sábado, 22 de noviembre de 2025

UNA CARTA FIRMADA POR DIOS

     Hoy vengo a contaros una cosa curiosa que me ocurrió hace algunas semanas. Estaba revisando un expediente del Archivo Municipal de Córdoba, para documentarme sobre las cuatro columnas que hubo que reponer en la capilla de Villaviciosa de nuestra Mezquita, cuando justo al empezar me topé con una carta firmada nada más y nada menos que por "Dios". Como usaba para firmar el genérico de su cargo, y no el nombre, podría haberse tratado de cualquiera de las innumerables deidades que fueron adoradas en algún momento en nuestro territorio, aunque por la fecha del escrito, 1894, entiendo que debía de tratarse de Jehová, que es el que mandaba en esa época.


IMAGEN 1. Una firma divina.



     No entiendo mucho de dioses, aunque algo he leído, y no tengo conocimiento de que se dediquen a firmar ningún tipo de documento, y tampoco creo que cualquier otro firmante se hubiera "venido arriba" con la rúbrica adueñándose de una divinidad que no le correspondía, así es que obviamente debía tratarse de algún tipo de confusión por mi parte. Efectivamente así era, y todo es gracias o por culpa del sistema que empleo cada vez que consulto un documento, en el Archivo Municipal en este caso o en el Archivo Histórico Provincial en otros.

     Cuando quiero consultar algún expediente aprovecho para solicitar el número máximo de ellos que se permite, que me servirán para documentarme sobre la entrada que esté escribiendo en ese momento y para otras posteriores, y de esta forma amortizo el tiempo empleado en la visita al Archivo en cuestión. Por el tamaño de ciertos expedientes, en muchas ocasiones estamos hablando de cientos de páginas a revisar, la mayoría de las veces manuscritas, y dependiendo de su antigüedad se encuentra uno por ahí cada escrito que no hay farmacéutico que lo entienda, lo que me llevaría más tiempo del que normalmente dispongo. Por otro lado está el hecho de que se trata de documentos antiguos que prefiero, por el bien de su conservación, manipular lo estrictamente necesario, así es lo que hago es fotografiarlos con el móvil página por página para luego poder revisarlos tranquilamente en casa.


IMAGEN 2. Como para pararse a leerla en la sala del Archivo.



     Después de hecho esto, paso las fotografías a mi ordenador, las ordeno por carpetas y listo, ya se pueden consultar cuando lo necesite. Una de las ventajas de mirar este tipo de documentos en una pantalla es que puedes agrandar la imagen para poder leerlos con más facilidad, a veces las dioptrías no dan para más, aunque con eso pierdes de vista el resto de la página y es al final cuando te encuentras con el curioso detalle. Obviamente, mi sorpresa duró tan solo un segundo, lo que tarde en pronunciar mentalmente "¡Coño, esto que es!" y darme cuenta de que "Dios" no era una firma sino el principio de la típica frase de cortesía "Dios que a V.S. guarde..", y que por falta de espacio en esa página continuaba en la parte posterior de la misma.


IMAGEN 3. La firma auténtica.



     La verdadera firma se encontraba a continuación, obviamente, y pertenecía al jerezano Sebastián Herrero Espinosa de los Monteros, obispo de nuestra ciudad entre 1883 y 1898, y que finaliza la carta con un simple "Sebastián, Obispo de Córdoba". En fin, cosas que me pasan.


Rafael Expósito Ruiz.


IMÁGENES
- Imágenes 1 a 3: Fotografías tomadas por el autor sobre varios expedientes del Archivo Municipal de Córdoba.

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