IMAGEN 1. Montaje a partir de dos fotografías. Obras de ampliación de la plaza. |
«[...] Respecto a la plaza de Séneca, que es como se ha de llamar la de las Tendillas una vez reformada, dándose el de Cánovas a la que hay frente al actual edificio de Correos y Telégrafos, consideramos, según las manifestaciones que hemos oído al señor Muñoz Pérez, que la reforma se efectuará por completo, con la total desaparición del edificio del Suizo. ¿Y la Casa de Correos? se preguntará. He aquí la respuesta, que desde luego consideramos muy acertada: para la Casa de Correos se dispondrá de la base de los solares que dan a la actual calle de Sánchez Guerra, pero sin avanzar sobre esta vía pública, la que quedará en su totalidad incorporada a la plaza de Séneca. Se podrá seguir la línea de la expresada calle de Sánchez Guerra hasta limitarla de una parte en la de la Plata, avanzándola en la otra sobre la de Diego León, de la que se tomaría el espacio necesario para la Casa de Correos. Esta tendría, por tanto, tres fachadas: una a la plaza de Séneca, otra a la calle de la Plata y otra a la de Diego León. Se reduciría, como dejamos dicho, el espacio de esta última calle, al avanzar sobre ella la Casa de Correos. [...]»
IMAGEN 2. El desaparecido Hotel Suizo. |
Un mes más tarde se volvía a tratar este asunto en el periódico, haciendo notar la necesidad de eliminar lo que según sus palabras era una "barreduela", una plazoleta generalmente sin salida como indica la R.A.E., y transformarla en la espaciosa plaza de Séneca, incorporándole unos jardines centrales que disimulasen el desnivel con la calle Claudio Marcelo, y colocando en el centro de los mismos la estatua del filósofo cordobés.
Como todos sabemos la ampliación de las Tendillas acabó realizándose, a costa del derribo del Hotel Suizo, aunque nunca llegó a llevar el nombre de Séneca, ni la plaza de este nombre se llamó finalmente de Cánovas. Los jardines nunca se construyeron ni se erigió el monumento al gran filósofo, colocando finalmente la estatua del Gran Capitán que supongo estorbaría en el cruce donde se hallaba. Y no es que tenga yo nada en contra de este ilustre montillano, pero hubiese preferido que en el centro de Córdoba, aunque no se le hubiera cambiado el nombre, luciese la estatua de quien habría sido, a mi parecer, un más que adecuado representante de nuestra ciudad y nuestra historia, y que dejó palabras como estas:
Flipo con vos
ResponderEliminarGracias hermanita. Y yo con Córdoba.
Eliminar