lunes, 10 de julio de 2023

EL HOTEL "LAS CUATRO NACIONES"

     «"Superió", me dijo un hombre aún joven, con mono azul, en la puerta del hotel Cuatro Naciones cuando le pregunté qué tal era [...] Entré, tras la contundente calificación del hotel que me hizo el del mono azul, que era, como después supe, el limpiabotas del mismo. Un muchacho bajo, gordito, muy simpático, estaba tras un mostrador, en una esquina de un espacio amplio, techado, en realidad un patio en una parte cubierto y en otra entoldado. Habitación y desayuno, 1.900 pesetas al mes. Acepté, aunque era una cantidad superior a la del sueldo que iba a cobrar (800 pesetas mensuales), y a la que había de añadir las dos comidas que haría donde fuera y como pudiera, pensando resolver el problema cuanto antes, o volverme a Madrid si no había otro remedio. Fui por mis dos maletas, volví y me indicaron la habitación. No tenía cuarto de baño, sólo un lavabo, un armario y una cama de hierro, con una ventanita que daba a un patio interior. Hacía un calor insoportable. ¡Qué sería en julio y agosto!, pensé...»


IMAGEN 1. Habitación del hotel.



     Así describía en sus memorias el doctor Carlos Castilla del Pino, el mismo que da nombre al Centro de Salud que se construyó tras el derribo de la Residencia Teniente Coronel Noreña, su encuentro con el hotel que da título a esta entrada. Era el 12 de octubre de 1949, el psiquiatra gaditano acababa de llegar a nuestra ciudad para tomar posesión de su plaza como jefe de los Servicios Provinciales de Higiene Mental y Toxicomanías y, tras salir de la estación de trenes, acabó en el bar Eduardo, en la esquina de la avenida de América con la calle Fernando de Córdoba. Fue el tabernero el que le sugirió, entre otros, el Cuatro Naciones, y hacia él se encaminó, al número 4 de la calleja Barqueros.


IMAGEN 2. El hotel en 1950.
     En esta céntrica calleja, que une las plazas de San Miguel con la de Mármol de Bañuelos, se encontraba la que, a la postre, sería la última ubicación del hoy desaparecido hotel, pero no había sido ni la primera ni la única. La historia de esta fonda, casa de huéspedes y, finalmente, hotel, había comenzado en el último cuarto del siglo XIX y no muy lejos de allí, en el número 4 de la calle de Prim (actual María Cristina). La noticia de su apertura aparecía el 3 de octubre de 1873 en el "Diario de Córdoba de comercio, industria, administración, noticias y avisos":

- Las cuatro naciones.- Este es el nombre de la nueva fonda que se ha abierto en el piso principal del café del Recreo por D. José Fontela, dueño de la fonda de la Victoria de Sevilla, establecimiento muy acreditado en aquella capital.


     Durante los siguientes 20 años no hay más noticias de esta fonda, tan sólo un anuncio de 1874, y no es sino hasta 1894 en que volvemos a saber de la "Gran Casa de Huéspedes de las Cuatro Naciones", ubicada entonces en el número 33 de la calle San Pablo. Su propietario es Jacobo Martín y el edificio, en el que se han efectuado las modificaciones y mejoras necesarias, había albergado hasta entonces la Casa de Huéspedes Santa Marta. En la prensa se asegura que la de Las Cuatro Naciones «goza de antiguo crédito», lo que podría indicar que se trata de la misma que se abrió en la calle Prim en 1873, pero al no encontrar ninguna noticia que las relacione directamente no puedo asegurarlo. En cualquier caso, ésta situada ahora en San Pablo 33 sí es la que nos interesa.

     El 24 de junio de 1899, tan sólo cinco años después, su entonces propietario, Marcelino Villalón Gómez, la trasladó a la que sería su última ubicación, el número 4 de la calle Mármol de Bañuelos (actual Barqueros), de nuevo a un sitio que ya antes había estado ocupado por una fonda, en este caso La Peninsular, regentada por la viuda de José Ramos. Curiosamente, se da la circunstancia que la fonda de la calle San Pablo 33 continuó funcionando bajo la misma denominación, arrendada ahora por Rafael Fernández Prieto, por lo que durante un tiempo coexistieron dos establecimientos con el nombre de Las Cuatro Naciones.


IMAGEN 3. Uno de los salones del hotel.



     Este hecho debía de provocar más de una confusión entre la posible clientela, por lo que se deduce de las aclaraciones que el Cuatro Naciones de la calle Mármol de Bañuelos insertaba en sus anuncios en prensa:

     «El conocido industrial D. Marcelino Villalón, quien durante muchos años llevó en arrendamiento con el nombre de "Las Cuatro Naciones" la casa de huéspedes establecida en la calle de San Pablo, número 33, se ha trasladado, por ser sitio más céntrico en la ciudad, á la calle Mármol de Bañuelos, número 4, en donde instalado definitivamente en dicha casa, reedificada expresamente para viajeros, tiene el honor de manifestar á sus numerosos y antiguos favorecedores que no ha omitido sacrificios de ningún género para ofrecerles las mayores comodidades, así como el más esmerado servicio.
     También les hace saber que dispone de cómodos carruajes para todas las llegadas y salidas de los trenes, como así mismo para excursiones campestres, y que para dichos servicios se admiten avisos en las cocheras, Isaac Peral, número 11, San Pablo, número 25, y en la citada casa Mármol de Bañuelos, número 4.
     ADVERTENCIA.- Se suplica a los señores viajeros no confundan "Las Cuatro Naciones" de la calle San Pablo, número 33, con "Las Cuatro Naciones" de la calle Mármol de Bañuelos, número 4, que es la dirijida por el acreditado industrial don Marcelino Villalón».


IMAGEN 4. Distintivos para maletas.




     Marcelino Villalón fallecería años más tarde, en marzo de 1914, por lo que en adelante serían su viuda y su hijo, Rafael Villalón Belmonte, quienes se hicieran cargo del negocio. El hotel, tras alrededor de un siglo de vida, y habiendo visto pasar dos Repúblicas, al menos la segunda, una Dictadura y finalmente la Democracia, acabó cerrando sus puertas a finales de los años 80 del siglo XX. Se da la circunstancia de que, durante sus últimos, años pasé a diario por delante de él de camino al colegio sin prestarle la más mínima atención, de hecho ni tan siquiera tenía constancia de su existencia hasta hace relativamente poco tiempo, ahora que ya he pasado el medio siglo de vida. Nunca es tarde.


Rafael Expósito Ruiz.




DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- Casa del Olivo. Autobiografía (1949-2003). Carlos Castilla del Pino.

IMÁGENES
- 1 y 3: Internet
- 2: Ladis, Archivo Municipal de Córdoba.
- 4: Biblioteca de Catalunya.

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