domingo, 19 de septiembre de 2021

El caimán de la Ribera

      Durante los últimos días de agosto y buena parte de septiembre del año 1924, el periódico La Voz: diario gráfico de información mantuvo entretenidos a los cordobeses con la supuesta aparición de un caimán en aguas del Guadalquivir. La noticia saltaba el 28 de agosto de la mano de Julifer, seudónimo del periodista Julio Fernández Costa, quien la redactaba de esta manera:





     «Cuando nos devanábamos los sesos bajo el fuego de un sol asfixiante buscando un motivo de información -ahora nada ocurre- acertamos a cruzar por el típico paseo de la Ribera, donde observamos que un nutrido grupo de mujeres y pequeñuelos oteaba el río con airosas miradas.
     Nos incorporamos al grupo, y sin preguntar nada, lo supimos todo. En las turbias aguas del Guadalquivir había sido visto un enorme caimán.
     Un nene refería cosas espantables, había visto al monstruo con su enorme boca y su doble hilera de afilados dientes como puñales, buscar en la orilla la caricia del sol. Una vecina aseguraba que durante la noche había oído hacia la parte del Campo de la Verdad, tiernos sollozos de recién nacido.
     - Será un cocodrilo -interrumpió una del corro.
     - ¡Qué cocodrilo, ni niño muerto! Un caimán como el de la Fuensanta, o más grande "entavía".
     Imaginamos al vuelo el gran éxito de este caimán que se aparece en estos días en paraje tan concurrido, con el precedente histórico del celebérrimo caimán de la Fuensanta.
     No hemos de recordar ahora leyenda tan conocida, de la que existe como testimonio fehaciente, colgado en una galería de la ermita de la Fuensanta, como exvoto, el apolillado caimán, su osamenta carcomida, que pone en entredicho la ley de las correlaciones orgánicas, la muleta del arriesgado cojo que lo mató y la escopeta primitiva, con su disparador de pedernal, su tosca culata y su cañón oxidado y retorcido por la acción del tiempo. Solo falta el pan que le echó el cojo al caimán para meterle la bala en el exófago al abrir éste las terribles fauces.
     Nos imaginamos al nuevo caimán de la Ribera como un ejemplar más moderno, aunque no menos terrible. Sus aceradas escamas brillarán a la luz de la luna como corazas, y su traidora mirada, terrible y fría, y sus mandíbulas armadas, tendrán algo de las representaciones apocalípticas. ¡El Caimán!
     Más eficaz que todas las órdenes de la Alcaldía ha sido la aparición de este fantástico saurio para alejar a los chicos que invadían a todas horas las márgenes del río por los parajes próximos a la Ribera y Ronda de Isasa, ofrendándose como víctimas propiciatorias a las traidoras y turbias aguas del río Grande, engullidor insaciable de ahogados.
     El caimán de la Ribera constituye la comidilla del día entre el sencillo vecindario de "junto" al río. Ya son muchas las personas que han visto -acaso con la imaginación ardiente- al terrible mónstruo. Y no concuerdan las descripciones, ¡tan varia y calenturienta es la fantasía popular!
     Digamos en honor a la verdad y en abono del enigmático caimán de la Ribera, que aún no se ha tragado a nadie. Lo que nos admira es su presentación en estas aguas. ¿Quienes serán sus progenitores? ¿Dónde moran? ¿Cómo habrá podido salvar todos los obstáculos hasta arribar a la tranquila Tabla de las Damas? He aquí el misterio que trataremos de descubrir. Hemos hecho propósito de sorprender al amigo caimán, de interviuvarlo, de fotografiarlo y de contribuir a su celebridad, dándole un bombo en LA VOZ.
     Suponemos que seremos bien recibidos por el terrible mónstruo, y confiamos en que no nos hará daño alguno, una vez que conozca nuestras buenas intenciones.

     N. de la R.- Nuestro compañero el redactor gráfico Adolfo de Torres Barrionuevo "Canuto" está a la expectativa para obtener una "foto" del mónstruo que ha aparecido en la Ribera.
     Gracias al inmenso "Canuto" el caimán será conocido por todos, y a tal efecto Adolfito se ha trasladado a la margen izquierda del río Guadalquivir, y con "el botones" y la máquina espera, impaciente, que el caimán asome su cabezota para "disparar".
     Un poco de tranquilidad y el fantástico saurio será cazado a lazo.»


     Los días posteriores el diario se centró en narrar cómo la gente acudía a la Ribera con la esperanza de ver al caimán, mientras redactor y fotógrafo hacían turnos de vigilancia con igual finalidad. Se aseguraba que uno de los muchachos que primero lo vieron decía que éste únicamente salía a primeras horas de la madrugada, asomándose casi frente a la plaza del Potro a la otra orilla del río para contemplar el planeta Marte. Poco a poco iban apareciendo quienes decían ser testigos de la presencia del animal, como en el caso de Juan Balgoma, antiguo empleado de la División Hidrológica que lo habría visto en la zona del río en que se estaban efectuando las obras de protección del Campo de la Verdad. Un arriero de nombre Rafael aseguraba haberlo contemplado aguas arriba del lavadero público situado más allá del Molino de Martos.




     El asunto del caimán pronto traspasó las fronteras de Córdoba y el diario sevillano La Unión, según afirmaciones de La Voz, publicaba un artículo de Ángel Bueno en el que se decía que el animal aparecido en nuestra ciudad habría sido avistado cerca de Sevilla. Sin embargo el periódico cordobés se hacía eco el día 6 de septiembre del avistamiento en nuestra ciudad:

     «..."Julifer" mismo, en persona, con sus dobles ojos y auxiliado por una linterna, lo ha visto en la noche última.
     Un guardia cercano le dijo a nuestro compañero que había visto al caimán asomar la cabezota.
     A "Julifer" lo acompañaban el redactor gráfico de LA VOZ, el gran "Canuto" y su indispensable botones, el pobrecito lleno de miedo.
     Eran las tres de la madrugada. Todo estaba tranquilo, aparentemente. El guardia se fué porque no podía abandonar el distrito. Adolfo Torres preparaba máquina, trípode y magnesio. "Julifer" con los ojos desmesuradamente abiertos quería meterse dentro del río. El niño se asía fuertemente a una de las dos columnas que tiene por piernas el querido colega.
     La emoción se mascaba. También casi se masca otra cosa que abunda mucho en la orilla de nuestro río Grande. Sono un pito, era sin duda un tren mixto que salía. Luego un coche donde iban unos juerguistas. Y de pronto... asoma el enorme caimán. Torres, con gran riesgo de su vida, sorprende con su objetivo al feroz saurio, y le tira tres magnesios. El caimanazo se pone mosca, mira a Canuto soez y cínicamente, retándole, y Adolfo ¡con los pelos de punta! se naja dejando al niño indefenso.
     "Julifer se queda petrificado y no puede ni pedir auxilio ¡No tiene lengua!
     Y el niño, a dos dedos de los colmillos, a punto de ser devorado, se arroja al Guadalquivir en busca de una alcantarilla.
     En la próxima semana verá el público las fotografías que Adolfo ha obtenido del caimán. Y entonces los pocos que no creen la existencia del mismo, se darán por vencidos.»


 
 

     El 13 de septiembre, una semana después como se había prometido, La Voz presentó en portada las imágenes del caimán, alabando en páginas interiores la increíble hazaña de "Julifer" y "Canuto". La broma, que había durado algo más de dos semanas haciendo quizás más llevadero el tramo final del verano cordobés, llegó a su fin y, tal como aparecieron, caimán y noticia desparecieron de las páginas del periódico.


RAFAEL EXPÓSITO RUIZ.
 




DOCUMENTACIÓN E IMÁGENES
- La Voz: diario gráfico de información. BIBLIOTECA VIRTUAL DE PRENSA HISTÓRICA.

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