"Marzo ventoso y abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso". Así lo afirma el refranero, y sin embargo el mes de mayo de 1910 en Córdoba no se ajustó a lo que se hubiese esperado de él. Sobre todo las dos últimas semanas en las que las lluvias, acompañadas de granizadas y de fuertes descargas eléctricas, hicieron estragos tanto en la capital como en el resto de la provincia.
Aunque en la mayoría de los casos los daños tan sólo afectaron a algunos árboles y edificios, como los que sufrió el día 19 la casa del director de la Banda Municipal de Pozoblanco, Antonio Moreno González, también hubo que lamentar la pérdida de algunos animales de carga y, desgraciadamente, la muerte de varias personas. El día 26, fue encontrado el cadáver de Isabel Gutiérrez Paz en el sitio conocido como "Casilla de Morana", en el término de Aguilar de la Frontera, a consecuencia de un rayo. La joven Dolores Vacas Afán fue alcanzada el día 27 por otro cuando se encontraba a escasos cien metros de la casa de máquinas de "La Alameda", en Bujalance, a la que corría para refugiarse junto a otras dos mujeres que resultaron heridas. El día 28 en la aldea del Hoyo, en el término municipal de Belmez, un rayo entró por la chimenea de una de las casas más bajas de la población, matando a su propietaria y a los dos perros que se encontraban junto a ella, y causando graves quemaduras a su hijo.
IMAGEN 1. Interior de la Mezquita de Córdoba. |
No hay constancia en la prensa de la época, o al menos yo no la he encontrado, de desgracias personales en la capital provocadas por las descargas eléctricas, atribuidas éstas al paso del famoso cometa Halley por el imaginario popular. Los pararrayos instalados en la ciudad recogían las descargas, como el instalado en el Hospital Militar, donde uno de ellos causó alarma entre las personas que regresaban del Concurso de Aviación, en el aeródromo habilitado en Turruñuelos, y se habían refugiado allí. Sin embargo, el monumento por excelencia de Córdoba, su Mezquita-Catedral, no estaba protegido por ningún pararrayos, y sufrió las consecuencias cuando uno de ellos provocó el que, hasta donde yo sé, es el primer incendio del que se tiene constancia en nuestro monumento.
IMAGEN 2. Cardenal Herrero. A la derecha, la farmacia. |
El 29 de mayo, sobre las dos de la tarde, se desencadenó una violenta tormenta sobre la capital. Como en días anteriores, venía acompañada de fuertes descargas eléctricas, y lo que tenía que ocurrir ocurrió. Junto al púlpito de la Epístola se encontraban un niño del Coro, un anciano arrodillado, una turista inglesa y varias monjas rezando cuando, sobre las tres de la tarde, un rayo impactó en la cruz que corona el cimborrio del crucero de la catedral, pasando al maderamen de la armadura y prendiéndolo. Tras el estruendo, varios cascotes de un escudo de escayola de los que adornan los arcos de la nave cayeron sobre el grupo, lesionando levemente en la mano a la turista. Entonces, desde la farmacia de Manuel Criado en la calle Cardenal Herrero, varias personas observaron como salía una columna de humo desde el cimborrio.
IMAGEN 3. El farmacéutico frente a la Mezquita. |
El primero en subir a la cúpula para intentar sofocar el incendio fue el obrero de la catedral Bernardo López Salguero aunque, una vez que entró en la bóveda, tuvo que salir inmediatamente a causa del humo. Tras él subieron el guardia municipal Rafael Jurado Peña, el brigada José López Puntas y Francisco Garrido. Al poco tiempo, había más personas en la cúpula que las que se habían quedado abajo: los concejales Jiménez Amigo y Aguilera, miembros de la Cruz Roja, Mateo Inurria, Enrique Romero de Torres, los periodistas Ramírez y Montis, los jefes de policía Molina, Herrera y Rico y los de la guardia municipal y urbana Yepes y Retamosa. Se sumaron los concejales Fernández Vergara, León, Muñoz, Sepúlveda, Pérez de Luque, Roca y Salinas, y los fotógrafos Montilla y Nogueras que tomaron algunas instantáneas, aunque desgraciadamente no he sido capaz de localizarlas.
IMAGEN 4. Vista del crucero y los tejados. |
El Cuerpo de Bomberos, avisado por el toque de las campanas, acudió rápidamente y enseguida comenzaron los trabajos de extinción. Se formó una cadena humana de voluntarios por la que se iban subiendo cubos llenos de agua mientras que los bomberos izaban las pipas de riego a mano desde la bomba instalada en el crucero y varios obreros subían a la cúpula y comenzaban a retirar las tejas para facilitar las labores. La manga se rompió en dos ocasiones debido a la presión del agua pero, una vez subsanado el problema, el incendio fue finalmente extinguido a las seis de la tarde. Las pérdidas, afortunadamente materiales, se redujeron a las maderas del armazón y a las tejas que hubo que romper. Ricardo Velázquez Bosco, el arquitecto que se encargaba de las obras de restauración de la Mezquita-Catedral, tasó días más tarde los desperfectos en 80 pesetas.
IMAGEN 5. La cruz que atrajo al rayo, sobre el cimborrio. |
Días más tarde se recompensó a «cuantos más directa, rápida y expontanemente cooperaron, -algunos con riesgo de su vida- á extinguir, con el cuerpo de bomberos, el incendio que se iniciara en la tarde del veinte y nueve del mismo més en la armadura de la cúpula del crucero de nuestra hermosa Basílica, prestando valioso servicio á los intereses de ésta Capital...». Los beneficiados, algunos con 15 pesetas y otros con 5, fueron los siguientes: Rafael Jurado Peña (guardia municipal), José Puntas (brigada de la Guardia Municipal), Francisco Trenas, Francisco Garrido y Juan Antonio Carmona (de los que más se distinguieron), Rafael Aguilar Delgado, Antonio Capote Cerrato, José Soriano (campanero), Manuel Soriano (hijo del campanero), Bernardo López Salguero, José Carmona Barbudo, José Pérez Luque, Juan Aranda, Pedro Escobar, Atanasio Cueva, Eduardo González, Manuel Torrero, Antonio Castejón, Ricardo Pedraza, Manuel Repullo, José Jiménez, José Llorente Dios, Antonio Barrilero, Manuel Salmoral, Antonio Crespo, Salvador Torres, Rafael Relaño, Juan Serrano, Pablo Gutiérrez, Antonio Jiménez, Rafael Mesa, Antonio Leiva, José Gutiérrez, Rafael Remigio, Pedro Cañete, Manuel Plato, Remigio Ariza y Francisco García Pérez.
IMAGEN 6. Vista actual de la calle Cardenal Herrero. |
Una vez pasado el susto inicial, la pregunta que corría entre los cordobeses era por qué el edificio más emblemático de la ciudad no contaba con la protección de los pararrayos, y en el Diario de Córdoba se responsabilizaba directamente a Velázquez Bosco por no haber tenido en cuenta ese extremo. La misma noche del día 29 el gobernador civil de Córdoba, Rufino Beltrán Escolar, y el obispo José Proceso Pozuelo Herrero, dirigieron sendos telegramas al Gobierno Central para poner en conocimiento lo sucedido y denunciar el hecho de que nuestro monumento no contase con tan elemental protección, mientras que en la sesión del Ayuntamiento se presentaba una moción con el mismo fin. Gobernador y Prelado recibieron contestación al día siguiente por parte del Ministro de Instrucción Pública con el mismo texto: «Me felicito muy sinceramente de la extinción del incendio. Doy órdenes para que con urgencia se formule proyecto de instalación de pararrayos». Los pararrayos fueron finalmente instalados, pero esa es otra historia que da para una entrada propia.
Rafael Expósito Ruiz.
DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Expediente relativo a la compensacion economica de quienes ayudaron a la extincion del incendio, ocurrido el 29 de mayo amenazando a la Mezquita Catedral, 1910. SF/C 00837-037. Archivo Municipal de Córdoba.
IMÁGENES
- Imagen 1: Fotografía de Rafael Garzón, 1910. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imagen 2: Calle del Cardenal Herrero. Archivo HB. Fototeca del Patrimonio Histórico.
- Imagen 3: Fotografía de Charles Jacquin, 1910-1915. Biblioteca Nacional de Francia.
- Imagen 4: Vista del crucero y tejados desde la torre de la Mezquita Catedral. Colección Luque Escribano. Archivo Municipal de Córdoba.
- Imágenes 5 y 6: Fotografías del autor, 11 de junio de 2024.
Excelente trabajo enhorabuena Rafael. La continuación de tu trabajo gracias a la colaboración de Antonio Moreno, https://www.notascordobesas.com/2013/10/los-pararrayos-de-proteccion-de-la.html Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Paco. Había visto tu entrada, la comenté hace un par de meses. Un abrazo.
EliminarDe ella lo más importante la habilidad de Antonio Moreno por encontrar y facilitarme el proyecto. Saludos
ResponderEliminarPor supuesto que Antonio te dio el tema, pero la entrada y las anécdotas son tuyas, no lo olvides. Un abrazo.
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