viernes, 17 de enero de 2025

EL PALACIO DE ORIVE: UNA EFEMÉRIDE DUDOSA

     La semana pasada escribí sobre lo que le sucedió a un vecino de la calle Almonas en el siglo XIX, cuando lo llevaban a enterrar sin estar muerto. De este caso había encontrado tres versiones, la última de las cuales aparecía en las páginas de "El defensor de Córdoba: diario católico" y firmada por un tal "Montículus", quien daba por fecha del suceso el 13 de enero de 1835, cosa curiosa ya que Teodomiro Ramírez de Arellano, autor de las dos versiones anteriores, no menciona fecha alguna, y la versión de Montículus es básicamente una copia de las de Arellano.


IMAGEN 1. Palacio de los Villalones o de Orive.



     El tal Montículus no era otro que el presbítero Enrique Cerrillo Pérez, quien se encargó de la sección "Efemérides cordobesas" en el periódico antes citado, sección que únicamente apareció durante el año 1913 y que quizás finalizó tras ser nombrado Beneficiado de la Santa Iglesia Catedral de Almería a finales del mismo año, aunque no así su colaboración con el diario, pues también firmaba y siguió firmando artículos bajo el seudónimo de "Henri Macer". El caso es que, al adjudicar una fecha al suceso de la calle Almonas, o manejaba información que Ramírez de Arellano desconocía, o simplemente lo hizo al azar, como después ocurriría con una de las historias más conocidas de Córdoba, la leyenda del Palacio de Orive y la hija del Corregidor. Como ya escribí en su momento sobre dicha leyenda, veamos lo que de manera más resumida cuenta Cerrillo Pérez:


IMAGEN 2. Otra vista del palacio.
          «Efemérides cordobesas.
     Enero 15 1610. Suceso de la hija del Corregidor de la casaca blanca: -Advertimos que se trata de una leyenda, de un cuento, al que se asigna esta fecha como pudiera fijarse otra.
     El Corregidor D. Carlos Ucel Guimbardo, vivía en la casa de los Orives, en compañía de su única hija. Una noche de lluvia pidieron dos caminantes hebreos que los dejasen pernoctar en el zaguan de la casa, y el Corregidor accedió á la demanda. Una dueña ponderó á doña Blanca, la hija del D. Carlos Ucel, lo estraño de la figura de los hebreos, y la joven y la dueña, llenas de curiosidad, bajaron, y por los intersticios de la puerta del zaguan, miraron lo que los huéspedes hacían. Vieron que uno de ellos leía en un libro y se alumbraba, para poder leer con una vela amarilla, en tanto que el otro repasaba las cuentas de una especie de rosario que pendía de su cintura. Sonó un ruido sordo y enmedio del portal abrióse un boqueta, por el que se entreveía una escalera de mármol. Por ella bajó uno de los hebreos y al poco subió con un joven de 15 años, que llevaba un cofre de alhajas. Tomaron los hebreos el cofre y mandaron al jóven descender; suplicó este que lo llevasen con ellos; obligáronle á bajar, apagaron la luz y el silencio reinó en el portal. Por la mañana se marcharon los judíos.
     Doña Blanca y su criada escudriñaron el portal y no hallaron en él señal de abertura alguna; pero sí halló la criada algunas gotas de cera amarilla, que recogió y con las que hizo un pequeño cerillo. Por la noche bajaron al portal, encendieron el cerillo, se abrió la tierra y apareció la escalera. Por ella bajaron doña Blanca y su dueña y recorrieron varias galerías desiertas. El cerillo tocaba á su fin y las dos mujeres se apresuraron á volver al portal; pero el cerillo se consumió totalmente cuando la dueña ya había subido toda la escalera y doña Blanca se hallaba á la mitad de ella. La tierra se cerró y la triste doña Blanca quedó sepultada en vida para siempre.»


IMAGEN 3. La desdichada Blanca, según la creencia popular.



     Está claro, como dice Cerrillo Pérez antes de comenzar el relato, que la fecha se le ha adjudicado de forma aleatoria, aunque no especifique si es él mismo o no el que lo hace. En cualquier caso, el 15 de enero de 1610 no es la fecha más adecuada para esta historia, incluso tratándose de una leyenda sin ningún fundamento, y es que el citado Carlos Ucel Guimbardo (Ussel Guimbarda en realidad) no nacería hasta 57 años después. Moriría en 1744, sin haber tenido descendencia, por lo que el Marquesado de Ussel que ostentaba, y que le había sido concedido por el entonces Carlos de Nápoles y futuro Carlos III de España, pasó a su hermano Bernardo y de éste a su hijo Salvador. O sea que ni su hija Blanca existió, ni entró nunca en ningún pasadizo ni, mucho menos, lo hizo en 1610.


Rafael Expósito Ruiz.




Más información sobre este tema en:





DOCUMENTACIÓN
- El defensor de Córdoba : diario católico: Año XV Número 4058 - 1913 enero 15. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.
- historia-hispanica.rah.es/biografias/44000-salvador-ussel-de-guimbarda-y-de-la-rosa.
- Necrologio nobiliario madrileño del siglo XVIII (1701-1808). José Miguel de Mayoralgo y Lodo, conde de los Acevedos.

IMÁGENES
- Fotografías realizadas por el autor.

2 comentarios:

  1. Enhorabuena. Es verdad que es una leyenda, porque quien si no va a creerse que con una vela se abra un suelo. Pero el otro día salió un sr. en la TV pública diciendo que la tal Blanca quedó convertida en estatua. Aquí, sin desmerecer las leyendas que tienen su atractivo, como los tebeos de hadas o Superman, se debe cuando menos respetar las más antiguas, por quello de la edad. Saludo y Feliz año.

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    1. Desde luego Paco, hay que respetarlas y además seguir contándolas, aunque sea por el trasfondo moral que encierran, en este caso que la avaricia rompe el saco, que es con lo que al final te quedas. Lo de la estatua supongo que se referiría a la que hay en el medallón sobre la entrada principal. Un abrazo, y feliz año para ti y los tuyos.

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