A las siete de la mañana del 4 de noviembre de 1926, el niño de 12 años Manuel P. L. se levantó para trabajar. Sus padres, enfermos, llevaban tiempo ingresados en el Hospital de Agudos, y Manuel se pagaba la estancia en la Posada del Sol, en el número 17 de la calle Magistral González Francés, con el jornal que el dueño le daba por unos trabajos de albañilería, en unas reformas que se estaban realizando en la misma. Sobre las nueve de la mañana, Manuel se dirigió a la fuente que había en un patio interior de la posada para llenar un cubo de agua. Junto a ésta, se encontraban varios niños jugando, entre ellos el pequeño de 6 años José M. M.
IMAGEN 1. La Posada del Sol. |
En un rincón del patio había una escopeta, de esas que llaman "de salón", y Manuel la cogió para gastar una broma a los pequeños. Apuntó hacia ellos y, pensando que el arma estaría descargada, apretó el gatillo. En el mismo instante sonó un disparo. Los chiquillos corrieron despavoridos, todos excepto el pequeño José, que cayó con la cara y el costado derecho ensangrentados. Manuel corrió hacia él y comenzó a preguntarle que si estaba bien mientras intentaba levantarlo del suelo, pero como José no dejaba de gritar de dolor se asustó y salió corriendo de la posada. Varias mujeres que habían presenciado lo ocurrido comenzaron a gritar pidiendo auxilio, lo que alertó a la madre de José que trabajaba allí de moza y que acudió de inmediato. Cuando vio a su hijo malherido sufrió una crisis nerviosa.
IMAGEN 2. Patio de la posada. |
El pequeño fue recogido por varios hombres que se encontraban en la posada y llevado a prisa y corriendo al Hospital de Agudos, en la plaza del Cardenal Salazar. Faltaban algunos minutos para que dieran las diez cuando llegaron. Los facultativos que lo atendieron no pudieron hacer nada más que certificar su defunción, ya que murió instantes después de llegar al hospital. Su cadáver fue posteriormente trasladado al cementerio de Nuestra Señora de la Salud para que se le practicase la autopsia.
IMAGEN 3. Hospital de Agudos. |
Mientras tanto, Manuel había estado deambulando por las calles del barrio de la Judería, llorando y sin saber qué hacer. El guardia municipal de dicho distrito dio con él sobre las doce y media y lo condujo hasta la Comisaría de Vigilancia, en la calle Alfonso XIII. Allí, los periodistas pudieron hablar con él y, mientras no dejaba de llorar, les contó lo sucedido y añadió «a ese niño lo quería yo tanto como a mi hermano». Al poco tiempo un guardia entró para conducirlo a la Casa de Socorro Hospicio, donde el Juzgado había determinado que fuese recluido. El rostro de Manuel se iluminó y, de repente, preguntó: «¿Y allí me enseñarán a leer...? Porque yo quiero aprender pronto».
El juicio, oral y público, tuvo lugar el 6 de abril de 1927, en la Sección Primera de la Audiencia, por el delito de imprudencia, del que espero resultara absuelto o con una pena lo más benévola posible, teniendo en cuenta su edad, sus circunstancias, y el hecho de que lo que sucedió en la posada lo iba a dejar marcado de por vida.
Rafael Expósito Ruiz.
DOCUMENTACION
- Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
IMAGENES
- Imagen 1: Boletín de la Real Academia de Córdoba (B.R.A.C.) n.º 42, 1934.
- Imagen 2: B.R.A.C. n.º 49, 1944.
- Imagen 3: B.R.A.C. n.º 43, 1934.
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