El 14 de enero de 1924 se aprobó el presupuesto para la demolición del edificio ocupado por el Hotel Suizo, dejando así vía libre al ensanche definitivo que daría a la primitiva plaza de las Tendillas el tamaño que actualmente tiene y posibilitando su conexión con la calle Claudio Marcelo. Las posteriores alineaciones de las calles circundantes y la construcción de nuevos e imponentes edificios convertirían a la plaza en el centro neurálgico de la ciudad y, como tal, necesitaba una serie de comodidades de las que carecía, en concreto un servicio indispensable en aquellos tiempos para los ciudadanos: los urinarios públicos.
Hacía tiempo que, a la vista de la reforma proyectada, se venía sugiriendo en la prensa local la necesidad de construir dichos "evacuatorios", y la solución más práctica según la mayoría de los diarios era aprovechar el sótano del Hotel Suizo. Este sótano, según lo publicado el 10 de noviembre de 1924 por el diario La Voz, era «una espléndida construcción de setenta metros de larga por cinco de ancha y tres y medio de alta, que tiene cubierta traslúcida a nivel de la plaza de las Tendillas, formada de vidrios sobre viguetas sostenidas por cinco columnas de hierro».
Imagen 1. La plaza de las Tendillas tras el derribo del Hotel Suizo y antes de la construcción de los urinarios. |
En marzo del año siguiente el teniente de alcalde, José Eguilior de Hoces, manifestaba a la prensa la disposición del ayuntamiento de consignar una importante partida en los próximos presupuestos para la construcción de evacuatorios, inicialmente uno en el paseo de la Victoria y otro en las Tendillas, este último aprovechando el mencionado sótano. Seguramente las previsiones de la corporación municipal fueron excesivamente optimistas y la construcción no pudo llevarse a cabo. Dos años más tarde, en julio de 1927, aparecía en la prensa el anuncio de que finalmente se iban a construir los evacuatorios en la plaza, aunque en esta ocasión se hablaba de dos, uno frente al nuevo edificio de Telefónica y otro «en la línea frontera, correspondiente a la casa de don Manuel Enríquez». Un mes más tarde la Alcaldía publicaba la convocatoria de contratación en subasta pública para la construcción de ambos, adjudicándose finalmente a Rafael Iznardi Alzate por la cantidad de 126.576 pesetas.
Imagen 2. Urinarios para señoras, junto al edificio de Telefónica. |
El 21 de julio de 1929 se inauguraron los urinarios para señoras, situados ante el edificio de Telefónica, los cuales según la prensa estaban «admirablemente presentados, lujosos, cómodos e higiénicos y en ellos se han provisto todas las circunstancias del servicio a que se les destina. Al cuidado de ellos se encuentran dos mujeres, funcionarias municipales, atentas al servicio del público femenino». Los urinarios correspondientes a los caballeros se demoraron algunos meses más, siendo inaugurados finalmente el día 9 de septiembre.
Imagen 3. Entrada a los urinarios de caballeros, junto al quiosco de prensa. |
La vida útil de estos urinarios se alargó al menos hasta los años ochenta y, junto a los aseos de Simago, aliviaron las necesidades de muchos cordobeses en sus paseos por el centro de Córdoba. Finalmente, tras haber permanecido clausurados en su recta final ante el abandono y la falta de higiene, fueron eliminados tras la remodelación de la plaza de las Tendillas de 1999.
Imagen 4. Los urinarios para caballeros cerrados, un año antes de su desaparición. |
Rafael Expósito Ruiz.
DOCUMENTACIÓN
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
IMÁGENES
- Archivo Municipal de Córdoba.
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