Hubo un tiempo en que Córdoba aportaba al Imperio Romano personas de gran relevancia en la vida política, social y cultural. Industriales, senadores, políticos e intelectuales cordobeses partían de nuestra ciudad para ocupar puestos influyentes no solo en Roma sino por todos los rincones del imperio, siendo sin duda Lucio Anneo Séneca el exponente más reconocible. Cuestor, pretor, senador y cónsul durante los gobiernos de cuatro emperadores diferentes, fue además tutor y consejero del último de ellos, Nerón. Sin embargo existió otro miembro de su familia que, si bien no alcanzó tanta notoriedad como el, ha pasado a la historia como el único cordobés mencionado en la Biblia.
El punto culminante de su carrera como político llegó cuando el emperador Claudio lo envió como procónsul a la región griega de Acaya, un cargo de gran relevancia por la importancia de esta zona del Peloponeso. Y fue en este desempeño cuando ocurrió el suceso que lo incluiría en el libro más leído y vendido de la Historia. En esos días Pablo de Tarso, más tarde conocido como san Pablo, tuvo un desencuentro con los judíos de Corinto, quienes lo llevaron ante Junio Galión. El suceso aparece relatado en los Hechos de los Apóstoles, capítulo 18, versículos 12-17:
«12 Mientras Galión era gobernador de Acaya, los judíos a una atacaron a Pablo y lo condujeron al tribunal.13 —Este hombre —denunciaron ellos— anda persuadiendo a la gente a adorar a Dios de una manera que va en contra de nuestra ley.14 Pablo ya iba a hablar cuando Galión les dijo:—Si ustedes los judíos estuvieran entablando una demanda sobre algún delito o algún crimen grave, sería razonable que los escuchara.15 Pero, como se trata de cuestiones de palabras, de nombres y de su propia ley, arréglense entre ustedes. No quiero ser juez de tales cosas.16 Así que mandó que los expulsaran del tribunal.
17 Entonces se abalanzaron todos sobre Sóstenes, el jefe de la sinagoga, y lo golpearon delante del tribunal. Pero Galión no le dio ninguna importancia al asunto.»
Este encuentro entre el procónsul cordobés y el apóstol debió ocurrir en torno a los años 51 a 53 de nuestra era, según se deduce de una inscripción hallada en Delfos en la que se puede leer: «Galión, mi amigo y procónsul de Acaya», y que los historiadores fechan entre esos años. Poco tiempo después Junio Galión tuvo que abandonar la región de Acaya a causa de una afección pulmonar. De nuevo en Roma, en el año 56, fue nombrado cónsul suffectus. Acabó sus días, al parecer, quitándose la vida al igual que sus hermanos y su sobrino, el poeta Lucano, debido a la presión ejercida por el emperador Nerón sobre la familia Annea tras acusar a Séneca de haber participado en una conjura contra el.
Tal vez pocos cordobeses conozcan la existencia de este personaje, y el hecho de que en 1965 se le dedicó una calle que se abrió para comunicar la calleja de San Eulogio con la calle San Fernando, aprovechando una serie de parcelas sin urbanizar y según proyecto del arquitecto José Rebollo Dicenta. No estuvo abierta mucho tiempo, pues el Ayuntamiento decidió cerrarla a causa de la falta de higiene y la inseguridad que provocaba en el vecindario ya que, al estar techada en el tramo que tiene salida a la calle San Fernando, se había convertido en una especie de refugio de vagabundos. Finalmente, tras treinta años inutilizada, en 2007 se rehabilitó y se volvió a abrir al tránsito, por lo que los cordobeses podemos desde entonces disfrutar de nuevo de este homenaje al único cordobés que aparece en la Biblia.
Rafael Expósito Ruiz.
DOCUMENTACIÓN
- Junio Galión, el procónsul romano de Córdoba que «perdonó» a San Pablo, Félix Ruiz Cardador. ABC Córdoba
- Wikipedia
IMÁGENES
- 1, 3 y 4: Fotografías realizadas por el autor
- 2: Gérard, Wikipedia
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