiempo culpando al arquitecto de la falta de pararrayos y aprovechaban ahora, además, para recordarle su negativa a usar la instalación eléctrica del monumento el miércoles y jueves santo de 1906 por peligro de incendio, instalación que él mismo había autorizado anteriormente.


IMAGEN 2. La Mezquita en 1910, el año del incendio.



     Hay que decir que la necesidad de pararrayos en la Mezquita se venía reclamando desde hacía tiempo, antes de que Velázquez Bosco se hiciera cargo de los trabajos en 1891, al igual que ya los poseían templos como las catedrales de Sevilla y Jaén o la Torre de la Giralda. Al final, como siempre ocurre, entre unos y otros la casa sin barrer. La dejadez de las instituciones que nos persigue desde hace ya demasiado tiempo. En cualquier caso, sólo unos días después del incendio, se daba orden desde el Ministerio de Instrucción Pública de la colocación de los pararrayos.

     Y la dejadez, o la burocracia que viene a ser lo mismo, volvía a actuar, y en abril de 1912, casi dos años después de la fatídica tormenta, la orden ministerial aún no se había cumplido. El entonces alcalde de Córdoba, Salvador Muñoz Pérez, enviaba una carta a Ricardo Velázquez Bosco recordándole este "olvido" y solicitándole encarecidamente que el asunto fuese subsanado lo más pronto posible. La respuesta del arquitecto llegaba dos semanas después y en ella aseguraba que hacía más de año y medio que había presentado el presupuesto para la instalación y que procuraría que ésta se realizase cuanto antes. La fecha en que se presentó el proyecto fue el 18 de agosto de 1910.


IMAGEN 3. Trazado de la instalación de pararrayos, del proyecto de Velázquez Bosco.



     También en agosto, pero de 1913, el Estado consignó 25.000 pesetas para la instalación, y el proyecto fue definitivamente aprobado un mes después. Tras la subasta pública, convocada para el día 20 de septiembre por la cantidad de 57.916,30 pesetas, la instalación fue adjudicada a la empresa barcelonesa J. Dalmau Montero S. en C. En la prensa se afirma que los trabajos comenzaron el 26 de diciembre, aunque ese mismo día la empresa enviaba una solicitud al ayuntamiento pidiendo que, ya que iban a comenzar las obras, se les autorizase a abrir una zanja alrededor del monumento para enterrar un cable introducido en una tubería de gres, solicitud que fue aprobada el día 29 de dicho mes. La zanja se iría abriendo de cincuenta en cincuenta metros y sería cubierta inmediatamente, para evitar entorpecer el tránsito de personas y carruajes.


IMAGEN 4. Bajada de los pararrayos junto al Postigo de Palacio, en junio de 1914.



     Para marzo de 1914 la zanja estaba totalmente cubierta y se comenzaba a tender material sobre los tejados de la Mezquita. El 4 de abril se colocó uno de los pararrayos sobre el san Rafael de la Torre-Campanario, operación de la que al parecer se tomaron innumerables fotografías que hubiese estado bien poder localizar, y el 15 de junio el Diario de Córdoba anunciaba que la instalación había quedado completamente terminada, «la mejor de cuantas se han hecho hasta ahora en España» según sus palabras. Ya un mes antes, El Defensor de Córdoba había dado a conocer las características de dicha instalación:

     «Las instalaciones de Pararrayos se componen, principalmente de tres partes: Los Organos de recepción, los de conducción y los de dispersión.
     Todos ellos deben formar un circuíto eléctrico de gran conductibilidad y las uniones de unos órganos con otros han de estar perfectamente soldadas para asegurar su perfecto contacto.
     En nuestra Catedral, los órganos de recepción de las descargas atmosféricas son muchos. Primeramente la Torre (donde ya están instalados) tiene 9 puntas sencillas de cobre electrolítico, una de ellas en el extremo de la Cruz de San Rafael, cuya punta lleva en su extremo una segunda punta de platino. En el Cuerpo del Templo, Torre del Mirab, Cuerpo alto del Coro, Crucero y Capilla Mayor, irán coronadas de cobre, llevando cada una 5 puntas de cobre semejantes á las de la Torre. Repartidas en los caballetes de todos los cuerpos que forman la Mezquita, irán 62 puntas sencillas de cobre electrolítico y 85 barras cónicas de acero galvanizado con 85 puntas múltiples, también de cobre electrolítico y con las centrales de platino.
     Los órganos de conducción de las descargas formarán una especie de red de caja metálica de anchas mallas, que envolverá todo el edificio desde las cubiertas hasta los cimientos. Esta red está formada por conductores de enlace de situación horizontal que son de cable galvanizado, y conductores de descarga de dirección vertical, que son de cinta de cobre estañado. Estos conductores verticales terminan en un conductor pedimetral subterráneo de doble cable galvanizado, colocado en tubería de grés convenientemente recibida con cemento. Todos los conductores verticales, desde una altura de 2,5 metros del suelo están protegidos por unos tubos de hierro con aislamiento interior, que terminan dentro del tubo de grés del conductor subterráneo.
     Para darse una idea de la magnitud de esta malla que forman los órganos de conducción, diremos que se utilizarán, además de los soportes, grapas y accesorios, unos 4.300 metros de cable galvanizado, unos 1.450 metros de cinta de cobre estañada y 890 metros de tubería de grés.
     Los órganos de dispersión consisten en 8 hermosos pozos de 0'75 metros de luces interiores, revestidos de ladrillo y de una profundidad variable en cada uno, pero que está comprendida entre 8 y 13 metros. En cada uno de estos pozos va metida una placa de tierra de cobre estañada al conductor perimetral subterráneo. Con objeto de que estas placas tengan buena tierra, se han profundizado los pozos hasta encontrar una capa de agua, y para asegurar aún más el perfecto contacto con tierra, se ha puesto rodeando á cada placa una capa de carbón y sal. Para poder examinar periódicamente el estado de estas placas de tierra, todos los pozos están tapados con unos buzones de piedra dispuestos de modo que pueda fácilmente hacerse el reconocimiento cuando sea preciso».


IMAGEN 5. Obras en el andén entre 1917-1919.




     En diciembre de 1917 se presentó un nuevo proyecto de Velázquez Bosco para ejecutar una ampliación de la instalación, que contemplaba cambios provocados en parte por reformas en las cubiertas posteriores al proyecto inicial de 1910. Velázquez Bosco falleció en 1923 y Antonio Flórez, quien ya había trabajado con éste en la restauración de la Mezquita, pasó a ocupar el cargo de arquitecto restaurador. En los seis años que disfrutó de este puesto hasta su sustitución en 1929, ejecutó una serie de obras urgentes entre las que se encontraba la reparación de la instalación de los pararrayos, que al parecer no se encontraba perfectamente unida a la estructura metálica del edificio.


IMAGEN 6. Detalle de una de las bajadas de los pararrayos hasta la zanja.



     La sustitución de Antonio Flórez venía provocada por un decreto de 1929 en el que se designaban arquitectos jefes a cargo de las zonas en las que quedaba dividida España. La zona de Andalucía y Extremadura le fue asignada a Pablo Gutiérrez Moreno, aunque renunció tan sólo unos meses después y el cargo pasaría a manos del arquitecto sevillano José María Rodríguez Cano, quien se encargaría de la restauración de la Mezquita entre 1930 y 1936, siendo sustituido por Félix Hernández. Tras un período de inactividad en la restauración debido al golpe de estado franquista y posterior guerra civil, Félix Hernández presentó un nuevo proyecto en 1941 que incluía repasos en las instalaciones fundamentales anti-incendios, tales como la instalación eléctrica, las motobombas y los pararrayos.


IMAGEN 7. Pararrayos sobre la Mezquita.



     En 1986 el gobierno presidido por Felipe González prohibió por decreto la instalación de pararrayos radioactivos, que habían sido colocados por miles sobre todo desde los años 50 hasta bien entrados los 70 del siglo XX, y comenzó a promover su retirada. Ya a mediados de los 90 se inició una campaña de retirada gratuita junto con Enresa, la sociedad pública encargada de los residuos nucleares en España. Los pararrayos de la Mezquita, que parece ser que entraban en esa categoría, fueron retirados con grúas y escaleras especiales.


IMAGEN 8. Pararrayos en la segunda mitad del siglo XX.



     En la actualidad, según el Plan Director de la Mezquita-Catedral de 2020 que amablemente me pasó Paco Muñoz, el edificio cuenta con dos instalaciones de protección contra los rayos. La primera está situada en la parte superior de la estatua de san Rafael que corona la Torre, y el conductor de bajada a tierra, que cuenta con un contador de rayos, finaliza en una pica situada al pie de la fachada occidental de dicha Torre. La segunda se encuentra en la cumbre de la cubierta del Crucero y la puesta a tierra aprovecha uno de los pozos abiertos en su día por Velázquez Bosco para la primera instalación.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- De lo original a lo auténtico. La restauración de la Mezquita-Catedral de Córdoba durante el siglo XX, Tesis Doctoral. Sebastián Herrero Romero, 2017.
- España sigue encontrando decenas de pararrayos radiactivos 20 años después de cerrar el plan de retirada masiva. David Page, 23 de abril del 2022. epe.es.
- Plan Director Mezquita -Catedral, 2020.

IMÁGENES
- Imagen 1: 809 Córdoba - Una calle exterior de la Mezquita, fachada de levante, 1896. Rafael Garzón. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 2: Calle Magistral González Francés, 1910. Lorenzo Almarza. Fotografía subida por Lolo Córdoba al grupo de Facebook HISTORIA DE CÓRDOBA EN IMÁGENES.
- Imagen 3: Velázquez Bosco, Ricardo. Planta indicativa del trazado de la instalación de pararrayos, escala 1:150, 1910. AGA, fondo (5) 14.2, signatura 31/4827, expediente 19. Imagen extraída de la Tesis Doctoral "De lo original a lo auténtico. La restauración de la Mezquita-Catedral de Córdoba durante el siglo XX", de Sebastián Herrero Romero.
- Imagen 4: Calle Torrijos. Auguste Léon, 1914. Musée Départemental Albert Kahn.
- Imágenes 5 y 6: Córdoba. Mezquita Catedral. Fachada occidental, entre 1917-1919. Archivo Wunderlich. Fototeca del Patrimonio Histórico.
- Imagen 7: Mezquita-Catedral, 1932. Autor desconocido. Bildarchiv Foto Marbug.
- Imagen 8: Mezquita-Catedral. Muro exterior occidental, desde el suroeste, 1950-71. Walter Schroder. Bildarchiv Foto Marburg.